lunes, 31 de marzo de 2025

El cambio de hora

 
 
 
Dos veces al año, la misma historia. El cambio de hora. Que si patatín, que si patatán. A mí me gusta, el cambio de hora; pero yo soy raro. Por lo visto, a todo el mundo le sienta mal, y los periódicos se llenan de informes sobre enfermedades y dolencias asociadas al cambio de hora. Yo no entiendo qué les pasa, cómo es que son tan sensibles, pero... Claro, a fin de cuentas esto es un invento de Franco, y no hace falta decir más.

Por supuesto, no es un invento de Franco, y se aplica en muchos países. Antes, en España, el cambio de invierno se hacía el último domingo de septiembre, no de octubre, pero desde que entramos en la CEE cambiamos en octubre. Sí, con Franco había 6 meses de horario de verano y 6 de invierno, pero desde que somos europeos tenemos 7 meses de horario de verano y 5 de invierno. Como toda Europa, por lo demás, con excepción de Islandia, Rusia y Bielorrusia. Lo de los rusos es comprensible, porque son rusos, pero ¿por qué no en Islandia?

Pues porque el cambio de hora persigue adaptar nuestro reloj al sol, a la hora de amanecer: que se parezca un poco a cuando nos levantamos. Pero, claro, si en Islandia, en verano el sol se pone apenas una hora, y en ese tiempo hay crepúsculo y amanecer, nunca hay oscuridad: ¿qué sentido tiene buscar más luz? Por el contrario, en invierno casi no hay sol. ¿Qué más da que amanezca de noche o de noche?

Por la misma razón, no hay cambio horario en los países cercanos al ecuador, ya que en ellos no hay diferencia solar entre verano e invierno. Y tampoco tiene sentido en los países subdesarrollados, en los que no es el reloj el que mide el paso del tiempo.

Pero estamos en España, y aquí sí hay diferencia entre invierno y verano.

Para aclarar lo que sigue, voy a dar unos horarios centrados en Madrid, que por algo está en el centro. Luego está la variación por la latitud y la longitud; por dar un orden de la diferencia, en La Coruña el sol sale 42 minutos más tarde que en Barcelona. Y de norte a sur influye además si es verano o invierno: en Oviedo y en Cádiz amanece a la vez cuando el equinoccio de marzo, pero en el solsticio de verano en Oviedo amanece ¡52 minutos antes!

Una cuestión más es que el amanecer no es un momento exacto. Se puede hablar del amanecer astronómico, que se produce cuando el Sol está entre 12 y 18 grados por debajo del horizonte: aún no ha salido, pero ya se empieza a apreciar la claridad. Eso sí, aún se ven todas las estrellas. Otro amanecer es el náutico, con el Sol entre 6 y 12 grados por debajo del horizonte. Es de interés para los marinos, porque el horizonte se ve claramente pero las estrellas más brillantes también, por lo que los marinos podían calcular su posición con un sexante. Y también está el amanecer civil: el Sol por debajo del horizonte pero no más de 6 grados. Con el amanecer civil hay claridad más que suficiente para realizar cualquier actividad normal y ya no se ven las estrellas, sólo falta que salga el Sol. El momento en el que sale el Sol es, obviamente, el momento de la salida del Sol, que se define por sí solo. Pero, por si acaso: es el momento en el que el punto superior del disco solar aparece por el horizonte.

Por la noche, la puesta del Sol es el momento en el que el extremo superior del disco solar desaparece por el horizonte.

Pues bien, en Madrid la salida del Sol fue, el 21 de marzo, a las 7:17; el 21 de junio, a las 6:46; el 21 de septiembre, a las 8:02 y el 21 de diciembre, a las 8:34. Pero, claro, hay un cambio de hora. Si no se cambiara la hora, con el horario de verano las salidas del sol serían, respectivamente, 8:17, 6:46, 8:02 y 9:34. Estamos diciendo que en invierno el sol saldría pasadas las 9:30, sí. Y si el horario fuera el de invierno, la salida del sol sería a las 7:17, 5:46, 7:02 y 8:34. En verano amanecería realmente pronto.

En cuanto a la puesta del sol, con los horarios ajustados son, esos 4 días, a las 19:27, 21:47, 20:28 y 17:58. Si se siguiera el horario de verano, serían 20:27, 21:47, 20:28 y 18:58 respectivamente. En diciembre el Sol se pondría casi a las 7 de la tarde. Con el horario de invierno, el sol se pondría a las 19:27, 20:47, 19:28 y 17:58. En verano se pondría a las 9 menos cuarto, a mí no me parece tan mal; hay que tener en cuenta que el anochecer civil ocurriría a las 21:22, hasta ese momento tendríamos la luz normal del día y sería entonces cuando empezaría a mitigarse la claridad.

En definitiva, el día es 6 horas más largo en San Juan que en Navidad.

Pues bien, todos los años se escuchan las mismas monsergas contra el cambio de hora. ¿Y si no se cambiase la hora? ¿Qué horario preferiría usted, el de verano o el de invierno? 

A mí no me molesta que se cambie la hora; de hecho, me parece mejor que mantener el mismo horario todo el año. Pero, si se decidiese que debía haber un único horario, preferiría el de invierno. 

Un problema adicional con un horario único lo tenemos en que vamos "con Europa" cuando no nos correspondería, sería mejor ir con Portugal y el Reino Unido. En Budapest el Sol sale el 21 de junio a las 4:45 (con el horario de invierno hay que quitar una hora), y se pone el 21 de diciembre a las 4 de la tarde (con el horario de verano sería a las 5). No creo que los húngaros quieran que amanezca antes de las 4 de la mañana, así que creo que Europa preferiría pasarse al horario de verano. Que en verano suena muy bien, pero con ese horario, en La Coruña amanecería en diciembre a las 10 de la mañana. ¿No, verdad?

 

 

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