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sábado, 4 de septiembre de 2021

Código Estructural: juas, juas, ¡qué desbarre!

Artículo 5. Requisitos de las estructuras.
5.1 Requisitos.
De conformidad con la normativa vigente, y con el fin de garantizar la seguridad de las personas, los animales y los bienes, el bienestar de la sociedad y la protección del medio ambiente, las estructuras incluidas en el ámbito de este Código, en su totalidad o en sus elementos aislados, deberán ser idóneas para su uso durante la totalidad del período de vida útil para la que se construye. Para ello, sin perjuicio de lo indicado en el apartado 2 del Anejo 18, se deberán satisfacer los requisitos siguientes:

Por favor: repasemos lo que dice. El primer requisito de una estructura es garantizar la seguridad de las personas, los animales y los bienes. Por lo tanto, queda prohibido construir un matadero, porque la estructura del edificio no garantizará la seguridad de los animales. Tampoco podrá excavarse siquiera un cimiento, porque no se garantizará la seguridad de las lombrices que en ese momento estuvieran allí. Y siguiendo por ahí, cualquier estructura, pues no garantiza la seguridad de los delfines o de los elefantes. Que no sé porqué debería garantizarlas si es un edificio de viviendas en España, pero un delfín, un koala o un elefante no tendrían su seguridad garantizada en ese edificio. Por no decir que hay muchas personas cuya seguridad no queda garantizada por ese edificio; las afganas, sin ir más lejos. Ni la sociedad verá su bienestar garantizado gracias al edificio, que eso es mucho pedir para una simple estructura de un edificio.

Sí, ya sé que me dirán que no hay que hacer caso a lo escrito. Pero entonces ¿para qué lo escribes?

En honor a la verdad, he de reconocer que la frase "Para ello... se deberán satisfacer los requisitos siguientes:" permite salvar la cara, porque los requisitos que detalla son los lógicos y basta que la estructura los cumpla, por ejemplo cumplir la legislación específica de higiene, salud y medio ambiente. Con lo que se puede construir un matadero si la estructura no se cae por la nieve o el viento, y como no hay un requisito específico de que ningún animal muera durante la construcción entiendo que también se permite excavar los cimientos si no hay una norma especial que lo prohiba (por ejemplo, porque sea una zona de especial protección natural). Pero...

Que se deberían haber currado un poquito más la redacción, vaya. Habría bastado con decir "la seguridad de los usuarios". LOS USUARIOS. Miedo me da lo que encuentre en la chicha de la norma, si éste es el nivel en lo más fácil.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Código Estructural: no empezamos bien

El nuevo Código Estructural empieza... mal. En su 2º artículo, el ámbito de aplicación, establece:

Con carácter general se aplicará a todas las obras de nueva construcción. Cuando a la vista de las características de la obra, definidas por la propiedad, la estructura pueda considerarse como una obra especial o singular, este Código será de aplicación con las adaptaciones y disposiciones adicionales que establezca el autor del proyecto para satisfacer las exigencias definidas en el mismo, con su mismo nivel de garantía.

Y, claro, me gustaba más lo que dice el Código Técnico:

El CTE se aplicará a las obras de edificación de nueva construcción, excepto a aquellas construcciones de sencillez técnica y de escasa entidad constructiva, que no tengan carácter residencial o público, ya sea de forma eventual o permanente, que se desarrollen en una sola planta y no afecten a la seguridad de las personas.
¿A qué viene esto? A que el Código Estructural es obligatorio, y es importante la diferencia entre que sea obligatorio y que no lo sea, en todas las estructuras. Incluso en las de escasa entidad e importancia. 
 
¿Qué estructuras son esas?
 
Pues, por ejemplo, las casetas de perro. O los cobertizos de herramientas. Y creo que todos estamos de acuerdo en que cuando uno proyecta una caseta de perro o un cobertizo para las herramientas, o un cenador en el jardín (son sólo ejemplos), no hay que ser tan estrictos. El Código Técnico, en un acierto, reconoce que en ese tipo de obras no pasa nada serio si alguna exigencia no se cumple plenamente. 
 
¿Costaba algo incluir esta frase en el artículo correspondiente del Código Estructural? En mi opinión, no. Y por eso digo que la cosa no empieza bien, eso es todo.
 
Para rematar el despropósito, sigo hojeando y veo el control que se hace del proyecto y de la documentación que se hace del proyecto; también lo que se hace con el control del proyecto. Como da la impresión que el legislador está pensando en el proyecto de un puente que una Europa con África, lo que pide tiene sentido en ese caso, pero en multitud de proyectos pequeños no. Lo que pasa es que el revisor del proyecto queda obligado a evaluar el proyecto como si fuera el puente de marras y obligado a señalar lo que no cumple (y conozco a muchos cretinos que al revisar seguirán la norma al pie de la letra). La norma obliga a la propiedad a trasladar la revisión al proyectista, y al proyectista a subsanar las no conformidades. Esto está muy bien dicho, y es comprensible en el puente Europa-África, pero en la inmensa mayoría de proyectos, no nos engañemos, la propiedad no va a pagar al proyectista el esfuerzo que requiere el nivel de detalle del puente intercontinental, ni la constructora necesita ese nivel de detalle, con lo que el proyectista no aplica ese esfuerzo. Esto, todo proyectista entiende de lo que hablo y está de acuerdo conmigo. ¿Entonces? Me temo que cuando toque un cliente cretino (y esto nunca se sabe a priori) y además se junte un revisor cretino, el proyectista puede darse por muerto. 
 
Así que, de entrada, que la norma sirva para arrojar al proyectista al pie de los caballos, pues que no me llena de alegría. Que ya sé que hecha la ley, hecha la trampa y al final todo esto quedará en casi nada, pero... no empezamos bien.

lunes, 26 de julio de 2021

¿Es el plano el lenguaje del técnico?

https://www.youtube.com/watch?v=HAKnWi15ycs 

 

 

Hace muchos años participé, como perito experto, en un juicio de patentes. El asunto era importante, y en consonancia no dictaminaba yo solo, sino que éramos tres  los ingenieros. Resumiendo, el juicio versaba sobre que una parte acusaba a la otra de estar vulnerando patentes de la primera. ¿Lo estaba? Para eso había que precisar qué era lo que estaba protegiendo la patente. Y ahí radicaba parte de nuestro problema: los planos de la patente no se correspondían al 100% con la memoria. Digamos que la parte acusada vulneraba o los planos o la memoria, no recuerdo. Yo era, con mucho, el más joven de los tres ingenieros, y en un momento de los debates el más veterano sentenció: "el lenguaje del técnico es el plano".  Decidimos que la esencia de la patente eran los planos y que en ellos nos teníamos que centrar.

Puede que alguno se escandalice, ¡cómo va a tener preferencia el plano! Pues la tiene, y así está establecido: en un proyecto, en caso de contradicción la preferencia la tienen, por este orden, los planos, las mediciones y presupuestos, el pliego de condiciones técnicas y, por último, la memoria.

Pasaron los años, y yo he seguido pensando que el lenguaje del técnico es el plano.

Yo, no hace falta decirlo, soy un ingeniero del pleistoceno. Soy de una época en la que había planos. Ahora que están desapareciendo, ¿qué?

Me ocurre cada vez con más frecuencia que, sea por taras genéticas o por incompetencia, las partes con las que trabajo, arquitectos y constructores, son cada vez más reticentes a plasmar sus ideas en planos. Y me cuesta un mundo entenderles. Me envía el arquitecto un modelo BIM (la palabra clave), un modelo tridimensional de su proyecto, y no puedo. O me envían los talleres sus modelos tridimensionales de la estructura, para que se los apruebe. 

Cuando un arquitecto me da un proyecto para calcular, lo primero que tengo que hacer es entenderlo. Y para entenderlo, lo disecciono. Lo divido en sus plantas, examino cómo se relacionan en vertical, todo eso. Pero en un modelo tridimensional esto no existe, es un todo. Ha de ser trabajo mío el extraer de ese modelo las vistas en planta y en alzado,y tener cuidado de no dejarme nada que pueda influir. Es trabajo mío. Antaño era del arquitecto, él dibujaba las plantas, las fachadas y los alzados. Ahora ya no, y no creo que sea para ahorrarse el arquitecto el coste de hacerlo pasándomelo a mí (aunque puede que sí). No, creo que es porque los calculistas modernos ya no necesitan tampoco los planos: meten el modelo 3D del arquitecto en sus programas, y ya calculan ellos por él.

Así que, por esta parte, soy un ingeniero del pasado, dirán ellos. Un ingeniero que aún entiende lo que calcula, quiero responder yo.

En el sentido contrario, cuando el ingeniero es el generador de planos, ocurre lo mismo. Ya todo se calcula con modelos tridimensionales, y los resultados del cálculo son eso, modelos 3D. ¿Quién quiere planos? Pues yo, porque sigo pensando en planos. Y necesito planos para comprobar que mi idea se ha desarrollado bien. Pero nadie más.

Hace unos años hablaba con una constructora. Estaban enamorados del BIM. Su capacidad para generar listados de mediciones. El BIM les permitía gestionar la obra con mayor facilidad.

El otro día entregué un proyectillo, una pasarela que tenía seis escalones en un tramo de su recorrido. Después de explicarle los planos a la arquitecta, me dijo que le parecía todo muy bien, pero que si no tenía unas perspectivas (vistas 3D, decía ella) para que se entendiera todo. Dio la casualidad que sí las tenía, porque el programa las había generado pero yo había descartado el plano porque para mí no aportaban nada y estaba en la montaña para reciclar. Lo recuperé, y con ese plano todo lo demás le dio igual.

Sencillamente, esa arquitecta ya no tenía la capacidad de vislumbrar la estructura sólo con plantas y alzados.

Al día siguiente, en otra obra, el taller me pide que le apruebe "los planos" antes de ejecutarlos. Los talleres modernos tienen dos características, cada vez lo veo más claro, y cuanto más modernos y a la última más acentuadas las tienen.

La primera de ellas es que necesitan que la dirección de la obra le apruebe los planos que ellos mismos se generan a partir de los planos que les da la dirección de la obra. Y no importa que me enfade y avise desde el primer día de que yo no reviso nada, que ellos construyan y si resulta que no es lo que yo quería ya me oirán. Es una causa perdida. No sé qué pasa en los talleres, pero ya no quedan técnicos con los redaños suficientes para asumir ellos la responsabilidad de su propio trabajo. Y es el signo de los tiempos.

La segunda característica es la aversión al plano. Son incapaces de dibujar. Absolutamente. Gracias a los ordenadores, ya no saben. Bien, eso lo tengo asumido, les pasa incluso a los arquitectos e ingenieros más jóvenes que yo. Pero en el caso de los talleres, su modelo 3D lo es todo. Y es lo que me envían. 

Por ejemplo, hace poco entregué una estructura. La estructura era muy, muy sencilla, y sólo hice un plano en A-3 en tamaño original; la cosa no daba para más y el cálculo me ocupaba medio folio. Bien, el taller hizo un modelo 3D de mi estructura ¡y me envió el modelo para que lo aprobara! Yo les respondí que no, y que si querían que me enviasen un plano. Que por fuerza coincidiría con el mío, ya he dicho que aquello era tan sencillo que no daba para más. Al final tendré que aprobar su modelo 3D, porque ellos no van a generar ningún plano, no van a fabricar hasta que yo lo apruebe, el cliente no tiene tiempo de que ellos se bajen del burro y no me compensa meterme en más discusiones.

Otro ejemplo, especialmente sangrante, fue uno en que la constructora decidió cambiar toda la estructura; yo les dije que podían, pero que yo no la iba a rediseñar. Así que contrataron a una ingeniería, que hizo el rediseño, y para ahorrar no le encargaron las uniones: ya se las resolvería, gratis, el taller que ejecutara. La ingeniería me pasó los planos y sus cálculos, y bueno. Pero luego el taller quiso que yo aprobara sus uniones. No hay problema, les dije, denme los planos que los miro. No me los dieron. Y tampoco me dieron el modelo 3D, porque no lo harían hasta que yo no aprobara sus uniones. ¿Qué me dieron? Páginas y páginas de anexos de cálculos generados por el programa IDEA (en el programa IDEA uno hace un modelo tridimensional de la unión y el programa calcula). Y querían que con esos anejos de cálculo yo supiera cómo iban a hacer las uniones. Y no conseguí, jamás, ni un simple croquis.

Si los nuevos talleres, los más modernos y vanguardistas, ya no usan un plano ni aunque les vaya la vida en ello, ¿tiene todavía vigencia el lema sobre el lenguaje del técnico? Es obvio que no: el técnico, en el futuro, ya no va a hablar mediante planos, y estos tiempos aciagos son la transición hasta que desaparezcamos los del pleistoceno y queden sólo los jóvenes. ¿Es bueno, es un avance?

Sí, sí que lo es. Supongo que sí. El lenguaje del técnico va a ser el modelo 3D, eso es todo. Lo importante es que el técnico tenga un lenguaje. Que haya técnicos que necesiten expresarse, no solo operadores de ordenador.

Y mi problema es que estoy, claramente, obsoleto. Era algo que tenía que pasar.




Jorge Cafrune - No soy de aquí


sábado, 30 de enero de 2021

Ni BIM ni leches: a martillazos

https://www.youtube.com/watch?v=TPhCsiXVF80 

 

 

Recientemente se ha construido una pasarela que he proyectado. La pasarela iba a 17 m de altura y medía unos 70 metros. Dos metros y medio de ancho, algo más de alto, techada, lo normal.

Diseñada con Tekla, también el entorno. Los métodos más modernos de cálculo y todo eso. Para la ejecución se contrató a una empresa de una corta lista dada por mí de estructuristas selectos: gente que por su calidad y envergadura podían acometer esta obra con garantías, nada de chapuceros.

Convendría explicar que la dificultad de la obra residía sobre todo en la dificultad del montaje, que por las exigencias del entorno sabía que iba a ser muy complicado; pero tampoco hace falta, basta decir que todo lo preví en el proyecto y que éste incluía todos los trucos pensados por mí durante meses para que el montaje fuera sencillo. Y es que para mí un montaje sencillo es garantía de que la cosa queda bien hecha, que los montadores de los edificios no son relojeros.

La fase de preparación del montaje contó con todo mi apoyo:ya en el día en el que expliqué la obra a las constructoras que licitaron les hablé de montaje, de los problemas que habría, de las soluciones que había previsto, el sentido de las indicaciones en mis planos,... Otro tanto hice con la adjudicataria, cuando formalmente volví a explicar el montaje en la primera reunión de arranque de obra; también cuando visité el taller para examinar la marcha de los trabajos, y en general siempre que tuve ocasión.

El primer sábado de montaje ya me di cuenta de que algo iba mal: habían colocado unos topes, fundamentales en la estructura final pero que les había explicado clarísimo que se tenían que poner al final. Ellos me dijeron que no, que no los estaban poniendo. Lo que estaban haciendo era aprovechar que la grúa estaba subiendo los soportes para a la vez subir los topes y no tener que subirlos luego a mano. Los topes pesarían 5 ó 10 kg a lo sumo, pero iban atornillados, así que tras mucho protestar acabé cediendo. Eso sí, les explique una vez más el sentido de esos topes y lo importante de que se pongan al final. Sí señor, lo que usted mande, señor, etc.

El siguiente sábado elevaban el primer tramo de pasarela. Examino antes los soportes, y no han quitado los topes. De nuevo, recordatorio: se han de quitar, no se puede montar el tramo con los topes puestos y todo eso. Y de nuevo no se preocupe señor, blablablá.

No quitaron los topes. Como ustedes imaginarán, dos grúas de 400 toneladas manejando a la vez un tramo de 3 metros de largo que ni siquieran ven, dirigidas por radio por un operario que sólo ve desde lejos los soportes,... Claro que los topes impidieron que el tramo se pusiera en su sitio. Como les había advertido.

¿Desatornillaron los topes? ¡Qué va! Si la estructura no entra, se saca el mazo y a golpes que por mis muertos que entra. 

Tanto proyecto, tanto Tekla, tanto BIM, tanto diseño por ordenador en 3 dimensiones, tanta planificación, y al final encajan la estructura a martillazos.

Pero no se vayan, aún hay más. El siguiente sábado, cuando se montó el tramo siguiente.

Porque sí, los topes seguían allí.

Por descontado, entre sábados mi cólera fue terrible. Y les advertí que para el montaje del siguiente tramo debían quitar los topes antes de montar. Que ya había quedado claro que su sistema patatero no funcionaba y que yo, como siempre, tenía razón. Y se me prometió que por supuesto jefe, así se hará jefe, ya saben.

La primera jugarreta fue que ese sábado empezaron antes de ahora. Si los montajes se hacían a las 10, ese sábado empezaron mucho antes. Cuando llegué habían empezado, yo ya no tenía tiempo de inspeccionar nada, pero sí que ví desde abajo que los topes seguían puestos. Pedí explicaciones sobre porqué empezaron antes de que yo llegara, pero eso no tenía arreglo. Lo de los topes, me dijeron, que no me preocupara, que estaban atornillados y los tornillos flojos, y que los apartarían llegado el momento.

No quitaron los topes, claro. Sacaron el mazo, e intentaron encajar el tramo a martillazos.

A esas alturas yo estaba intentando no perderme.

Cuando se dieron cuenta de que no iba a entrar ni a martillazos, a alguien se le ocurrió desatornillar los topes. Y entonces...

Resulta que no pudieron. Por lo que me contaron, alguien los había atornillado con una llave dinamométrica y una fuerza brutal, y no había forma de desatornillarlos, los operarios no tenían las herrramientas adecuadas y todo eso. Yo les había prevenido muchas veces durante la obra sobre no apretar en exceso los tornillos, que los quería apretados con la fuerza normal de la mano de un hombre, pero el aparejador me dijo que creía que el que los había apretado era aquel operario al que le dije las veces anteriores que se desatornillaran los topes y que ese operario, cabreado conmigo, decidió apretarlos para que fueran indesatornillables.

Al final consiguieron desatornillar los topes. Pero no los que yo había diseñado para colocar después, sino los otros, los que tenían que estar fijos. 

Por no hablar de otros fallos. Por ejemplo, al haber colocado el segundo tramo antes de que yo lo inspeccionara, me di cuenta de que unas piezas que debían venir soldadas del taller no estaban soldadas, y ya no se podían soldar. Tiene su guasa, porque cuando estaban montando ese módulo me di cuenta de que estaban poniendo las piezas al revés, y se les ordenó montarlas bien... y aquel sábado comprobé que no las habían desmontado y montado correctamente. Y que estas piezas en concreto, al planificar los trabajos, el estructurista solicitó que se las cambiara por otras, porque esas piezas si se soldaban en taller se manejaban muy mal y yo le expliqué porqué tenían que ir soldadas...Por no hablar de fallos más gordos que tuvieron, aunque esos sí se corrigieron a tiempo (con martillos y sopletes, por supuesto).

En fin. Mi lista de talleres selectos es ahora mucho más corta. Pero lo que yo quiero decir no es eso. 

Se trata de que este proyecto fue BIM. Todo el mundo alardeó de lo BIM que se era, de lo diseñado completamente por ordenador en 3 dimensiones que estaba todo y lo directo que iba desde mi ordenador hasta las máquinas que cortaban las piezas, sin que tuviera que haber manos humana que rediseñaran nada. Y en el momento de la verdad, hay montadores que montan piezas al revés, montadores que se "olvidan" de soldar, que aprietan los tornillos puede que con mala intención, y sobre todo montadores y estructuristas que se niegan a seguir las instrucciones del ingeniero incluso aunque quede patente que el sistema de ellos no funciona. Pero ey, BIM.

Marqué en planos que dejaba una holgura de 18 cm para que el montaje fuera sencillo, y acaban metiendo las piezas a martillazos.

Y es que la estulticia humana es como la vida: siempre sale adelante. Sí, el BIM es una gran cosa, dentro de unos años no comprenderemos cómo se pudo construir antes sin BIM, pero todo tiene dos caras. La cara bonita del BIM nos la venden constantemente; de la cara fea nadie habla. Y la cara fea es que gracias a tanto BIM, tanto diseño por ordenador y tanto cerebro electrónico que piensa por nosotros personas que no piensan por sí mismas pueden acceder a estas tareas. Al igual que ya no necesita usted sumar si tiene una calculadora al lado, ya no necesita usted entender la estructura si tiene un ordenador que la entiende por usted. Usted sólo tiene que operar el programa, dicen. Pero como al final han de intervenir personas en el proceso, podemos dar por seguro que cada persona que intervenga logrará mostrar su estulticia e incompetencia.

Y luego acaban montando la estructura a martillazos.




Danny Frank - Quién será


sábado, 3 de junio de 2017

Tekla: formando tontos




Estos meses he participado en algunos proyectos que se han desarrollado con el sistema BIM. El sistema BIM lo define la wikipedia como:
El modelado de información de construcción (BIM, Building Information Modeling), también llamado modelado de información para la edificación,1 es el proceso de generación y gestión de datos de un edificio durante su ciclo de vida2 utilizando software dinámico de modelado de edificios en tres dimensiones y en tiempo real, para disminuir la pérdida de tiempo y recursos en el diseño y la construcción.3 Este proceso produce el modelo de información del edificio (también abreviado BIM), que abarca la geometría del edificio, las relaciones espaciales, la información geográfica, así como las cantidades y las propiedades de sus componentes.
Desde tiempos remotos, el diseño de los edificios ha partido de ideas de los técnicos, que éstos explican a sus delineantes, y que los delineantes plasman en planos que ellos dibujan. Los planos son rayas, líneas, arcos, rellenos,... dibujos en una hoja de papel o equivalente y que una persona con pericia puede a su vez interpretar, entender la idea del técnico, y construir esa idea. El sistema se puede informatizar, claro: los planos ahora se dibujan por ordenador, usándolo como un tablero electrónico; los cálculos, las mediciones, las descripciones... todo es susceptible de informatizarse. Pero el esquema básico se mantiene.

LLega un momento en que los programas de ordenador mejoran tanto que permiten cambiar este esquema. El cambio principal lo tenemos en que el ordenador ya no es un tablero electrónico que dibuja líneas y arcos, sino que recibe directamente las intenciones del técnico: vigas y columnas, tuberias, muebles, paredes, embaldosados, pinturas,... Ya no se dibuja algo que representa una puerta: directamente, se le marca al ordenador que ahí va una puerta. El ordenador ofrece muchos modelos de puerta, y se elige uno. Y el ordenador se encarga de todo lo demás: aparecerá en su sitio en todos los planos en los que deba, se tendrá en cuenta en las mediciones y el presupuesto, se despiezará su carpintería, se tendrá en cuenta su comportamiento al fuego... Ya nos podemos olvidar de la puerta. Más aún, si alguien quiere moverla o eliminarla, el ordenador se encarga. Todos tranquilos: es el BIM.

En el caso de las estructuras, el proyecto tradicional incluía un paso que los demás oficios tenía una importancia pequeña, y que en la estructura es la parte del león: el cálculo. Bien, del cálculo por ordenador y su evolución ya he hablado muchas veces en este blog, así que no me extenderé. De momento, los programas de cálculo evolucionan unos (CYPE, TriCalc,...) hacia generar ellos mismos los planos de estructuras, en un camino que no tiene futuro, y otros hacia transmitir la información a un programa "de dibujo" que sea propio del BIM. Es decir, conectarse con el programa que modela el edificio o proyecto. Es el camino correcto, porque llegará el día en que ambos programas se fusionen y al modelizar el edificio ya evalúe las cargas que ha de soportar y genere la estructura soporte. Sí, no es culpa mía si los calculistas tenemos tanto futuro como los aparcacoches de los bingos.

El caso es que, como decía al principio, he estado colaborando con dos proyectos BIM. Y es el futuro, pero en ambos casos mis sensaciones han sido negativas. ¿Por qué?

En primer lugar, mi colaboración en el diseño ha sido mínima. En el primero de ellos, un día me vinieron con la idea general, y aporté un predimensionado suficiente para que siguieran desarrollando esa idea. Tiempo invertido: unos minutos de presentación, charla insustancial y exposición del proyecto, unos minutos para que me expliquen qué querían de mí a esas alturas, y unos tres minutos en describirles de palabra un sistema estructural y unas dimensiones  aproximadas. Con eso se apañaron y modelizaron su edificio. Supongo que el proyecto evolucionaría, participarían más personas, no lo sé: no me tuvieron al corriente. 

Unos meses después, me vinieron con que la cosa tiraba para adelante y querían que me reafirmara en mi predimensionamiento y les explicara cómo resolver algunos detalles. Aquí sí que tuve tiempo y pude hacer cálculos, pero no hice mucho más. Luego me pidieron que les enviara algunos detalles de estructura para ellos ver cómo querría yo hacerlos, pero ya se encargarían ellos de dibujarlos.

Y fin. No sé si volverán cuando estén en la fase de obra, y no sé si quiero que lo hagan. El proyecto, no lo he dicho, era de un laboratorio de I+D. Pero no se me puede tener en cuenta como parte del equipo de proyecto, pienso yo. Y no lo pondré en mi currículum.

El segundo proyecto era mucho más complejo, y es comprensible que se gestionara peor desde el punto de vista del BIM. Como era más complejo, tuve que emplear programas de cálculo mucho más potentes, de ésos en los que modelizas el edificio completo, le das a un botón y a los dos minutos el ordenador escupe dónde hay que reforzar y dónde se está sobrado. Luego, el programa transmitía el modelo al programa Tekla, que es ya un programa BIM. Y un operador del Tekla se encargaba ya de todo lo demás, fin de mi participación.

A mí no me gusta el programa Tekla. Sin embargo, a los tontos les encanta. Porque genera perspectivas del conjunto de la estructura. Esas perspectivas no valen para medir ni para construir, por lo que en el método clásico de los proyectos no se hacían, pero dan una idea de lo que se quiere hacer. Los listos, viendo las plantas y los alzados no necesitamos la perspectiva, pero ya digo que los tontos sí. Así que a los tontos les encanta el Tekla, y no se puede discutir con tontos.

Tampoco me gustan los planos que genera Tekla, pero entiendo que es una cuestión de gustos, y que el programa tiene todavía mucho margen de mejora: también los copistas medievales pueden decir que prefieren sus iluminados a una página escrita con una máquina de escribir. He de asumir, una vez más, que soy un ingeniero del pleistoceno.

Pero lo que más me impresionó del programa Tekla es lo que permite: permite que un tonto "dibuje" la estructura metálica.

Dentro de las artes clásicas de la delineación, la delineación de la estructura ha sido un arte completa en sí misma, en especial la estructura metálica: para dibujar estructura metálica el delineante tenía que ser ducho en estructura metálica, no valiendo de nada la experiencia en otro tipo de planos. Y una de las mayores dificultades del dibujo de la estructura metálica es la concepción espacial. Si el delineante no tiene la pericia necesaria, el técnico - o el programa de ordenador- debía croquizar lo que el delineante debía dibujar, en este caso casi "calcar", pero si tenía oficio, bastaba con que el técnico explicara la solución: el proyectista la entendía, se la imaginaba en la cabeza y podía dibujar las plantas, alzados, secciones y despieces necesarios.

Esta misma habilidad de imaginación espacial servía para detectar los problemas y proponer soluciones, chequear lo dibujado, etc.

Pero esta habilidad conceptual no sólo se obtiene por nacimiento: se ha de desarrollar con la práctica; si no, se atrofia.

Pues bien, con el Tekla no se necesita. Con Tekla no hay que imaginar nada; uno modeliza un elemento, y el elemento aparece íntegro en la pantalla, incluyendo su interacción con los demás. El operario puede acercarse, girar la vista,... no tiene que imaginar. No tiene que esforzarse. No tiene que tener ninguna habilidad para imaginar objetos en el espacio. Es genial, ¿verdad?

Es genial. Ahora cualquiera puede dibujar estructura metálica.

¿Saben que pasará?

Que serán los tontos los que dibujen la estructura metálica. Los listos, que siempre escasean más que los tontos, se dedicarán a cosas para las que aún no valgan los tontos.

¿A que es genial?



Christina Perri - A thousand years

lunes, 24 de octubre de 2016

Los cordones discontinuos




A veces uno piensa que los que hacen las normas no pisan la calle. Porque hay prescripciones que son muy fáciles de enunciar, pero que no se cumplen porque son tremendamente restrictivas. Como si el código de circulación limitara la velocidad en autopistas a 20 km/h. Por seguridad, of course.

Un ejemplo de estos preceptos lo tenemos en la norma de estructuras de acero, en el artículo EAE-59.3.4 sobre los cordones discontinuos de las soldaduras. A veces, uno adosa una pieza larga a otra, y eso se hace mediante soldaduras. Pero claro: en seguida salen metros y metros de cordón de soldadura, y eso es caro. Así que el herrero pregunta si puede soldar sólo tramos; por ejemplo, tramos de 20 cm separados 40 cm. Es lo que se llama un cordón discontinuo, y habitualmente por resistencia es suficiente. Si por resistencia es suficiente, no debería haber objeción; más aún, en pro de la sostenibilidad, el medio ambiente y todo eso, cuantos menos metros de soldadura mucho mejor.

Pero los señores de la norma quisieron decir lo suyo al respecto. Y lo que dijeron fue que "se prohíbe el uso de cordones discontinuos en ambientes con grado de corrosividad superior al C2".

Esta frase es demoledora. Porque casi toda la estructura metálica se hace en ambientes superiores al C2.

Esto de los ambientes es una novedad de esta norma, antes no se tenía en cuenta, y cataloga los entornos de las estructuras metálicas:
  • C1 tiene una exposición corrosiva muy baja. Se citan como ejemplo interiores en edificio con calefacción y atmósfera limpia: oficinas, tiendas, colegios, hoteles,...
  • C2 es exposición baja. En exterior (en climas templados) sirven las áreas rurales y con poca contaminación, y en el interior de edificios es cuando no hay calefacción: almacenes, polideportivos, etc.
  • C3 es media, y ya no se admitiría una soldadura discontinua. Son los exteriores de las zonas urbanas e industriales con moderada contaminación, y zonas costeras con baja salinidad, y los interiores de las naves de fabricación con elevada humedad y algo de contaminación: plantas de procesado de alimentos, lavanderías, cerveceras, lácteas, cosas así.
  • C4, alta: exteriores de áreas industriales, y costeras con baja salinidad, e interiores en plantas químicas, piscinas, etc.
  • C5 es muy alta, y ya se imaginan qué casos son.
Ambos artículos, por separados, son inocuos, pero si se juntan resulta que en casi todas las industrias no se pueden hacer soldaduras discontinuas. Me dirán que sí en hoteles, colegios, etc., pero eso no consuela a nadie por la sencilla razón de que suelen ser con estructura de hormigón. Y precisamente se usa la estructura metálica en hoteles y colegios cuando se hace algo al exterior: fachadas, instalaciones en la cubierta, cosas así.

Uno, en su ignorancia, no acierta a saber porqué es tan estricto el 59.3.4. Podría, por ejemplo, permitir las soldaduras discontinuas en taller si luego se van a pintar, o incluso todas si luego se va a pintar encima. O exigir que se obturen los tramos no soldados para que no se cuele ese ambiente tan corrosivo. No sé, algo. Pero no. ¡Qué fácil es prohibir!

Por suerte, frente al vicio de pedir está la virtud de no dar. Y, como estas cosas no las inspecciona ninguna autoridad, pues ya se imaginan.




Mas bah! - Sólo le pido a Dios

domingo, 13 de marzo de 2016

La realidad de las soldaduras



El otro día estuve en una fábrica; no tenía nada que ver con mi visita, pero una carretilla o un camión le había pegado un golpe a un pilar metálico. Como soy de natural chafardero, le hice unas fotos para poderlo comentar aquí.

Primero, lo que se ve a simple vista:

Como ven en la foto, el golpe ha doblado un poco el pilar y lo ha arrancado de su base. Pero el pilar sigue ahí, no se ha roto y continúa cumpliendo su función de soportar una estructura; esta estructura, lo reconozco, se había doblado un poco, pero no pongo ninguna foto porque no viene al caso.

Lo curioso, para mí, es que el pilar se desplazó de su base con bastante limpieza:

Quiero decir, no se partió ni nada: simplemente, se movió. La placa quedó ahí (con un pequeño boño y un perno torcido, todo hay que decirlo), y no quedó ningún trozo del pilar con la placa. Tampoco aprecié que la cara inferior del pilar se hubiera deformado.

El dictamen es fácil: las soldaduras fallaron. Como el pegamento que no pega. Y es que no hemos de olvidar que una soldadura es más o menos eso, un pegamento. El soldador derrite acero, el del material de soldadura y el de los dos elementos a unir, y se forma una pasta homogénea al enfriar que hace que los dos elementos queden unidos. En una soldadura bien hecha, uno no debe ser capaz de distinguir dónde empieza un material y dónde empieza el otro.

Una mirada más cercana a las soldaduras:


En teoría, hay 8 cordones de soldadura, sin contar los empalmes entre cordones (que el soldador quiso que también fueran cordones). Uno de los cordones ya vemos que no merece el nombre de cordón, supongo que sería el último, el soldador estaría ya aburrido y decidiría que ya era suficiente.

Los demás cordones no tienen mal aspecto. Quiero decir, si uno lo viera con el pilar puesto en su sitio, no pensaría que son defectuosas.

Y ése es el problema de las soldaduras: que no parecen defectuosas. Se podrían hacer ensayos, y darían positivo: no tienen poros ni grietas, no se detectaría que no habrían agarrado lo suficiente. En su momento se dieron por buenas, porque parecían buenas. Todos nosotros las habríamos dado por buenas. Más aún, les diré una cosa: me ha pasado más veces, el cortar soldaduras, ver cómo estaban hechas en realidad, y descubrir que eran una pena.

Hace unos meses hice una reflexión sobre si es preferible la unión atornillada o la soldada (aquí); de nuevo, mi principal consejo: nunca calcule las soldaduras a más de 1.000 kg/cm2. Aunque ahora me doy cuenta de que estoy suponiendo que usted sabe calcular soldaduras, ¡qué ingenuo que soy!

Pero, la verdad, en este caso concreto... lo más grave es que el tío que dimensionó la estructura metálica que ha fallado no se le ocurrió que estando en el patio de carga de camiones de la fábrica, lo más normal es que se fuera a llevar unos golpes y la dimensionara para resistirlos. Esto no hay programa de ordenador que se lo diga, lo tenía que pensar él. Y si el tipo no sabe ni calcular lo principal de la estructura, ¿cómo vamos a pedirle que calcule el detalle?



Manuel de Falla - Danza del fuego (El amor brujo)

sábado, 24 de octubre de 2015

Soldar o atornillar

 Come together. Tal vez lo mejor de los Beatles vino al final; creo que en esta canción todo lo que les he dicho en las anteriores de lo fresca que sonaría ahora huelga repetirlo. Cuarenta y seis años después, ésta es quizás la canción que más suena de los Beatles. Y gusta a todos los jóvenes de ahora. Como siempre. Por algo será.


"Soldar es malo. No soldar es peor".
Fernando Mora

Nunca entendí qué quiso decir mi profesor, Fernando Mora, con eso de soldar. Si bien es cierto que él no era profesor de estructuras, sino de máquinas. Lo que pasa es que fue mi mejor profesor, y mis profesores de estructuras los peores que he tenido en la vida: unos y otros son excelentes ejemplos de que es mejor que los profesores universitarios tengan una vida al margen de la Universidad; más aún, que lo de dar clases sea algo secundario en su trayectoria profesional, casi que lo hagan "pro bono". Y es que yo no sé si en otras carreras, como Derecho o Medicina, no conviene que sea así, pero en Ingeniería lo mejor es que los profesores sean ingenieros, hayan trabajado de verdad como ingenieros y sigan trabajando como ingenieros al margen de la enseñanza.

A lo que íbamos. La frase citada la he repetido muchas veces. Hablamos, por supuesto, de la estructura metálica. ¿Es mejor soldada o atornillada?

Inciso: para todo lo que sigue, debe tenerse en cuenta que los avatares profesionales me han hecho especializarme en lo que nadie más quiere o puede masticar. No hago grandes edificios, estructuras espectaculares de esas de las que luego se alardea; de hecho, lo cierto es que cualquier despreciaría las cosas que yo hago, son difíciles, mal pagadas y no tienen títulos o descripciones rimbombantes. En otras palabras, mis trabajos profesionales son "los marrones" que nadie quiere. Pues bien, comprenderán que es lógico que estos encargos no los ejecuten empresas punteras, sino piratas cuyo amor por la calidad de su propio trabajo es... perfectamente descriptible.

Retomo el hilo.

El primer impulso es proyectar las estructuras soldadas. Para la norma, las soldaduras son un chollo: resisten siempre. Lo que los autores de las normas no saben es que la vida no es como las normas la pintan. Y las soldaduras no son como ellos se creen. Hasta el punto de que el mejor argumento a favor de las estructuras atornilladas es ver una estructura soldada.

A la mayoría de los calculistas, este tema no les preocupa; supongo que ejercen su legal derecho a suponer que las estructuras se las construyen bien y, que si no es así, no es cosa suya. A mí, en cambio, siempre me ha preocupado, y a lo largo de los años he ido haciendo acopio de experiencias con soldaduras y con tornillos. Guardo incluso cordones de obras mías, cortados por la mitad. Arandelas, tuercas y tornillos.

Y por eso les digo que el mejor argumento a favor de las estructuras soldadas es vivir un montaje atornillado.

Mientras escribo, voy recordando experiencias y fotografías de mis archivos. Tengo para parar un carro, así que no les voy a aburrir con ninguna; me morderé las ganas. Porque de lo que se trata aquí es de discutir qué opción es favorable.

Lo primero que ha de decirse es que hay muchas ocasiones en las que soldar no es una opción. Ahí está claro. También las hay en las que atornillar no es una opción, como son las estructuras tubulares. También está claro. 

En segundo lugar: las soldaduras en taller salen bien por definición. Esto no es una verdad de fe y he vivido casos en los que los problemas, muy gordos, han venido de que el trabajo en taller no ha sido correcto; al respecto, mi consejo para todo calculista es que se lea los capítulos de la norma que hablan de las tolerancias, de la fabricación en taller y del montaje, y que proyecten teniendo en cuenta lo que dicen.

El tercer hecho a tener en cuenta es que el herrero es su enemigo. Por muy buena relación que tenga con él. Siempre que pueda, hará lo que le dé la gana, y las más de las veces la cagará. Por lo tanto, sea muy claro y diga las cosas con mucha claridad antes de que sea demasiado tarde. Si tiene ocasión de hablar personalmente con la empresa de calderería (algo que las más de las veces no va a pasar, porque a nadie se le va a ocurrir que ese contacto sea interesante), explíquele su proyecto y los puntos clave. Lo que nos lleva al cuarto apartado.

Cuarto apartado: cuando proyecte o calcule, localice los puntos clave y márquelos. Indique en los planos las soldaduras importantes que cree que serán difíciles de ejecutar y acote que se sometan a control especial. Si una soldadura puede hacerse en taller pero también in situ, marque su preferencia; mi técnica al respecto es recuadrar una nota que dice que todas las soldaduras se harán en taller excepto las indicadas, y marcar las que se hacen in situ - si son muchas, no marco las obvias. Diga siempre el tipo de tornillo, DIN931 o DIN933, ISO4014 o ISO4017, por ejemplo; si quiere tornillos especiales, identifíquelos. Tenga en cuenta que el herrero, salvo que se le advierta muy claramente, siempre pondrá IS4017; por eso yo calculo siempre con ISO4017 pero en planos pido ISO4014: es una seguridad adicional que vale cuatro perras y me da pie a echarle la bronca al herrero, y esto último es una bala que conviene tener en la recámara cuando se afrontan los montajes.

Lo más difícil cuando se proyecta con tornillos son las chapas de testa: resulta que no se fabrican como se diseñan. Porque las chapas se diseñan planas, y al soldar los perfiles, se deforman. Esto hace que no haya contacto pleno. También puede ocurrir que los perfiles no se corten a 90 grados, o que en el momento de soldarlos en taller la chapa no esté del todo perpendicular al perfil; esto hace que las placas, en el montaje, no se enfrenten paralelas. Además, es difícil que en el momento del montaje lleguen como se diseñan. Puede que calcule las superficies de contacto como granalladas y lo prescriba así en planos, y luego se encuentre que se las han pintado. Puede que las granallen y no las pinten... y le lleguen a obra con una capa de calamina. Si usted es un fan de los tornillos pretensados, sepa que aquí se la juega. Mi consejo es que huya de los pretensados; si no tiene más remedio, intente que el cortante entre con el mínimo tratamiento posible, marque visiblemente en los planos lo que quiere que se haga, remarque que se han de conservar protegidas hasta el montaje... ¡y advierta de esto a todos los que pueda! Ítem más, cuente a todos sus experiencias con las chapas alabeadas y pida que se sea especialmente cuidadoso en ese aspecto. 

En lo que respecta a las soldaduras, intente que todas las in situ sean de suelo o verticales. Jamás pida una soldadura de techo in situ; si no le queda más remedio, marque con claridad que se ensayará esa soldadura. Busque todas las soldaduras in situ que crea que son difíciles de hacer o que las hará el chaval.

Inciso: las soldaduras en taller suelen salir bien porque las hace un soldador con más conchas que un galápago que lleva 40 años soldando. El hombre puede girar las piezas para que sean siempre de suelo, se ilumina la unión, se fuma un pitillo antes de soldar (me gusta que no suelden nerviosos), y si duda levanta la mano y acude el encargado del taller. En obra, ese soldador tan bueno está en el taller soldando otros encargos; al montaje ha ido un montador, soldador ocasional, o un chaval que está aprendiendo. O peor aún, un marroquí que en realidad es médico y suelda con un ojo en el cogote por si aparecen los de Inmigración. Si la soldadura se ha de hacer a nueve metros de altura, subido a un cesta y forzando un poco la espalda, les aseguro que el viejo y experimentado soldador, con problemas de próstata y una tripa de miles de cervezas, no subirá: mandará al chaval o al marroquí. Fin del inciso.

Estas soldaduras que se harán de esas maneras, lo primero que tiene que hacer es calcularlas con esto en mente. En mi caso, nunca las hago trabajar a más de 1.000 kg/cm2; si no lo consigo, busco otro diseño. Esto último suelo extenderlo a todas las soldaduras in situ, aunque tengo cierta flexibilidad si las veo fáciles de hacer.

El problema intrínseco con las estructuras atornilladas es que es muy difícil que salgan como en papel. La empresa de montaje ha de ser muy buena y trabajar con mucha precisión. Esto es muy caro, y aunque el cliente lo pague, el montador tiende a ahorrarse el coste de la precisión. Para que se hagan una idea de lo que puede pasar, les contaré una anécdota. Se trataba de una estructura metálica industrial, un forjado colaborante a 4,5 m de altura. Dos líneas de pilares y jácenas IPE400 de pilar a pilar. La unión jácena-pilar se hacía con chapas de testa. Yo no la proyecté ni viví el montaje, porque me llamaron cuando aparecieron los problemas: cabezas de tornillos en el suelo. Aün no se había colocado la chapa colaborante, con lo que no había cargas. ¿Qué estaba pasando? Mi primera instrucción, en obra, fue mandar comprobar todos los tornillos ya colocados. Resultó que casi todos los de las chapas de testa citadas estaban rotos, sujetos sólo por la pintura; los que habían encontrado antes era porque aún no habían pintado. Sin entrar en detalles, había dos causas posibles: la primera, que la llave dinamométrica con la que apretaron los tornillos estaba mal tarada. Esa llave desapareció y jamás pude verificarla. Y la segunda opción es que los pilares estuvieran unos milímetros desplazados, o que se montaran con unos minutos de desplome, o que las jácenas fueran unos milímetros más cortas, o que la cimentación se hubiera hecho unos milímetros más allá... algo que hiciera que las jácenas no encajaran en la separación entre placas de pilares: el montador atornilla una unión, y luego, dándole caña a la llave, consigue el contacto en la placa opuesta. Este encaje se hace forzando los tornillos, y se partieron. En cadena, en que rompa uno rompen todos los demás de la unión, ya saben. ¿Cómo se podía haber evitado? El calculista había diseñado pórticos rígidos, en esas uniones habría flexión y cortante (más la tracción por un montaje no de relojero); sobre el papel, su proyecto era irreprochable. Podría decir que a mí no me habría pasado, porque suelo diseñar con otros criterios, pero quizá sí; ya digo que su diseño parecía correcto.

Por todo esto, mi opinión es que es algo que tiene que valorar el calculista. No existe una regla tajante. Empero, me atrevo a dar algunas recomendaciones.

El primer criterio tiene que ser el tamaño. Si la obra es grande, varias plantas, varios vanos, muchas toneladas de acero, lo mejor es soldar. Hay muchas soldaduras y se soldará muchos días, por lo que los herreros desplazarán a soldadores con experiencia (al gordo prostático no, pero al menos serán tíos con kilómetros a sus espaldas). Habrá una partida de control de calidad que podrá destinar a ensayos, y podrá ensayar e inspeccionar cuando todavía quede mucha obra por hacer; al segundo error, el soldador se pone las pilas. En cambio, si la hace atornillada los errores de montaje (las tolerancias existen) irán acumulándose e invalidando las uniones atornilladas. Si suelda, los errores de montaje se pueden poner a cero, porque para soldar no hace falta que los perfiles estén en contacto. Otro inconveniente de las uniones atornilladas es que no son instantáneas: siempre le dirán que están todavía sin ajustar, sin apretar, sin repretar, sin pretensar,... excusas de todo tipo. He estado en obras donde se han dado excusas alargando los plazos hasta que la Dirección deja de interesarse por esa unión y se deja sin terminar (se lo digo de verdad). Sobre todo, en este tipo de estructuras los fallos de las uniones atornilladas no tienen arreglo, porque no son desmontables por todo lo que ya han montado a continuación. Una soldadura, en cambio, se puede quitar y volver a hacer sin desmontar el resto de la estructura.

En cambio, si la estructura es pequeña ocurrirá todo lo contrario. En ese caso, lo mejor es atornillar. Por todos los argumentos dados, vueltos del revés.

Un segundo criterio es la calidad que usted prevea que va a haber en la ejecución. Puede que sea una estructura para placas solares sobre la azotea de un bloque de pisos; en ese caso, hay una constructora más grande detrás y el jefe de obra también exigirá calidad al calderero. O puede que sea una chapuza para una comunidad de vecinos: ahí, el precio se impone y usted no va a tener ninguna autoridad. Si duda de la calidad, piense en si las soldaduras las podrán hacer bien. Si no lo tiene claro, diseñe con tornillos. La razón es muy sencilla: si una soldadura no se puede hacer bien, usted tampoco la podrá inspeccionar bien. Las uniones atornlladas se pueden inspeccionar siempre.

El tercer criterio es la viabilidad de que usted pueda dirigir el montaje y hablar con el estructurista antes de empezar. Si va a ser así, puede afrontar uniones complicadas; de lo contrario, evítelas. Su elección será entonces el sistema que las evite.

En cualquier caso, sea cual sea su decisión, convierta en regla lo que he dicho en el apartado cuarto. Si lo hace, poco a poco irá habituándose a estudiar estos detalles y desarrollará el instinto de saber qué es mejor en cada situación. Aparte de que, aunque no lo desarrolle, se evitará muchos problemas en los montajes. O, al menos, será el bueno de la película cuando aparezcan.


Post Scriptum: http://elingenieroaccidental.blogspot.com.es/2016/03/la-realidad-de-las-soldaduras.html



Come together. Aunque fuera una canción horrible, que ya sé que no puede serlo, esta canción siempre estará en mis recuerdos. Verán, en mi casa, en casa de mis padres, el tocadiscos estaba en el salón. Como en todas las casas de la época, en las que había un salón para recibir visitas, niños-free. Mi casa también tenía la habitación de sólo mayores, pero al ir aumentando la población infantil hubo que desmantelar aquel salón y emplearlo como comedor: la mesa era tan grande que no cabía en ningún otro sitio. Pero la librería con el tocadiscos se mantuvo. En este tocadiscos oía yo a los Beatles, y Abbey Road era un sonido que desagradaba al resto de la población. Como pueden suponer, yo me había comprado unos cascos auriculares (de los de entonces).

En cierta ocasión vino a casa mi abuela; yo estaba oyendo el disco con los auriculares. Mi abuela, que ya les expliqué un día que nació viejita, no sabía qué era eso que llevaba en la cabeza. Y yo alucinaba con que no lo supiera, pero tengamos en cuenta que por aquella época mi abuela me había pedido que le reinstalara el tocadiscos de su casa, quería oir a la Callas, y resulta que sus discos eran de baquelita. El caso es que le puse los auriculares en la cabeza, para que supiera lo que eran. Sonaba Come Together, ya les digo, ¡y mi abuela se puso a bailar! Mi abuela nunca salió a la calle sin guantes, hasta ahí podíamos llegar, y yo la tenía delante bailando al compás de una canción de los Beatles. 

Sé que le hice (o le hicieron) una foto, y por algún sitio estará, en alguna lata. Para mí, es un recuerdo imborrable; quizá sea desde entonces que Come Together es una de mis canciones favoritas.

Y, como de costumbre, aquí una versión que demuestra que lo bueno es bueno siempre.