sábado, 10 de septiembre de 2016

Las ideas del psicopedagogo




He manifestado muchas veces que psicólogos y pedagogos tienen gran parte de culpa de que la educación en este país y todo lo que conlleva se haya ido al garete. Así que afronté la entrevista que publicó la prensa a un psicopedagogo con el ánimo que se pueden imaginar. Y resulta que yo tenía razón.

La entrevista era a propósito del inicio de un curso en el que se quiere (o no) aplicar la nueva LOMCE, y en concreto sobre el hecho de que se quería examinar a los chicos al acabar primaria, ESO y bachillerato. El psicopedagogo, huelga decirlo, bramaba que eso no podía ser. El hombre estaba en contra de los exámenes, porque pueden salir mal por razones extraacadémicas - a bote pronto, me imagino un flemón o un principio de peritonitis. Opina el míster que no permiten valorar el trabajo del muchacho.
"El problema llega con las siguientes reválidas, porque el alumno literalmente se la juega a una carta. da igual cuánto se haya esforzado los cuatro años de la ESO o los dos del bachillerato: si suspende ese examen, no obtiene el título".
Lo normal es que el alumno que se esfuerza lo suficiente aprueba los exámenes. Salvo casos en los que el profesor es el problema (también hay jueces injustos, comerciantes que engañan, etc.), lo normal es que quien suspende no se ha esforzado lo suficiente. Cuando el chico se queja "¡si yo me he esforzado, lo que pasa es que...!" todos sabemos que son excusas de mal pagador. Y que no, que no se ha esforzado. Lo que pasa es que los exámenes son medibles, los esfuerzos no. Así que si alguien no quiere exámenes que midan esfuerzos, lo que quiere es que no sea necesario esforzarse.

Sobre la selectividad:
"Estará formulada por profesores de secundaria, en lugar de ser docentes de la Universidad, con lo que sale ganando el alumno, porque un profesor de secundaria sabe qué han aprendido los estudiantes, mientras que otro universitario cree que lo sabe".
Para mear y no echar gota. El argumento de base es que "yo decidiré qué alumnos tendrá usted". Como si las pruebas de acceso al ejército, bomberos, policías o lo que fuera, en vez de elegirlas los militares, cuerpo de policía, etc., las pusieran los preparadores de las academias. ¿Son los profesores de secundaria los que deben decidir qué conocimientos tiene un alumno para estudiar Medicina, por ejemplo?

La explicación, de nuevo, es la misma: no quiero que evalúes el trabajo de mis chicos. Si fracasan en la universidad, el problema es tuyo, eres un mal profesor. Mis chicos salieron de mis clases felices, relajados y preparados.

Otra razón que esgrime para oponerse a las reválidas:
Se rechaza que sea un tribunal externo quien corrija las pruenas realizadas por los alumnos: el profesor que ha dado clase a un alumno ha podido ver su evolución. Y sabe que un cinco puede ser más importante que un sobresaliente. Pero el docente externo no sabrá quién es ese joven, cuánto ha podido esforzarse o por qué ese día ha hecho un examen pobre.
Lo mismo, una y otra vez. Si el chico es tonto, no importa lo que se esfuerce, no debe aprobar. Y si no es tonto, si se esfuerza aprueba, y si no, no. ¿Cuál es el problema?
Un profesor de secundaria, por ejemplo, ha podido ayudar a un alumno, orientarle, enseñarle a estudiar, reconducirle..., pero un 30% de la media de ESO procederá de un examen que no ha redactado ese profesor y que tampoco ha corregido.
 Ya damos por supuesto que los niños de primaria no han de esforzarse para pasar exámenes. Hasta los 12 años, lo del niño es Divertilandia. Ahora resulta que alguien quiere que de los 12 a los 16 y luego hasta los 18 se le vaya conculcando la necesidad de prepararse (con lo que conlleva), que asuman que existen situaciones en las que cada uno debe responder por sí mismo, no lo harán los demás por él, y se debe dar la talla. Y, claro, los psicopedagogos se rasgan las vestiduras ante semejante barbaridad. Yo es que no puedo ni verlos.



Cuando yo iba al colegio, en los cursos superiores nos informaban de que si faltábamos cierto número de días no aprobaríamos el curso, y de nada valdrían las excusas (haber tenido una hepatitis, un accidente de tráfico, que sé yo). Y el argumento que usaban siempre era el mismo: el título de médico. 

¿Qué le parecería a usted que el médico que le fuera a operar no hubiera aprobado ningún examen "pero se había esforzado mucho"?

O sin ir más lejos, que el conductor de su próximo taxi no hubiera pasado las pruebas para el carnet de conducir "pero había puesto mucho interés".

Pues es el mundo que quieren imponernos los psicopedagogos. Y el periodista no dice ni mu.




Creedence Clearwater Revival - Fortunate son

2 comentarios:

  1. otro post impecable.

    El lema de hoy en dia es la igualdad, y como no se puede igualar por arriba porque no todos van a llegar se iguala por abajo.

    Si no hay una recompensa; aunque sean unas palmaditas en la espalda, aunque sea solo el que no te pongan colorado por vago; no hay esfuerzo.

    Y si nadie se esfuerza todos son iguales.

    Borregos.

    Yo lo vivi en primerisima persona en mi paso por la ESO. Daba igual sacar un 5 que un 10 y ademas si eras de los del 10 te cascaban o te llamaban de todo.

    Asi que me pase toda la ESO y el Bachiller haciendo exactamente el minim imprescindible.

    Y luego en la carrera me las dieron todas juntas.

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    1. Bueno, mientras te las den todas juntas en la carrera no hay mayor problema. El miedo es que en la carrera se adapten al "material" que les llega y bajen el nivel.

      Es lo que contaba en https://elingenieroaccidental.blogspot.com.es/2016/07/la-seleccion-de-los-ingenieros-antes-y.html

      Gracias por tu testimonio, V.

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