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¿Qué es ser cristiano? Cuando yo era un niño chico, ésa era una pregunta del catecismo. El catecismo era un librito de preguntas y respuestas que nos teníamos que aprender de memoria y que el hermano Babil nos preguntaba en voz alta mientras se paseaba por entre las filas de pupitres. Todos los niños respondíamos al unísono, imprimiendo cierto soniquete a las respuestas que todavía me taladra el cerebro.
Dicho esto, no recuerdo que se preguntara en el catecismo quién es cristiano. ¿Son cristianos los mormones? ¿Los testigos de Jehová? ¿Los adventistas del séptimo día? ¿Los miembros de la segunda iglesia anabaptistas de Whataboutcreek? ¿Los seguidores de Jackson, el telepredicador o el gurú de la secta local?
En realidad, es una pregunta bastante fácil; al menos desde nuestro punto de vista: cristiano es quien la iglesia católica. Y la iglesia católica dice que cristiano es quien acepte lo que se acordó en el Concilio de Nicea. Concilio que, por cierto, se celebró el año 325. Hace precisamente 1.700 años.
Así que los católicos son cristianos, los ortodoxos son cristianos, los coptos, los luteranos, los calvinistas, las tropotocientas ramificaciones de luteranos y calvinistas,... siempre que se ajusten a ese concilio. En que empiezan con afirmaciones tipo "Jesús no era en realidad Dios", nuevos profetas, el libro de Mormon o zarandajas de esas, se acabó.
La cosa de aquel concilio empezó con Arrio. Arrio era un presbítero (= cura) de la diócesis de Alejandría que opinaba que si el Hijo había sido engendrado por el Padre, necesariamente hubo un tiempo en que el Hijo no existía y por lo tanto y resumiendo el Hijo no era Dios, o no tan dios como el Padre. El obispo, que casualmente se llamaba Alejandro, se reunió con Arrio y los presbíteros que le seguían (arrianos, en el futuro), y acabó excomulgándoles. Como era común en la época, envió la notificación del hecho a las demás diócesis y cuando llegó a Costantinopla el emperador, Constantino, decidió que había que reunir a todos los obispos y tratar bien el tema, no sólo en Alejandría. Y aunque la mayoría de los asistentes eran del lado griego del imperio, la reunión de Nicea se convirtió en la primera asamblea de próceres mundiales para discutir un asunto. Vale que el mundo era para ellos más reducido de lo que entendemos ahora, pero somos herederos de su cultura y el modelo que estableció se convirtió así en nuestro modelo.
En verdad, con el Concilio de Nicea cambiaron muchas cosas, que sólo se percibieron tiempo después. Algunas casi anecdóticas, como el calendario eclesiástico y la fecha de la Pascua (se encargó al obispado de Alejandría, que era el que tenía los mejores astrónomos, que la fijara); pero otras, más mentales, muy peligrosas: por ejemplo, el carácter oficial de la religión. El concilio lo había promovido Constantino, dio el apoyo logístico necesario, asistió a las sesiones y se involucró en que se llegaran a decisiones. Otro aspecto importante (muy importante) para los católicos fue que las decisiones del concilio no tenían marcha atrás, un papa no podía cambiarlas.
Y, por supuesto, el credo niceno. Cuyo redactado traducido se sigue recitando hoy en todas las misas del mundo. 1.700 años después, y sumando.
Y que, por supuesto, el hermano Babil nos hizo aprender a todos los niños de memoria.
Yves Montand - Les feuilles mortes
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