lunes, 26 de noviembre de 2012

Padre rico, hijo tonto, nieto pobre


Así reza el dicho. Alude al hecho de que es habitual que una persona con un origen humilde consigue, por su valía y esfuerzo, una posición de fortuna, mientras que su hijo, que ha nacido ya lejos de la miseria inicial de su padre, no suele tener el empuje, la capacidad de sacrificio y el ansia de salir delante de su padre, sino que a menudo tiene un carácter más bien altanero, despreciativo incluso con los que (desconoce) eran de la misma clase que sus ancestros. Cuando el hijo toma el relevo del padre (a fin de cuentas, ha sido para aquel por quien éste se ha esforzado tanto), se pone de manifiesto la incapacidad de la segunda generación y ya la tercera a menudo se encuentra que no tiene ya un patrimonio que gestionar.

Ya conté en otra entrada (http://elingenieroaccidental.blogspot.com.es/2012/02/la-disciplina-es-para-los-soldados.html) que conocí a un inmigrante que dejó su Andalucía natal en los años sesenta y se plantó en Cataluña poco menos que con una mano delante y otra detrás (en realidad no es bien bien así, el hombre, aunque de pueblo, sí debía partir de una familia que le había posibilitado el que estudiara peritaje industrial), y cómo, con esfuerzo y trabajo duro, amasó una pequeña fortuna.

Bien, también conocí a su hijo. El chaval ya no era tal, que cuando me lo presentaron tenía veintitantos y cuando perdí el contacto tenía treintayalgo.

Pues en él me temo que el dicho se iba a cumplir a rajatabla. A éste no le faltó de nada en su infancia. Presuntuoso como pocos, enchufado en la empresa de su padre en un puesto importante sin ninguna valía, despreciado por todos los profesionales que trataba, no era tonto médicamente hablando, no. Pero no era ni la sombra de su padre. Ni por asomo. Vivía la vida. Juerguista, irresponsable, vago, absentista. Nunca rindió en el trabajo, ni le preocupó. Viajado, con encanto personal, ideal para animar una cena. Pero no le pidas más.

Un día, una chica varios años mayor que él le anunció que estaba embarazada. El mozo, por supuesto, asumió sus responsabilidades: lo cazaron, con gran disgusto de su emprendedor padre. El cual, por cierto, ya había notado la inutilidad de su hijo, pero ¡recuernos!, era su hijo, y no iba a tratarle como se merecía sino como a un hijo.

Me huelo que el nieto será pobre.

¿Les ha sonado familiar, esta historia? Seguro que sí, personajes como éstos (los hijos) aparecen a menudo en la prensa. A veces la cosa sale bien y heredan el comportamiento de su padre - o al menos su espíritu competitivo- y no desmerecen demasiado ("de tal palo, tal astilla"); pero muchas otras, las más, es un espectáculo lamentable. ¡Cuántos padres, en tantísimos hogares, han lamentado que sus hijos no se esfuerzan lo que él se esforzó, que no luchan, que no agradecen lo que tienen, que son acomodaticios, que pudiendo salir de una base más alta de la que ellos partieron no aprovechan la oportunidad, y..! ¿Cuántas veces se preguntarán "qué he hecho yo mal con este chico"? ¿Y acaso no sabemos todos la respuesta? El acomodo genera molicie y pereza, al igual que no se templa una espada tratándola con suavidad y blandura, sino con duros tratamientos que consigan un acero endurecido.

Imagino que estarán de acuerdo conmigo y pensarán ¡cuánta razón tiene! y cosas así. Bien. Entonces, piensen en ustedes. En sus hijos. En los que han tenido o en los que tendrán. Ahora intenten recordar cuando piensan o pensaron "mis hijos no pasarán por lo que yo pasé": tendrán los regalos que yo no tuve, la bicicleta, moto o coche que yo no tuve, las vacaciones que yo no tuve, el dinero de bolsillo o el padre pagador que yo no tuve,... o por el contrario, no tendrán los castigos y la disciplina que tuve que soportar, las limitaciones y controles que tuve, las horas de estudio, los esfuerzos que se me exigieron...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Por qué ponemos una mula y un buey en los belenes?

Recorte de prensa:

VATICANO | Tercer libro de Su Santidad sobre Cristo
Y el Papa dijo: la estrella de Belén era una supernova
La última publicación de Benedicto XVI. | Reuters
Irene Hdez. Velasco | (Corresponsal) | Roma
Actualizado martes 20/11/2012 14:59 horas
La estrella de Belén que guió a los Reyes Magos probablemente era una supernova, como la que el astrónomo alemán Johanes Kepler calculó que se registró entre los años 7 y 6 a.C., la fecha más probable del nacimiento de Jesucristo. En el portal en el que nació el Niño Jesús no había ningún buey ni ningún asno, por mucho que se empeñe la tradición, y los pastorcillos no recibieron su llegada al mundo con cánticos. Ni siquiera está claro que Cristo naciera en una cueva en Belén y no en Nazaret. Pero lo que es "una realidad histórica" es el parto virginal de María.
Ésas son algunas de las consideraciones que Benedicto XVI realiza en 'La Infancia de Jesús', el tercer volumen que el Pontífice dedica a analizar la figura de Cristo y que en esta ocasión se concentra en sus primeros años de vida. El libro, que ha sido presentado hoy en el Vaticano, saldrá mañana a la venta en 50 países (incluido España) y en nueve lenguas distintas, con una tirada inicial que supera el millón de ejemplares. En los próximos meses, además, será traducido a un total de 20 lenguas y se editará en 72 países.
El volumen, de 176 páginas y que se venderá al precio de 17 euros, trata de responder a las grandes preguntas que rodean a la figura de Cristo. ¿Es verdad lo que se ha escrito de él? ¿Quién era realmente Jesús? ¿De dónde era?


El redactado de la noticia sigue, pero para la pregunta que formulo carece de interés.

Dice el Papa que en el Portal de Belén no había ningún buey ni asno. Bien. Los evangelistas San Mateo y San Lucas, que son los que narran el natalicio, efectivamente no mencionan nada de estas bestias. El que más, menciona el pesebre y que lo recostaron (al Niño) en él.

¿Entonces? ¿Cómo es que en todos nuestros belenes ponemos a los dos animales dando calor al pesebre? La respuesta primera es que en toda nuestra tradición pictórica se le ha representado así. Procede entonces preguntarse por qué los pintores pintaban la escena con estos dos cuadrúpedos. Y aquí hay que tirar de conocimientos bíblicos. En particular, conocer el libro del profeta Isaias, y en concreto, su inicio:
Oíd, cielos, escucha tierra, que habla el Señor: "Hijos he criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí. El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende". (Is 1, 2.3)
Ahí lo tienen. El buey y el asno son los únicos que reconocen al Señor y son los que están en el Portal.

Las tradiciones, es lo que tienen. Muchas veces no sabemos sus razones, pero las seguimos y las defendemos. Ahora ya sabemos un poquito más de una de ellas.

martes, 20 de noviembre de 2012

Otis

Seguro que a ustedes les suena el nombre de Otis. ¡Qué diantre, claro que les suena! ¡Otis, el de los ascensores! ¡Ascensores Otis!

Más difícil es, si no trabajan ustedes en el mundillo de los ascensores, que sepan qué es Otis. En realidad, quién era Otis. El señor Otis, el fundador de Ascensores Otis.

El señor Otis era un norteamericano, nacido en 1811 y muerto en 1861 (no llegó a cumplir los cincuenta, ojo al dato). En 1852, Otis inventó un dispositivo que incrementaba enormemente la seguridad de los ascensores, y empezó a fabricar ascensores "seguros". Pero, claro, no vendía muchos, porque a casi nadie le gustaban los ascensores en aquella época.

¿Saben ustedes que los cables de los ascensores se calculan con un coeficiente de seguridad mínimo de 10? Pues en 1850, en Estados Unidos, no. Y los cables, las poleas, los enganches,... a veces se rompían, el ascensor caía y la gente moría. Muy a menudo. Por eso a nadie le gustaban los ascensores. De rebote, no se construían edificios de más de seis plantas (ya se imaginan el porqué). Ni en Nueva York. Normal, ¿no? Pues bien, Otis resolvió el problema, aunque al principio no vendía mucho: era víctima de la impopularidad de su negocio. Hasta que llegó la Exposición Mundial de Nueva York, en 1854. Ya saben, entonces se solían presentar inventos en estas ferias; y Otis no fue menos. Construyó un ascensor con su dispositivo. En una exhibición pública, se subió, junto con cajas, barriles y otros pesos, y... mandó que cortaran el cable del ascensor. Lo hicieron... y el ascensor cayó. Pero ¡ey! cayó sólo unos centímetros. Su invento paró la caída y no le pasó nada. De ahí a la gloria y a una de las mayores compañías de ascensores del mundo. Y hasta hoy. Esta mañana, revisando un ascensor, encontré el dispositivo de Otis. Básicamente, el mismo principio que inventó, en 1852.

No sé si describirles su invento; si ustedes no son ingenieros mecánicos o ingenieros "antiguos", probablemente les sonará a chino. Digamos, esquemáticamente, que es un tipo de freno centrífugo. Porque no es de esto de lo que quería hablarles.

Verán, lo de Otis... es que hay muchos señores Otis. La historia de Estados Unidos está llena de señores Otis. Gente que inventa algo, que descubre algo, que patenta algo, que tiene una buena idea, lucha por ella y se hace millonario. Y, sin embargo, la historia de España... Adolece un poco, ¿verdad? Artistas y toreros, sí que hemos tenido. Hasta hace un siglo o menos, podríamos presumir de hechos de armas como el que más ¡y más aún! Podemos contar algún deportista extraordinario, si nos ponemos. Pero inventores, me temo que de eso tenemos pocos. Alguno, claro, pero...

En Estados Unidos, en 1810 había 7,2 millones de personas (hombre arriba, hombre abajo, según los días). En España seríamos unos 11 millones de personas, aproximadamente: un país más antiguo, con más historia e instituciones, y sin embargo... ni siquiera hacíamos entonces censos fiables. El caso es que teníamos del orden de un 50% más de población que Estados Unidos, que también se metía entonces en guerras como nosotros. Y sin embargo, en el siglo XIX salieron un porrón de inventores allí por cada uno que salió aquí. Y el triunfo de aquellos es incomparable con el de los nuestros. ¿Qué habría sido de Monturiol o de Isaac Peral, si hubieran sido americanos?

La pregunta legítima que nos hemos de hacer es ¿porqué esta diferencia? También los españoles queremos mejorar las cosas, y hacernos ricos. Vamos, digo yo. Pero no lo conseguimos en la misma medida que ellos. ¿Qué cambia, de un país al otro? No es el clima, no es la tierra ni los recursos naturales, no es la pobreza o riqueza de las personas o colectiva, ni su cultura. Tampoco la educación: ni Otis estudió la ESO, ni el bachillerato antiguo, ni asistió a las escuelas de la Segunda República ni nada. Hablamos (por ejemplo) de un tío que nace en 1811 y que inventa algo en 1842: a saber qué andábamos haciendo aquí en aquellos años. No, tiene que ser otra cosa. Y yo creo que está en el carácter. El carácter de las personas y el carácter colectivo.

Por ejemplo: la quintaesencia de lo que se denomina el espíritu norteamericano es el tan nombrado "sueño americano". Ellos tienen un sueño, como todos, pero en Estados Unidos te enseñan a creer en él y a luchar por convertirlo en realidad. Aceptan tu "locura" porque entienden que es tu sueño, y te ayudan. ¿Necesitas financiación, socios, colaboradores? Cuenta con nosotros. Y los resultados, a la vista están.

Aquí, en cambio,... Si el joven formula una idea, en seguida el padre le dice que no. Que no sueñe y siga picando. Que quién se cree que es. Y el joven entiende que es mejor dejarse de sueños y cuentos de lecheras y seguir picando, que hay que comer; no va a luchar más. Y si le cuenta su idea a alguien más, alguien que entienda, le dirá que aquí las cosas siempre las hemos hecho así. Si pide financiación, ningún director de oficina creerá en él y ningún banco le fiará. Claro que hay excepciones, pero son... eso, excepciones. A lo mejor sacamos un Otis de cada cinco millones de habitantes; ellos sacan uno de cada medio millón. Y a lo mejor me quedo corto: intente nombrar inventores españoles del siglo XIX, y luego que alguno se haya hecho rico. ¿Cuánto capital humano hemos desperdiciado a lo largo de nuestra historia? No tengo ni idea.

En fin. Aquí seguimos, ingenieritos de a pie intentando hacerlo mejor cada día, innovando a escala "española". Justificándonos con las siestas, las tapas y "lo bien que se vive aquí". Encantados de conocernos.

Cuando lo pensamos, es desesperante, y más aún que tendríamos que cambiar tanto que es imposible que cambiemos; no es una cuestión de LOGSES ni leyes de educación ni más dinero para los maestros. Me temo que ésta es una lucha que ya perdimos hace mucho y que jamás ganaremos; y, peor aún, que en el pecado tenemos la penitencia. Por los siglos de los siglos.

martes, 13 de noviembre de 2012

La norma UNE-EN 1504


Imaginen ustedes que un día el gobierno decide sacar una nueva norma con rango de ley: Instrucción para Dobladillos de Pantalones, la IDP. La norma, de obligado cumplimiento, especifica casi todo lo concerniente a la ejecución de los dobladillos de los pantalones. Define qué tipo de alfileres son válidos, las características metalúrgicas de los metales con que se fabrican, las distintas aleaciones permitidas y sus propiedades físicas, químicas y mecánicas;  los diámetros y longitudes permitidos, el tipo de punta y el ángulo de afilado, la cabeza, forma, tamaño y disposición, la durabilidad y los años de vida que tendrá ese alfiler, probablemente clasificándolos en provisionales (vida útil entre diez y veinticinco años), de clase 1 (vida útil hasta 50 años), clase 2 (vida útil hasta cien años), etc. Otro tanto se diría de los hilos a emplear y de los pantalones a los cuales se puede aplicar esta norma.

Por supuesto, definiría la manera de hacer un dobladillo; la toma de medidas, el número de perneras que se miden, cuántos pantalones de una serie - si se cosen los de varios pantalones en una sentada- se comprobarán con el modelo, qué tipo de calzado llevará el modelo para la toma de medidas, la silla o taburete a la que se subiría el modelo para facilitar el trabajo a la costurera (si tendrá escalones de acceso, barandilla o no, el tipo de piso - no almohadillado, rígido pero de bordes no cortantes-, las gomas antideslizantes que tendrían las patas - y cuántas patas-…), etc. Los ensayos que se harían a los dobladillos para asegurarse que estén bien cosidos, cómo serían los formularios para registrar estos ensayos, y la clasificación de las costureras en función de los resultados de los ensayos: una costurera de categoría A tendría un 97% de éxito en los ensayos con un coeficiente de seguridad de 1,50 que en consecuencia se podría rebajar a 1,35, por ejemplo. Un capítulo especial trataría los dobladillos de los pantalones para muñecos y otro los pantalones de neopreno (hombres rana y similares). Los dobladillos de los pantalones en instalaciones industriales no estarían cubiertos por esta norma, sino que tendrían (puede que la tengan ya) su Instrucción específica.

Y no faltarían los anexos, en los que se recogerían el listado de normas UNE que se citan en la IDP, el estudio del comportamiento al fuego de los dobladillos y los dobladillos en algunos tipos de pantalones especiales que quedasen fuera de la norma: pantalones de uso militar, pantalones de astronautas y pantalones para investigadores polares.

La norma, repito, sería de obligado cumplimiento. Pasado un periodo de carencia (un año a partir de la fecha de publicación en el BOE, y dos si los pantalones se habían comprado con anterioridad a la publicación de la norma), ninguna maestra aceptará en la escuela a un niño cuyos dobladillos de sus pantalones no hayan sido cosidos según la IDP ni a los mayores nos dejarán entrar en ningún bar sin dobladillos reglamentarios.

Hasta aquí, todo normal. Pero… no se lo había dicho: se crearía también la Comisión Permanente de los Pantalones, encargada de velar por todo lo correspondiente a la prenda y depositaria de esta norma. Lógicamente, esta CPP tendría que demostrar periódicamente su utilidad, y la Instrucción se iría modificando cada 8 u 9 años.

Bienvenidos al mundo de los ingenieros.

En febrero de 1999 se publicó la norma UNE-EN 1504-1; el resto de partes (hasta 10) se fueron publicando y modificando en los años siguientes, y la última creo que es la UNE-EN 1504-6 de noviembre de 2007.

Desde el 1 de enero de 2009, en España es de obligado cumplimiento. La norma regula los productos y sistemas para la protección y reparación de estructuras de hormigón y, al igual que la norma sobre dobladillos, está llena de preceptos indiscutibles y correctísimos; define la manera perfecta de reparar una estructura de hormigón y gracias a ella usted no habrá dejado nada al azar y su dobladillo o reparación nos sobrevivirá a todos nosotros.

Lo confieso: la tengo, la he leído, no me la sé y no la aplico. Aunque es obligatorio aplicarla y ello me convierte en un fuera de la ley, un forajido de las estructuras. ¿Y por qué no la sigo? Pues por lo mismo que ninguna costurera (profesional o circunstancial) aplicaría la Instrucción IDP. Y por lo mismo que aunque se publicara una ley de seiscientas páginas sobre cómo se hace una tortilla francesa, usted seguiría haciéndolas como las ha hecho siempre.

Un día me toparé con un listillo que me afeará mi conducta. Hasta entonces…

Un ejemplo del afán de hiperregulación del Estado, que se atribuye el derecho a inmiscuirse en cómo los técnicos resolvemos nuestros problemas.

Bienvenidos al mundo de los ingenieros.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Trece días

Me pregunta mi compinche L. si yo también tengo sangre gorda. Y es cierto: quedan trece días para las elecciones, y seguimos sin novedad. Silencio. Prietas las filas, impasible el ademán. ¿No hay nada de qué hablar?

Recapitulemos. Desde hace dos meses, los políticos en Cataluña sólo tienen una palabra en la boca, independencia. No hablan, no piensan en otra cosa. No actúan, ya puestos. Están esperando que lleguen las elecciones; parece ser que actuarán entonces. 

Ahora bien, estamos metidos en campaña electoral. Y antes, eso significaba algo. Ruido. Carteles. Políticos hasta en la sopa. Conversaciones. Promesas. Pero en ésta... ésta es distinta. Varios partidos tienen un programa idéntico e hipercorto: votarnos es votar independencia. Luego hay otros partidos que tienen un programa un poco más desarrollado: votarnos es votar independencia no. Y luego hay un último partido (PSC-PSOE) que tienen un programa que nadie entiende pero que a nadie le importa, algo así como votarnos es votar independencia no pero proclamarnos un estado sí y unirnos con el resto de estados que surgirían en España y así ser todos una federación de estados sí (que me pregunto si saben los asturianos que si gana el PSC en Cataluña, nos lo han prometido, Asturias se convertirá en un estado para federarse con nosotros). Lo cual no deja de ser curioso, porque tuvimos elecciones hace menos de dos años y los partidos que entonces se presentaron con el mismo programa de ahora sacaron unos resultados de risa, y el resto no decía nada de estos asuntos.

Para que me entiendan: acabo de recibir el folleto electoral de ERC. Que, se supone, contiene su programa político. Su propuesta empieza así (traduzco): "El próximo 25 de noviembre tenemos las elecciones más importantes de nuestra historia: si votamos independencia, seremos un nuevo estado de Europa y saldremos de la crisis". Luego de prometernos que "dentro de una Europa democrática y libre tendremos salud y educación pública y de calidad, con trabajo y oportunidades para todos", concluye: "Nuestra propuesta: 1) Hoja de ruta para conseguir la independencia en los próximos dos años; 2) Un nuevo estado del bienestar más democrático; y 3) Un nuevo país con trabajo y oportunidades para todos".

El programa de CiU ocupa más espacio, porque se imprime con letras más grandes. La idea es la misma y también prometen un estado dentro de Europa. Supongo que los dos partidos quieren decir que el nuevo país no se movería físicamente a África; al menos, ninguno habla de la UE, sólo de Europa. Pero también nos dice que el 25 de noviembre tenemos la oportunidad de hacer historia, todo eso. ¿Porqué votar a CiU o a ERC? Bueno, CiU dice que la independencia será en cuatro años, quizás sea eso.

A lo que iba. De verdad, quedan trece días para nuestra cita con la historia y nadie de la gente normal dice nada. ¿Entonces?

Una posibilidad: que todos vayan a votar al PP. Es materialmente imposible que en Cataluña alguien vote al PP y lo diga. Es como las hemorroides, que se sufren en silencio. Por lo tanto, puede ocurrir que la gente vaya a votar al PP: si así fuera, callaría como una tumba. No hablaría de política, menos aún sacar algún tema que se pueda relacionar con las elecciones. Aquí nadie es tan tonto como para arriesgarse a que le etiqueten de pepero; menos aún si tenemos un nuevo estado en ciernes con los antipeperos en el poder (absoluto).

La segunda posibilidad: los de CiU (la mayoría de la población, parece) saben que todo esto es independentismo de salón. Saben que es mucho ruido y pocas nueces. Saben que, una vez que tengan la mayoría, se parará el proceso como un trámite administrativo cualesquiera. Sólo que los demás no lo saben, claro. Pero por eso los de CiU callan: si hubiera conversaciones, tendrían que reconocer que no pasará nada... y entonces los demás lo sabrían.

La tercera posibilidad es la ya mentada sangre gorda que nos caracteriza. Y una cuarta es que todo el mundo sea independentista y esté intentando no asustarnos, para tenernos a tiro cuando llegue el momento.

Lo de la sangre gorda no es tan descabellado. Quizás la gente piense que, si hubiera independencia, la Caixa sería un banco extranjero. De un país que no quiere a los españoles, además. No es descabellado que la gente en España retirara en masa su dinero de La Caixa y se lo llevara a cualquier otro banco o caja del país. Claro, esto Fainé no lo permitiría. Antes le cortaba los güevos a nuestro Amado Líder. Y si aun así no fuera suficiente, pondría a toda su red de directores de oficinas a hablar con los dueños de las perras en cada pueblo (¿no saben que en Cataluña no se mueve un euro sin el permiso del director local de la Caixa?) y les dirán que si el chaval sigue por ahí, todos perderán hasta la camisa. Y entonces ya se encargarán los burgueses de cortarles los güevos a la claque de Mas. Vamos, que estas son unas elecciones normales e intrascendentes como todas las demás porque, gane quien gane, no pasará nada. También iba Felipe González a sacarnos de la OTAN, y ya ven lo que pasó luego (si por su juventud usted no recuerda lo que pasó y sobre todo cómo pasó... tenemos tropas en Afganistán, ¿no?).

Lo curioso es que, realmente, los políticos no hablan de otra cosa. No importa la gestión ya hecha, da igual si fue buena, mala o inexistente. Tampoco se habla de cómo se gestionará el día a día a partir del 26. Obviamente, son asuntos irrelevantes para nuestros políticos. Por ejemplo: ERC dice en su programa que hay 800.000 parados en Cataluña y que si ganan habrá trabajo para todos. Claramente, ERC va a crear 800.000 nuevos puestos de funcionarios: Cataluña merece estructuras de Estado y más aún. Yo les preguntaría ¿no serán pocos?, y luego les preguntaría si mis impuestos tendrán además que pagar a tanto nuevo funcionario. Pero, claro, yo soy un ingeniero normal de a pie que paga las medicinas, la gasolina y el pan al contado. No soy un político ni un independentista.

Aunque creo que más me habría valido.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Calcular estructuras, hoy


En los buenos viejos tiempos, cuando un pardillo ingresaba en una oficina de cálculo de estructuras dispuesto a labrarse una exitosa carrera profesional, lo primero que tenía que hacer era… afilar lápices, limpiar los restos de goma de borrar de los planos tras las correcciones de los técnicos, cortar los planos, encargarse de las copias y llevarlas a sus destinatarios, todo eso.

Tras un primer periodo, poco a poco, se le va explicando qué se ha borrado y por qué. Pero, eso sí, debe seguir barriendo. Pasado el tiempo, si el chaval apunta maneras, se le iba dejando hacer trabajos algo mayores. Primero, de estructura metálica, que es más fácil. Y luego, de hormigón. Poco a poco. Hasta que ya no se le repase su trabajo y éste reúna ya suficiente entidad como para que, si la caga, vayan todos a la cárcel o a la calle. Ahí es ya técnico completo, como sus antecesores.

Actualmente, las cosas no son así. El pardillo empieza copiando CDs, fotocopiando documentos o imprimiendo planos. Planos en pdf, al inicio, y generados en Autocad después. Es importante que vaya cogiendo soltura en Autocad, cuanto antes. Y ya, por fin, cuando ya sabe manejarse con el ordenador y los programas, un día… empieza a calcular estructuras. Primero, de hormigón, que es más fácil. Y luego, metálicas. Pero antes de hacer metálicas habrá hecho montones de edificios de hormigón. Cuanto más altos y más pisos tengan, mejor.

La razón es muy sencilla: el mozo ya no calculará. Manejará el programa Cype (por citar uno), y el Cype calculará. Lo importante es que el introduzca bien los datos (para lo que necesita su pericia como usuario del ordenador) y formatee correctamente los resultados. El hormigón, sobre todo los bloques de viviendas, suele ser sota, caballo y rey y los programas se bastan solos para hacer casi todo el trabajo; cuando la estructura es metálica ya es más fácil que haya singularidades que requieran una cierta pericia. Lo importante es que el calculista en ciernes, antes de doctorarse, habrá calculado cientos de miles de metros cuadrados de estructuras de hormigón. Y las habrá calculado bien y muy rápidamente.

Y, sobre todo, lo habrá conseguido con sólo nociones básicas de estructuras; su dominio del ordenador y los programas será la clave de su éxito.

Ya exitoso, será entonces cuando nuestro pardillo decida si sigue su carrera de productivo calculista de estructuras o si se especializa y se convierte en estructurista, capaz de atacar incluso los problemas que haya que resolver a mano o con escondidas analogías.




Lo que quiero decir es que, hoy en día, los programas de cálculo son tan buenos…(y  más que lo serán). Ya no es necesario saber en profundidad. Con los conocimientos iniciales, sobra.

Es como los programas de proceso de textos y los correctores ortográficos: ya no necesitas saber de ortografía, e incluso parcialmente corrigen la sintaxis. Al igual que cualquiera argumenta que no es necesario saber calcular una raíz cuadrada o un porcentaje porque hay calculadoras, ya hay gente que dice que no es necesario saber las reglas de ortografía y que la caligrafía carece del más mínimo sentido (para mucha gente escribir a mano es tan inusual como marcar un número de teléfono haciendo girar un disco con un dedo).

Pues con las estructuras pasa igual. Antes, el calculista necesitaba saber. Y cualquier cambio normativo era estudiado, analizado y desmenuzado. Ahora, en cambio, cualquier cambio normativo (que los hay, y telúricamente más importantes que los que había antes), exige… comprobar que el programa de cálculo ya está actualizado a esa normativa. Y punto.

Y les aseguro que es así. Cuando cambia una norma, lo importante es tener la actualización del programa. Ya sabrá éste qué cambios son y qué hay que hacer. De hecho, estoy convencido que el 99,9% de los calculistas desconoce lo que dice (y porqué lo dice) la más reciente norma de estructuras de acero. Y va a seguir desconociéndolo hasta que salga una nueva actualización (una nueva norma) que la derogue.

No voy a dictaminar si esto es bueno o es malo. Hombre, conocer las normas cuando se es calculista nunca está de más, pero… ¿a quién le importa si el calculista que le ha calculado la estructura habría sabido calcularla a mano?

Hoy en día es rarísimo que se calcule algo sin ayuda del ordenador, fuera del asta de una bandera o la caseta del perro. La categoría del calculista se demuestra a pie de obra, cuando el constructor no hace lo que le ordenaron o aparecen sorpresas; ahí, cuando hay que improvisar en segundos, se separan a los hombres de los niños. Pero también, las más de las veces, y metidos en hormigón hasta las rodillas,… lo que digan las normas suele importar un bledo. Se actúa por instinto, sin planos y sin dejar constancia.



Todo esto es relativamente nuevo. Quiero decir, aún quedan por ahí ingenieros antiguos, así que no sabemos qué ocurrirán cuando todos los calculistas sean operadores de ordenador. Pero yo soy optimista, y estoy convencido de que el talento saldrá adelante y seguirá habiendo excelentes técnicos, como los hay ahora y los hemos tenido siempre. Aunque no sepamos calcular una raíz cuadrada.

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Puede usted ser presidente?

El martes 6 es el día siguiente al primer lunes de noviembre y, por lo tanto, toca elegir al presidente de los EE.UU. Se ha escrito mucho (y estos últimos días, seguro que más aún) sobre las posibilidades de los candidatos, las particularidades del sistema electoral americano, sobre la importancia de Ohio,... pero creo que no se ha explicado un detalle insignificante que, sin embargo, también tiene su miga: ¿quién puede ser presidente de los Estados Unidos? ¡Amigo, con la Iglesia hemos topado!

La Constitución americana lo dice "bien claro": el candidato ha de cumplir tres requisitos:
  1. Tiene que ser mayor de 35 años. Ésta es una condición clara y fácil de cumplir. Por cierto que a mí me llama mucho la atención que entendieran que una persona más joven no tiene la madurez y experiencia de la vida necesaria (si no es por esta razón, ¿qué sentido tiene esta claúsula?); obviamente, los que no tengan aún los 35 negarán que sea lógica y adecuada, pero... los que sí los tengan sabrán que es una buena idea. Y también me chirría... que en España (que yo sepa) no tengamos una condición similar: con que el presidente haya cumplido los 18 años, creo que nos basta. Y así nos va, que aceptamos a cualquiera.
  2. Tiene que haber vivido permanentemente al menos catorce años en los Estados Unidos. Una condición curiosa, que probablemente no se me habría ocurrido a mí, pero no me negarán que parece razonable y acertada.
  3. Y, aquí viene el drama, tiene que ser "natural-born citizen of the United States". Que lo traduciría como "ciudadano nacido en los Estados Unidos". Es decir, el candidato tiene que haber nacido en los EE.UU. Vaya, esto no es tan fácil de cumplir: Washington, por ejemplo, no nació en los States porque ¡todavía no existían! Bromas aparte, es algo que ha generado mucha controversia: ¿dónde ha nacido el candidato? No siempre es fácil de determinar. Puede haber nacido en territorios que todavía no se habían integrado como estados en la Unión, en Canadá, en tierras indias,... 
Sí, no es tan fácil nacer en los USA, y a menudo se genera mucha polémica sobre el particular: Al Gore, por ejemplo, nació en Washington. Distrito de Columbia. Washington no es un estado de la Unión. Y hubo quien discutió que fuera elegible por ello. Por ejemplo. Y John McCain, que compitió contra Obama, había nacido fuera de los EE.UU. En concreto, en el Canal de Panamá. ¡Ah!, me dirán, el Canal de Panamá es territorio norteamericano. Es decir, no nació en los States pero sí en un pedazo de tierra de otro país que los EE.UU. tienen bajo su administración en virtud de un acuerdo internacional y durante un cierto periodo de tiempo. Bueno, vale. Pero no, no vale todavía: nació en un hospital, pero ¿el de la base de submarinos o el de la ciudad donde está la base? Porque el hospital de la ciudad pertenece a Panamá, no a los EE.UU. Y creo que "existen" certificados de nacimiento de ambos sitios...

Es increíble que los americanos tardaran más de 220 años en aclarar esta cuestión. El año 2011 (por fin) se estableció el correcto significado de "natural-born citizen of the United States"; y por correcto quiero decir no que interpretaron los vahídos de la pitia que escribió la Constitución, sino que determinaron el sentido más adecuado de esta condición.

Lo que vinieron a decir es que se tiene que tener la nacionalidad americana de nacimiento. Aunque haya nacido en un ferry estonio en aguas de Finlandia. Si sus padres tienen la nacionalidad americana, entonces el neonato también la tiene y es elegible. Si los padres son extranjeros pero el chaval nace en condiciones de tener la nacionalidad (por ejemplo, en Brooklyn), pues también es elegible. En suma, si nace en aquellas condiciones en las que la ley americana otorga la nacionalidad por nacimiento y no tiene que tramitar la nacionalidad a posteriori.

Queda claro y además nos parece a todos lo más lógico, ¿no? Pues aún hay gente como Donald Trump que anda buscándole las cosquillas a Obama por si resulta que nació en Kenia.

En fin. Cosas de americanos.