El pasado domingo se celebraron elecciones generales. Esta vez hay tres aspectos que me han llamado especialmente la atención.
En primer lugar, los partidos de ámbito nacional y resultado minoritario (IU y UPyD) protestaron sobre el reparto de escaños, diciendo que no era proporcional. Algunos analistas se quejaron de que CiU (16 diputados y 4,2% de votos) tuviera tantos diputados como la suma de IU (11) e UPyD (5), siendo que ellos sumaban 11,6% de votos, casi el triple. O que Amaiur tuviera 1,4% de votos y 7 diputados.
Sin embargo, ahí apuntan al sitio equivocado. UPyD sólo obtuvo puestos en Madrid y Valencia. En el resto de las provincias se presentaron y obtuvieron votos, pero no los suficientes, así que podría tildarse a sus líderes de tontos por presentarse en lugares como Teruel, en los que estaba cantado que no iban a sacar diputado. Que aprenda de su envidiada CiU, que sólo se presentó en las cuatro provincias donde pensó que obtendría diputados.
Si UPyD sólo se hubiera presentado en Madrid y Valencia habría obtenido los mismos diputados, pero con el 1,75% de los votos. Quizá entonces no se quejase tanto. O sí se quejaría, claro, pero se quejaría de lo que se quejan los que viven en las provincias más pobladas: que su voto vale menos que el de un soriano o un turolense, ya que en Madrid hay 68 veces más habitantes que en Soria pero sólo eligen 12 veces más diputados.
Así que la queja principal de los partidos minoritarios es que se vote por provincias: ellos querrían una lista única para toda España. De ser así, ¿quién se preocuparía de los sorianos o de los turolenses? Ahora tendríamos de nuevo unas minorías casi sin voz ni voto, sólo que como ya no serían los líderes de los partidos políticos antes citados, a estos últimos les parecería bien.
¡Seriedad, señores, seriedad! Esto es cambiar las reglas del juego según nos convenga. Como si un equipo goleador pidiera que la liga se decidiera no por partidos ganados sino por goles metidos. Que podría ser, no digo que no, pero es que la liga a la que se apuntaron y que juegan tiene esas reglas. Que elijan los de UPyD y los de IU: si se arriesgan a presentarse en provincias donde no sacarán escaño, que no se quejen de no haberlo sacado; de lo contrario, que no se presenten.
En segundo lugar, existe una queja generalizada sobre la "enorme" influencia de los partidos regionales. Se clama que CiU tenga 16 diputados. Ya, pero es que CiU ha obtenido el 4,2% de los votos y el 4,57% de los escaños. Y sólo se presentó en cuatro provincias; imagino que si se hubiera presentado en las cincuenta habría obtenido algún voto más, manteniendo los mismos diputados. Así que esos 16 diputados representan a una parte justa de la población española; que no piensen lo mismo que PP y PSOE no es razón para demonizarlos.
De nuevo, la queja por una lista nacional más que provincial esconde sólo el hecho de que los que se quejan viven en provincias a las que nadie representa: los diputados de CiU se toman muy a pecho que están ahí para defender lo que creen mejor para sus circunscripciones, mientras que los de Ávila o Albacete carecen de diputados que les representen de verdad: probablemente, ni siquiera sus cabezas de lista son de allí sino impuestos por el aparato de los grandes partidos.
Así que si un votante quiere votar a un representante que no mirará por su provincia, que no se queje que otro sí prefiera ese criterio. De hecho, la queja de muchos en Cataluña es que tienen 47 diputados en Madrid y parece como si más de la mitad no lo fueran; creen que la representación verdadera que tienen no es la que merecen. En realidad, los votantes de los partidos catalanistas (los votantes democráticos y respetuosos, claro) lo que piden siempre es que, aunque cada cual en su rincón, los 47 miren por su tierra y no sean sólo la claqué de los líderes nacionales.
(A propósito, y chascarrillo para los que no sepan de Historia: lo que originó la independencia de las Trece Colonias -ahora los EE.UU.- fue precisamente que no tenían representantes en el Parlamento en Londres y por lo tanto no podían votar los impuestos: el lema que lo empezó todo fue "No hay impuestos sin representación").
Por cierto que antes he recalcado la "enorme" influencia. Si alguien cree que CiU, con 16 diputados, va a tener influencia "enorme" es que no sabe cómo funcionan estas cosas. La influencia depende sobre todo de lo necesitado que esté la otra parte; en el caso que nos ocupa, los partidos minoritarios no van a obtener ninguna migaja que PP no quiera darles.
Y, ya por último, el Senado. Reconozco que he votado al Senado, pero no sé para qué sirve, aparte de para tener jacuzzi, tarjeta Visa Uranio, billetes de avión y demás prebendas tipo "usted no sabe con quién está usted hablando". Y no he encontrado a nadie que sepa explicármelo sin dejarme dormido. De hecho, en la pasada legislatura el Senado era mayoría del PP y no se notó. Así que si se hiciera un referendum para modificar la Constitución eliminando esta Cámara, ya tienen mi voto a favor. Y seguramente no sería el único.