jueves, 12 de marzo de 2020

Para entretener la espera mientras viene la muerte




Sé que el título es macabro, pero es que ésa parece la sensación, estos días, en la calle: el coronavirus se nos va a llevar por delante a todos, y por alguna razón están vaciándose los estantes de los supermercados. Primero, el papel higiénico, el arroz, la pasta. Poco a poco, todo lo demás. ¿Porqué? No lo sé. Supongo que es algún tipo de histeria colectiva, pero como no la tengo no sé identificarla. Por alguna razón, alguien cree que van a faltar productos, o que se va a quedar encerrado en su casa sin salir una buena temporada y le conviene hacer acopio de lo que sea. Pero es la conversación general: "¿nos hemos vuelto locos?".

Y se podría hablar de política, de cómo están gestionando o siquiera liderando la situación, pero paqué. 

Lo que pasa es que esto nos suena. No a lo del ébola (que, por cierto, hay que ver lo que decían el PSOE y Podemos entonces, cuando iban contra el PP, y lo que están haciendo ellos ahora que están al cargo), a lo del SARS o a lo de la gripe aviar que nos iba a matar a todos. No. Me refiero... a las películas de zombis.Y mejor aún a las novelas de zombis, que siempre eplican mucho mejor lo que pasa que las películas. Es inevitable pensar, por ejemplo, en Soy leyenda: un virus que llega a la ciudad (en la película, Manhattan; en la novela, Los Ángeles), va contaminando a todos, etc. etc.

Por eso quiero aprovechar la ocasión para recomendar una de las mejores, en mi opinión, novelas de zombis: Diario de una invasión zombi. La primera novela, sensacional. La segunda algo peor, la tercera riza demasiado el rizo, lo normal en estos casos. Pero la primera es muy, muy buena, y la segunda también es buena.

El autor se llama J.L. Bourne. Y la obra reune todos los tópicos: extraño virus en China, opacidad primero de las autoridades, la enfermedad se va extendiendo, confinamiento de la población, acopio de víveres, etc. 

Por cierto: el protagonista oficial es un militar que decide no acuartelarse como le han ordenado (es decir, deserta) y esa decisión le salva. Pero en todo el proceso tiene un compañero que es quien de verdad le va a ir salvando el culo todo el rato: su vecino. Y la clave del éxito es que él es militar y sabe prepararse para el combate y la supervivencia, pero el vecino es... ingeniero. Que piensa como un ingeniero, faltaría más.  

Pues eso. Si al final vamos a morir todos o como mínimo vamos a pasar unos cuantos días aislados, intentemos entretenernos en la espera. Leamos la saga Diario de una invasión zombi.






Nirvana - Smells like teen spirit

No hay comentarios:

Publicar un comentario