Hace cincuenta años,
en todas las casas se reciclaban los envases de vidrio. En un armario se
guardaban las botellas usadas y cuando se iba a la tienda se llevaban. En esa
época se llamaban "cascos", y el precio de la botella nueva dependía
de si se daba el casco de la anterior de vuelta o no. Claro, con casco de
vuelta era mucho más barato.
Las familias
reciclaban, porque tenían un beneficio económico claro al hacerlo. Pero detrás
no había ninguna Administración pública, sino las propias empresas envasadoras.
Iniciativa privada. Esto nos da la primera pista de porqué reciclar vidrio: es
rentable. Si no se reciclara vidrio, éste habría que obtenerlo en su totalidad
por extracción minera del feldespato y el cuarzo, y su posterior fusión a más
de 1500°, todo ello para conseguir una masa fluida de vidrio con la que empezar
a trabajar. Es obvio que generar la masa fluida a partir de vidrio requiere
mucha menos energía, aparte de la ventaja en el proceso de reordenación de las
moléculas de silicato (esta reordenación molecular es la clave del vidrio) que
aporta la incorporación de material ya generado (tal vez incorpore en esta
serie de artículos una anécdota mía al respecto).
Así que, sin duda:
por conciencia ecológica, por ahorro global del planeta, el vidrio es un
producto que debe reciclarse siempre. Si sólo va a reciclar un producto, elija
el vidrio.
Pero hay una razón
más: nada molesta tanto como el vidrio. Imagine que en su bocadillo hay un
trocito pequeño de cartón, de plástico, de papel de aluminio. No sería un drama
que le entrara en la boca, lo detectaría al masticar; y si se lo tragara… Yo de
niño me tragué una peseta, y no he sido el único. En cambio, imagine que hay
una pequeña, tanto como quiera, esquirla de cristal. No hace falta continuar,
¿verdad? Pues en la industria ocurre lo mismo: llega un momento en que no puede
entrar vidrio en un proceso, así que es perentorio eliminarlo.
Los RSU se
manipulan. Se compactan antes de depositarlos en los vertederos o de
trasladarlos a una incineradora, se incineran, e incluso muchos ingenuos los
someten a procesos de triaje en busca de elementos reciclables, plásticos,
telas, cartones, latas,… Todos esos procesos se hacen mediante máquinas:
prensas, cintas transportadoras, hornos, trómeles, mesas vibrantes,
transportadores metálicos y de cangilones, etc. El problema del vidrio es que
las esquirlas se cuelan muy fácilmente por las innumerables rendijas que
existen en la maquinaria (rendijas y holguras toleradas cuando no diseñadas por
ser necesarias para el funcionamiento eficaz de las máquinas). Y si se cuela,
su dureza superior a la de los metales lo convierte en un elemento abrasivo muy
peligroso desde el punto de vista mecánico. Además, no se elimina en la
incineración ni se descompone en el compostaje. El vidrio es eterno.
Y ésa es la segunda
razón: para facilitar el reciclaje de todo lo demás.
Como chascarrillo,
en España no hemos llegado al nivel de algunos länder alemanes, que reciclan el
vidrio ya separado por colores: tienen contenedores para el vidrio verde, el
marrón y el blanco (transparente). Esto es porque si uno va a fabricar vidrio de
uno de esos tipos, una pequeñísima fracción de vidrio del color equivocado
adultera el lote completo. En España no lo hacemos. Y les diré una cosa: los
alemanes que lo hacen se pasan de fanáticos, de ingenuos. Porque las
cristaleras no pueden arriesgarse a que se les cuele una botella (rota) marrón
en el flujo de botellas (rotas) trasparentes, por lo que ya colocan detectores
de color que separan los cristales del color equivocado. De manera automática,
por supuesto, nada de que haya operarios que metan la mano para coger cristales
rotos a alta velocidad. Así que la separación por colores de los ciudadanos…
hombre, suena bien, pero en la práctica no es necesaria.
Y como chascarrillo
sobre el chascarrillo: ¿saben cómo se hace la separación automática? Los
cristales se vierten en una cinta transportadora que se mueve muy rápida, con
lo que la masa de cristales queda desparramada. La cinta pasa bajo un lector de
visión artificial que localiza los elementos extraños. Es decir, se sabe dónde
está el elemento en la cinta en un momento dado y se sabe la velocidad de la
cinta, con lo que se sabe dónde estará después. Por ejemplo, cuando los
elementos llegan al final de la cinta… y caen. Pues bien, en ese preciso
momento en que el elemento extraño cae en el punto conocido del ancho de la
cinta, una boquilla suelta un chorrito de aire comprimido… y el elemento es
apartado de la cascada principal para caer en otra cinta transportadora, en la
que caen sólo los elementos extraños. Y voilà!
The Beatles - Why don't we do it in the road?