jueves, 20 de noviembre de 2014

Ingenieros y científicos: Henry y Faraday, el fin del mundo antiguo




Si a cualquier mameluco de los tantísimos que abundan por estos lares le preguntáramos la principal diferencia entre el mundo moderno y el mundo antiguo, si pudiera reflexionar lo más probable es que nos dijera que es la electricidad. No le falta razón, ¿verdad?

Solo que es un mameluco, y no sabría decirnos nada más. Si nuestro hombre fuera un científico, nos habría dicho: Faraday, y la electricidad. Y tiene muchísma razón. La electricidad antes de Faraday es como los aviones antes de los Wright. Tiene tanta razón que incluso (al menos, antes de la ESO), la figura de Faraday se estudiaba en el colegio.

Pero si nuestro héroe fuera un ingeniero industrial pre-ESO nos habría dicho: Joseph Henry, y la electricidad.  Y quizás hubiera añadido: Faraday era un gran tipo, sí, pero fue Henry.

Desafortunadamente, la figura de Henry no se estudia en los colegios.

Michael Faraday nació en 1791, cerca de Londres. La típica historia del herrero con diez hijos, al chaval lo coloca como ayudante de un encuadernador, el encuadernador le permite leer los libros y el chico se convierte en un gigante de la Ciencia. En medio, el padre le deja asistir (después del trabajo) a conferencias, al chico le gustan las de Humphrey Davy - el Londres de la épóca, ya saben-, traban contacto, al químico el chico le cae bien y lo toma como ayudante.

Cuando Davy muere, en 1829, Faraday ocupa su puesto y sigue las investigaciones. Abrevio: en 1820, el danés Oersted había descubierto que un alambre tiene propiedades magnéticas cuando por él pasa la electricidad (estotambién se estudiaba en el colegio, el tipo que descubrió que se le desviaba la aguja de una brújula).

En serio, resumo mucho más porque la vida de Faraday y la electricidad son dos temas que dan para muchísimo. En 1831 Faraday descubrió que moviendo unos imanes generaba electricidad. Cómo lo hizo es muy curioso: primero, aplicó el descubrimiento de Oersted, y enrolló un cable (un alambre) en torno a un anillo de hierro, y pasó electricidad por ese cable. Como era de esperar, se eneraba un campo magnético en el anillo. Enrolló otro cable en el anillo... y apareció electricidad en ese segundo cable. En realidad, no era tan fácil, pero Faraday era un lumbrera. La electricidad sólo aparecía al conectar el primer cable a la batería y al soltarlo. En situación estable no pasaba nada. Ergo, lo que producía electricidad era la variación del campo magnético. Y como era un lumbrera, montó una rueda de cobre que giraba entre unos imanes e hizo girar la rueda: aparecía la corriente eléctrica. Lo cual es una absoluta genialidad, porque si conectaba usted la rueda a un motor de vapor, obtenía una corriente eléctrica de verdad, nada que ver con la que se disponía entonces en los laboratorios, siempre a partir de pilas químicas que daban lo que daban y duraban lo que duraban. Básicamente, Faraday había descubierto el generador. Lo cual es genial, porque a partir de entonces... se podían mover las agujas de los imanes. Claro, porque en aquel momento la electricidad no servía para nada: ya que no había electricidad, no había nada que funcionara con electricidad. Y, recuerden, en aquel momento con la electricidad sólo se conseguían calambrazos y desviar limaduras de hierro.

Pero esto era Europa. En 1797, seis años después de Faraday, había nacido en Albany, Nueva York, Josep Henry. Por supuesto, de nuevo tenemos la tipica historia: muy pobre, muchos hermanos, lo colocan de ayudante en un taller. Solo que en este caso, era un relojero.No había libros. Lo que pasa es que Henry era un pillete, y en una pillería topó con unos libros y le gustaron. Decide que eso promete, vuelve a una escuela y estudia. Y se hace ingeniero. En 1826 es ya profesor en la academia de Albany. Sabe del descubrimiento de Oersted, y se dedica a investigarlo. Es posible que descubriera el principio de inducción electromagnética antes que Faraday, da igual: Faraday fue el primero que lo anunció, para él la gloria. Henry era ingeniero, y él buscaba otra cosa. Buscaba que aquello sirviese para algo.

En 1825, años antes que Faraday, William Sturgeon, británico, había (por hobby) enrollado 18 vueltas de alambre en una barra de hierro en forma de herradura y descubierto que al pasar la corriente por el alambre el hierro funcionaba como un imán (leo en la wikipedia que consiguió levantar 4 kg de peso), y lo llamó "electroimán"; creo que arrasaba en las ferias de los condados (es broma, no lo sé). Henry se metió por ahí, pero lo hizo mejor. Mucho mejor. Bobinó el alambre muchísimas vueltas, y separó cada vuelta de alambre con seda, para que la electricidad no pasara directamente sin rodear a la herradura. En 1831 su electroimán levantó 300 kg en una exhibición en Princeton; a finales de año, 1.000 en Yale. Ahora empieza a servir la electricidad para algo... si hubiera electricidad.

Pero Henry no se paró en los electroimanes. O, mejor dicho, hizo algo más. Ideó un dispositivo que tenía un electroimán. Una corriente eléctrica generaba un campo magnético que movía una palanquita de hierro. Y esa palanquita hacía un ruidito porque golpeaba una campanita. Si la corriente era intermitente, la palanquita golpeaba de manera intermitente. ¿Alguna vez ha oído un timbre?

Claro, había un problema. Si el electroimán está a dos metros de distancia, la cosa funciona. Pero si está a seis kilómetros, necesitas una corriente brutal. Dede luego, fuera del alcance de la época. Solo que aquí nos encontramos con un ingeniero como la copa de un pino que se saca un conejo de la chistera. Muy sencillo hoy, pero si no es usted ingeniero eléctrico, seguro que no se le ha ocurrido. 

Verán, Henry inventó también el relé. Al relé llega una corriente pequeñísima, pero suficiente para mover una palanquita que era a su vez un interruptor. Este interruptor cerraba un segundo circuito por el que circula una corriente más intensa, y así podía hacer lo que quisiera. Por ejemplo, podía llevar un alambre de una ciudad a otra, poner a un tipo de dedos ágiles a accionar un interruptor en una ciudad y que sonara un pequeño tic en el otro lado del tendido. Aquí entra en juego una particularidad de Henry: el tipo pensaba que toda la humanidad debía beneficiarse de todos los avances técnicos, y no patentó nada. Entonces, un listillo que andaba por allí y que no pensaba igual, un tal Samuel Morse, se apresuró a patentar la idea. Como pasa siempre, mucha gente instaló entonces "telégrafos pirata". Morse pleiteó contra ellos, y ellos adujeron que, a fin de cuentas, Morse no había sido el verdadero inventor, sino Henry. Claro que los jueces dijeron que sí, pero que la patente era de Morse. Y Morse ha quedado para la Historia como el inventor del telégrafo; justo es reconocer que también aportó algunas buenas ideas, como el codigo y, ¡qué caramba!, el orignal usod e los electroimanes de Henry, verdadera esencia del telégrafo. Por cierto, ya se imaginan que el invento de Bell (que tampoco fue suyo), el teléfono, tampoco habría existido sin los electroimanes de Henry.

Da igual, lo más grande de Henry tampoco es el telégrafo. Porque el tipo seguía dándole al coco. Sabe hacer electroimanes y que muevan cosas. ¿Y si lo que mueven es una rueda que gira? ¿Recuerdan el "invento" de Faraday? Pues lo mismo, pero en el orden inverso: en vez de mover mecánicamente una rueda entre polos magnéticos para obtener electricidad. Henry usó la electricidad para activar unos polos magnéticos que hacian moverse una rueda.... obteniendo trabajo mecánico. Ni más ni menos que el motor eléctrico. Y, más o menos, tal como se sigue estudiando en las escuelas de ingeniería con el nombre de "motor de jaula de ardilla".

Y es casualidad: Henry construye su invento (un primer prototipo) en 1829 y lo describe en 1831. Ese mismo 1831 Faraday consigue generar electricidad a la inversa que Henry. Y digo que es casualidad, porque (creo) nadie sospecha que Faraday estuviera al tanto de los avances de Henry.

Podría contar muchas más cosas de Henry (también de Faraday), pero no se trata de eso. Se trata de dos tipos que hicieron los inventos decisivos, y a la vez. Uno, un científico, descubrió cómo generar electricidad. El otro, un ingeniero, inventó el motor eléctrico, que es en definitiva lo que le da uso a la electricidad (también vale para iluminar bombillas, pero ésa es otra historia). Y la electricidad, estamos todos de acuerdo, es lo que diferencia el mundo moderno del antiguo.

En cualquier caso, eso podría haberle respondido Wolowitz a Cooper: el científico descubre la electricidad, pero ese descubrimiento no vale para nada sin el ingeniero que inventa qué hacer con esa electricidad.



This Land Is Your Land - Sharon Jones & the Dap Kings

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