jueves, 20 de junio de 2013

Aprendiendo de las patologías

Dice la Real Academia que patología es: 1) Parte de la medicina que estudia las enfermedades, o 2) Conjunto de síntomas de una enfermedad. Es decir, es un término médico, e imagino que la gente corriente así lo interpreta. Aunque no lo sé, yo de pequeño ya era un repelente niño Vicente y me temo que nunca he sido una persona corriente - lo cual explica muchas cosas, por otro lado-. 

El caso es que para los ingenieros, al menos los de estructuras, patología significa daño. En concreto, daños estructurales: oxidación, fisuras, asentamientos, etcétera. Cuando uno es ingeniero novato, las patologías dan pánico: imagínese, por ejemplo, a un ingeniero recién salido, y al que no le piden que calcule un cobertizo, sino que le enseñan una casa agrietada y le piden que diga qué ha pasado y cómo arreglarlo. ¡Uf!

Aunque el ingeniero sea ya veterano, las patologías son siempre un desafío. A fin de cuentas, lo habitual es tener unos planos, meter un modelo en el ordenador, que éste calcule y luego interpretar lo que suelta la máquina. En cambio, cuando uno ve una fisura a 45 grados en una pared... ¿eso qué quiere decir? 

A mí me encantan las patologías. Al principio no, claro, sudé como el que más, pero poco a poco he ido controlando, y ahora disfruto. De hecho, cuantas más veo más me gustan, porque pienso que de las patologías se aprende muchísimo. Realmente.

A lo que voy. Hoy traigo una fotografía de una casa, en la que se aprecia una patología, y de la que podemos extraer conclusiones. La verdad es que la fotografía no es mía, la he cogido (y lamentablemente he perdido el link) de la web del Heraldo de Aragón, de la colección de fotos sobre la crecida y desbordamiento del río Ésera a su paso por Benasque. Bien, resulta que el río alcanzó un refugio de cazadores, y la fuerza del agua daño una pared (una esquina, en realidad), y en una de las fotografías publicadas se aprecia perfectamente el daño.

Ésta es la fotografía:

(antes de todo, tengo que precisar que no es exactamente una patología lo que causó el agua, quizás el término patología sea en este caso una exageración: una patología habitual por agua son las humedades en las paredes, por ejemplo, y me temo que éste no es el caso. Sí, creo que aquí no procede hablar de patologías)

Bueno, como he dicho, ésta es la fotografía:



Se ve la esquina dañada, ¿verdad? O mejor, se no-ve la esquina dañada, ¿verdad? Bien, como he dicho, de las patologías se aprende, y ésta no va a ser una excepción. En primer lugar, no se ve ni un resto de un pilar. Por lo tanto, la estructura del edificio es de paredes de carga. En segundo lugar, la piedra de la fachada es más falsa que Judas. Vale, puede que sí sea piedra de verdad, pero es una capa delgada de piedra, con apenas función de revestimiento. Luego hay una capa de aislamiento (de color amarillo), y detrás, una pared de ladrillo. Una fábrica de ladrillo, si se habal con propiedad. La fábrica es el elemento realmente soporte.

Vemos que las dos paredes están ahora mismo con forma de arco parcial. Esto no significa que trabajen con un arco de descarga, no. Esto significa que están trabajando en modo ménsula, cada pared por su lado.  Lo cual contradice el principio normativo que dice que los materiales pétreos no tienen resistencia a la tracción. Algo sí que tienen, porque si no no se sostendría.

Vemos también, si se fijan, que hay un fragmento del revestimiento de piedra que está a punto de caerse. Pero todavía no. Yo apuesto porque el aislamiento actúa como pegamento más de lo que se cree; cuando se empape del todo, adiós piedras.

La cubierta es seguramente de pizarra sobre un entramado de madera, cabios, vigas y todo eso. En la fachadaa dos aguas vemos las vigas saliendo, con un remate artísticvo típico de la zona. Bien, pues por el otro lado se están apoyando en... la de la esquina, desde luego, en la nada. ¿Entonces? ¡Ah, no desprecien el poder de la fuerza! (perdón, quería decir "no desprecien el poder de la pizarra"). Más aún, creo que se aprecia un ligero hundimiento de la esquina del tejado: si es así, tengo razón y es la pizarra la que actúa de ligante. Una vez examiné una casa en la que se había caído completamente la pared, y la cubierta se habia hundido (girado desde el vértice, en realidad), pero cubierta y vigas seguían colgando... unidas sólo por las tejas. ¿Saben que hice? Pues lo que hubiera hecho cualquiera: dar unos pasos hacia atrás y verlo un poco más desde fuera, ¡no te fastidia!

Bueno, no les aburro más (que esa es otra: pocas cosas hay más aburridas de contar que las patologías); les invito, en cambio, a que vayan a la web del Heraldo, creo que la dirección es ésta,  y vean lo espectacular que puede ser una riada en las zonas de montaña. Que las disfruten. 


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