Como todo el mundo sabe, en Cataluña estamos divididos en dos bandos antagónicos, los que quieren la secesión y los que no. Podríamos describirnos como los verdaderos catalanes y los que no, o los tontos del culo y los que no, o... pero ya se me entiende.
Estos días se ha creado otro criterio de división: a los que les parece correcto que se abuchee públicamente los símbolos nacionales, el himno, la bandera, la presencia del Rey, y a los que no.
A los que no, los que no están de acuerdo porque les parece una falta de respeto y al respeto no se debe faltar nunca, no se necesita mucho describirlos.
Pero a los que sí se dividen también en dos categorías: los que opinan que es "libertad de expresión", y los otros. Formalmente, todos "los que sí" opinan que es libertad de expresión, que como todo el mundo sabe es el segundo derecho más importante, sólo por detrás del derecho "a decidir", pero en este grupo tenemos las dos categorías avisadas, que podemos resumir en "los coherentes" y "los incoherentes".
Los incoherentes, ya se imaginarán quiénes son; se les reconoce también porque tienen un criterio en el caso del Archivo de Salamanca y el opuesto en el caso de los bienes de la diócesis de Monzón. Por ejemplo, nuestro Amado Líder, el Príncipe de la Mentiras. El que se puso como una mona porque cuando lo de Germanwings Hollande, Merkel y Rajoy no lo trataron como a un igual (a pesar del trato de favor que le otorgó Rajoy). Los incoherentes defienden cualquier insulto a los símbolos españoles, y le llamarán fascista (como mínimo) como usted "insulte" a los suyos. En fin, Cataluña está llena de incoherentes, por eso nos es tan dura la vida aquí.
Y luego, "los coherentes". Dicen que no les parece mal que también se insulte a los símbolos catalanes, que no les importa. Es la libertad de expresión, según ellos. Pero ¿está la libertad de expresión por encima del respeto a los demás? ¿No tengo derecho a escuchar la tonada del himno si a ti te apetece tocar el pito? Las libertades de uno, ¿pasan por encima de las de los demás?
El coherente responderá entonces que no es eso, sino que los símbolos nacionales son cosas que no merecen respeto. Un trozo de tela, una melodía insulsa, un panoli puesto por otros. Se entiende pues que, si lo merecieran, se les respetaría, por encima de la libertad de expresión. ¿Es él quien decide lo que merece respeto, o es que cada cual debe limitar su libertad de expresión a lo que considere que merece respeto?
Incluso algún famoso futbolista del FCB opina que también a ellos les insultan cuando juegan por ahí. Dejando de lado que jugando él en Zaragoza, los del Barça pararon el partido cuando iban perdiendo porque uno del público insultó a su compañero Eto'o (se ve que ése del público no tenía libertad de expresión), nadie apoya públicamente (y menos incentiva) los insultos en las gradas; aun al contrario, se combate y se llega a sancionar, justo lo contrario de lo que nos ha pasado.
Me temo, pues, que "los coherentes" son, en realidad, "incoherentes" que se niegan a reconocerlo. Es decir, encima ¡cobardes!
En las relaciones humanas, si uno se dedica a tocarle las narices a otro tiene que estar muy seguro de que el otro no le va a contestar, porque lo normal es que la réplica supere con creces el último insulto. Tenemos en este caso una situación en la que los secesionistas querían tocar las narices (una vez más, y van...) a los no secesionistas. Los no secesionistas aguantamos, pero me pregunto si un día no tendremos la oportunidad de devolverles nosotros a ellos todo el cariño que nos han dado, corregido y aumentado. Quizás entonces descubran ellos la inteligencia de sus actos de ahora.
Jarcha - Libertad sin ira
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