martes, 19 de diciembre de 2017

Supremacistas




De un tiempo a esta parte no vengo pensando en ellos como separatistas, secesionistas o independentistas, sino como supremacistas. Pues en todos ellos subyace una misma idea: somos tan mejores, que no podemos mezclarnos con vosotros. Y si tú crees que no somos tan mejores, es que tú no eres uno de los nuestros.

Bien. El caso es que había escrito una entrada sobre mi análisis de la situación preelectoral, pero el otro día leí un artículo que glosaba a la perfección todo aquello a lo que le iba dando vueltas. Y decidí, una vez más, incluir el artículo tal cual en el blog, ya que, como he explicado a menudo, el objeto del blog no es ser leído ahora sinod entro de años. Con ese objetivo, el blog ha de ser registro de lo que ahora está pasando, justo al revés de lo que es la prensa, que no es sino lo que envolverá los bocadillos de mañana.

El artículo en cuestión, publicado en El Confidencial, recoge una charla pública de un colectivo de científicos catalanes (un colectivo específico, no una muestra escogida al azar de nuestros científicos):
España "desprecia la ciencia". Es un país "monolítico y oligarca" que "asfixia el libre pensamiento y la libertad creadora". Para someter a la sociedad bajo su yugo, ese Estado autoritario "lleno de vicios del franquismo" reprime a cualquiera que cuestione el orden establecido. Por eso es tan importante para la ciencia catalana que los partidos independentistas vuelvan a ganar las elecciones, porque si no "la alternativa sería el retorno al fascismo del PP y Ciudadanos, que no tienen escrúpulos en promover el exilio de nuestros gobernantes y su rendición incondicional. Es el fascismo que encarcela, hiere y censura. Como científicos, sabemos hacia dónde no tenemos que ir. Ante la ilusión de un país nuevo está la oscuridad del Estado español y la vulneración de los derechos humanos". 
Esta última reflexión es de Roderic Guigó, catedrático de Genética del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (CEXS) de la Universidad Pompeu Fabra. Guigó es uno de los investigadores más prestigiosos en el ámbito de la genómica y la cara más visible del colectivo Científicos por la República de la ANC. Esas palabras no son una salida de tono exclusiva de Guigó, sino un sentir compartido por los científicos soberanistas, que este jueves organizaron una charla para explicar por qué es tan urgente huir de España e instaurar la República Catalana. Cerca de mil científicos e investigadores catalanes apoyan las tesis de este colectivo de la ANC creado en 2015, sostienen desde la entidad.

"España es un país más orientado a la agricultura y sus prioridades son las que son", suspiró resignada Alicia Casals, catedrática de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPF), doctora en informática y número 63 por Barcelona en las listas de Junts per Catalunya. Su compañero de ponencia Joan Cardona, jefe de la Unidad de Tuberculosis Experimental del Instituto Germans Trias i Pujol, abundó en esa misma tesis. "España es un país agrícola que se dedica a la caza y a atraer a jubilados, pero aquí [en Cataluña] no tenemos esa necesidad. Por eso la república nos permetiría aumentar la inversión en investigación y situarnos como un país puntero. Eso requiere de una libertad y una flexibilidad brutal y si seguimos en un estado dirigista nunca lo lograremos. En España no sabían ni lo que era la investigación hasta que el conseller Mas-Colell fundó el ICREA [Institución Catalana de Investigación Avanzada y Estudios Avanzados]".

Cardona glosó la mentalidad catalana y su capacidad para sobrevivir dentro de España, una cuasi dictadura asfixiante. "Por suerte tenemos ese carácter mediterráneo. No somos gregarios ni necesitamos líderes. Esa pluralidad ya intrínseca en nosotros es un valor. Nunca hemos tenido poder y la gente se ha tenido que espabilar, y ese es el caldo para que la investigación sea más esplendorosa y sea la base de la futura república", aseguró.

Cardona admitió que, por culpa de tantos años de control estatal, los científicos catalanes "están encorsetados" al igual que sus compañeros españoles. "La gente se autoengaña cuando cree que vive en un espacio de libertad. El franquismo puro y duro ahora está diluido y bien caracterizado en partidos de diseño como Ciudadanos. Vivimos en una ilusión al servicio de una oligarquía que solo piensa en su propio beneficio y le importa un bledo el progreso de la ciudadanía. Lo que quieren es que vayamos haciendo, como un rebaño", denunció el doctor.

En Cataluña hay unos 45.000 profesionales en el sector de la investigación en sus múltiples disciplinas, y los científicos de la ANC no albergan ninguna duda de que "la mayoría" apoya la independencia. Por el motivo ya expuesto: España es semejante cochambre que sería masoquista no querer salir. "Los científicos españoles también se separarían de España si pudieran. Muchos vendrían a Cataluña, ya han venido hace poco algunos científicos del CNIO a Barcelona porque allí no podían seguir. Es una pena que los españoles no se puedan ir de España porque es un país que no se puede reformar", opinó Guigó. Y atizó acto seguido: "España y racionalidad son conceptos antitéticos".
Según Casals, "los científicos españoles lo pasan igual de mal. Pero entre muchos se ha producido cierto acomodo, quizá no se han preocupado" de las penurias que vive la ciencia en España. “Si tienes la iniciativa [como en Cataluña] te coartan, pero si no la tienes pues no te afecta", argumentó la catedrática para tratar de explicar por qué la comunidad científica catalana a priori se muestra más rebelde y está más desquiciada que la española.

En ese sentido, los científicos por la república consideran que la clase política catalana es infinitamente más abierta y avanzada que la española y por eso saben que en un estado propio el presupuesto para I+D en relación al PIB sería muy superior al actual. "Habrá que cambiar la mentalidad de los profesionales, ya que solo han vivido dentro del sistema español, pero eso se consigue con una ley de investigación que evite esos vicios e ineficiencias. Crear un marco legal flexible, mejorar la fiscalidad, reformular el funcionariado porque es un modelo que no funciona. Sabemos todo lo que no debemos hacer y ese es un buen punto de partida", enumeró en la informática y candidata de JuntsxCAT. Por ejemplo, los hospitales públicos o el propio CSIC "han heredado esa estructura española monolítica que habría que romper".

El cuarto ponente fue Joan Bagaria, profesor de investigación de ICREA, la joya científica de la Generalitat. Antes de entrar en materia, Bagaria emitió un lamento y una sospecha: "La investigación es importante pero hoy está en riesgo la dignidad y libertad de este país. Estamos a una semana de unas elecciones en las que nos jugamos mucho sin una mínima garantía democrática, vamos a poner una vela a Santa Rita para que todo salga bien. En Cataluña debemos ser optimistas, no nos queda más remedio".

Como ejemplo de que España es un lastre para el despuntar científico y tecnológico de Cataluña, Bagaria puso al propio ICREA. "Es un centro de altísimo nivel, ha salido muy bien porque los catalanes, como aquí no nos dan nada, hemos aprendido a buscarnos la vida. Cada investigador genera 288.000 euros al año. Esto se intentó replicar en Madrid y el fracaso fue total. En el País Vasco salió a medias".

Según este investigador, es ilustrativo que Cataluña acapare un 50% de los fondos que el European Reserch Council (ERC) destina a España. Un modelo de éxito que, lejos de iluminar al resto de centros españoles o al propio Ministerio de Economía e Industria, es motivo para la envidia. Como sentenció Guigó, "España, antes que replicar el ICREA, es capaz de destruirlo si ve que nos funciona. Es muy triste".

Una decena de profesionales asistieron al acto organizado en el Espacio Vilaweb. Todos con ideas por la república pero con un temor muy íntimo: el auge de Ciudadanos. Como confesó una bióloga de la Agencia Catalana de Salud, "tengo pesadillas con Ciudadanos, las universidades deberían estar cada día en pie de guerra en el calle. Cada día nos prohiben, cada día nos sancionan, ¿estamos en Cataluña o en Corea del Norte?", exclamó. A lo que se sumó otro profesional del hospital de Bellvitge consternado por el temor de que "la mitad" de su centro hospitalario vote a Inés Arrimadas.

Y es que aquí no tenemos a políticos en campaña electoral (por cierto que me hace gracia cómo disculpan las meteduras de pata de Iceta: "es algo que ha sido dicha en una campaña electoral", como diciendo "no pretenderá usted que lo que se dice que se hará, en una campaña electoral, vaya realmente a hacerse, ¿verdad?). Tenemos a científicos haciendo una presentación de algo, o lo que quiera que fuese esa charla. No hablamos de julais sorprendidos por la calle y a los que se les pone un micro en la boca para que digan lo primero que se les ocurra, sino a personas con la cabeza bien amueblada, rigoristas en su trabajo y que han meditado bien lo que quieren decir. 

Y el caso es que las afirmaciones vertidas no chocan lo más mínimo con la realdiad del día a día aquí. Al contrario, evidencia porqué aquí se quiere aplicar dos tamices distintos, uno grueso para ellos y uno fino para los demás. Por ejemplo. Por qué para ellos rigen unos principios y para los demás otros (incluyendo la discusión sobre este principio fundacional).

Por otro lado, y casi en un nivel anecdótico, no puedo dejar de darme cuenta de lo catalanes que son los apellidos de los cuatro figuras, auqnue dudo que alguno de ellos esté entre los 50 más habituales en estos lares. Seguro que si les pregunto a ellos la razón, la tendrán clara: los "españoles" no se inclinan hacia la ciencia, son más de ser peones o analfabetos, al contrario que ellos, "los catalanes", que sí son personas cultas, educadas y con interés. Yo creo que más bien es que ya se encargan "ellos" de que ninguno de "los nuestros" destaque o alcance algún cargo. ¿Por qué? Por su supremacismo, claro está.
En fin, pasado mañana elecciones. No servirá de nada, porque Cataluña no tiene ya remedio. A los supremacistas blancos del Sur norteamericano les dieron una buena paliza hace cienco cincuenta años, cien después casi seguían igual, y aun ahora hay mucha diferencia de ser blanco a ser negro, allí.




Yes - Owner of a lonely heart

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