https://www.youtube.com/watch?v=ET9tisfEqI0
(sí, sé que la palabra no existe. ¿Y qué?)
¡Paliza del Partido Laborista en las elecciones del Reino Unido! Han obtenido 412 de los 650 asientos; en España habrían equivalido a 222 de nuestros 350 escaños.
¡Paliza al partido de Le Pen en Francia! Se creía que iban a arrasar, y han sacado sólo 143 de 577 puestos. En España habrían equivalido a 86 míseros diputados.
En España, el Partido Popular obtuvo, en 2023, 137 diputados. Fue el partido que más diputados obtuvo (el PSOE sacó 121) pero ni gobierna ni su opinión cuenta ni nada de nada, como todos sabemos.
Y, sin embargo, los laboristas recibieron el 33,7% de los votos; los de Le Pen, el 37% (el 2º partido, el 25,8%), y el Partido Popular, el 33%.
La explicación es simple.
En el Reino Unido, el sistema electoral es de circunscripciones unipersonales: el que recibe más votos se lleva el escaño. En dos distritos gano por 1 voto, tengo 2 escaños; en el 3º tú me ganas por 60.000 votos, tienes 1 escaño y yo, mayoría absoluta.
En Francia el sistema es como el británico, pero con doble vuelta si ningún candidato saca de entrada mayoría absoluta; en esa segunda vuelta entran los candidatos que hubieran obtenido al menos el 12,5% de los votos. ¿Y qué pasó? Que, convencidos muchos de que cualquier cosa era preferible antes que votar a Le Pen, muchos votaron a un candidato que no querían pero que tendría más votos que el que ellos sí querían.
En España las votaciones son provinciales, con Madrid y Barcelona dando 69 diputados en común, y reparto más o menos proporcional. Con todo, el PP sacó más diputados de los que le corresponderían de manera directa (el 33% de 350 es 115). Por cierto que el PSOE obtuvo el 31,7% de los votos y sacó 16 diputados menos; todavía sobrerrepresentado, pero menos que el PP.
Cada cual cuenta la feria según le ha ido, por eso no se puede decir que un sistema electoral sea mejor que otro. Ahora bien...
El sistema electoral no debería tener ninguna importancia, cualquiera debería ser igualmente válido, si...
Si el que gobernara entendiera que no puede ni debe despreciar al que representa a un tercio de la población. Menos aún si él mismo representa también a un porcentaje similar (o incluso mucho menor, como en Francia). No estoy diciendo que los gobiernos deban ser multipartidistas, sólo que no se ha de aplicar el famoso rodillo parlamentario que tanto denuestan los partidos cuando lo sufren y niegan que ocurra cuando lo aplican. Negocia las leyes. Tal vez los otros tengan algunas propuestas al respecto: acepta algunas. Escucha sus opiniones, no te cierres en banda. En temas de Estado y en temas que van más allá de los ciclos políticos, reúnete con la oposición. Tenles informado de lo que pretendes, y en esos temas ten aún más en cuenta su opinión y sus sugerencias. Busca el consenso, sobre todo en los nombramientos de personas. Ten un respeto máximo por las formas y las instituciones, apóyalas siempre y fomenta su neutralidad. Piensa que también gobiernas para ellos, no gobiernes contra ellos.
Es lo que debe hacer un buen demócrata.
Johann Strauß, hijo - Bajo truenos y relámpagos (polka rápida, op. 324)