viernes, 19 de diciembre de 2014

El año de la Constitución




En lo que respecta a la política, el tema estrella del próximo curso va a ser la reforma de la Constitución de 1978. Va a haber elecciones de todo tipo, en Cataluña seguro que nos convocan 3 ó 4 veces, y cada cita va a ser para una cosa distinta. Pero va a dar igual, el tema permanente va a ser la reforma de la Constitución. ¿Declaraciones del candidato a la alcaldía del Partido de Burros Democráticos en Aldehuela de la Obispalía? ¡Sobre la reforma de la Constitución, seguro! Vamos a tener RC hasta en la sopa.

La razón es obvia: no tienen nada más que decir. ¿Sobre qué puede hablar el candidato del PSOE? No quiero hacer leña del árbol caído, así que lo resumiré: sobre nada. Pero hay elecciones, así que hay que abrir la boca. Por descontado, el argumento principal va a ser usted es un fascista y yo no, pero tienen que decir algo más. ¡Bingo! La RC. Si además tenemos que el candidato es un pipiolo (como el de IU, el de Podemos, etc) que puede argumentar que "él no votó en el 78", está clarísimo: no les queda otro tema.

El problema es que "Reformar la Constitución" es una frase estúpida y carente de contenido. Es como decir "Arreglar las cosas" o "Resolverlo todo". ¿Hay algo en la Constitución que haya que cambiar? ¿Qué, por favor? Una vez identificado que hay que cambiar, hay que decir cómo se cambiaría. Pero hay un paso previo: ¿es urgente, el cambio? ¿Es el principal problema que tiene el país, ese cambio? Por ejemplo: que el Príncipe prevalezca sobre sus hermanas. ¿Cambiar esto es lo que necesitamos en estos momentos? ¿Hemos de elegir a nuestros próximos gobernantes por el criterio de que prometan escribir ese cambio?

Ya ven, mientras el que proclame que hay que hacer una RC no añada los cambios que haría, la urgencia imperiosa de esos cambios y las consecuencias reales que tendrían, ese tío no es más que un charlatán. Por cierto que, como van a descubrir el año que viene, en España los tenemos a paletadas.

Pero, para mí, el principal problema no es ése. Es este otro:

Hay un cuento de Goethe, El aprendiz de brujo. Estoy seguro de que todos lo conocemos, siquiera la versión de Disney. El relato versa sobre el desastre que acontece cuando un julay desata fuerzas que desconoce pero que cree que puede dominar cuando en realidad está muy lejos de ello. Todos, por descontado, estamos de acuerdo en que en esas ocasiones el desastre es lo mínimo que puede ocurrir. Si reflexionamos, estamos en la misma situación; entonces, ¿porqué queremos dejar en manos de los políticos que tenemos ahora el escribir una nueva Constitución, que es, en la práctica, lo que se pretende?

¿A qué políticos dejamos que  metan mano a nuestra Constitución? Puede que los del 78 no fueran muy buenos, pero comparados con los que tenemos ahora eran unos auténticos Padres de la Patria. ¿De verdad queremos dejarle la varita a nuestros aprendices de brujo?




Gary Moore - Still got the blues