sábado, 10 de febrero de 2018

El draft de 2003




El traspaso de Dwyane Wade de los Cleveland Cavaliers a Miami Heat me ha recordado lo bueno que fue su draft, el de 2003.

El deporte profesional americano funciona sobre la base de los drafts: cada año los equipos eligen por turno a los nuevos jugadores que se quieren incorporan "al oficio". El de la NBA, hace años, era de un porrón de rondas, pero ahora ya es de sólo dos, así que cada año seleccionan a 60 jugadores. Lo que no quiere decir que todos debuten, y mucho menos que hagan carrera.

EL caso es que, cada año, el draft despierta un interés enorme. Incluso llega a alterar  (y nadie se avergüenza de reconocerlo) el desempeño de los equipos en los partidos: llegan a querer perder, para estar mejor colocados en el draft: eligen primero los peores equipos. Es obvio que hay años buenos y malos, como los vinos; pero en general pasa como con las cosechas: casi todas son normales,  sólo que a unos les va mejor que a otros. Pero no es eso lo que les quita el sueño. No, es la posibilidad de que se repita el draft de 1969.

Insisto, los drafts, en general, no son determinantes. Si hay buenos jugadores, saldrán elegidos por unos u otros, pero el destino de un equipo no está, casi nunca, en el draft. Lo que pasa es que ha habido excepciones a esa regla, y eso es lo que quieren todos los equipos: que les pase a ellos.

La fiebre data de lo que pasó en 1969. Los dos peores equipos, Milwakee Bucks y Phoenix Suns, echaron a suertes con una moneda quién elegía primero. Ocurría entonces (y me temo que es el dato que cada año se le olvida a todo el mundo) que aquel año se podía elegir a Kareem Abdul Jabbar. Milwakee ganó la elección, ese año tuvieron el segundo mejor récord de la liga y llegaron a las semifinales. El equipo que el año anterior había sido el peor. Pero es que el año siguiente, el segundo de Kareem, ganaron el campeonato. Y los dos años siguientes fueron subcampeones. Efecto Kareem. La suerte del draft. Por cierto que los Suns eligieron a Neal Walk, que tuvo números correctos pero que pronto desapareció en la papelera de la Historia de la NBA.

Lo de Kareem no se volvió a repetir, pero ha habido aproximaciones: en 1974 Portland eligió a Bill Walton, que les ganó el campeonato en 1977. En 1978 los Celtics eligieron a Larry Bird (¡en sexto lugar!); Bird se incorporó un año más tarde, en 1979, pero en 1981 les llevó al campeonato. Y luego a otros dos. Y en 1979 los Lakers eligieron a Magic Johnson: haciendo pareja con Kareem Abdul Jabbar, ese año ganaron el campeonato.  Y mientras fueron pareja, ganaron 4 más. En el caso de Bird, es cierto que el tipo fue el líder del equipo y que la mejora que tuvieron en su primer año fue histórica (fueron, además, el mejor equipo del Este), pero hay que reconocer que en el draft de 1980 eligieron a Kevin McHale y ficharon a Robert Parish, todo ayudaba. Y con Magic también, los Lakers montaron un equipazo.

Podría añadirse a esa lista el draft de 1981: los Detroit Pistons eligieron a Isiah Thomas, que les dio tardes de gloria y dos campeonatos, en 1989 y 1990. Pero la espera fue de 8 años: el éxito no fue, por tanto, por el draft sino por la hábil política del club durante esos años.

Y luego está el drat de 1984. Se le suele considerar el mejor de la historia, y argumentos no le faltan. Veámoslos.

En primer lugar, se presentaba el entonces segundo Michael más famoso de los EE.UU. tras Michael Jackson: Michael Jordan. La NBA, además, vivía de la fama de Bird y Magic, ambos con los equipos que los habían elegido en el draft, así que todos los equipos buscaban e el draft el jugador que les hicera codearse con aquellos Celtics y Lakers (y los Sixers, pero ésa es otra historia). Lo que pasa es que en aquella época seguía vigente el criterio de buscar un nuevo Jabbar, y los primeros en elegir fueron los Rockets de Houston, que no eligieron a Jordan sino a un pivot nigeriano (pero que había liderado a la Universidad de Houston, lo conocían bien) llamado Akeem Olajuwon. Y fue una excelente elección: en el segundo año les llevó a la final. La perdieron, como perdería cualquiera ante esos Celtics de Bird, pero eso fue mucho más de lo que hicieron el resto de los jugadores del draft. Y, por si fuera poco, les dio dos campeonatos. Vale que fueron en su décima y undécima temporada, pero el tipo que lo hizo lo consiguieron en el draft. 

El deshonor lo tuvo Portland, que quería otro Walton y eligió en segundo lugar a Sam Bowie. Todavía se ríen de ellos.

El segundo gran nombre de ese draft fue Michael Jordan. Salió el tercero, y ganó 6 campeonatos. Pasa que empezó a ganar en su séptima temporada, y en las primeras temporadas el equipo no hizo nada digno de mención ni contaba para nada. Aunque  todos sabemos que el problema no era Jordan sino que el resto de jugadores no eran Jordan... ¡qué quieren que les diga! A mí me llaman la atención los tíos que llegan de chaval a un equipo y éste pega un estirón descomunal y, reconociendo todo lo bueno que era Jordan, ése no fue el caso.

El draft incluyó otros dos grandes nombres: John Stockton, elegido el 16ª, y Charles Barkley, el 5º. Stockton no ganó campeonatos, pero llevó al equipo a dos finales, y es sin discusión uno de los mejores bases de la historia. En Utah es su tótem, el mejor que han tenido nunca. Y, por cierto: es el jugador que más partidos ha jugado jamás con un mismo equipo. Y Barkley... bueno, el tampoco ganó ningún título y sólo llevó a su equipo a una final, pero es quizás el mejor jugador que nunca ha ganado el campeonato. Y si los ochenta fueron la década de Magic y Bird, los noventa fueron la de Jordan y Barkley. (chascarrillo: el ala-pivot Barkley medía 1,98, lo mismo que el escolta Jordan, solo que uno se fajaba con los más grandes y fuertes del otro equipo y el otro no). Podría escribir muchas cosas sobre Barkley (por ejemplo: parece ser que su altura real era... 1,93), pero hoy no va de eso. Quizá otro día.

El caso es que el del 84 fue un gran draft. Tanto que reavivó la fiebre por los drafts, sólo que ahora no se buscaba al nuevo Jabbar sino al próximo Jordan. Y, aunque no ha habido otro Jabbar, sí es cierto que ha habido otro Jordan: apareció en el draft de 2003.

Después del del 1984 hubo drafts que trajeron grandes jugadores. Algunos drafts, de hecho, prometieron (como el de 1992), pero luego no cumplieron. Y dos drafts cumplieron más allá de lo esperado, el de 1996 y el de 1997. 

El de 1996 incluyó a Kobe Bryant, cinco campeonatos con los Lakers. ¡Pero es que salió elegido el 13º, y además por los Hornets! Los Hornets no valoraron lo que habían elegido y 5 días después lo traspasaron a los Lakers. En general ese draft se considera muy bueno porque incluyó a muchos buenos jugadores, pero no dio la gloria a ningún equipo salvo a los Lakers. Eso sí, los títulos de los Lakers llegaron cuando ficharon a Saquille O'Neal como estrella con Bryant como segunda banana, así que a mí no me parece un draft extraordinario, uno de esos por los que arruinar la temporada. 

En cambio, el de 1997 sí lo fue. Por desgracia para todos los demás, sólo un equipo se lo olió: los San Antonio Spurs. Que eligieron en primer lugar a Tim Duncan. Al segundo año, éste les dió el primero de sus cinco títulos. Tim Duncan es el Stockton de San Antonio. Aparte de Duncan, el draft no dio mucho más de sí salvo Billups, que lo eligieron los Pistons. Pero el campeonato de Billups tardaría siete años en llegar, y Billlups, buen tipo, no fue nunca un jugador dominante. El caso de Duncan es de estudiar, pero entre que san Antonio es uno de los mercados más pequeños de la NBA, que el tipo es tímido de narices y que el juego del equipo era todo menos showtime, ganaban pero nadie sabía nunca cómo lo habían hecho... 

Pero el draft por excelencia fue el de 2003. Ese draft prometía, y cumplió. Mucho más de lo esperado, en mi opinión. Y, curiosamente, fue bastante parecido al de 1984. 

El primer elegido fue Lebron James. Nada que objetar. Ahora, el chico estaba un poco verde, sólo tenía 18 años, así que se comprende que tardara cuatro temporadas a llevar a su equipo a las Finales. Claro que el equipo era malísimo salvo él, y los Spurs de Duncan se lo comieron con patatas. Que luego les haya dado el título en 2016, todos lo sabemos, no es cosa del draft.

El segundo fue Darko Milicic. ¿Quién? Sí, Milicic. Lo eligieron los Pistons, y aquel año... ganaron el título. Y el chico no tenía aún 19 años (le faltaban días). Pero no se engañen: Milicic no tuvo absolutamente nada que ver. Los Pistons eran un buen equipo antes de elegirle (tuvieron la opción por cosas de traspasos). Ya digo, el chaval jugó 4,7 minutos de media en 34 partidos: los minutos de la basura, se llaman. Sus registros fueron paupérrimos y, al igual que con Bowie en el 84, las risas  y el bochorno de Detroit aún duran.

El tercero fue Carmelo Anthony. No sé porqué no fue el 2º. En fin, durante los primeros años había mucho interés en saber quién iba a ser mejor, si James o él; hace años que todos sabemos que era James. Anthony ha resultado ser un buen jugador, pero nada más. Uno de tantos buenos jugadores que ha habido y va a haber. Uno de tantos que jamás ganará ningún campeonato.

El cuarto fue Chris Bosh. Lo eligieron los Raptors. Con él ganaron muchos partidos, pero nada más. Se hartó y se fue.

Y el quinto fue Dwyane Wade. Mi hombre.

Lo eligieron los Miami Heats. Tres años después eran campeones y Wade el MVP de las Finales. Lebron sólo había conseguido llevar a los Cavs un año a la segunda ronda de los playoffs. Por comparar.

Claro que... lo de siempre. Las lesiones, algunas importantes, le impidieron brillar los años siguientes. Wade se recuperó, aunque ya no volvió a ser el mismo. 

En 2011 las cosas cambiaron en Miami: llegaron Lebron y Bosh, y jugaron cuatro finales seguidas ganando dos. ¿El mérito? De Wade, sin duda: Lebron y Bosh querían irse de sus equipos, hartos de no ganar, e ir a jugar con Wade les parecía una idea estupenda. No fue Wade el que dejó a su equipo para ir con Lebron, sino al revés. Así que la elección que hicieron en el draft de 2003 dio tres títulos a Miami.

En 2016 Wade se fue de Miami, por una cuestión de orgullo que no de dinero. Jugó un año en su Chicago natal, una jaula de grillos, y luego en Cleveland, reclamado por su amigo Lebron. El otro día volvió a Miami. Y el público lo recibió con la gran ovación que merecía.

Dwyane Wade es el Stockton de Miami. Y yo soy un superfan. Wade ya está viejo, tiene 36 años, pero espero que aún les dé tardes de gloria. Es una leyenda, y hemos de aprovechar los últimos partidos que aún podemos verle.

Y, sí, por Lebron y por Wade, el draft de 2003 fue un draft excelente.





The dead South - In hell I'll be in good company

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