sábado, 23 de septiembre de 2017

El caso M, como ejemplo

Charlo con un arquitecto. Me cuenta que han despedido a otra arquitecta que tenían, M.

Parece ser que M. era una inutilidad como profesional. La contrataron porque presentó un buen currículum, pero... Al llegar no empezó arrasando, al contrario. Pero lo achacaron a que siempre cuesta aclimatarse a la cultura del despacho; además, no estaba acostumbrada al tipo de proyectos que ellos hacían, quién sabe, quizá sería cuestión de tiempo. Y pasó el periodo de prueba.

Poco a poc se les hizo evidente: era una inútil.Pero en esas M. se quedó embarazada. Luego, la baja de maternidad. Y luego, la reducción de jornada. Que no es por nada, pero si M. ya era inútil a jornada completa, con media jornada más aún. Llega un momento en el que todo el mundo es consciente de que no tiene sentido asignarle una labor en un proyecto y, sin embargo, hay que dársela.

Al cabo de 3 años, la han despedido.

Hay dos tipos de personas: las que braman contra la empresa porque M. era una trabajadora honrada que estaba protegida por la ley como madre de un menor (o una menor, no sé) de 12 años, y las que opinan que M. ilustra la injusticia de esas protecciones.

Yo soy de estos últimos. Y pienso que estas protecciones no benefician a las madres, al revés. Porque quien contrata a una madre (o futurible madre) contrata también la mochila de protecciones que acarrea. Por lo tanto, a las madres esta mochila penaliza su competitividad.

O quizás es que yo soy un ingeniero del pleistoceno. En mis tiempos, cuando uno era padre no quería una reducción de jornada. Al contrario, había que ganar más garbanzos y eso se resolvía trabajando más aún, no sé si me entienden (los que lo vivieron, seguro que sí). Ahora, en cambio, se pide que se trabaje menos, "en compensación por el esfuerzo de tener un hijo". 

Y sí, es cierto que hay situaciones en las que el trabajador debe estar protegido por la ley. Pero pienso que esas situaciones han de ser excepciones o, como mínimo, adaptadas a las circunstancias (y que sea un juez quien decida si hay de haber proteccióno no). Aplicar el mismo rasero a una empresa de 10.000 empleados y a una empresa de uno o dos empleados no me parece justo.

No sé cuántos hijos nacen gracias a estas protecciones laborales, pero M. era una inútil y espero que ese despacho gane la batalla legal que sin duda les vendrá.

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