viernes, 7 de noviembre de 2025

Pensamiento político: análisis electoral

https://www.youtube.com/watch?v=4N78f5B4DbM 

 

 

En las pasadas elecciones generales (2023), PP, PSOE y VOX obtuvieron el 77% de los votos y con ello 291 de los 350 diputados en juego (83%), y 192 de los 208 (92%; como chascarrillo, 3 senadores fueron de asociaciones políticas independientes de las islas canarias y baleares).

En las próximas elecciones, si se celebran y son limpias, los 3 partidos obtendrán en torno a 300 diputados, con los 50 restantes para la miríada de pequeños partidos que hay por ahí. El número mágico para el PSOE es 126, que gobierne depende de que los obtenga.

¿Por qué votar a cada partido?

Empecemos con el PSOE. La razón para votarles es muy sencilla: si no se les vota, ganarán los otros, y hasta ahí podíamos llegar. En realidad, da igual lo que haya pasado y cómo estén las cosas, la evolución que esté teniendo el país y cualquier razonamiento que se presente, ninguno supera al primero: o ellos o los otros, no hace falta pensar más. Está en la mente de cada uno el considerar si ésa es una razón válida y de suficiente peso, para algunos lo es y para otros no.

El siguiente es VOX. Un partido que, por cierto, antes de llegar Pedro Sánchez a presidente del gobierno no tenía ni un solo diputado, por lo que cabe preguntarse hasta qué punto Pedro Sánchez es el dique de contención de VOX.

La razón para votar a VOX es obvia: no es el PP. El que vota a VOX es que no quiere votar al PP. Lo que pasa es que, a diferencia de lo que ocurre con el votante del PSOE, el votante de VOX sí tiene razones: no quiere votar al PP porque piensa que los del PP, como demostraron los años de Rajoy en que tenían amplia mayoría absoluta, son unos maricomplejines que no se atreven a plantar cara a la izquierda y deshacer lo que aquellos hicieron peor. Así que el votante de VOX puede que admita que los de VOX resulten unos pésimos gestores de lo público (no se sabe aún, pero lo parece), pero como mínimo no son del PP y eso les basta.

Por último, nos queda el PP. Al PP le votarán gente de izquierda desencantada con el PSOE (escarmentada, defraudada, desilusionada, desengañada, lo que sea), y gente de derechas que opina que VOX sería un pésimo gestor de lo público. También, claro, gente que siempre ha votado al PP y que siempre piensa votarles hagan lo que hagan porque en su corazón tienen grabado que votar al PP es lo correcto.

En esta situación, cada partido ha de enfocarse en una cuestión.

El PSOE tiene que decir que los del PP son peores que ellos, para recuperar a los que se están mudando al PP. Si no lo ven claro, insistirán en que es el PSOE o los otros, apelando al corazón. 

El PP, para que no se les vayan votantes a VOX tiene que afirmar que ellos no son unos maricomplejines y que sí cambiarán todo lo que haya que cambiar. Buena suerte con eso. 

Y VOX tiene que afirmar que hay tanto por cambiar, y de tanto calado, que unos maricomplejines como los del PP no se atreverán. Y que ellos no serán tan maricomplejines (está por ver).

Quien comulgue con un partido pero no termine de verlo claro, las razones para no votar a ese partido son fáciles de identificar:

Para no votar al PSOE: Pedro Sánchez.

Para no votar al PP: Alberto Núñez Feijoo.

Y para no votar a VOX: Santiago Abascal. 

Las micropercepciones son que el voto femenino sostendrá al PSOE, el voto joven a VOX y el voto pensionista al PP. 

 

 

Nicola Matteis - Aria amorosa