miércoles, 25 de marzo de 2015

All along the watchtower (I)




Ronda estos días un anuncio en televisión; no sé de qué, pero se acompaña con la versión de Jimi Hendrix de "All along the watchtower" de Bob Dylan. Incluso si no son fans de Hendrix (como Basilio, el entonces novio de la hermana de un amigo que me dejó toda su discografía - murió joven el tipo, ya saben, y era muy corta- a ver si así me aficionaba al de Seattle), incluso si son fans, les decía, reconocen la pieza y la asocian a los hippies - cosas de los Simpson- o a Vietnam - cosas de Forrest Gump-.

Y es que la canción es muy buena; no en balde, es el enlace que acompaña este artículo.

Pues bien, resulta que la canción, ya se lo he dicho, es original de Bob Dylan. Uno de sus grandes éxitos. Pero ¿conoce la letra? Es ésta:
There must be some way out of here said the joker to the thief
There's too much confusion" I can't get no relief
Businessmen, they drink my wine, plowmen dig my earth
None of them along the line know what any of it is worth.

No reason to get excited, the thief he kindly spoke
There are many here among us who feel that life is but a joke
But you and I, we've been through that, and this is not our fate
So let us not talk falsely now, the hour is getting late.

All along the watchtower, princes kept the view
While all the women came and went, barefoot servants, too.

Outside in the distance a wildcat did growl
Two riders were approaching, the wind began to howl.
¿Entienden de que va? Seguro que no; pero si el idioma es el problema, les pongo mi traducción.
Debe haber alguna forma de salir de aquí,
dijo el bufón al ladrón,
hay demasiada confusión
no encuentro consuelo

Hombres de negocios se beben mi vino,
labradores cavan mi tierra,
ni uno solo de ellos en su especialidad
se da cuenta de lo que eso vale.

No hay razón para ponerse nervioso
dijo amablemente el ladrón,
hay mucha gente entre nosotros
que piensa que la vida no es más una broma.
Pero tú y yo, ya hemos pasado por eso,
y ése no es nuestro destino,
así que no hablemos ahora falsamente
se está haciendo tarde.

A lo largo de la torre del vigía
los príncipes vigilaban el panorama,
mientras todas las mujeres trajinaban
los sirvientes descalzos también lo hacían.
Afuera a lo lejos un gato montés gruñó,
dos jinetes se aproximaban,
el viento empezó a aullar.

Ahora sí: ¿cómo se quedan? ¿Pueden decirme de qué va la canción? ¿No? ¿Nadie? Miren, se lo confieso: yo tampoco. Pero es una canción de Bob Dylan, y está considerada como una gran canción, así que TIENE que ser una gran canción. ¡Hey, es de Bob Dylan!

La cantidad de canciones de Bob Dylan en las que ocurre lo mismo: los tarugos somos nosotros, por no entenderlas.

Como el arte moderno, vaya.



Bob Dylan - All along the watchtower, en versión de Jimi Hendrix

martes, 24 de marzo de 2015

Los curas del Coco Bongo





El otro día asistí a la 1ª comunión de un sobrino. La verdad, no me gustó. El acto en sí, quiero decir: la celebración pagana que siguió a la ceremonia religiosa fue, no cabría esperar otra cosa, espléndida. Pero no la misa. Y para la Iglesia, lo importante es el acto religioso, una misa en la cual hay nuevos comulgantes, los niños para los que es su primera vez. Asiste y participan en un encuentro de mayores, eso es todo. Añadamos que para muchos ésta es una de las pocas ocasiones en las que entran en los templos y ¿qué les ofrece la Iglesia? A veces parecía que se les ofrece "Una misa en el Coco Bongo", oigan: una fiesta, un jolgorio, un sin fin de canciones kumbayá, un despiporre de niños y asistentes saludándose entre sí por todo el templo, un futimé de conversaciones. Nada de oración, recogimiento, contrición, catquesis. ¿De qué iban las lecturas, sobre qué versó la homilía? No lo sé.



Hasta hace no demasiados años, España estaba ampliamente cristianizada; la inmensa mayoría de la población era católica. Aunque siempre han existido no practicantes, descreídos, agnósticos, ateos, infieles y apóstatas, el hecho cierto es que el número de éstos se ha disparado en los últimos 40 años, hasta el punto de que la mayoría antesdicha ya no es inmensa, ni siquiera mayoría: minoría mayoritaria dentro de las religiones, y gracias. Y la mejor muestra de este hecho son las misas: de las superpobladas de 1970 (es un decir, pero las recuerdo a reventar, con los pasillos llenos de asisentes de pie, por ejemplo) a las casi vacías de ahora. Por supuesto, ambos hechos están relacionados, pero ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿No va uno a misa porque ha dejado de creer, o deja de creer porque no va?

Yo pienso que es lo segundo: primero, se deja de ir a misa, y luego se deja de creer. Se cambia la asiduidad por un de vez en cuando, poco a poco se convierte uno en no practicante, y luego ya lo que quieran. Raro se me hace que el proceso sea a la inversa.

Así que mi conclusión es obvia: la pérdida de creyentes no se produce fuera del templo, por declaraciones del Papa o de algún obispo, o por la noticia de algún abuso sacerdotal. La pérdida se genera en las misas.

¿Qué pasa en las misas?

En mi mocedad solía ir a la capilla que quedó de mi antiguo colegio. Allí la misa era austera, sin boato, sin cánticos, minimalista. Pero era muy sentida, y los curas tenían una sólida formación que se notaba en las homilías. Eran muy inteligentes, dirigidas a personas inteligentes. Miren, se lo voy a decir: eran cautivadoras. Aquellos curas sabían hablar, sabían razonar, se explicaban, daba gusto oirles. Uno siempre estaba atento a lo que decían.

También solía ir a mi parroquia. Ambos templos eran la noche y el día: aquí, el boato, el rito, la ceremonia. De nuevo los curas eran muy buenos en lo suyo, pero no destacaban por las homilías sino por el rito. Eran misas más largas, pero pocas veces salía uno disgustado por ello. El ritual seguido al pie de la letra, sin veleidades del Coco Bongo, producía calma, recogimiento, reflexión. Uno se daba cuenta de dónde estaba y qué hacía, y eso también es importante.

De vez en cuando, claro, acudía a otros templos. En el Carmen las misas eran rápidas, alegres (todo canciones) y superficiales: ideales para cumplir el expediente. Y en otros sitios, eran más como ahora.

Y ahora, ¿cómo son?

En general, si uno asiste a una misa, lo primero que notará es que no es necesario ser puntual; de hecho, parece incluso elegante llegar tarde: en la mayoría, el 50% del público o más entra con la misa empezada, y muchos muy empezada. No debe de ser tan importante lo que pasa dentro, si ése es el comportamiento de los asistentes. 

Aquí la liturgia pierde una de sus bazas: se empieza sin preparación, no se pone uno en situación. No sé si alguna vez han asistido a un concierto clásico, una ópera o equivalente. Uno ha de llegar con tiempo, y asiste a los ultimísimos preparativos, afinamientos, etc. Todo esto crea una expectación, fundamental para el ambiente. Pues en la misa, olvídense de la expectación; al contrario, hablamos de desinterés.

Le toca al cura. Y en esto la realidad es la que es: son malos, y la personalidad del celebrante lo impregna todo. Esta personalidad suele ser la de un hombre mayor, con escasa preparación, con patética oratoria, y el resultado es que no interesa y se proclama con monotonía: no es raro echar una cabezadita, mirar el reloj o repasar la lista de la compra. Celebra sin ceremonias, tal es su soledad (a veces colabora algún feligrés; a menudo su resultado es patético). A veces hay canciones. Pero no hay alegría. Las más de las veces, no se nota que el pueblo participe de la celebración. Digamos que son misas en las que no hay fervor, y el fervor es contagioso: cuando lo hay, y cuando no lo hay.

Después de la homilía hay un intercambio de oraciones pueblo/celebrante. Se dicen cosas importantes, pero no se ha concienciado al pueblo de lo que hace, así que se recitan de corrido sin pensarlas. En la consagración pocos se arrodillan: casi nadie se da cuenta de lo que es (y de la cantidad de gente que ha muerto por defender lo que es). En el padrenuestro y en el rito de la paz, algún cura se cree en el Coco Bongo, pero el culmen viene en la comunión: muchísimos no comulgan. Es como ir al Buli y no comer. ¿Qué has ido, por la conversación?

También tenemos aún misas "El Carmen": templos desnudos, iconografía de vanguardia que no dice nada, misa kumbayá, superficial. Cumplen, pero no creo que aporten nada al feligrés.

Y yo ¿qué sugiero? En primer lugar, obispos concienciados y dispuestos a reconducir la situación. Los curas son los que son, pero es como los músicos de una orquesta: importa el director.

En segundo lugar, sería rígido. Nada de Coco Bongo. Se empieza a una hora, no se puede entrar después. ¿Es drástico? Sólo el primer mes, luego nadie entenderá la situación anterior. Y dentro, silencio y seriedad. Por descontado, no conversaciones, no móviles.

En tercer lugar, reharía la liturgia. Más latín. Las oraciones en latín no son difíciles, Gloria in excelsis Deo, Credo in unum deum, Agnus dei qui tollis pecatta mundi (miserere nobis) y, no se burlen, sitúan mejor al pueblo en lo que está hacendo, le hacen más consciente de lo que dicen.

Y, ya puestos (de aquí a la hoguera), sugiero que pueda no ser el celebrante el que pronuncie la homilía: puede haber personas preparadas, designadas por el obispo, que hagan homilías mejores. ¿Por qué no?



Desde hace años vengo observando el declive del número de católicos. No sé dónde está el fallo, si en el Vaticano II, si en los Papas que lo desarrollaron, si fue el abandono de la liturgia trentina o yo qué sé. Pero estoy convencido de que si se quiere revertir la situación, cambiar las misas es clave.

Mientras tanto, la próxima primera comunión de un sobrino se celebrará en el salón de actos de su colegio: ¡no les cuento!




The Mask (BSO) - Cuban Pete

miércoles, 18 de marzo de 2015

El peso de los perfiles



Ja, ja, ja. Me consulta un arquitecto técnico: la constructora quiere que certifique unos perfiles metálicos, y los pesos por metro de esos perfiles no son los oficiales. La constructora se defiende enseñando el prontuario de pesos de los suministradores de perfiles metálicos de Cataluña, y en esos prontuarios los pesos son mayores. Para los suministradores, los perfiles metálicos pesan más. Y se lo explican: los perfiles se fabrican con unas dimensiones oficiales, pero se aceptan ciertas tolerancias en su fabricación. Como resultado de esas tolerancias, los perfiles pueden tener un peso mayor. Y ése es el peso que figura en sus prontuarios, y el que quieren cobrar.

Esta consulta me la han hecho más veces. Me troncho en todas.

Como ejemplo, supongamos que un perfil de un metro de largo ha de pesar 100 kg. Claro, puede haber un error al fabricarlo y la norma obliga a aceptar el perfil tanto si pesa 95 kg como si pesa 105 (importa el concepto, no el número). Por lo mismo, autoriza a rechazarlo como defectuoso si el peso está fuera de ese margen. Ahora, si se suministran en una obra 200 barras de distintas secciones de perfiles, mala suerte sería que todas de todos los tipos se hayan fabricado con exceso de acero, ¿no? 

Esto es como si me trae usted cien merluzas de 1 kg de peso. Yo se las cojo incluso si alguna pesa 1,05 kg. ¿Las cien van a pesar 1,05 kg? ¡Por favor! Por cada una que pese de más seguro que hay otra que pesará de menos. Y el conjunto de todas pesará 100 kg casi exacto. Pero el constructor lo que dice que es como una le ha pesado 1,05 kg (o le puede pesar, porque esa merluza nunca aparece), va a cobrar todas las merluzas como si todas pesaran 1,05 kg. ¡Qué listos, los suministradores!

Mi reacción, la primera vez que me consultaron, fue decir que nanay. Que el peso oficial del perfil es el del prontuario oficial de perfiles, que existen y son oficiales, y es un problema de los constructores si el de ellos da valores diferentes de los oficiales, y que desde luego no vamos a premiar que ellos fabriquen mal. Si fabrican mal y echan acero de más, ¡es problema suyo, no del cliente!

Pero la solución más efectiva, pienso yo, es amenazar al constructor con montar un careo con el cliente. Con explicarle al cliente la jugarreta que quiere colarle el constructor, y ver qué decide el cliente. Yo se lo digo: le manda a escaparrar.

Que conste que pocas veces me encuentro en esta tesitura. La mayoría de los constructores son legales. Pero me encanta fichar a los ratas, para cuando me los vuelva a encontrar, saber con quién me juego los cuartos.



Charles Aznavour - She (versión de Elvis Costello)



jueves, 5 de marzo de 2015

Una antigua fábrica



Esta mañana inspeccionaba por razones profesionales una vieja fábrica. Yo sabía que era un edificio viejo, de los protegidos, pero no sabía de cuándo era.

En la última planta me encontré una placa en uno de los pilares que soportan la cubierta:



Un vistazo más de cerca:



Misterio resuelto. El catalán es un poco arcaico, pero se entiende.  Y la restauración ya tiene más de cien años. 

De vez en cuando se encuentra uno con pequeñas anécdotas que, ¡qué diantres!, le alegran a uno un poco el día, ¿no?





Joaquín Carbonell - Con la ayuda de todos

miércoles, 4 de marzo de 2015

Ingenieros boloñeses




Andan estos días revueltas las aguas en torno a la aplicación de "Bolonia" en los planes de estudios universitarios: parece ser que hasta ahora se programaban 4 años para los grados y 1 para los master, y el ministro quiere cambiarlo a 3+2; el sector universitario, ¡que raro!, se opone.
Llevo tiempo dándole vueltas a un artículo sobre los planes de estudio universitarios: no consigo aclararme, a mí mismo, cuál es mi postura. En concreto, hay dos cuestiones capitales para tener una opinión formada que no tengo cerradas:
  1. ¿Es beneficiosa la reforma "Bolonia" del sistema de estudios? La reforma es beneficiosa si mejora lo que existía, eso está claro. Pero para saber si mejora lo que existía convendría responder a la segunda pregunta:
  2. ¿Era bueno, el sistema precedente?
Soy del plan del 64. Desde siempre, he pensado que la formación que yo recibí era muy mala, porque tuve muchos profesores muy malos. Muy pocos eran ingenieros que ejercieran la ingeniería en el mundo real, casi todos eran ratas de departamento universitario. Y eso se notaba.

Sin embargo, recientemente tambié tuve una conversación con un ingeniero de mi mismo plan (pero de otra universidad). Él no veía las cosas como yo. Opinaba que la misión de la universidad es dar una base (una primera capa de pintura, fue el símil que yo usé); luego, cada cual debía aprovecharla para desarrollarse, y allá cada cual se las apañe en eso. Visto así, la bondad de la formación se ha de valorar en los ingenieros que la han recibido.

Y lo cierto es que la ingeniería española tiene un nivel muy alto. Son ingenieros españoles los que están realizando enormes obras en todo el mundo: el canal de Panamá, la unión de Sicilia e Italia, el AVE a La Meca; pero también plataformas petrolíferas en la costa de Noruega, participaciones importantes en el Airbus o en el túnel bajo el Canal de La Mancha, aeropuertos, trenes (y líneas ferroviarias) y autopistas en América del Norte... sin ir más lejos, el primer asteroide que de verdad va a chocar contra la Tierra lo tiene que detener el equipo español. Constructoras e ingenierías españolas compiten en todo el mundo sin ingún complejo; está claro que los ingenieros españoles no tienen nada que envidiar a los demás; por lo tanto, la manera española de formar ingenieros no debe de ser tan mala, ¿no creen?

La segunda pregunta, pues, queda respondida por la fuerza de los hechos. Así que volvamos a la primera.

Vaya por delante que yo entiendo muy poco de cómo funciona eso de la Universidad: mi experiencia personal es que era el sitio donde convergían de manera natural aquellos poseedores de un título superior que no sabían hacer la O con un canuto (ambas cosas no son incompatibles, sino frecuentes). Y en el momento en el que apareció eso de los créditos, yo ya perdí todos los hilos.

Me viene a la cabeza el ejemplo de nuestro (espero que) irrepetible José Luis Rodríguez Figatelix: se licenció en Derecho en 1982, supongo que haría 1 año de mili (¡ah, no!, que fue pidiendo prórrogas hasta librarse), y en 1983 fue contratado como ayudante de Derecho Constitucional en la universidad en la que había estudiado. Pedazo de profesor, convendrán conmigo, perdió España cuando en 1986 lo deja para ser diputado en Madrid. Pues eso.

También aclaro que no tengo nada claro todo esto de Bolonia, y no conozco a ningún ingeniero "boloñés"; mucho menos, con experiencia suficiente para poder valorarle como tal. Ahora bien: el otro día, comiendo con más ingenieros, dos de los cuales también eran profesores universitarios (aquí en Barcelona hay casi tantas universidades como bares de tapas), uno de ellos me dijo que iba a ser todo igual: no cambiaban los profesores, no cambiaban las asignaturas, y éstos no cambiaban los temarios de éstas.

Por otro lado, el modelo español hasta ahora ha probado con creces su aptitud. La pregunta es entonces si "Bolonia" cambia en demasía el modelo. Si es así, me temo que el cambio no va a ser a mejor.

Hablo, claro, de la Ingeniería Industrial. Imagino que, por citar algunas, si uno estudia Ciencias Politicas o Teología el sistema boloñes funciona perfectamente: uno estudia unos años, pongamos 4, y obtiene un grado en Ciencias Políticas o en Teologhía, y ya puede trabajar en lo que consigan trabajar los grados en Ciencias Políticas y los teólogos. Y, si quiere, estudia un año más de alguna especialidad de la cosa suya, y tiene título de master, que imagino que lafranja de trabajos que lo buscarían se ensancha una barbaridad.

Pero la Ingeniería no funciona así. En la actualidad (creo que desde hace 7 años), uno estudia 4 años de ingeniería y obtiene el título de grado en ingeniería; pongamos como ejemplo "grado en Ingeniería Biomédica", que parece ser que es un título dentro del epígrafe "Ingeniería Industrial". O "grado en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática", si quieren. Y luego se puede estudiar un master en ingeniería biomédica o en ingeniería de sistemas automáticos y electrónica industrial (todo esto lo oferta la UPC). No sé mucho del contenido de estos estudios ni conozco a nadie que los haya cursado, pero da la impresión que el grado da la formación necesaria en la especialidad de su nombre, y el master lo especializa más aún. El master, supongo, está más especializado que el grado, al igual que en Ciencias Políticas y en Teología. Y el cambio que quiere el ministro es que en vez de 4+1 sean 3+2, eso es todo. Es posible que 3 años sean suficientes para saber lo necesario para trabajar de eso, y 2 años permiten una especialización más profunda (sí, yo también opino que 1 año, siete meses en la práctica, no da para aprender lo que se supone que diferenciará al master del grado de por vida).

Y digo que la ingeniería no funciona así y por eso el sistema boloñés no se tendría que aplicar así, porque el ingeniero industrial superior no es un ingeniero técnico especializado. Al contrario,  como les expliqué hace tiempo el ingeniero superior tiene una visión diferente que la del ingeniero técnico: más global, más general. Diferente. 

La cuestión es que no creo que lo adecuado sea formar ingenieros técnicos y, a partir de éstos, ingenieros superiores. Sí, es algo que siempre se ha podido hacer con aquellos famosos "curso Puente", pero el usuario solía ser un ingeniero técnico que, tras años de enriquecedora experiencia, volvía a la universidad para sacarse el título de superior. 

El 13 de mayo de 2014 escribí una entrada en la que defendía la aplicación de Bolonia para los ingenieros: venía a decir que prefiero un ingeniero especialista a uno generalista y que, en mi opinión, la formación de generalistas no la estábamos haciendo bien, con lo que era partidario de darle una oportunidad a Bolonia. Pero, como les he dicho al principio, esto es algo que nunca he tenido claro.

Entonces ¿en qué quedamos?

Pues en que:

1) los ingenieros generalistas son necesarios. Son muy necesarios. Se ha desatado una obsesión especialista y solo se ofertan grados especializados y masteres aún más especializados. Habría quer ofertar también lo contrario: grados más generalistas e incluso algunos muy generalistas, y lo mismo en los masteres. Existen muchísimos puestos de ingenieros en los que es importante tener un conocimiento general (a costa de carecer de conocimientos de especialistas).

De hecho, existe un ingeniero especializado: un doctor. O un ingeniero técnico. Ambos se han especializado en una rama de la ingeniería, y saben un condrio de lo suyo. Cubierta esa necesidad, por favor no eliminemos la opción de formar ingenieros generalistas.

2) 3+2 me parece mejor que 4+1.

3) Antes que cambiar de arriba abajo los planes de estudio, yo cambiaría de arriba abajo... la Universidad.




Bee Gees - Stayin Alive, interpretado por el grupo a capella Nota