jueves, 22 de diciembre de 2022

Senatores boni viri

https://www.youtube.com/watch?v=wyBQtflf3Gs 

 

 

Es curioso cómo se cumple un latinajo atribuido a Cicerón: "senatores boni viri, senatus autem mala bestia". Es decir, los senadores son buenas personas, pero el Senado es un monstruo odioso.

Como ocurre con muchos de los adagios romanos, fue en su momento una gran verdad, pero es que lo ha sido a lo largo de los siglos, lo es en la actualidad y me temo que ¡ay! lo será siempre.

Si yo estableciera un curso de formación para políticos, lo primero que les diría es esta frase.

Porque sí, puede que los políticos estén cargados de las mejores intenciones (de hecho, una gran mayoría quiero creer que lo están), pero el resultado de sus buenas intenciones acostumbra a resultar la trampa de Lucifer. Por ejemplo, y recalco que es sólo un ejemplo sobre cómo se cumple el dicho y no una crítica a lo que traigo como ejemplo, estos días (estas noches) se está debatiendo (es un decir) una nueva ley de universidades, y uno de los artículos es que dentro de las funciones del claustro universitario está el debatir asuntos "de especial trascendencia". Imaginemos, por ejemplo, que una universidad debatiera la reimplantación de la esclavitud, tema que en ese momento fuera de actualidad. O, por ejemplo, que la deriva política del país fuera degenerando cada vez más rápido hacia un populismo sudamericano, y una universidad pensara que debería tomar postura pública, tal vez denunciar la situación. Caray, parece una buena cláusula, y ya digo: es posible que los políticos promotores actúen llevados de las mejores intenciones. Pero una vez aprobada... fácil es que degenere en una imposición ideológica: rápidamente, en Cataluña las universidades (que, como todo en Cataluña, están regidas por la misma banda) se posicionarían públicamente a favor de la independencia y de los intereses de su banda y luego, amparados por ese posicionamiento - que pasaría a ser el oficial de la universidad - se dedicarían a acosar y purgar a todos los elementos que no comulgasen con ese credo. El producto colectivo de esos legisladores es, así, una tiranía perversa. Y el Senado se ha convertido en la herramienta de Lucifer.

Otro ejemplo, precisamente lo que está pasando ahora. No el debate de la ley, sino el que se debata. Los políticos que establecieron las normas políticas previeron que habría situaciones especiales que requerirían decisiones especiales ante las que habría que ser más permisivo. Uno no puede agarrar del pecho a una mujer que no conoce de nada y menos sin pedirle permiso antes, pero si a esa mujer la está arrastrando una riada y hay que salvarla no es el momento de andarse con miramientos. Esto nos lleva a que es legal que a final de año se aprueben en el Parlamento leyes a paladas, leyes que no se debaten, que no siguen todos los trámites pensados para el proceso legislativo, que tratan de muchos temas dispersos, cuyas reglas de aprobación se preparan para que sean aprobadas (por ejemplo, y es un suponer, que se hayan de aprobar completas, y quien vote en contra de la ley que despenaliza la malversación también vota en contra de que se mantenga el programa de ayudas a las viudas y huérfanos de la Guardia Civil). A que se retuerza el reglamento (y sus intenciones) y estas leyes se aprueben en sesiones nocturnas, sin garantías para las minorías parlamentarias, como se hizo en Cataluña la noche del 6 al 7 de septiembre de 2017 y como se está haciendo ahora mismo en el Parlamento nacional.

Por eso, en mi opinión, es muy importante que todos los políticos tengan el latinajo presente, y sean conscientes de que sus buenas intenciones, las buenas intenciones que se convierten en leyes no solo pueden, sino que seguramente se intentará que así sea, convertirse en, por repetir la expresión que he utilizado, herramientas de Lucifer. Y por eso deben plantarse siempre esa pregunta: ¿podrá mi intención ser corrompida y utilizada para el Mal? Si la respuesta es positiva, yo le pediría que la elabore un poco más. Que la blinde de tal manera que la respuesta se arroje negativa, o que no la presente. Porque será lo que ocurrirá, como lleva milenios ocurriendo.

Otra cosa es, claro, que los políticos que nos gobiernan no tengan en verdad esas provechosas intenciones sino las aviesas que la realidad nos demuestra que tienen, y hagan lo que parece que están haciendo: disfrazar de sanos preceptos las trampas que urden.

 

 

Emmylou Harris - The pearl


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