lunes, 7 de noviembre de 2016

Pinocho y los deberes



Se ha planteado que los fines de semana de noviembre los niños hagan huelga de deberes. Que no haya deberes, vaya, aunque los profesores los manden. Intentar esta huelga es obligación permanente de todo chaval, como anularla lo es de los padres. Pero esta vez es diferente, porque los promotores de la huelga son los padres. Alentarán, prohibirán si es necesario, que los niños se sienten el sábado o el domingo a estudiar. Espeluzante, ¿verdad? Cada vez estamos más cerca de los salafistas, viendo a la escuela como el enemigo.

Ahora, la huelga creo que se plantea sólo en la escuela pública. En la privada seguro que no, y en la concertada no lo sé. Quizás en parte.

Imagine que quiere que su hijo sea un deportista olímpico y lo apunta a un club. Los padres promotores de la huelga lo apuntarían a uno que no hiciera entrenamientos diarios, está claro. Sería excesivo para los chavales, aducirían. Me temo que sus hijos no ganarían muchas medallas, con ese espíritu.

Los padres dirigentes de la escuela pública son tontos, eso es lo que son. Son tan tontos que son incapaces de ver cuál es el problema de la escuela pública.

En España hay escuelas públicas, que son gratuitas, escuelas concertadas (privadas pero con cierto control público), y escuelas privadas (libres). las escuelas públicas son gratuitas. Las concertadas están subvencionadas y en teoría podrían ser gratuitas, pero como la subvención no llega para el mantenimiento de los edificios y otros muchos gastos, cobran una cierta cantidad a los alumnos, y a esto se deben añadir gastos habituales en el devenir del curso, como uniformes, excursiones y viajes especiales, cosas así. Al final, esta cantidad es variable con los colegios, pero es un importe de bastante enjundia; yo suelo llamarlo "el impuesto antimoro", ya que termina siendo lo que consigue que esa escuela no se llene de moros. Y, por supuesto, las escuelas privadas cuestan lo que ellas quieran. Enseñan en el idioma que les da la gana, pueden exigir el sexo del alumno, su nacionalidad, su religión,... Pueden pedir lo que quieran, y eso incluye el dinero que quieran. Mientras tengan quien les compre...

Por supuesto, nadie quiere pagar por la educación de sus hijos, pero las escuelas privadas tienen sus aulas llenas. Y las concertadas. De hecho, todo el que puede pagar una concertada no lleva sus hijos a una pública, y quien puede pagar una privada no va a las concertadas. ¿Por qué creen que es? Desde luego, no es por los profesores: al salir de las escuelas de magisterio, todos quieren opositar para entrar en la escuela pública. Y muchos, aunque encuentren trabajo en otras escuelas, suelen seguir intentándolo unos años. Por fuerza hay que pensar que, de entrada, los mejores maestros van a la escuela pública (no entro en si allí se echan a perder mientras que en la privada se desarrollan y llegan a niveles superiores), así que no creo que los padres huyan de la pública por ellos.

Tampoco pienso que las instalaciones pesen mucho en la decisión: hay escuelas públicas con buenas instalaciones, y privadas en centros pequeños.

No, lo cierto es que los padres buscan las escuelas privadas...  huyendo de los padres de las escuelas públicas. Huyen de los padres que no quieren que sus hijos hagan deberes. Porque saben que en las clases en las que los niños no se van a esforzar no se va a llegar, y ellos quieren que sus hijos lleguen. Prefieren, y no les culpo, que los padres estén dispuestos a hacer lo que sea necesario por la educación de sus vástagos. Y que si el chiquillo se queda atrás, reaccionen y pongan los medios para que mejore y alcance al pelotón, en vez de clamar que paren todos, que no corran tanto que su hijo se está quedando atrás. Que es lo que está pasando en la escuela pública.

En fin, no voy a soñar que los padres huelguistas hayan leído Las aventuras de Pinocho, de Colloni, pero seguro que al menos han visto la película de Disney. Ya sé que son tontos, pero ¿no se han dado cuenta que los niños que se van a disfrutar de su tiempo libre, jugar con los demás niños y todo eso, en vez de ir a la escuela y esforzarse se convierten en burros que luego se emplean para tirar de los carros? O quizá han visto la película Dumbo, y han oído la canción de los peones, cuando el circo llega por la noche a la ciudad y ellos deben levantar las carpas bajo la lluvia (la canción que acompaña esta entrada). Pues en la canción lo dicen bien claro:
De día y de noche igual
es trabajar sin descansar
pues no quisimos estudiar.
 Si esta gente se impone, en unos años rebuznaremos todos.


Dumbo - La canción de los peones