jueves, 30 de agosto de 2018

Lo que distingue a una dictadura es la diferencia en el trato entre los que están a favor y los que están en contra

Han hecho en Venezuela un nuevo cambio de moneda. El nuevo bolívar (nombre oficial, "bolívar soberano") equivale ¡a 100.000 bolívares antiguos! Si tenemos en cuenta que hace diez años ya hicieron un cambio de tres ceros (un bolívar de antes equivalía a 1.000 bolívares de 2008), tenemos que 1 bolívar de ahora son 100.000.000 bolívares de 2008. Una desvalorización, en porcentaje, del 10.000.000.000%. Vamos, que un billete antiguo vale más como papel reciclado que por los bolívares que marca (es cierto: un rollo de papel higiénico llegó a tener menos papel que la cantidad de billetes necesario para comprarlo).

Está claro que algo va mal en la economía venezolana. No, mal no. Muy, muy mal. Y, sin embargo, el dictador Maduro aún tiene sus partidarios. ¿Cómo es posible? Bueno, supongo que será gente que piensa que aunque con Maduro no les van bien las cosas, con otros estarían peor aún. El caso es que estos partidarios, en Venezuela, tienen bula para hacer de todo. De todo. Incluyendo, por ejemplo, formar bandas en moto que tirotean a los antimaduros.

Por descontado, la tolerancia hacia los opositores al régimen es muy distinta: todo lo tienen prohibido, todo es subversivo, ilegal, violencia, terrorismo. 

Formalmente, Venezuela es una democracia; creo que pocos defenderán que no es una dictadura (básicamente, los podemitas, ZP y patanes de este jaez).



Saltemos ahora a Cataluña.

Llenar los árboles de un parque de tiras de plástico amarillo es, ya se sabe, libertad de expresión. Que allá donde vayamos todo sean tiras de plástico amarillo es libertad de expresión. Los lazos amarillos, las tiras de plástico amarillo, representan el apoyo al régimen de Torra. 

Como Maduro, Torra también tiene sus seguidores. Con bula para todo. Y si, por ejemplo, ese seguidor es alcalde en un pueblo pequeño, mostrar su apoyo (colgar plásticos, pancartas, banderas independentistas, realizar pintadas, lo que se les ocurra) se hace sin pudor alguno, con todos los medios que el ayuntamiento tiene. ¡Ay, en cambio, de los opositores!

El otro día, un grupo de personas, huelga decir que más que hartos, se dedicó a quitar los plásticos que ensuciaban un espacio público: 
 
Un espacio cualquiera (imagen obtenida de Crónica Global)

Eso el régimen no lo consideró libertad de expresión: es terrorismo. Y envió a los mossos, ya sin tapujos su policía política, a "identificar" a esas personas. No hace falta detallar el trato que dieron los mossos a esas personas, en esa actuación. Y anunciaron que les pondrían multas de hasta 30.000 euros por "daños en el dominio público". Por comparar, una multa de tráfico grave, ir a 100 km/h por dentro de una ciudad (límite de velocidad 50 km/h), sube a 200 €. 30.000 euros es 150 veces una multa grave de tráfico. Por quitar plásticos amarillos que, digámoslo ya, ensucian y afean (no vean cómo están al tercer día), hacen un efecto de ser basura que tira de espaldas. ¡Ah, pero esas personas están en contra del régimen de Torra! 

Formalmente, Cataluña es una democracia.




Coda: quizá algún día salgan a la luz las cosas que hacen los mozos de escuadra. Algunas de ella ponen los pelos como escarpias, uno no sabe si hablamos de la Stasi, de la KGB o de qué. De momento, baste decir que hay muchos en el cuerpo muy, muy exaltados, y que tienen bula para casi todo.Sí, es una policía política y el apodo de Genestapo les sienta como un guante.

viernes, 17 de agosto de 2018

El cielo de Gozer el destructor

Ha habido tormenta, esta mañana, en Barcelona. No sé explicar porqué ha pasado, pero han cortado la ronda litoral (la he querido coger), la ronda de Dalt (también), la línea 5 del metro, varias paradas de metro inundadas, creo que han interrumpido algunas líneas de autobús por inundaciones, el tráfico en el Paralelo era caótico... Menos mal que casi toda la ciudad estaba fuera por vacaciones, esto un día normal habría sido el caos. En fin.

El caso es que hacía una mañana estupenda, y de pronto el cielo se encapotó. Pero no de cualquier manera: daba miedo. Parecía que estábamos a punto de asistir a la llegada de Gozer el gozeriano, Gozer el destructor. ¡Y es que les  he descrito a mis hijos cómo estaba el cielo con estas mismas palabras! Claro, no lo pillaron. Gozer el destructor...

Para que vean claro cómo se puso el cielo, éste es el vídeo de referencia:

 

Sí, de la películo Los cazafantasmas (https://www.youtube.com/watch?v=fJLQQW59SRI).
 

miércoles, 15 de agosto de 2018

Geoffrey Oryema




El pasado 22 de junio murió en París Geoffrey Oryema, de cáncer. Tenía 65 años. Sin embargo, poca gente sabe quién era Oryema.

Y es que Oryema era un músico ugandés. Normal, que no fuera conocido. Sin embargo, si uno escucha una cualquiera de sus composiciones,.. bien, en mi caso el flechazo fue instantáneo.

Cuando Oryema  tenía 24 años, cuando iba a comerse el mundo tal y como pensamos todos a los 24 años, Idi Amin  estaba tan loco que el chaval tuvo que escapar del país escondido en el maletero de un coche e iniciar 40 años de ausencia. El año anterior había escrito una obra, The reign of Terror, sobre las atrocidades que se cometían en el régimen de Amín, y... 

La verdad es que nadie piensa nunca en los países del centro de África. Nadie piensa nunca en la pena de los desplazados, huidos y exiliados, condenados a ver a lo lejos, en el horizonte, las cumbres de su país añorado y sin embargo no poder pisarlo. Nadie piensa nunca en las realidades africanas, la tristeza, la resignación, el constante machaqueo de su autoestima.  Hay que oir su música.

A mí me encanta la música africana. Cuanto más viejo soy, más porcentaje de música clásica y música africana escucho. La música moderna occidental, la verdad, cada vez me atrae menos.

El pasado 30 de abril acompañé mi artículo con una pieza de Oryema, Makambo. Es del disco Exile, de 1990, su primer éxito. Lo más probable es que no la escucharan, nadie las escucha nunca; hoy les invito a que vuelvan a la página y la escuchen. No sé si está en swahili o en acholi, dos idiomas ugandeses (bantúes), pero da igual. La música llega, sea el idioma que sea.

Sin embargo, no toda la música de Oryema es lenta y melancólica como Makambo. Como prueba, les animo a que escuchen la canción que acompaña este artículo, Omera John, de su disco Spirit. Estoy seguro de que les sorprenderá. Agradablemente.

Eliminemos nuestros prejuicios, si no por los africanos al menos por su música, y démosle una oportunidad. Se la merecen y no nos arrepentiremos.
 



 Geoffrey Oryema - Omera John

jueves, 9 de agosto de 2018

Periodistas y taxistas




Han hecho los taxistas una huelga salvaje: han bloqueado durante una semana o así la Gran Vía en su tramo central de manera permanente. Protestan... yo no sé bien cuáles son sus protestas. Sé que están en contra de Cabity y de Uber, creo que piden que se les prohíba existir o poco menos. Y han hecho otros actos: marchas lentas bloqueando los accesos al aeropuerto y al puerto de pasajeros, cosas así. Y, por lo que tengo entendido, la mecha prendió y en otros puntos de España (Madrid, principalmente) los taxistas se han adherido y también han hecho sus manifestaciones bloqueantes.

¡Qué tipos más tontos, los taxistas! Ya digo que no he seguido las negociaciones y no sé qué han conseguido, pero diría que no les ha ido bien.

En primer lugar, han perdido mucho dinero. En el cambio de julio a agosto hay muchos turistas y hay muchas ocasiones en las que se encesita un taxi, los muchos ciudadanos que salen de viaje o los muchos que hacen transbordo cambiando de medio en Barcelona. Los han perdido a todos, y han perdido sus carreras.

En segundo lugar, los barceloneses que circulan por el tramo central de la Gran Vía saben cómo esquivar el tramo, y, la verdad, el tráfico en el resto de la ciudad, sin los taxis, era mucho más fluido de lo habitual en estas fechas. Y es que los taxistas, con sus marchas lentas a la búsqueda de clientes, sus paradas en cualquier punto para encochar o desencochar y, en definitiva, su simple circular por nuestras calles por circular, entorpecía bastante el tráfico. Sin ellos, sólo hay coches que van "por faena" (en Barcelona es casi imposible aparcar en la calle, por lo que son muy pocos los coches del tráfico que lo intentan y prácticamente nadie hace la circulación lenta de dar vueltas a ver si se va alguien). Si sumamos a ello que el ayuntamiento hace la habitual reducción de autobuses de cada verano y que no hay transporte escolar, la huelga de taxis ha supuesto unos días maravillosos para los conductores. Así que presión, ninguna.

En tercer lugar, han perdido la simpatía de los que viven del turismo y del ocio, un sector enorme en la Ciudad Condal. Les han causado mucho perjuicio, son multitud los turistas que se han ido cabreados y con un pésimo recuerdo de Barcelona, turistas que ni llegaron contentos a sus hoteles ni estuvieron contentos (los que usan taxis para moverse por la ciudad, de hecho los que más gastan y los que todos quieren tener), ni se fueron contentos, cargando sus maletas por las calles hasta las estaciones del metro y subiendo y bajando con ellas las incontables escaleras. Desde luego, si querían que la gente no buscara Ubers o Cabifys, les ha salido el tiro por la culata: no les han dejado otra opción.

Pero, sobre todo, han perdido la batalla de la imagen. No hace mucho, se aprobó una ordenanza para intentar que el atuendo de los taxistas, en su horario de trabajo, fuera un poco formal. No mucho, créanme: nada de camisetas de tirantes, pantalones de chandal o ultracortos ni chancletas. La causa de esta ordenanza era que los de Uber y Cabify visten con suma corrección, camisa blanca impecable, corbata. Coches negros impecables (las puertas amarillas de los taxis no le quedan bien ni a un Mercedes 600, mientras que los KIA negros parecen, por comparación, coches de potentados). Botellines de agua para los clientes. Pagos por móvil, precios conocidos antes de subir, esté como esté el tráfico,... ¡Pero si hasta yo tengo ganas de necesitar un taxi, para llamar a Cabify! El intento de mejorar la indumentaria fue sólo eso, un intento. Pero es que vino la huelga, y con ella el interés informativo. Es decir, las fotos. Fotos de taxistas plantados el 31 de julio a mediodía en el centro de Barcelona. Taxistas sudorosos, sin nada que hacer, vestidos... "cómodos". ¿Cómo pueden esos tíos despertar nuestra simpatía?

Para colmo, siempre hay exaltados. Que, como es habitual en Cataluña (entre el 47% de su población, según las últimas elecciones), no acepta lo diferente y arremete contra ello. Más de cien ataques a coches de Cabify y Uber, por lo que parece. Con pasajeros dentro y todo. Haciendo amigos.

Además, la huelga era ridcula. Porque la causa principal de la huelga - una causa no reconocida, pero real- es que para ser taxista hay que pagar unos 130.000 euros por la licencia. Y ese dinero es como una segunda hipoteca que lastra poderosamente al taxista y le obliga a trabajar muchísimas horas al día para obtener un beneficio mísero. Pero el problema que no dicen es que esa elevada cantidad de dinero no es lo que cuesta una licencia administrativa. Es lo que pide un taxista que quiere dejar de serlo a otro que quiere serlo, por traspasarle su licencia. Es pues una trampa que se han montado ellos mismos, una losa en el cuello que se traspasan unos a otros, hasta el punto de que el sueño de todo taxista es dejar de serlo, porque es cuando recuperará, quién sabe si con pingües beneficios, el dinero que "invirtió" en comprar su licencia. Y éste es el problema que suponen para ellos Uber y Cabify: que ellos no compraron licencias de taxis. Y si se puede ser taxista (llevar de manera profesional a pasajeros en un coche) sin comprar la licencia de taxis por 100 veces lo que vale, ¿quién va a comprarla? Y si nadie va a comprarla, a comprármela, ¿qué va a ser de mí, que he fiado todo mi futuro a la esperanza de que sí me la compren y por una cantidad escandalosa? Éste, y no otro, era el verdadero motivo de la furia de los taxistas. Un problemón que ellos se buscaron y que creen que no podrán pasar a otros primos. Pero, claro.... ¿cómo simpatizar con ellos si éste era el motivo?

Pero, sobre todo, la huelga ha sido patética porque, pienso, todos éramos conscientes - quizá sólo ellos no- de que es una batalla perdida y que su enemigo no es Cabify, sino el paso del tiempo. Para entendernos, es como si hubieran hecho huelga, en su día, los dueños de los videoclubes o los vendedores de enciclopedias. Desde luego, si yo voy a viajar a cualquier país con mi familia y un porrón de maletas me sentiré mucho más seguro si antes de salir sé que tendré un coche esperándome y cuánto me costará. Si puedo contratarlo desde mi casa, ¿porqué no hacerlo? Con los GPS y navegadores, ¿para qué necesito el tradicional conocimiento del callejero de los taxistas? Si el de Cabify me va a tratar con mucha más deferencia que un taxista para el que sólo soy una mercancía que "encochar" y "desencochar" (que es como se refieren ellos al acto de subirnos nosotros a sus coches, tal consideración nos tienen), ¿por qué voy a querer ir con el taxista? Y, en unos años, cuando los coches sean autónomos, ¿para qué querré al conductor? Y si el de Uber o el de Cabify son mucho más baratos porque no tienen que pagar la hipoteca de la licencia traspasada, ¿por qué voy a querer ir en taxi HOY?

A propósito de los taxis, un recuerdo. Cuando yo era chico, los taxis de Zaragoza (generalmente un Seat 1500) eran negros con una línea horizontal amarilla a todo lo largo. Cuando lo aprobó la ordenanza, cambiaron a coches blancos, impolutos, con un distintivo en la puerta delantera y poco más. En una época en la que no había apenas coches blancos, ¡qué prestancia daban esos taxis! Cuando viajaba a una ciudad y veía que no habían "hecho el cambio", me sonreía. ¡Qué atrasados!, pensaba para mí. Cuando llegué a Barcelona, pensé que en lo tocante a los taxis estaban en el Pleistoceno.

Todo esto de los taxis me ha hecho pensar en los periodistas. ¿En qué se parecen ambos colectivos? En que ambos están condenados por el Progreso, y en que en ambos casos la culpa es suya. Solía, en vacaciones, comprar el periódico todos los días. Con tranquilidad y horas por delante, me gustaba leerlos de cabo a rabo. Casi hasta los anuncios por palabras. Este verano, en cambio, me siento idiota comprando la prensa. No por nada, pero es que son unos panfletos infumables. Además, leo, cada vez menos por lo que voy a explicar, la prensa por internet. Y ésta... es lamentable. Al final, son titulares llamativos y prometedores para que se pinche en la noticia o el reportaje, y tras leerlo - no se puede juzgar sin leer antes- uno descubre que de lo prometido nada. Que le han tomado el pelo, consiguiendo que pinche en un sitio en el que uno creía que encotraría algo interesante. Por no hablar de las traducciones automáticas, que son de juzgado de guardia. En cualquier caso, la prensa de intenet apenas da de sí. Unos minutos, pocos, y no todos los días seguidos: hay que dejar pasar unos cuantos para que aparezcan más artículos interesantes.

El caso es que el descrédito de la prensa de internet o hace sino reforzar mi imagen de una prensa cada vez de peor calidad. Y como la escrita no lo rectifica, me quedo sin ganas de comprarla ni leerla.

Ahora los periodistas se quejan del negro futuro de su sector. Que patatín y que patatán. Pero, como los taxistas, ninguno reconoce que la culpa es de ellos, que son cada vez peores y los buenos están cada vez más cerca de su jubilación sin que haya apenas relevos entre los que quedan.

En ambos sectores, la culpa de sus males no es nuestra. Es suya.




Dúo Dinámico - Resistiré

miércoles, 8 de agosto de 2018

Judit y Holofernes




Somos lo que somos, es inútil negarlo. Somos el resultado de los ingredientes, los tiempos de cocción y las temperaturas con las que nos hornearon.

Uno de los libros de la Biblia es el Libro de Judit. No es de los más famosos ni de los más interesantes o entretenidos, pero no es ni de lejos de los peores. Cuenta la invasión por los asirios de las tierras del Jordán, con el general Holofernes al mando de un poderoso ejército. Como parte de la campaña, Holofernes ataca la ciudad israelita de Betulia, supongo que emplazada en algún lugar de fácil defensa, a la que sitia. Los habitantes, desesperados, meditan rendirse. 

Entonces interviene Judit ("la judía"), una mujer viuda pero sin embargo aún hermosa y cuyo marido había muerto de una insolación (qué apropiado en estas fechas!). Judit tiene un plan para salvar a todos, y pide que confíen en ella 5 días. Y lo hacen.

Esa noche Judit, acompañada de su criada, abandona la ciudad y se entrega a los asirios; dice que quiere rendirse cuando todavía está a tiempo, y que conoce una manera de entrar en la ciudad que puede mostrar. Judit, como se recuerda a menudo en el libro, es una mujer muy hermosa y muy discreta (en el sentido del español de los Siglos de Oro: juiciosa, prudente, sabia, despierta). Con su cerebro y su belleza se gana a los asirios y a Holofernes.

La noche del 4º día Holofernes prepara un banquete para ellos dos, con intenciones aviesas pues si no la posee (se muere de ganas) se reirá de él. Es lo que espera Judit: es viuda, conoce a los hombres. Judit lo emborracha y, cazador cazado, le corta la cabeza. Vuelve a Betulia con la cabeza de Holofernes y su virtud intacta, y los judíos, bajo su dirección, logran la victoria. Por cierto que Judit obtiene su parte del botín: le dan la tienda de Holofernes con todo su contenido.

Finalizada la guerra, Judit vivió rica y rodeada de pretendientes, pero no quiso desposarse con ninguno y vivió 105 años.

Vaya historia, ¿no? No es una historia real, porque está llena de detalles que indican que es un cuento (y los antiguos judíos, como notaban los imposibles, entendían que era un cuento), pero... Una mujer, dueña de su cuerpo y de su vida, deseada pero respetada por todos, lidera a su pueblo y logra con su inteligencia lo que otros no pudieron conseguir por la fuerza. E, insisto, tanto se la respeta y valora que le asignan la parte del león del botín tras la victoria.

¿Es Judit un modelo a seguir? ¿Un ejemplo de lo capaces que son, una enseñanza de que hay mujeres de más valía que cualquier hombre? Pues sí. Pero no para todos: sólo para los católicos y los ortodoxos. Los judíos acabaron quitando el Libro de Judit de sus libros canónicos, y otro tanto hicieron los protestantes y los anglicanos. ¿Por qué lo hicieron?, me pregunto. No hay nada en el libro que sea herético, no deja en mal lugar a los israelitas, y tiene el mensaje religioso adecuado. ¿Entonces? No se me ocurre otra explicación. Judit es una mujer, y por lo tanto no puede ser un modelo de liderazgo. No puede ser que ella viva su vida como quiera y sea al mismo tiempo envidiable y objeto de imitación. No, Judit es demasiado. Para los judíos y los protestantes, quiero decir. Para los católicos y los ortodoxos, Judit es uno de sus modelos. Huelga decir, por supuesto, el lugar que tendría Judit entre los mahometanos, los africanos, los chinos, los hindúes, los japoneses, etc.

¿Y cómo casa Judit en el imaginario feminista? Fácil: no casa. No existe, porque desmontaría la acusación de misógina de la iglesia católica, tán facil de hacer (que no de demostrar) y de la que tan bien se vive en esta sociedad nuestra de idiotas.

Somos lo que somos. Nos cocinaron como nos cocinaron, y el Libro de Judit fue uno de los ingredientes. La libertad y la dignidad de las mujeres en nuestra sociedad no surgió de un árbol; algo tuvo que ver el Libro de Judit. Y si no me creen, fíjense en las culturas que no lo tienen.




 Clannad - I will find you