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jueves, 6 de enero de 2022

Cuando todos los coches sean eléctricos

Éste tiene que ser el año del coche eléctrico, el del despegue definitivo. El año en que todas las conversaciones han de ir sobre si me compro ya un coche eléctrico, lo contento que estoy con el coche eléctrico que me he comprado o el modelo de coche eléctrico que me quiero comprar y qué tal te va a ti el tuyo. La publicidad tiene que ser arrolladora, omnipresente. Los poderes públicos han de prometer una cornucopia de ventajas para los coches eléctricos, y todos los "influencers" y personas del famoseo han de hacer alarde de los coches eléctricos que se han comprado. A final del año, tener un coche que suelte humos ha de estar mal visto. Ha de ser cosa de quinquis o de cerriles diplodocus en vías de extinción.

Porque si éste no es el año del despegue, ¿cuál será? ¿El siguiente? ¿El año que viene seguro que sí, como la independencia catalana?

Quizás es que no va a haber despegue. Nunca, quiero decir. Quizá la realidad se imponga y no haya publicidad que la tape o político que la ignore. Y es que todo lo que se dice sobre los coches eléctricos, las ventajas e inconvenientes, versan sobre los coches eléctricos. El problema no son los coches eléctricos, sino las cantidades bestiales de coches eléctricos. Si el coche eléctrico no despegase, los problemas de los coches eléctricos serían eso, problemas de los coches eléctricos. Si en cambio todos los coches fueran eléctricos, el problema sería social. Es lo mismo que con los coches de explosión: tienen sus problemas, pero es el que haya cientos de miles lo que genera los problemas de tráfico y de contaminación. En el caso de los coches eléctricos, los problemas de su implantación masiva serían de dos tipos, locales y globales. Tenía escrito un post en el que analizaba ambas cosas, pero quedaba muy farragoso y lleno de números, así que voy a simplificar y aquí sólo trataré el problema global de manera escueta. La conclusión global es que éste no va a ser el año del coche eléctrico porque no creo que se imponga nunca el coche eléctrico, pero es divertido ver las razones que la realidad va a emplear para explicarnos el porqué.

Vamos allá.


Pongamos los Tesla modelo 3 de 2021 como ejemplo de vehículo eléctrico. Tienen baterías de 82 kWh. Con esta energía oficialmente (esto es, según la EPA estadounidense) pueden recorrer casi 500 km. Supongamos que el vehículo medio en España recorre 15.000 km al año. Como es 30 veces su autonomía, necesitará recargar los 82 kWh 30 veces al año. Su consumo anual será entonces de 30x82=2.460 kWh.

Hay, redondeando, 30 millones de coches en España. Así que el consumo anual global será de 30x2.460=73.800 GWh.

¿Es mucho?

Es mucho. Casi el 30% de la electricidad que generamos en este país. ¿De dónde la sacaríamos? ¿Somos capaces de generarla? Ahora mismo las estamos pasando canutas para cubrir nuestras necesidades actuales, así que podemos imaginar lo que nos supondría producir un 30% más para que los coches puedan circular.

Hoy, el coche eléctrico no es un problema. Recargar el coche eléctrico no es un problema social, es un problema del usuario. Así pues, no hay ningún problema social en los coches eléctricos: adelante con la promoción. Pero ¿es viable promoverlo o es un farol? Como queda claro, es un farol. Queda muy bien promoverlo y todo eso, pero si se extendiera masivamente y no hubiera más remedio que decirnos (porque no habría más remedio) que no hay electricidad en el país suficiente para todo y que se va a racionar y que la manera de racionarla es subir el precio y que sólo quien la pague la tenga... seguro que los promotores se tragarían sus palabras.

Por supuesto, hay una manera muy sencilla de conseguir la energía necesaria para los vehículos eléctricos. Se llama gasolina y gasoil. En vez de emplearla en los coches, podríamos construir megacentrales térmicas que quemaran esa gasolina para generar energía eléctrica, que transportaríamos (con las consiguientes pérdidas de potencia) a los puntos de recarga. Seguiríamos teniendo los problemas de una implantación masiva de un parque móvil eléctrico (problemas de los que ya trataré en otro artículo), pero tendríamos coches eléctricos, que es lo que importa, y no serían los vehículos los que quemaran la gasolina: el planeta estaría a salvo. Esta solución no es aceptable, porque mostraría la ridiculez del tinglado.

Así que la respuesta obvia es que no va a haber 30 millones de coches eléctricos haciendo 15.000 km al año. Si el vehículo de explosión ha de desaparecer, lo que estamos diciendo es que no cualquiera podrá tener un vehículo eléctrico (y usarlo). Como no va a haber energía para recargarlos, sólo habrá dos tipos de usuarios: los que le den un uso ocasional, y los ricos. Los ocasionales podrán acceder al circuito de recarga económico (pongamos que requiere que el coche se recargue en 5 días, y que esos puntos de carga están aquí y allá, y según cuantas gente quiera tener un coche para su uso ocasional podrá acceder a una recarga con más o menos facilidad), y los ricos accederán al circuito VIP, cargas rápidas y pagando un precio acorde a la oferta de energía para este huso que habría.

¿Y el resto? El resto no tendremos coche eléctrico. Y como ya hemos dicho que tampoco habrá coche de explosión, es evidente que el resto... no tendremos coche.

No sé si los vehículos eléctricos se optimizarán y conseguirán consumos que anulen la previsión que he dado o si el país descubrirá nuevas formas de conseguir energía a lo bestia, pero mientras esto no ocurra ésta es la realidad. No todos tendremos, tendrán, coche eléctrico. Y la selección se hará por pasta: quien pueda pagar la energía eléctrica que requiere lo tendrá, quien no no. Y el coste se recaudará no en la factura de la luz, sino en los impuestos especiales que se le apliquen al vehículo eléctrico. Digo yo, porque otra cosa sería injustísima. De momento el coche eléctrico son todo exenciones tributarias y facilidades. En el momento en que veamos que eliminan esas exenciones es que se han empezado a dar cuenta, ellos también, del problema. A ver lo que les cuesta.



 




viernes, 31 de diciembre de 2021

2022

https://www.youtube.com/watch?v=Onuy1Wp5dVU 

 

 

2021 queda atrás. Es el momento de afrontar 2022. 

Ahora bien, los años no son como las curvas, que se gestionan una a una, a medida que las atacamos. A los años conviene llegar con los deberes hechos. Con un plan para ese año, y con planes para los años siguientes porque los deberes de esos años futuros se han de ir haciendo.

Covid-19. Un virus que se surgió en 2019, que nuestros gobernantes menospreciaron y les descolocó a principios de 2020. Han pasado dos años largos (¡qué largos se nos han hecho con este asunto!) y siguen sin tener ni idea de qué hacer. Espero que no tengan aspiraciones íntimas de pasar a la Historia como gobernantes capaces.

Al menos el coronavirus nos sacó de los titulares el tema estrella del 2019: Greta. ¿Volverá en el 2022? No lo creo. Porque me temo que nos enfrentamos al panorama que expliqué en esta entrada. Una entrada, por cierto, de diciembre de 2012 y que podemos resumir en que antes de que consigamos cargarnos el planeta del todo éste nos dejará sin suministros para ello. En palabras que entienda Greta: el problema de coger un avión para hacer 200 km no es el daño que hacemos al planeta, sino que es un despilfarro de un combustible que se está acabando. Siempre se habló de que las "guerras del agua" serían nuestro futuro apocalíptico, pero lo real va a ser conseguir la energía que necesitan los países. No parece que nuestros gobernantes, los que no tienen aún ni idea de cómo gestionar el coronavirus, vayan a hacer lo correcto (lo que se debe hacer) en este asunto.

Otro asunto que habría que afrontar: el problema demográfico. No sé si se está parcheando la situación actual, pero de hacerlo sólo se estarían poniendo parches. Y teniendo en cuenta cómo gestionan lo del coronavirus... en fin.

Lo curioso del problema demográfico es que no afecta sólo a la España vaciada. Para empezar, es un problema que afecta o afectará antes de lo que creen a zonas de España que no creen estar vacías, pero en realidad es un problema mundial. Planetario, como se explica en esta entrada, ésta y ésta del blog "La mano visible" de Jesús Fernández-Villaverde. Lo cual me trae a la memoria que este año (y quise escribir una entrada sobre el asunto, pero...) el censo de población de los Estados Unidos arrojó un resultado que no había pasado jamás. Jamás de los jamases. El número de "blancos" en el país ha disminuido. No porcentualmente, claro, sino en valor absoluto. Es decir, por primera vez el número de "blancos" (entiéndase) era menor que la vez anterior. Ni las prolíficas familias ultrarreligiosas de Utah y del Cinturón de la Biblia conseguían compensar la disminución de nacimientos entre los demás blancos. Seguramente porque también esas prolíficas familias lo eran cada vez menos. Recuerden el consejo de Jorge Manrique, y den "lo non venido por pasado".

Energía, demografía,... ¿qué más? Está la Educación, por supuesto. Ya he escrito mucho sobre este particular, así que baste añadirla al saco. Y es que los temas que de verdad importan son los que cuando se convierten en un problema no se resuelven con cuatro decretos de ayudas o pidiendo más dinero. 

Como ven, hoy no tengo el día optimista. Creo que vamos hacia el colapso, y que estaremos peor en diciembre de 2022 por muy bien que nos lo pasemos este año.

Pero no deje usted que nada de esto le preocupe. O preocúpese, claro, pero no deje que las preocupaciones le superen. Simplemente, prepárese para afrontar lo que nos espera en las mejores condiciones. Si cree que debe recorrer Laos antes de que sea prohibitivo, adelante. Si cree que debe pero que ya no puede, asimílelo y siga, no se deprima por ello. Y lea. Lea como si no tuviera tiempo en la vida suficiente para leerlo todo y tuviera que seleccionar qué lee. Vaya al cine, si puede al teatro. Oiga música. Reflexione. Estudie. Busque unos minutos al día para meditar.

Suba a la azotea y cante a pleno pulmón: Granada, tierra soñada por mí...

Así se afronta mejor un año nuevo.

 

 

Agustín Lara - Granada

domingo, 26 de diciembre de 2021

El viejo proyecto

https://www.youtube.com/watch?v=Zlot0i3Zykw 

 

 

Mi cliente quiere saber si puede colocar placas fotovoltaicas en la cubierta. Como información, tiene los planos del proyecto del edificio, redactado en 1973. No hay más documentación, así que lo que hago es recalcular el edificio para saber si resistiría añadir el peso de las placas fotovoltaicas.

Me encantan los planos de proyectos hechos a mano. Cuando el proyectista decidía por sí mismo, sin una norma que le obligara a disposiciones que no compartiera y mucho menos programas de ordenador que le dicten la solución.

Y así uno se encuentra esta sección de zapatas:


Vemos que la zapata tiene, como armado, una parrilla inferior de barras Ø8 cada 15 cm. Con la norma actual habría que haber puesto una parrilla Ø12/15x15, pero además exigiendo patilla en los extremos, 30 cm más por cada lado, así que la longitud de las barras sería de aproximadamente 2,50 m (la zapata mide 2x2), y las barras pesarían el triple.

Y, sin embargo, la zapata está ahí. Han pasado casi 50 años y no ha aparecido ninguna patología asociada. ¿La gran diferencia entre las normas de 2021 y las de 1973? Que las de 2021 no paran de hablar de sostenibilidad.

Pero la cosa no acaba ahí. ¿Qué hormigón se empleó en 1973? un H-175. ¿Cuál se emplearía ahora? Un HA-25, que requiere mucho más cemento que el de 1973. Cemento que requiere un porrón de energía para fabricarlo. Sostenibilidad.

Pero la cosa no acaba ahí. ¿Han visto el hormigón de limpieza? No, no lo han visto porque no aparece. No se colocaba. Años después, la norma requirió que se colocara una capa de hormigón pobre para situar bien las armaduras, 5 cm. La función de este hormigón es que los separadores de las armaduras no se  coloquen directamente sobre el terreno sino sobre una capa lisa y nivelada, lo que garantiza una colocación correcta. Eso sí, esos 5 centímetros luego se subieron a 10; se conoce que con 5 cm no bastaba aunque varias décadas habían demostrado que sí.

Pero la cosa no acaba ahí. Esa capita de hormigón pobre solía ser un H-50. Con el transcurrir de los años subió a H-80, y luego a H-100. Actualmente es H-150.  

Esto es contribución a la sostenibilidad, señoras  y señores. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Otro detalle curioso: la solera de la nave: 15 cm de hormigón con un mallacito superior Ø3/15x15. Sobre 15 cm de zahorras, ya ven. Les aseguro que esa solera no presenta más patologías de las habituales en las soleras modernas. De nuevo, sostenibilidad.

En fin, hay muchos detalles que son diferentes de la práctica habitual. Y me ha sido agradable volver a encontrármelos, cansa un poco ver proyectos en los que el calculista mata moscas a cañonazos porque se lo dice la norma o, simplemente, porque le es más cómodo hacer un trabajo basto que un cálculo afinado. Y nadie se queja.

En cualquier caso, no era la cimentación lo que me preocupaba a mí, sino la estructura. Tenía dos opciones: podía hacer la comprobación empleando los modernos métodos de cálculo, o replicar lo que hicieron en 1973 (ayudado por un ordenador, eso sí). Huelga decir qué camino elegí.


Lo primero era comprobar las correas. Si estuvieran holgadísimas, todo iba a entrar. Pero ¡oh, cielos! La sección de la correa no es moderna. Así que toca calcular sus parámetros geométricos. Chupado, hay prácticas que nunca se olvidan. Además la correa es de chapa plegada, así que hay que estar atento a la disposición de los lucernarios. Al final, la correa no entra. No entra con toda la cubierta llena de placas fotovoltaicas, pero ¿y si no estuviera toda? La ventaja de la práctica: en unos minutos identifico la disposición que es admisible.

Pero visto que las correas no están pensadas para admitir la sobrecarga de las placas, es de presumir que tampoco lo estará la estructura inferior. Y aquí aparece un problema: me juego el cuello y no lo pierdo a que calcularon las cerchas en vano único y deformable, y al ser varias cerchas seguidas no se puede hacer esa suposición. La cosa tiene su importancia, porque en el cálculo original todo el cordón inferior está traccionado, ya que despreciaban el desplazamiento horizontal de los apoyos, y cuando hay varias cerchas seguidas y soldadas unas con otras este desplazamiento no se produce; y esto lleva a que el cordón inferior tiene unos tramos comprimidos. Pero el mayor problema de las cerchas es que están proyectadas con dobles angulares. Aquí el calculista moderno comete siempre un error, considera que la barra son dos angulares, y no es así: hay dos barras, y cada una es un angular. No es lo mismo.

Ya que estaba haciendo la comprobación a la antigua, decidí hacerlo hasta el final: calcular la esbeltez de los angulares, su coeficiente omega, etc. Y así localicé todos los puntos de fallo y de manera inmediata la solución más sencilla.

En fin, una manera divertida de pasar la mañana: más aburrido será redactar el informe final y las recomendaciones. No, en serio: estuvo bien volver a calcular a la antigua. Lástima que ese conocimiento se esté perdiendo. Porque estoy seguro de que los chicos de ahora apenas saben entender las tablas de los angulares, y menos aún sacar de la tabla de la norma el valor del coeficiente omega. 

Ahora las cosas se hacen de manera diferente. Ahora las cosas las hacen los ordenadores.

 

 

Taylor Swift - Red

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Nuklearrik? Bai, eskerrik asko

 

Fue el grito de guerra a finales de los 70 y primerísimos 80. Seguramente tuvo que ver en su popularidad el que los gobernantes estuvieran a favor de la energía nuclear, por lo que estar en contra era ser de izquierdas y molar. El debate sobre las nucleares podía tener entonces algo de enjundia, pues el accidente de Harrisburg (1979) estaba en la mente de todos. Sin embargo, más de 40 años después, tenemos el accidente de Chernobyl en 1987, que obviamente no puede equipararse a las centrales occidentales modernas, y el de Fukushima en 2011. No sé, yo diría que la técnica actual tiene esto de las centrales nucleares bastante bajo control.

Da igual, la opinión pública sigue en contra de la energía nuclear. Por los numerosos inconvenientes y peligros que comporta, aducen. A pesar de que todos los técnicos del sector energético insisten en que son necesarias, que no podemos prescindir de ellas. Pero ¿y si...?

¿Todo el mundo está en contra? ¡No! Hay un pequeñísimo sector que sí está a favor: los que trabajan en ellas, los que se benefician directamente de su presencia. Es curioso, porque se supone que en caso de accidente estas personas serían las primeras y las que más sufrieran las consecuencias. Y no obstante están a favor.

Me pregunto qué ocurriría si se pudiera decir que sólo las zonas que resultasen afectadas por un accidente nuclear o que sufrieran los efectos de la radiación serían las beneficiadas por la energía generada por las centrales. Y que cuando las centrales térmicas, las que queman petróleo, carbón o gas, parasen porque ya se hubieran acabado esas materias primas, sólo quien tuviera cerca una nuclear podría aprovecharse de su energía. Que pudiera hacerse que, por ejemplo, a la provincia de Barcelona no viniera electricidad de origen nuclear porque no hay centrales nucleares en esa provincia. Y por supuesto todo con la debida repercusión en el recibo: el que consume electricidad barata la paga barata y el que consume de la cara la paga cara. Me da en la nariz que habría una ola imparable de fervor hacia las nucleares: nosotros también queremos nuestra central, podría ser el lema.

sábado, 20 de noviembre de 2021

A ciento sesenta grados bajo cero

-160° C. Es la  temperatura a la que debe transportarse el gas natural (metano) por barco, porque a esa temperatura es líquido.

¿Usted cree que transportar por barco manteniendo la mercancía a -160 grados es barato? ¿Barato en términos de dinero, barato en términos de energía necesaria para lograrlo?

Por no hablar de que no es tan sencillo: hace falta construir, en origen, una estación licuadora y, en el destino, otra gasificadora, porque llega y sale en formato gaseoso. Esta estaciones no son baratas; pero, sobre todo, tienen una capacidad límite. Que no puede superarse.

Pongamos además en la balanza que tanto Rusia como Argelia han alcanzado su pico de extracción de gas (no pueden extraer más del que extraen), que cada vez necesitan más para ellos mismos y que los gaseoductos que circulan por terceros países (Ucrania y Marruecos) tienen el problema de que estos terceros se quedan una parte del gas en concepto de peaje, y tenemos un gas más caro. ¿Importa? Sí importa, porque al final y en la práctica (y no se resuelve con molinos de viento o placas fotovoltaicas) el precio de la energía eléctrica (por fin algo que les interesa) lo determina el precio del gas. Que vale en España cinco veces más que hace un año.

Verán, en un sector como la energía las cosas no suceden de pronto como si fueran volcanes. No son hechos coyunturales, temporales de nieve imprevistos o pandemias o un barco embarrancado en el canal de Suez, eso son excusas que dan los políticos porque no quieren reconocer su ineficacia y porque ustedes se las creen. El de la energía es un sector en el que mandan los ingenieros y los técnicos y científicos del ramo (a diferencia, por ejemplo, de la demografía o la educación), y todo se estudia por adelantado. Se hacen previsiones a corto, medio y largo plazo, y esas previsiones se revisan casi continuamente. Hace años de sobra que se viene avisando que íbamos a llegar al punto de desabastecimiento de fuentes de energía en el que estamos. Años de sobra. ¿Y qué se ha hecho? Discutir sobre quiénes son mujeres y poco más, me temo.

¿Hasta cuándo, Catilina, estaremos hablando de idioteces en vez de atender los problemas serios de verdad?


Mientras, seguimos soñando con coches eléctricos. Que, por cierto, la verdadera razón de que insistan tanto en abandonar los vehículos de explosión es... que se acaba el diésel. Y hay que consumir menos como sea. Pero esto, ya digo, hace mucho que se sabía: yo, que soy un panoli, ya escribí sobre ello hace casi diez años.

 

martes, 16 de noviembre de 2021

También Almusafes

La semana pasada escribí sobre las declaraciones de Matías Carnero, la importancia que les daba y mi nula esperanza de que fueran escuchadas y atendidas. 

Y hoy leo que la planta de Ford en Almusafes este año fabricará 200.000 vehículos menos que en 2019 y reduce su plantilla en unos mil trabajadores. Lo segundo, consecuencia de lo primero y no al revés, porque Ford quiere fabricar coches, no despedir personal.

El drama de Almusafes es que esos mil que se van a la calle no son todos: también hay que contar con el efecto de la bajada de producción en las compañías auxiliares. Qué caramba, si por redondear un trabajador trabaja 1.600 horas al año, si sólo pararan mil significaría que fabricar un coche requiere 8 horas/hombre, y ocho hombres trabajando una hora (o cuatro trabajando 2 horas) no fabrican un coche. Lo que pasa es que la noticia es la compañía grande y los mil trabajadores, no es noticia que una empresa reduzca su plantilla en 5 ó 10 personas aunque esa reducción se produzca en cien empresas. 

Volvamos a leer el artículo sobre Matías Carnero, y reflexionemos. Cuando los romanos fueron conscientes de que el Imperio estaba desapareciendo ya era demasiado tarde.

sábado, 13 de noviembre de 2021

¿Quién escuchará a Matías Carnero?

https://www.youtube.com/watch?v=6-7zuxo6qCo 

 

 

Matías Carnero ha hecho unas declaraciones en las que afirma que se avecina una "tormenta perfecta" en la planta de SEAT en Marorell y pide a las Administraciones Públicas que estén alerta para que no se produzca otro Nissan. Es decir, una paulatina reducción año a año de la producción hasta justificar el cierre de la planta.

¡Los pelos como escarpias! Y es que estas declaraciones no las hace un gurú en Davos, un catedrático en algún despacho o un político de tres al cuarto. Ni siquiera un empresario "en el ajo". No, son terroríficas porque las hace Matías Carnero, por lo no que no está diciendo y porque quizá no debería ni decirlas.

Matías Carnero es el presidente del comité de empresa de SEAT. Sí, un sindicalista; pero no uno cualquiera. Resulta que en calidad de tal es miembro del comité de supervisión del grupo Volkswagen, y ese comité es el que toma las decisiones que afectan a las plantas de producción. Y resulta que en ese comité el consejero delegado del grupo, Herbert Diess, les confesó que la transición al coche eléctrico provocará en Volkswagen una reducción de 30.000 puestos de trabajo. Que sí, que muchos serán en Alemania. Pero a España también le van a corresponder unos cuantos.

Está claro que Carnero sabe más de lo que cuenta. La planta de Martorell va a terminar produciendo unos 100.000 vehículos menos este año que el pasado, parece ser que por la carestía de microchips. Pero ¿tiene sentido desarrollar una planta fabril basada en motores de explosión cuando ese producto tiene los días contados? El cambio al motor eléctrico supondrá muchas reestructuraciones, fábricas del motor de explosión van a ser sustituidas por fábricas del motor eléctrico, y el cambio de unas fábricas por otras también puede conllevar la reubicación de las líneas de ensamblaje. Por no decir que no sería de extrañar que el ratio de coches por habitante disminuyera, que ya veremos qué pasa con los vehículos eléctricos y con el aumento de la edad media de la población. Tiempos revueltos, vaya. En esos tiempos revueltos, la planta de Martorell, productividad aparte, no creo que esté bien posicionada. Básicamente, porque el trato que les dan las autoridades locales es para largarse. La alcaldesa de Barcelona no puede ser más hostil. Es anticoches en grado máximo (salvo para ella, claro), e intenta que nadie tenga coche porque no le sirva para nada. Las autoridades regionales, qué les voy a contar, manga de impresentables. Además, emplean a SEAT para sus juegos políticos: cuando va el Rey, boicotean el acto, montan manifestaciones por el camino, dan plantones a los responsables de Alemania,... Ahí no vale decir que eso tiene nada que ver una cosa con la otra, que no se cierra una planta porque se insulte a los jefes, pero sí tiene que ver. Sumemos más cosas: por ejemplo, la tremenda resistencia en Cataluña a tener plantas de energía solar o eólica, porque son feas. O a que les monten un cable de suministro a 400 KV desde Francia o Aragón... Los jefes son humanos, y cuando han de reorganizar la producción y dudan entre llevar la producción a una planta en Alemania, en Chequia o en ese sitio donde les ponen tantos problemas (y les cosen a impuestos, que ésa es otra)... ¿ustedes qué creen que harán?

Yo creo que Carnero sí cree que pasará lo mismo que yo creo. Y por eso avisa: no puedo decirlo porque es un secreto, pero estad atentos porque va a ir bajando la producción y en unos años querrán cerrar la planta. Así que id montando ya las alternativas, porque las vamos a necesitar.

Quiero decir, si lo dijera cualquier otro sería una previsión, un vaticinio. Que puede cumplirse, o no. Pero lo dice Matías Carnero, así que no es una previsión: es un soplo. Es un plan que ya existe, y nos lo vamos a comer sin que nos demos cuenta.

Ahora pensemos un poquito más allá de Martorell: Volkswagen no es una empresa en solitario, se enfrenta a los mismos problemas que Ford, General Motors o PSA. Los tiempos revueltos lo son para todos, y los problemas de Martorell pueden ocurrir también en Figueruelas, en Almusafes, en Landaben, Vigo o en Villaverde. Puede que alguna de estas plantas siga adelante sin disminuir la producción, pero la mayoría reducirá. Y ya veremos cuántas cierran. ¿Y si no es sólo Martorell? Y si cierran, es un decir, Martorell, Villaverde y Vigo? ¿Y si al mismo tiempo las demás plantas reducen su producción al 50%? ¿Qué haría el gobierno central? ¿Intentar salvar el tejido industrial en todas las zonas? ¿O quizá dejará caer alguna? Si así fuera, ¿cuál dejaría? ¿Tal vez aquella situada en una comunidad que nunca gobernará y cuyos mandamases son realmente odiosos?

El efecto económico en Aragón si cerrara Opel sería devastador. No quiero ni imaginarlo. Y supongo que en las demás zonas sería similar. Es posible que los gobiernos regionales tengan planes de contingencia, pero dudo de que políticos sean capaces de enfrentarse a la idea de panoramas tan desastrosos como los que vendrían, así que seguro que son sólo unas cuantas ideas buenistas. Qué caramba, tenemos el ejemplo de las zonas mineras: en Andorra, tras tantas promesas y tantos años de preaviso, la única actividad industrial en la zona es la propia demolición de la central; el resto, a vivir de las palabras prometidas y que les aproveche. Pues si no son capaces de revitalizar las cuencas mineras, ¿cómo van a ser capaces de rehacerse de la pérdida de una planta de ensamblaje de vehículos? Es como pedirle a quien no sabe curar un corte con un cuchillo que haga un trasplante de cerebro con doble bypass.

Y eso, las autoridades regionales, las que están cerca de la planta y perciben su importancia. Las que seguro que se preocuparían. El gobierno central... Es la diferencia entre que te enteres que el vecino del 5º se ha quedado sin trabajo y ser el vecino del 5º. ¿De verdad alguien cree que un gobierno de Sánchez (lo digo porque es el que está ahora) se va a preocupar por lo que dentro de unos años pase en Vigo, Martorell o Figueruelas? Y si se preocupara (que ya les digo que no) ¿creen que serían capaces de llevar a cabo acciones eficaces? En la España de las autonomías, la industria es siempre un tema regional. Y en consecuencia, las regiones están solas. El único que las ayudaría es el Rey, pero a éste me temo que el gobierno no le va a dejar meter baza en nada, lo quieren convertir en una figura decorativa (lo digo por lo que veo que hacen).

¿Estamos a tiempo para adaptarnos a las modificaciones que vienen? No lo sé. Sí, creo que sí estamos a tiempo. Pero habría que echar a Sánchez y poner un gobierno centrado en la industria y la innovación, que no le importe que sus actos rindan cuando ellos ya no estén, que genere plantas de energía con centrales nucleares si es preciso, cambiar los ciclos educativos para tener más técnicos formados en las nuevas tecnologías, que genere los entornos propicios para que se establezcan las nuevas empresas que necesitamos, algunas que cierren y otras que lo consigan... Demasiadas cosas, demasiadas para no ser pesimista.

De hecho, fíjense en la repercusión que han tenido las palabras de Carnero y piense en ello.

Lo dicho: los pelos como escarpias.



Silvio Rodríguez - Canción del Elegido

martes, 26 de octubre de 2021

El reglamentista

 https://www.youtube.com/watch?v=xsOwumN3utE

 

 

En las fábricas suele haber personas de todo pelaje. Los meticulosos por lo normal acaban en Calidad, pero no son mala gente. Los malos son los que siguen los reglamentos a rajatabla. Y estos van a Seguridad Laboral. Con el tiempo, los reglamentistas aprenden a no ser tan estrictos; a no seguir las normas a rajatabla, y entonces se convierten en personas útiles, que aportan, que localizan problemas en los que nadie ha pensado y que aportan soluciones. Pero hasta que esto ocurre, son la peor pesadilla de un ingeniero.

Con un reglamentista no se puede discutir sobre el reglamento. Lo dice, y punto. La razón es que la seguridad es lo primero, cómo no va a serlo. Hemos de volver todos sanos y salvos, y la mejor manera es no ponernos a ninguno en ninguna situación arriesgada. Lo que pasa es que esto no es cierto. La seguridad no es lo primero. Cuando uno sale a cazar mamuts, lo primero no es la seguridad. Lo primero es cazar el mamut, y luego si lo conseguimos con los mínimos riesgos mejor que mejor. Ahora bien, eso no lo dice el reglamento. El reglamento no dice que la seguridad es lo segundo y lo primero es hacer lo que se pretende hacer, faltaría más. Y hace bien, porque de lo contrario se trabajaría sin seguridad "porque lo importante es trabajar, y no tenemos medios para la seguridad así que hagamos el trabajo con riesgos". Dicho esto, las cosas hay que ponderarlas, y hay más cosas que tener en cuenta además de la seguridad. Y si estas cosas tienen en ese momento más importancia deben prevalecer: por ejemplo, es probable que en un incendio usted opte por dejar a un lado la seguridad, pongamos por caso que su hijo está durmiendo en la habitación de al lado: usted no va a evacuar el edificio sin antes asegurarse de que su hijo también lo hace. Igualmente decide correr riesgos en su paseo por la montaña, o en un viaje por carretera en moto... No voy a hacer una relación de casos en los que hay que dejar la seguridad a un lado, pero los hay.

Volvamos un momento al ejemplo del vehículo: ni el reglamentista se compra un tractor, y eso que el tractor es un vehículo mucho más seguro que un coche o que una moto. Lo que ocurre es que el coche y la moto, conducidos con prudencia, son vehículos razonablemente seguros. No tan seguros como el John Deere, pero ya nos parece bien. 

Pues esto el reglamentista no lo entiende. El reglamento se ha de cumplir a rajatabla, y no se puede uno saltar ningún artículo. Con el tiempo, ya digo, aprenden que sí, que en cada situación ha de intentar aplicarse el reglamento al máximo, pero si algo no se cumple y sin embargo se ve claro que es soslayable, pues se soslaya y no pasa nada.

Pondré un ejemplo: un arnés ha de tener dos puntos de enganche. Así, cuando uno llega al final de una línea de seguridad y ha de engancharse a la siguiente, puede hacerlo estando siempre enganchado a alguna. Si sólo tuviera un punto de enganche, en el momento de desengancharse y engancharse a la siguiente estaría en riesgo. Pero ¿y si el desenganche se puede hacer en un punto sin riesgo? Aunque la norma exigiera dos puntos de enganche, un arnés con uno sería suficiente. Voy a hacer una comparación con la vida real.

Imaginemos que la ley dice que los menores de 12 años han de ir de la mano de un adulto por la calle. Ya saben, la seguridad ante todo. El reglamentista exigiría que siempre fueran dos adultos, con el niño dando una mano a cada uno. Porque imaginemos que el adulto necesita las dos manos: para sacar la llaves del bolso, para contestar al teléfono (algo que no sé si el reglamentista permitiría si el adulto está solo con un niño), o para sacar un pañuelo con el que limpiarle los mocos al mocoso. Pues bien, en ese momento el niño estaría suelto, y eso no está permitido. Por lo que la única solución es que haya dos adultos por niño. Está claro, ¿no?

Otra cosa que tampoco permitiría el reglamentista es que se soltara al niño antes de los 12 años.: lo dice el reglamento. No importan las circunstancias. Y ningún niño podría jamás abrazar a sus abuelos en la calle, porque una de las manos debería tenerla sujeta por el adulto. ¿Ridículo? Nos ha pasado, con las mascarillas y el covid-19: hubo una temporada en que se quería meter en la cárcel a quien no la tuviera puesta en el exterior, no importa que la persona más cercana estuviera a 50 km. Si reflexionan, recordarán situaciones en las que se han tenido comportamientos "por la seguridad" increíbles si no supiéramos la paranoia que nos invadió (a mí en realidad no, pero no quería ir a la cárcel). ¡Por amor de Dios, nos tuvieron 98 días sin poder salir de casa por si nos contagiábamos!

En el fondo, se trata de saber cuándo se puede hacer la vista gorda. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido "no se podía, pero al final me han dejado"? O "le expliqué lo que nos había pasado, y al final..." o "me faltaba algo (una firma, un sello, un papel, una fotocopia) pero me lo han hecho igual". Sin embargo, con un reglamentista ni nos dejarían ni nos lo harían. Faltaría un sello, una firma, un papel, una fotocopia. O una esquina de la entrada, o caducó ayer o lo que sea.

Y, ya digo, no les guardo rencor. Son jóvenes, lo que les pasa es que aún no saben cuándo no ser tan estrictos. Ya aprenderán, me digo.

Pero estos días me las he tenido con unos cuantos jóvenes. Y ha sido un dolor. No importa que seamos ingenieros con experiencia, que analicemos la situación (de la que por cierto nos responsabilizamos) y que opinemos que tal o cual artículo no se va a cumplir pero que no debe importar: el reglamentista dirá que nones, y que no se hace la actuación. Lo más curioso es que en la misma semana me han pedido la misma actuación, un examen de una cubierta por debajo, en tres sitios distintos. En el primero fue por hacerle un favor a un colega, que no tenía tiempo. Ganó el reglamentista, pero no pienso repetir con esa gente por nada. En el segundo, en que olí que el reglamentista iba a ser como el primero lo dejé correr y les dije que no. Y en el tercero lo que hice fue explicarle al ingeniero mi postura, que o flexibilizaban o nada, y como les interesaba que lo hiciera yo hablaron con su reglamentista y le hicieron entrar en razón. A fin de cuentas, sé que a los niños hay que llevarlos cogidos de la mano, pero en el paseo que vamos a hacer sé que puedo soltarlos. 

Lo malo de la seguridad es que no se puede discutir. Es lo más importante, sin seguridad no se hace. Lo que pasa es que los reglamentistas confunden seguridad con reglamento, y no hay manera de convencerles de que a veces el reglamento exagera.

 

 

Johann y Josef Strauss - Polka pizzicato

miércoles, 13 de octubre de 2021

Abulia

 https://www.youtube.com/watch?v=ejorQVy3m8E

 

 

Un día, una partida de visigodos cruzó el Danubio, llegó hasta la aldea vecina, se llevó todo lo que pudo y se volvió al otro lado del río. Otras partidas antes que ellos habían cruzado el río e ido a los poblados cercanos, pero o bien las guarniciones habían impedido el saqueo o bien las habían perseguido y expulsado; muchas, de hecho, no habían vuelto. Pero ese día nadie les persiguió. Ese día comenzó a caer el Imperio Romano.

Sidenor ha anunciado que parará su producción 20 días de aquí a fin de año: la electricidad está demasiado cara, aducen.

Dos cosas me ponen los pelos como escarpias: que Sidenor pare, y que a nadie le importe. Si la abulia fuera por un tema menor, pongamos la conversión del FCB en SAD por su mala gestión económica, eso no me importaría. Si Sidenor parase pero hubiera un clamor popular tal que el gobierno hiciera lo que hiciera falta para que no parase, tampoco me importaría. Las dos cosas a la vez, sí. Porque los godos han cruzado y han campado a sus anchas.

Una siderúrgica tiene 3 costes: los propios de personal e instalaciones, el coste del material y el coste de la energía para transformarlo. Estamos hablando de industrias que tienen personal trabajando el día de navidad sin hacer nada, sólo vigilando que el horno no se apague, tan costoso sería volver a encenderlo y ponerlo a la temperatura correcta. Si el coste de la energía subiera lo suficiente para ser un producto demasiado caro para permitírselo, ellos serían los primeros en caer. Bien, están cayendo. Los primeros pueblos de la frontera ya están siendo saqueados.

Por la razón que sea, Sidenor ha sido el primero en caer. Si es un acto puntual es anecdótico, pero no creo que sea puntual. Otras harán lo mismo: siderúrgicas, cementeras, empresas del plástico, fábricas de vidrio, industrias de la cerámica, químicas, papeleras,... una detrás de otra, si no se corrige el rumbo la pesadilla estaría aquí. No tenemos energía suficiente para seguir activos.

El coste de la electricidad tiene dos orígenes: el coste de generarla y administrarla, y los impuestos, tasas y suplementos. Sin querer hacer sangre (ni preguntarme si al coste actual de la electricidad no serían rentables nuestras minas de carbón), tenemos la capacidad de generar energía que tenemos y lo que necesitamos de más hay que comprarlo al precio que nos marquen. Así que el gobierno puede hacer mucho, pero es un asunto en el que se siembra hoy y ha de recoger otro al cabo de muchos años, y eso si todos los del tiempo cuidan la siembra. Así que ya se imaginan. Aparte está el tema de los impuestos y tasas: se hinchan hasta lo indecible porque ¿quién va a no pagar, quién va a renunciar a la electricidad?

Pues Sidenor, sin ir más lejos. Y lo triste es que detrás vamos a ir todos los demás, si no se arregla.

Miren, la electricidad estaba racionada en 1939. Y en los primeros años 40, porque no teníamos centrales suficientes. Tras la primera reconstrucción básica, la prioridad siguiente fue conseguir la energía, porque era necesaria para el acero, el cemento y todo lo demás, y sin acero ni cemento olvídense de todo lo demás. Así que lo que había se destinaba a las industrias clave. Ahora no estamos en esa coyuntura, y las razones de la carestía no son las mismas. Pero el precio está tan desorbitado que el efecto puede ser el mismo; si antaño forzadas, mañana las empresas pueden decidir voluntariamente que no se conectan. Y si eso pasa, agárrense que vienen curvas.

 

He empezado el artículo hablando de los godos y los romanos. Lo de Sidenor puede ser una anécdota, si se resuelve bien, o puede ser un aviso: consumimos más energía de la que podemos obtener y eso convierte a la energía en un artículo escaso. Llevamos años anunciando que ese panorama es posible; el tema es lo bastante serio para que uno quiera que el gobierno y la sociedad se lo planteen como una realidad próxima si no se hacen cambios. Y éste no es un tema que se resuelve en el momento, exige planificación y estrategia nacional a largo plazo. Y cambios, muchos cambios.

Nadie de nosotros quiere vivir sin electricidad, así que ver a Sidenor renunciar a ella debería ponernos los pelos como escarpias. Porque cuando las barbas de tu vecino ves pelar es mejor que pongas las tuyas a remojar.

 

P.S.: acabo de enterarme de que también han parado su producción Fertiberia y Asturiana de Zinc. Y Ferroatlántica. No vamos bien. Y aunque se arregle, ya veremos qué inversor extranjero va a querer invertir en España.

 

Midnight oil - Beds are burning

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Hay un rumor por ahí

https://www.youtube.com/watch?v=Xv8FBjo1Y8I 

 

 

Ayer, un ingeniero. Me cuenta que está buscando un ayudante, y que nada. El hombre aún estaba pasmado de su última entrevista: "Y tenía 41 años, la tía". ¿Qué era lo que le asombraba? Él espera, ya está acostumbrado, que los jóvenes que empiezan no tengan ni idea de esto. Pero era una ingeniera de 41 años con un currículum. 

Quizá no estoy solo en mi lamento de que las nuevas generaciones vienen cada vez peor preparadas.

Esta mañana, subido a una cubierta, charlo con el técnico de prevención al que acabo de conocer. "Es que no hay nadie", me dice. Mira a la lejanía, y añade: "no se trata ya de aptitud, es que no tienen actitud". Me cuenta que le llegan muchos trabajadores por ETT, y que es descorazonador.

Decididamente, no estoy solo. Hay un rumor que corre por las industrias, las ingenierías y los talleres, y el rumor dice que no hay profesionales. Por usar las palabras que me han dicho: ni con aptitudes ni con actitudes.

Pero ¡tranquilos!: estoy yo, está el otro ingeniero, está el técnico de prevención. Estamos aún nosotros, y nosotros defendemos el fuerte. Pero vamos faltando. Y en unos años seremos muchos los que falten. No sé si habrá entonces un escenario apocalíptico, con una carencia clamorosa de profesionales en la industria española y teniendo todas las empresas que importar técnicos o renunciar a tener los conocimientos industriales que tenemos y que no tienen países como, pongamos Kenia, o estoy exagerando y el sistema se repondrá de manera natural. Porque esto es como el calentamiento global: cuesta creer que nuestro sistema educativo e industrial pueda colapsar.

Aunque una cosa sí puedo decir: esto no es un sambenito que se diga siempre desde la noche de los tiempos. Hace 20 años, tal vez 15, no digamos ya cuando yo era joven, este rumor no corría. Puede que hace 15 años tuviéramos desengaños con los chavales y empezáramos a pensarlo, pero nada más. No corría el rumor.



Tracy Chapman - Talkin abou a revolution

jueves, 2 de julio de 2020

Nocito




Estoy a la espera de que un constructor me pase unos presupuestos, pero no hay manera de contactar con él: está en una obra en Nocito, y ahí no hay cobertura.

¡Nocito!

Como sin duda les pasó a muchos aragoneses, en mi curso había un Nocito. Buen chaval, pero bastante tímido. Supongo que su familia provendría de Nocito. Pero en Aragón es tan común que las personas tengan como apellidos nombres de pueblos, que esas cosas no se preguntaban.

Nocito. Una obra en Nocito.

Nocito es un pueblo casi abandonado del prepirineo aragonés. Entre Guara y Monrepós, a 930 m de altura, a 23 km de Huesca a vuelo de pájaro. El típico pueblo que un par de semanas en verano multiplica por diez su población. El típico pueblo que sufrió la despoblación: según el Catálogo de pueblos y municipios de Aragón, 222 habitantes en 1920 y 199 en 1930; en 1940, 182 habitantes (se ve que hubo una guerra, y...). En 1950, 147 habitantes; 47 en 1960 y 11 en 1970. En 25 años se vació el pueblo. Y ahora que se habla tanto de la España vaciada y vacía, podemos reflexionar sobre el caso de Nocito como ejemplo del proceso que nos ha llevado hasta aquí.

En primer lugar, hay que introducir un agente que casi nadie conoce su existencia, y mucho menos su importancia en la despoblación de España: el Patrimonio Forestal del Estado (en adelante, PFE).

Aunque lo creó Franco (en realidad no, ahora me explico) el PFE es una historia que venía de lejos. ¿Recuerdan la Desamortización de Mendizábal de 1837? Pues de ahí, y de antes aún. Y es que Mendizábal desamortizó los bienes de la Iglesia, pero años antes había habido otras, e incluso las hubo tras la caída de Mendizábal. Desamortización es una palabra extraña, de poco uso. Más aún, me creo incluso que se empleó como eufemismo. Porque consistió en quitarles las tierras y los bienes a unos, para dárselas a otros a precios de saldo. Entiéndase, la idea era buena: el convento de San Wilibrordo (ejemplo inventado) tenía 2.000 hectáreas de bosques en el monte Gurruzo sin explotar, y lo que se buscaba es que los habitantes del pueblo pudieran ser dueños de esas tierras y explotarlas. Sacarles beneficios. 1837. Bueno para los habitantes, bueno para España, y a fin de cuentas aceptable para los monjes, pues como nada sacaban nada perdían. Pero, claro.

¿Qué pasó? Pues que los habitantes lo que querían era dedicarse a la ganadería y a la agricultura. Los bosques no daban gran rendimiento, así que los roturaron para tener terreno cultivable o pastos y sobre todo los pastores muy a menudo provocaron incendios para incrementar las superficies de pastos para sus ganados. Y los bosques fueron desapareciendo.

Que los bosques desaparezcan es malo, pero eso no se supo hasta que desaparecieron. Los terrenos, sin árboles, tienen muchos problemas. El viento sopla mucho más fuerte y se lleva la tierra superficial, que es la rica para el cultivo (este problema es evidente aún si usted recorre el Maestrazgo y se fija en los esfuerzos de los habitantes para conseguir retener la tierra de sus montes). Pero sobre todo no retiene el agua, y las lluvias generan torrentes y avenidas. Los que vivían en las orillas de los ríos empezaron a conocer las inundaciones frecuentes y las riadas. Y entonces supieron.

A mediados del siglo XIX ya se aceptaba que perder los bosques había sido un error y se dieron los primeros pasos para restituirlos. Pero el proceso fue lento. En 1888 se crearon las Comisiones de Repoblación: empezaba el repoblamiento llevado a cabo por el Estado. En 1926 (dictadura de Primo de Rivera) se creó el primer Plan Nacional de Repoblación Forestal; y en 1935, el Patrimonio Forestal del Estado: por fin un organismo específico para el tema. Pero en 1936 estalló la guerra y el gobierno de la República se olvidó del asunto. Pero Franco no: en 1938 ordena la elaboración de un Plan Nacional de Repoblación Forestal que elaboran y entregan en 1939 dos ingenieros de montes, y en 1941 vuelve a fundar el PFE, esta vez el PFE es de verdad.

Y el PFE de Franco empezó a repoblar los bosques, y empezaron los problemas.

Sí, porque como he explicado antes, los habitantes de, por ejemplo, Nocito, lo que necesitan son pastos y terrenos cultivables. No bosques.

En teoría, el PFE iba a ir bien. Su manera de trabajar era establecer consorcios con los propietarios de la tierra. El propietario se comprometía a ceder la tierra y se quedaría los beneficios de la explotación de la madera. El Estado tendría derecho a recuperar el coste de la inversión (el bosque), pero eso sería cuando se pudiera. Y la tierra... ¡ay, amigo!: pasaría a ser nominalmente del Estado. Ya lo era de facto, pues se empleaba en un bosque propiedad del Estado, y también adquiría el Estado el derecho a edificar en ella, así que se inscribía en el Registro de la Propiedad a nombre del Estado.

¿El problema? Que la gente no quería colaborar. Prefería seguir explotando el terreno con lo que necesitaba en ese momento, no esperar a que crezcan árboles y se monten aserraderos y acaben llegando perras. ¡Estos campesinos...!

¿El problema, ahora de la gente? Que el régimen de Franco era una dictadura. Es decir, que ante la ausencia de colaboración se ordenó la colaboración.

Volvamos a Nocito. Mediados años 40. 

En los años 40, como mínimo en la primera mitad, los habitantes de los pueblos vivían mejor que las clases bajas de las ciudades: no serían ricos, pero entre huertos y gallinas conseguían lo necesario para subsistir. Pero poco a poco se fue dando la vuelta a la tortilla. Y en las ciudades la situación mejoró: los trabajadores tenían sueldos más o menos fijos (por lo tanto esperanzas, planes, ilusiones). Festivos y domingos libres. Viviendas cómodas (comparadas con las rurales). Electricidad, agua (en Nocito el agua corriente llegó en 1977). El clima, incomparablemente mejor, que en Nocito el invierno es muy largo y muy frío. Los hijos iban a la escuela (los mayores también podían, había escuela de mayores) y tenían acceso a médicos y hospitales.

La vida, en cambio, era mucho más dura en Nocito. Faltaba el maestro, el practicante, no digamos médico o farmacéutico. En Nocito, los hombres y las mujeres estaban condenados a ser siempre lo mismo. Los hombres, a sacar el sustento de la tierra y los animales. Las mujeres, a servir a los hombres. Y eso, si encuentras con quién casarte. Y si te casas con el hijo heredero o eres éste; de lo contrario, tienes un problema. Normal que muchos emigraran a buscarse la vida en otro sitio, aunque sea en pueblos más prósperos, en casa de personas más prósperas que necesiten criadas o empleados. Para colmo de males, en 1954 hubo una epidemia de sarampión y tres jóvenes murieron en tres meses. El golpe moral fue enorme: seguro que en muchos hogares se plantearon que había que irse.

Y además está el PFE. Ahí, presionando para que abandonen las tierras y poder plantar ellos sus bosques.

La puntilla vino cuando en 1961 y por necesidades del PFE se abrió una pista que llegó hasta Nocito. Hay que decir que hoy en día, según Google Maps los 25 km que hay entre Arguís, a pie de la autovía, y Nocito se recorren... en 43 minutos. Así que imaginen. Creo que antes, que sólo se podía viajar en mulo o a pie, Huesca estaba a 14 horas (parece ser que 9 por un atajo). Normal que se murieran de sarampión: cuando llegase el médico al que avisaran, el mozo estaría ya para cerrarle los ojos.

La pista, ya digo, fue la puntilla: ahora se podía ir y venir. Y esto es muy importante, porque la familia podía abandonar Nocito e irse a Huesca o Zaragoza y volver en verano o cuando sea la cosecha. Y cuando fuera. Es decir, mentalmente no abandonaban el pueblo. Como sabemos ahora, cuando esto ocurre la vida es aún más dura para los que se quedan, y el goteo se convierte en chorro. Más aún cuando la pista por la que se iban servía para volver temporalmente: todos veían cómo les iba a los que emigraban. Para empezar, mejores ropas, algo nada desdeñable. Los chicos iban a la escuela. Las mozas accedían a un mercado mucho más variado de novios. Todos contaban cómo estaban mejor en la ciudad, vente tú también Pepe, Ramona.

Finalmente, casi todos vendieron sus tierras al PFE y emigraron. En 1970 quedaban censadas 11 personas. En 1980, 7; imagino que esos 4 se murieron en esos años.

En 1977, aprovechando una tala en los montes, el PFE trajo una canalización de agua, para que el vecino que quisiera se conectara a la red, y montó el alcantarillado. Pero, a esas alturas... ¿para qué? (por cierto, creo que aún quedan un par de casas sin conexión, sacando el agua de un pozo). La electricidad había llegado al pueblo en 1926 (una electricidad rural, "de esas maneras", pero electricidad), hasta que la turbina de la central hidroeléctrica se rompió en 1960 de manera irreparable, y estuvieron sin electricidad hasta finales de 1972 que se instaló la central que les sirve aún. ¿Saben cuándo llegó el teléfono? En 1992 se puso en un molino a 12 km Y en 1993 se instaló, ya en el mismo pueblo, un radioteléfono en la casa del guarda del Parque Natural. ¿No les he dicho al principio que en Nocito, en 2020, aún no tienen cobertura los móviles? ¿Qué esperaban, sino que se fueran?

Eso sí, conviene decirlo: es verdad que los emigrados no abandonaron Nocito. Fueron volviendo, a temporadas. Y hoy Nocito no es un pueblo abandonado como tantos, devorado ya por la tierra o la selva que lo reclama. Y espero no que no lo sea nunca. 

Hoy en día la vida sigue siendo dura en Nocito. A la pista de 1961 se añadió en 1986 la que les lleva a Arguís y que he mencionado antes, que les acerca aún más a Huesca, pero una hora de trayecto no se le quita ni a Carlos Sainz. Y servicios... ¿para qué hablar? ¿Qué cree usted que tiene un habitante de Nocito y que usted catalogaría de imprescindible?

Pero ¿qué futuro tiene Nocito? Si damos con una solución para Nocito, tal vez la España vacía tenga también arreglo.

Para empezar, mi constructor en Nocito. ¿Qué está haciendo? Imagino que construir alguna casa. Y es que hay gente que está volviendo. Y gente que está viniendo, franceses creo, que buscan una alternativa a sus orígenes.

Los niños. Primer problema. Escuela en Aineto, pero los niños no pueden ir y venir todos los días, y desde luego no en invierno. Pasan allí la semana escolar, allí se los cuidan. ¿Ustedes creen que eso es plato de gusto?

No sé. Parece que hay personas que quieren vivir allí. Necesitan como mínimo tres cosas: comunicaciones por carretera, telecomunicaciones y escuelas cercanas. Luego, cuando lleguen más personas, ya se verá cómo se mejora. 

¿Y porqué hemos de apoyar a los que quieren vivir en Nocito, si como país nos es más barato y eficiente que vivan en Huesca o Zaragoza? Pues por lo mismo que apoyamos a las manifestaciones culturales minoritarias, a las asociaciones de pocos miembros, a los partidos políticos minoritarios, a los que no tienen sustento y en general a todos los que necesitan ayuda. Porque en esta sociedad nos ayudamos los unos a los otros.

Por otro lado, hay que darles oportunidades de hacer lo que quieran para generar sus medios de subsistencia. Allí no hay en realidad tierras cultivables, así que se tendrán que basar en la ganadería, la madera y sobre todo y lamentablemente, el turismo. Por lo que yo soy partidario de no ponerles trabas, no sé qué nos importa a los de la ciudad lo que hagan ellos allí, si jamás iremos a verles. Si quieren criar corderos, que los críen, y si han de talar algunos árboles para generar el espacio que necesitan, que los talen.

Lo importante es que hay que entender Nocito, los muchos Nocitos que tenemos, para entender de verdad el drama de la España vacía.



Por cierto, en 1971 el PFE desapareció y en su lugar se creó el ICONA, hasta que el sistema autonómico y el traspaso de competencias se cargó el ICONA y cualquier Plan Nacional de Repoblación Forestal que hubiera. 




Bunbury - Como un millón de dólares

jueves, 21 de mayo de 2020

Imponiendo el progreso por ley




Leo que se va a aprobar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y que recoge que, en la práctica, a partir de 2040 ya no se venderán coches de combustión interna. Y que a partir de 2050 ya no podrán ni circular.

Y la prohibición incluye a los híbridos. O todo eléctricos, o nada.

¿Por dónde empiezo?

Por la economía: ¿quién se va a comprar un coche sabiendo que tiene una fecha de caducidad ridícula para un bien que es el segundo en importancia para una familia tras su propio hogar? ¿Quién se va a comprar un coche en 2038, por ejemplo?

¿Qué vamos a hacer con la industria automovilística?

¿Cómo vamos a conseguir que las multinacionales del sector inviertan en las plantas que tienen en nuestro país?

¿Qué va a pasar con la enorme cantidad de impuestos que proporciona la venta de gasolina y gasoil?

¡Cómo se nota que los problemas económicos que se generen no los tendrán que afrontar nuestros gobernantes de ahora!

Desde el punto de vista técnico: ¿usted cree que nuestra Técnica ha avanzado lo bastante para tomar esa decisión? ¿Se es consciente de lo que se tardó en tener un país diseñado para el vehículo con motor de explosión y lo que puede costar cambiarlo para vehículos eléctricos? No, no se es consciente. Porque todo el que responda que preparar España para los coches costó 20 años, 50 años, 60 años,... está claro que no tiene idea. Porque ¡aún no hemos terminado! No tenemos las ciudades preparadas para los vehículos que tenemos. No hemos encontrado solución alguna, lo único que se nos ocurre como remedio efectivo es prohibirles la circulación. Eso no es adaptarse al coche, es negarlo.

Pero mi mayor objeción es filosófica: ¿se puede imponer el progreso a golpe de decreto? Quiero decir, si el coche eléctrico ha de ganarle la partida al coche de combustión interna, dejémosle que la gane limpiamente. Y si no se la va a ganar, no lo proclamemos ganador. ¿Usted se imagina que en 1978 el gobierno hubiera proclamado que por ley a partir de 1986 todos los grabadores de vídeo en España serían del sistema 2000? ¿O que el año 2000 se dijera que a partir de 2010 quedaba prohibida la venta de discos, casetes y cd y de aparatos que los reprodujeran y que a partir de 2018 la música sólo se podría oir en formato mp3?

Si el motor de combustión ha de morir, que sea el Progreso el que lo mate, no la ley cuando todavía se encuentra en pleno vigor. A fin de cuentas, creo que no es ilegal circular en coche de caballos. Sí en ciertos caminos, pero en muchos no. Y lo mismo le ha pasado al servicio de telégrafos, que se cerró cuando ya estaba en la práctica muerto.

En fin, un coche de gasoil tiene una autonomía de al menos 800 km y se recarga en 5 minutos. Y cuando circula tiene una capacidad de aceleración que le permite salir de muchas situaciones comprometidas. Un vehículo eléctrico tiene una autonomía de 200 km. Su velocidad, en carretera, es muy justita, y eso llaneando. No tiene capacidad de aceleración instantánea. Y tarda en recargarse unas 2 horas. El vehículo de combustión tiene problemas, sí, y el ruido es uno de ellos. Pero el vehículo eléctrico no resuelve esos problemas, y añade además los suyos. Como el ruido: si no lo oye venir, no se apartará. Y hay multitud de caminos y carreteritas donde los coches conviven con peatones y ciclistas.

Insisto, no defiendo al coche de combustión interna ni ataco al eléctrico. Lo que digo es que la supremacía del nuevo sobre el viejo debe ganarse a través del Progreso, no por ley. Y menos por una ley dictada 30 años antes.



Snow Patrol - Chasing cars (en concierto)


sábado, 1 de febrero de 2020

Lo que usted ignora sobre el reciclaje. Conclusión.




Reciclajes aparte, el verdadero problema de los residuos es la basura. Empleo el término más coloquial, para que se entienda. En los hogares hemos separado el vidrio, lo metálico, el papel, el cartón y los plásticos. Lo que nos queda es la basura. El desecho, lo que ya no tiene utilidad. Y es un problema, porque es muuuuucha cantidad, complicada desde el punto de vista higiénico y sanitario, sin aprovechamiento aparente, y muy molesta. La solución tradicional es su acumulación en vertederos. Pero eso tiene algunas aspectos negativos.
  1. En primer lugar, se necesita un vertedero. Eso no siempre ocurre: por ejemplo, Beirut durante sus años de guerra. El vertedero titular de la ciudad estaba a no sé si unos 40 km, pero desde luego los camiones no iban a ir. Lo que hizo la ciudad no deja de tener su ingenio. En primer lugar, compactó su basura para que ocupara el mínimo espacio posible, la fue envolviendo en plástico para contener el problema higiénico y de olores, y la fue acumulando donde tenían sitio. Luego echaron arena encima, y hoy es una de sus playas.
  2. El vertedero no puede estar lejos. ¿Saben lo que cuesta acarrear la basura hasta allí? Y es que piense que es un dinero que se gasta... en la basura. Es dinero a la basura en toda su exactitud.
  3. Cuando un vertedero se llena (y se llenan) hay que hacer otro. Por no entrar en detalles, dos palabras: una pasta.
  4. Los residuos, dejados a su albur en el vertedero, tienen algunos subproductos que pueden ser hasta peligrosos. Los lixiviados, para empezar. Se generan muchísimos lixiviados, y éstos hay que recogerlos, canalizarlos y tratarlos. También se genera metano y otros gases. Otros inconvenientes: los olores y las gaviotas. No hablo del impacto ambiental, porque hasta los ecologistas reconocen que es una necesidad ante la que hay que conceder algunas licencias.
  5. Para aumentar la vida del vertedero, hay que compactar la basura. Eso se puede hacer de dos maneras: en una instalación pre-vertedero, o en el vertedero. En el vertedero se hace chafándola al depositarla (con una maquinaria de un importante coste, or cierto). En fin. Y en una instalación pre-vertedero, que tiene sentido porque así ahorramos también en transportes y reducimos los lixiviados que se producirán... pues hace falta dinero. Significa tener un pre-vertedero cerca. Y ese pre-vertedero tiene una capacidad máxima de tratamiento. Y sus propios problemas.
Si no queremos acumular la basura, la única alternativa es deshacerse de ella. Eliminarla. Y como no tenemos desintegradores de materia ni vamos a enviarla a universos paralelos, la única manera que tenemos de destruirla es quemarla. 

¡Oh, sí, las malditas incineradoras!

¿Hay algo que tenga peor prensa?

Y, sin embargo, desde el punto de vista ingenieril son la solución perfecta. Se extrae la energía que tiene la basura, e incluso se pueden aprovechar las cenizas para cementos y otros materiales (como moquetas aislantes, por ejemplo. Un ejemplo que cito porque yo lo apliqué hace muchos años en un desarrollo de una).

De hecho, hacia el año 2000, en las plantas de residuos en las que colaboré en Italia, trabajando con empresas alemanas, tanto los italianos como los alemanes lo tenían clarísimo: lo mejor que se podía hacer era quemar la basura. Sacar todo lo que no arda (loza, cascotes de obra, metales, vidrio), y quemar lo que queda. Es energía, qué caramba. Vale que el papel no tenga el mismo calor específico que el carbón, pero en serio: qué más se puede hacer con una botella o un periódico que se ha tirado a la basura? ¿Es alguien consciente del proceso y el coste del proceso necesario para extraer valor de ese periódico o de esa botella? Y, a fin de cuentas, es un combustible del que se extrae su energía. Recuerden si no el caso de Västervik que les conté al principio de la serie.

¡Ah, pero están los humos! ¡Contaminan! ¿Contaminan? Será si queremos. Con una chimenea adecuada, esa contaminación puede reducirse a un mínimo ridículo. Quiero decir, técnicamente es un problema resoluble. Conviene explicar, para quien no lo sepa, que una chimenea no es sólo para canalizar los humos a donde no molesten: su interior está recubierto de productos que reaccionan con el azufre y el nitrógeno que contienen los humos, formando un polvo (por ejemplo sulfuro de calcio) que cae y se recoge en la base. Con una chimenea adecuada, los gases salen razonablemente inertes. En cualquier caso, lo importante es saber que hay soluciones técnicas y que, desde luego, se aplican.

En resumen, la raiz del problema es que el sector de los residuos no es glamuroso. Esto provoca que nadie quiera saber de él, y al no saber se dicen muchas tonterías. Hay mucho populismo, es muy fácil decir que no y exigir que (otros) extraigan valor de aquello que tiramos a la basura. Pero en este tema, casi en más que en ningún otro, hay que decirlo: les están engañando, y deben dejar trabajar a los técnicos.Ellos saben lo que hay que hacer.




The Beatles - Revolution 1

sábado, 25 de enero de 2020

Lo que usted ignora sobre el reciclaje. Plásticos


Supongo que los ha visto en muchos sitios: puntos de recogida de tapones de plático. Diría, de hecho, que no hay oficina que se precie que no lo tenga, iniciados por alguna administrativa que ha sabido de la historia del pequeño X, que padece una enfermedad rarísima y patatín patatán.

Como yo defiendo que las botellas hay que reciclarlas con los tapones, suelo discutir la necesidad de separar los tapones. Yo intento aplicar criterios medioambientales; la otra persona, la necesidad de X.

Si reúnen medio millón, 500.000 tapones, X. recibirá... unos 200 €. Pero además no basta con reunirlos: hay que reunirlos en el patio de descarga del reciclador. Es decir, el sistema de recogida ha de llevarlos hasta allí. Medio millón de tapones son muchos tapones. Ocupan mucho espacio, por lo que requieren muchos viajes de furgoneta. No sé si la recogida de tapones resistiría un análisis coste/beneficios medianamente serio. En teoría cada 2.500 tapones darían un euro, pero diría que si incluimos la enorme cantidad de viajes necesarios para ir por porrones de puntos de recogida de tapones, necesitamos más de 5.000 tapones para sacar ese triste euro. Pero... piense en 5.000 tapones. ¿Cuántas botellas de agua y de leche se han de beber? Ja, ja, ésa es fácil: 5.000. Pero ¿cuántas botellas de agua y leche se bebe usted al año? ¿Cuántos años debería estar almacenando tapones en su casa, ocupando un espacio que seguro que vale mucho dinero, para que X. reciba 1 euro? ¿En serio cree usted que ésa es una forma eficiente de dar un euro a X.?

Luego piense en el medio ambiente: ¿cuántos viajes y kilómetros se han hecho para reciclar esos tapones? ¿Cree que esta estrategia es buena para el medio ambiente?

Por otra parte, pensemos en las botellas a las que les faltan los tapones. ¿Sabe qué les pasa? Les pasa que tienen casi todo su tamaño original. Una botella de PET sin tapón, aunque la chafe algo, recupera casi toda la forma. Una garrafa de 8 litros es fácil que se quede en siete... o siete coma nueve. Si le pone un tapón nada más chafarla, puede dejarla en poco más de un litro. El número de contenedores necesarios, los viajes para vaciarlos, el camión de transporte,... Piense en 5.000 tapones y sus 5.000 botellas que multiplican su tamaño. Por un euro. Esto es matar moscas a cañonazos, pero el usuario no se entera del coste de su acción y en cambio se siente mejor, se cree muy solidario y ecológico. Convencido de que está salvando el planeta.

Ya he contado en otra entrada que en los años 90 me dediqué a diseñar plantas de reciclaje. Para formarme, viajé a Alemania y recuerdo que la primera planta que me enseñaron reciclaba plásticos. ¿Saben lo que hacía esa planta? Obtenía el carbono que formaba parte de las moléculas de los plásticos. ¿Para qué? para sus fábricas de acero. El acero es hierro más carbón, y ellos estaban sustituyendo el carbón por el carbono de los plásticos. En ese momento supe que estaba haciendo el panoli.

Algo parecido me ocurrió en otra planta de reciclaje, ésta de neumáticos. Separaban los tres componentes de los neumáticos, el caucho, la fibra textil y los alambres de cobre. A cada cosa le daban su uso. En España, lo que se quería era que ocuparan menos en los vertederos. Claro, los alemanes pensaban en el plazo de amortización de su tecnología con el beneficio obtenido, y...

Miren, en España se reintroducían en los circuitos de fabricación de plásticos 3 de cada 10 toneladas de PET que se "reciclaban". Eso sí, Ecoembes (nuestros impuestos) pagaba lo establecido a cada una de esas 10 toneladas. ¿Qué se hacía con las 7 sobrantes?

Por no hablar de la estafa que son los proyectos de plantas de reciclaje. En general, son iniciativas públicas, dinero del estado. El pueblo de turno quiere una planta que recicle... pongamos 300 kg de plástico a la hora. No hablemos de dónde sale esa necesidad de que sean 300.... O ya se lo digo yo: mi competencia le ha dicho que le diseña una planta para 250 kg/h. El caso es que tanto mi competencia como yo sabemos (o deberíamos saber) que ninguna planta de reciclaje consigue más de 20 kg/h. O 35, haciendo un exceso inasumible. Pero eso a nosotros nos da igual, porque realmente el municipio tampoco tiene interés. De hecho, todos podemos hacer plantas para 300 kg/h de plásticos: un camión los trae y otro se los lleva a vertedero. Basta con que pasen por una cinta transportadora para decir que han ido "a la planta de reciclaje". Sí, Ecoembes paga por tonelada de plástico separado que se le envíe, pero es que no sale a cuenta. Y menos mal que Ecoembes (insisto, nuestros impuestos) no paga lo que de verdad valdría separar el plástico.

Por cierto, ví en Alemania unas máquinitas que sí separaban de verdad el plástico. Muy curiosas, muy ingeniosas. Muy caras. Al cambio (entonces era en marcos), unos 42.000 euros cada una. Suficientes para que ningún pueblo quisiera gastarse el dinero en una de ellas (porque además se necesita una para cada tipo de plástico que se quiera separar). No, aquí bastaba con que la planta admitiera el plástico. Que saliera como entró era una menudencia.

Y lo que sí no les voy a contar ahora, por no alargarme en exceso, es cómo funciona en verdad la industria del plástico. Aquella en la que se quiere emplear como materia prima el plástico reciclado. Yo venía de la industria del plástico, y... 

En fin, resumiendo: les están engañando. Lo mismo que cuando les dicen que no compren productos con plásticos, que es mejor que sean de papel, cartón o vidrio. Voy a dejarlo, para no calentarme, pero ¿verdad que lo que le muestran son tortugas marinas ahogadas por el plástico? ¿Que les hablan de la enorme isla de plásticos que flota en el Pacífico? ¿De verdad cree usted que el plástico que usted tira en Valladolid o Zaragoza va a llegar hasta esa isla o tortuga? ¿No seŕa más bien cosa de los africanos, los asiáticos o los sudamericanos? ¿No habría que montar allí las plantas de recogida de envases y enseñarles a ellos a no tirar los plásticos?

Nos dejamos engañar porque nos sentimos mejor. Pero hay otra manera de reciclar el plástico, y en Europa la descubrieron hace al menos 20 años. En la próxima entrada se la cuento.




The Beatles - Polythene Pam

sábado, 11 de enero de 2020

Lo que usted ignora sobre el reciclaje. Papel y cartón




Cuando yo era chico, el papel se separaba; sobre todo el papel de periódico. La razón era obvia: se empleaba para encender la caldera de carbón. Y si ya estaba encendida, daba igual: al fuego con él, que calienta. Como excepción, el papel de panadería y pastelería se guardaba aparte, cuidadosamente cortado en pliegos. ¿Porqué? Pues porque no había papel de plata y ese papel se empleaba para envolver los bocadillos.

En cuanto al cartón, por supuesto: toda caja que llegara era bienvenida, porque se iba a utilizar. ¡Pues no había pocas cosas que se guardaban mejor en las cajas! Especialmente los grandes tambores de detergente: todo lo de navidad se guardaban en esos tambores, y uno de ellos guardaba las piedras con las que se sujetaría el árbol. Que, está claro, se pondría empleando ese tambor de macetero.

Pero eso no era reciclar: era reutilizar. Y como la sociedad actual tiene un problema mental con reutilizar, queremos reciclar.

Y hemos llenado nuestras calles de contenedores azules, separamos el papel en las casas y llenamos los contenedores para que reciclen nuestro papel.

Nadie nos ha explicado nunca que no reciclan nuestro papel. Acaba en un vertedero. Eso no quiere decir que no se recicle el papel; es sólo que no se recicla el nuestro. Se recicla el "industrial". Pero, sobre todo, lo que se recicla es el cartón. Por cierto que el líder europeo en cartón reciclado es Saica, ahí es nada.

Y sí, sí se recicla papel. ¿Cómo cree usted que se fabrica el papel? Todo el mundo cree que se fabrica a partir de la madera. ¿Ha visto muchos bosques en España que se talen para producir papel? No, en España, me atrevería a decir. Mire, el papel se fabrica a partir de tres materias primas. La celulosa de los árboles, claro que sí. Pero sobre todo... de la paja. La paja es un subproducto agrario, y resulta que también sirve para fabricar papel. Y el tercero es... el propio papel. El papel reciclado. No digamos ya el cartón, ahí el porcentaje es escandaloso.

Pero ahora le voy a contar una cosa que creo que no sabía. Usted echa el papel y el cartón al contenedor azul, como le han mandado, y el recolector se lo lleva. Por cierto, si se lo lleva el recolector es mala señal: el precio está muy bajo. Si estuviera alto, se lo llevarían los traperos (seguro que los ha visto mucho por temporadas), que roban impunemente los contenedores azules cuando les sale a cuenta.

Pues bien, el contenedor azul llega a la estación de tratamiento, y allí lo que se hace es separar el papel del cartón. ¡Ah, pero hay una fracción más!: el rechazo.  Y el rechazo es... todo lo que no interesa. ¿Qué interesa? Yo se lo digo: el cartón mayor de tamaño A-3 y el papel mayor de tamaño A-4. Tal cual. El resto, fuera. Y si hubieran estado en una estación de tratamiento, lo entenderían perfectamente. De hecho, les contaré una anécdota: diseñé la quizás primera planta de separación de España, y el reciclador quería tres fracciones, las dos indicadas y el papel algo más pequeño, creo que A-5 o así. Como el presupuesto se disparaba, se decidió quitar un separador: el del papel A-4. Pero cuando encargué a los EE.UU. los separadores (los mejores del mercado), me equivoqué y encargué el del A-4. En ningún momento detectamos los americanos o yo el error, y es que en Europa siempre se ponía el de A-4. Cuando se montó la planta, el cliente entró en cólera y yo quise que se me tragara la tierra. Pero estando en discusiones... la planta arrancó. Y entonces se dieron cuenta de que había sido un error para bien (y yo salvé mi cuello). 

Pero a lo que voy: si rompe el papel, ya no se recicla. Se trata como rechazo. Si rompe los cartones, ya no se reciclan. Son rechazo. Si hace una pelota, lo mismo. Si es un papel menor que un A.4, ídem. Una caja pequeña. Todo eso no se recicla, aunque usted crea que sí. Y aún le diría más: los recicladores, con el de origen industrial tienen suficiente. Un suministro que es del tamaño adecuado, muy limpio, no fragmentado, y sobre todo en cantidades industriales. Tanto que a menudo las industrias optan por prensar ellos mismos sus residuos de cartón, con lo que al reciclador le dan el trabajo hecho.

Pero, claro, está la imagen pública. Y ésta exige que nos llenen las aceras de contenedores azules, y que usted y yo los llenemos. Hasta el punto de que es automático, lo hacemos sin pensar. Como ya no tenemos estufas de leña...

En fin. Recicle usted el papel, que si no se sentirá culpable. Pero no se agobie demasiado: seguramente será un acto hacia la galería.




The Beatles - Yer blues