Calculo un edificio
de hormigón con el programa CYPE. El edificio es en concepto muy sencillo y son
bastantes metros cuadrados, por lo que el empleo del CYPE es lo más práctico:
si el CYPE no puede hacer estos edificios, ¿para qué lo quiero?
El CYPE es un
programa de cálculo de estructuras en el que el usuario "introduce"
los planos del arquitecto, comprueba que el programa ha generado bien el modelo
del edificio, y le da a la tecla de ejecutarse. El programa calcula y
dimensiona la estructura, y si al usuario le parece bien, genera los planos, la
memoria y las mediciones. En tanto en cuanto el programa no es perfecto, el
usuario debe hacer algunas correcciones según el criterio que tenga, pero lo
cierto es que con el paso de los años el programa es cada vez mejor y el
usuario menos necesario. De hecho, es de esperar que cuando el arquitecto, en
vez de dibujar rayas y decir "estas rayas representan un pilar",
dibuje pilares (y se vean como rayas, pero el arquitecto le haya dicho a su
ordenador "pon aquí un pilar de 30 por 30"), el CYPE no necesitará
que el usuario le traduzca los planos del arquitecto, ya lo hará solo, y con
cuatro datos específicos se encargará de todo. Como he dicho en varias
ocasiones, las estructuras las calcularán las máquinas al igual que ya hacen
todas las raíces cuadradas que se hacen en los países civilizados.
El caso es que he
calculado un edificio de hormigón con el CYPE… y he encontrado un error. Un
comportamiento del programa al calcular que, necesariamente, ha de ser un error
del programa. Comunicado a los sres. de CYPE, les he enviado la obra para que
lo comprueben ellos mismos, y me han dicho que lo pasarán a los de programación
para que averigüen a qué se debe ese comportamiento tan, a todas luces,
erróneo.
No pasa nada. Así es
como se mejoran todos los programas informáticos, el CYPE también.
Pero sí, sí que
pasa. Sí que pasa porque, al igual que con las raíces cuadradas, el uso
intensivo del ordenador nos quita la habilidad de aquello que hace la máquina;
en este caso, el calcular edificios. En unos años ya no quedarán calculistas
que sepan ver si una estructura está bien calculada o no.
Y, claro, si las
personas ya no sabemos si los cálculos están bien, la bondad del cálculo
depende al 100% del ordenador. Que puede tener fallos, ¿no? A fin de cuentas,
no es la Biblia, que es inerrante. Que el programa esté bien depende del
programador, que no se equivoque al teclear o al traducir a lenguaje de
ordenador el deseo del analista; del analista, que prepara las instrucciones de
cómo calcular a partir de lo que le explique el experto en cálculo; del experto
en cálculo, que no se equivoque al explicar qué hacer ni él al entender cómo se
calcula; de las normas, que, como todos sabemos, son los eslabones más débiles
en esta cadena, son una chapuza; de los mecanógrafos que escriben las normas,
no en vano tiempo después suelen salir colecciones enteras de erratas (y de
erratas de las erratas)…
Yo, que soy del
pleistoceno, prefiero que el que da la cara, el que afirma que ha calculado, el
que asume la responsabilidad por el cálculo, sepa calcular. Prefiero que sepa
calcular y que, aunque no calcule, sepa ver si el programa ha cometido algún
error.
¡Por supuesto!, me
dirán todos ustedes. Y todos los calculistas estarán de acuerdo, todos opinan
que no puede ser que el calculista no sepa. Ya lo sé. Pero lo que yo digo es
que, con tanto ordenador, ese conocimiento se va a perder. Como el hacer raíces
cuadradas. Y, como pasó con las raíces cuadradas, esa pérdida llegará sin
darnos cuenta, poco a poco, hasta que sea general. Y entonces estaremos en la
situación que ahora opinamos que no debe ocurrir. ¿Qué haremos, entonces?
Dave Stewart & Candy Dulfer - Lily was here