lunes, 7 de febrero de 2022

El odio como motor de la política

https://www.youtube.com/watch?v=6vwNcNOTVzY 

 

 

La Fundación ANAR (https://www.anar.org) confeccionó un estudio sobre el abuso sexual en la infancia y la adolescencia que está disponible en su página web y puede descargarse quien lo quiera leer.

En la página 101 incluye el siguiente gráfico sobre el perfil del abusador:


En el 23,3% de los casos el abusador es el padre de la víctima. En el 2,8% es el abuelo, y la abuela en el 0,3%. Un sacerdote lo es en el 0,2% de los casos. Un caso de cada 500, 2 de cada mil. Es cinco veces más probable que el abusador sea el monitor de una actividad extraescolar, siete que lo sea su madre y 18 veces que lo sea un profesor.

La Fiscalía General del Estado ordenó el pasado 31 de enero a los 17 fiscales superiores de toda España que le remitieran en un plazo máximo de diez días todos los procedimientos penales referidos a agresiones y abusos sexuales a menores de edad en el seno de congregaciones o cualquier otra institución religiosa. El objetivo declarado era analizar en el estudio de la pederastia en el seno de la Iglesia. Pocos días antes, Podemos, ERC y Bildu habían solicitado en el Parlamento la creación de una comisión de investigación del mismo asunto. Dado que, como afirmó ufano de tal control Pedro Sánchez la Fiscalía depende de él (y el PSOE también), creo que podemos afirmar que esta comisión se va a crear.

Se va a investigar, entonces, 1 de cada 500 casos. Los otros 499 quedarán sin investigar. ¿Realmente lo que se quiere investigar es la pederastia? ¿De verdad alguien se cree que esto es por las víctimas? Está claro que si algún sacerdote comete un delito este delito debe investigarse y el sacerdote pagar por ello, pero no es eso lo que se está planteando aquí. Cualquier persona con dos dedos de frente y que (¡ay, algo tan escaso en la piel de toro!) tenga la ecuanimidad suficiente para analizar un acto independiente de qué bando lo proponga detecta que el objetivo verdadero de ambas iniciativas es echar mierda (dicho con perdón) sobre la Iglesia. Son, sin duda, iniciativas inspiradas por el odio. Y aunque es triste que ése sea el deseo de una persona, no es admisible que lo sea de las instituciones públicas, especialmente de la Fiscalía General del Estado y del Parlamento. ¿Y si el odio fuera hacia los homosexuales, colectivo del que no cabe duda que comete un porcentaje de los abusos a niños y adolescentes muchísimo mayor que el de los sacerdotes? ¿Y si, dejando de lado la pederastia como excusa y buscando otro, fuera hacia un partido político y sus votantes? ¿Y si fuera hacia usted?

Están actuando como si el país fuera su cortijo. Se autocalifican de demócratas, pero son justo lo contrario. 

¿Cuándo diremos basta?




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