Me encanta CosmoCaixa, y no pasa año sin que vaya al menos una vez. Pero no voy por las novedades, voy para fijarme mejor en cosas que en otras visitas se me habían pasado por alto. O para, delante de los elementos expuestos, tener reflexiones nuevas que no había tenido hasta entonces. Un ejemplo de esto último es el tubo que representa la edad de la Tierra. Creo que nadie le presta nunca atención, y desde luego no encuentro fotos en Google; alguna he encontrado, en la que se le ve de lejos, al fondo, pero...
Supongo que el nulo éxito del tubo se debe a la falta de espectacularidad (es taaaan largo que ocupa muchos pasillos y espacios, no se aprecia en su conjunto desde ningún sitio), y sobre todo a que nadie se da cuenta de lo asombroso que es. Porque carecemos de sentido de la magnitud: se nos escapa.
Miles de años: se nos escapa comprenderlos. Miles de millones de años.... ¡puf!
El profesor de la Universidad Estatal de Arizona Kip Hodges propone, para hacernos una idea de lo que supone la vida de la Tierra, una escala en la que cada año equivalga a 60 millones de años de la Tierra. Estaríamos hablando, entonces, de en torno a los 76 años: una vida humana. Y eso sí nos lo podemos imaginar.
Veamos entonces cómo sería la vida de la Tierra.
La Tierra nacería, como todos, en el momento 0 de su existencia. Esto es fácil. Al año de edad la Tierra ya era un bebé rollizo y lleno de lorzas: se había completado el proceso de condensación de los materiales que giraban en torno al Sol y tenía ya el tamaño de ahora. Uno o dos meses después, ya tenía atmósfera (de dióxido de carbono, vapor de agua, azufre, metano, etc.). Pero en lo que respecta a la vida no ocurriría nada hasta que fuera un adolescente, quizá con doce años: aparecerían las primeras formas de vida y, unos meses después (en nuestro calendario) aparecen bacterias que empiezan a procesar el oxígeno: empieza una explosión de vida... de bacterias.
¿Y luego? Más bacterias. Y más. Y más. Hasta que la Tierra cumple... 65 años. Hace 700 millones de años, en realidad: aparecen los organismos pluricelulares. Ya no están solas las bacterias. La Tierra se ha pasado toda su vida, desde los 12 hasta los 65, sólo con bacterias. Pero cuando ya se ha jubilado empieza lo bueno.
O no. Cuando aparecen los dinosaurios, la Tierra tiene 72 años. Y el primer simio aparece hacia mayo o junio ¡del último año de vida! (para facilitar las cosas, supongamos que esa vida se acaba un 31 de diciembre). Lo primero parecido a un humano empieza a erguirse la última semana, y el homo sapiens aparece hacia las cinco de la tarde del 31. La agricultura, hacia las 10 de la noche. Colón descubre América hacia las doce menos cuatro minutos, y la Luna se pisó 26 segundos antes de la media noche. Cinco segundos antes de que acabe, sonando los cuartos, ¡España gana el mundial de fútbol!
Recapitulo: la Tierra se la pasa viviendo sólo con bacterias hasta los 65 años. Y los hombres aparecemos unas siete horas antes de morir.
Me encantan este tipo de comparaciones: hay que reflexionarlas, pero nos ilustran muy bien la insignificancia relativa de todo lo que nos parece importante.
Roberto Carlos - El gato que está triste y azul