https://www.youtube.com/watch?v=PxG9XFqHSFw
Nota preliminar: para situarse, hay que leer antes la entrada de Bessel (pinchando aquí).
En 1970 se promulgó en España la Ley General de Educación. Esta ley estableció que la enseñanza en España era obligatoria desde los 6 hasta los 14 años (desde 1990 lo es hasta los 16 años). Bien, pero ¿antes? Antes regía la ley Moyano, una ley de 1857. Esta ley fue la primera que en España estableció la enseñanza obligatoria de los niños (y de las niñas), pero sólo entre los 6 y los 9 años. Y no siempre se cumplía: aunque la enseñanza era gratuita para quienes no pudieran pagarla, conocí a suficientes personas que debido a la dureza de la vida en los años 40 tuvieron que abandonar la escuela, unos con 7 y otros con 8 años, y ponerse a trabajar. Además, dejaba las cosas al albur de los municipios, que tenían que proveer escuelas y maestros, o de la iniciativa privada. Con todo, la ley Moyano fue un avance considerable frente a la situación anterior.
En Francia, por mirar al vecino, en 1833 se ordenó que cada municipio tuviera una escuela primaria para niños; pero la asistencia no era obligatoria. En 1881 se estableció la gratuidad de la educación primaria, y en 1882 la obligatoriedad de la educación (y que sería laica) para los niños y niñas entre 6 y 13 años.
Pero en Alemania...
¡Un momento! Alemania en esa época no existía como estado unificado, así que me voy a fijar en Prusia. Como todo lo de Alemania en aquellos siglos, Prusia era un estado dividido en territorios no contiguos entre sí, lo que explica que Bessel, nacido en Westfalia, fuera prusiano.
Pues bien, en Prusia la educación primaria obligatoria se estableció en ¡1717! Y para niños entre 5 y 12 años. Fue una iniciativa de Federico Guillermo I, apodado el Rey Soldado. Claro que la aplicación inicial fue limitada, entre otras razones porque no todos los niños asistían regularmente, y menos aún en la temporada de cosecha de la patata, pero a partir de entonces empezó la alfabetización masiva de la población.
Además, era gratuita (la educación primaria). Los niños de familias humildes adquirían conocimientos básicos como lectura y escritura (para alfabetizar a la población) y aritmética (las 4 reglas), que consideraba útil para las actividades comerciales y cotidianas. Y no sólo se enseñaban habilidades prácticas y conocimientos religiosos (eso sí, protestantes), también se enseñaba música (canto), pues fomentaba valores como el orden, la disciplina y la obediencia.
En 1748 se fundó el primer seminario para profesores, lo que permitió profesionalizar la enseñanza. Esto también permitió que los maestros accedieran a los conocimientos imprescindibles de ciencia y tecnología (hasta entonces los maestros se limitaban a enseñar lo que sabían), y como consecuencia de ello muchos transmitieron esos conocimientos a sus alumnos.
En 1763 Federico el Grande promulgó un decreto que establecía formalmente la educación primaria obligatoria entre los 5 y los 13 o 14, con un programa de ocho años denominado Volksschule ("Escuela del pueblo"). Esta educación, como siempre, era gratuita para los que no tenían recursos. Y, muy importante, estableció la supervisión por las autoridades estatales de las escuelas, los planes de estudio y la formación de los profesores, e incluso inspectores designados por el Estado visitaban regularmente las escuelas para evaluar tanto a los docentes como a los estudiantes. Las escuelas eran financiadas por los municipios locales, pero el Estado prusiano daba apoyo económico para construir nuevas escuelas y pagar salarios básicos a los maestros.
Es más, Prusia introdujo pruebas estandarizadas para evaluar a los estudiantes y garantizar que alcanzaran un nivel mínimo de competencia. El famoso Abitur, introducido en 1788 y formalizado en 1812, era un examen estatal que servía como requisito para acceder a niveles superiores de educación o al servicio civil. Se lo tomaban en serio. Es cierto también que las niñas tenían un acceso limitado y solían recibir una formación más orientada a las labores domésticas, pero aun así era mucho más que lo que se les dedicaba en, por ejemplo, España.
Es comprensible que a principios del siglo XIX aparecieran figuras clave en filosofía, arte o ciencia, y que esa masa crítica se retroalimentara generándose núcleos de intelectuales que compartieran ideas y avances.
En el caso de Fiedrich Bessel, tras la educación básica el chaval consiguió educarse por sí mismo gracias a libros accesible y al apoyo ocasional de mentores como Gauss, pero es importante resaltar que en esa sociedad valoraba el conocimiento, y como consecuencia daban oportunidades para que los talentos excepcionales fueran reconocidos. Había un interés estatal por fomentar el desarrollo científico como medio para fortalecer al país.
Los gobernantes prusianos sí veían de verdad la educación como una herramienta estratégica para mejorar la res publica (Federico Guillermo opinaba que los soldados alfabetizados eran más eficaces) y para impulsar el progreso económico. Y digo "de verdad" porque son frases que firmaría cualquier gobernante español; la diferencia entre los prusianos y los españoles es que los prusianos no aceptaban excusas y si había inconvenientes, era cuestión de superarlos. Por supuesto que en la época de Bessel el sistema educativo no era perfecto, pero tenía una educación primaria universal y obligatoria, una formación secundaria rigurosa (rigurosamente supervisada), universidades orientadas a la investigación y una cultura intelectual colaborativa.
Quizá esto explique lo que planteaba en la entrada de Bessel.
Dawn - Tie a yellow ribbon 'round the ole oak tree