jueves, 22 de septiembre de 2016

La construcción tras la guerra (I)





El otro día cayó en mis manos un libro titulado "Cálculos de Construcción", escrito por Manuel Company, ingeniero, después de la guerra. Este tipo de libros siempre me interesa, porque a través de ellos puedo saber cómo construían en aquel momento, y así cuando me toca rehabilitar o aprovechar una estructura de entonces tengo más pistas a las que atenerme.

En este caso, el libro es muy didáctico y ameno de leer, e incluye algunas perlas que deberíamos conocer todos los calculistas de hoy, y especialmente los calculistas que, por razón de su edad, no conocieron a los calculistas de antes de los ordenadores y no saben, hasta el punto que les parece imposible, cómo se calculaban las estructuras "antes".

Así que en ésta y en las dos próximas entregas les voy a incluir, como imágenes (podía reescribirlas como texto, pero he querido conservar el aroma de 1940), tres fragmentos del libro. En esta entrada en concreto, les reproduzco el prólogo, que pinta, al explicar los motivos y los objetivos del libro, un verdadero lienzo de cómo se construía al finalizar la guerra; por cierto que, de paso, desvela uno de los grandes misterios que tenemos los proyectistas cuando afrontamos un proyecto antiguo.
 

Ya está claro por qué "antes hacíamos un proyecto con 10 planos, y ahora hacen falta 300": antes no se hacía el proyecto. El arquitecto reflejaba sus ideas, y luego los constructores ya proyectarían lo que hiciera falta. Esta filosofía no es tan antigua: he tenido que reformar un edificio de los años 70, cuyo proyecto constaba de 15 planos. 12 de arquitectura (plantas, fachadas y secciones generales, más 1 de detalles en sección), 1 de cimientos, 1 de estructura y 1 de instalaciones. Pues claro: la empresa que lo construyó vendía los casetones de los forjados, y en el precio estaba incluido el proyecto de estructura, ya se encargaban ellos de que fuera correcto. Al arquitecto y al cliente se le ahorraban problemas, y a fin de cuentas, a la constructora se le supone un saber hacer. La parte negativa, que esa constructora se quedaba el proyecto como un secreto previo… pues no les debía parecer un inconveniente muy grande: ¿Usted tiene los planos de armados de su vivienda? Pues eso.

Esto también ha sido muy normal en casos de cimentaciones especiales: hasta que se popularizaron los pilotes y las pantallas, eran las dos empresas que había en España las que se encargaban del diseño. Y yo mismo, sin ir más lejos, he proyectado muros pantalla dejando muchos aspectos, como los anclajes, para que los desarrolle quien los construya. ¡Qué caramba!, si lo pensamos, esta práctica aún sigue: por ejemplo, cuando se hacen naves industriales "tipo", o con las estructuras de hormigón prefabricado. También en instalaciones, sobre todo industriales: quien se lleve la instalación de frío (o de amoniaco, o de lo que sea), en muchos casos, es también quien desarrolla el proyecto.


Pero después de la guerra, ya se ve, era una práctica llevada al extremo: cuénteme su idea, y nosotros nos encargamos de todo.




Creedence Clearwater Revival - Run through the jungle

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