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¡Qué fácil es ver la diferencia entre valor y precio en una librería, donde todos los libros cuestan más o menos lo mismo!
Hace unos años visité a un cliente, y en la conversación salió el solar que tenían al lado de su nave. Se iban a expandir, me explicó. Ya estaba todo explanado y vallado, sólo faltaba que llegara el permiso de obras para empezar. Y sí, llevaban bastante tiempo esperando. No me explicó qué problema había, pero llevaban años. Hace poco, en una conversación con otro ingeniero salió a relucir ese cliente. Y ese solar. Y por lo que me dijeron, se cansaron de esperar. Se trasladaron al pueblo de al lado y problema resuelto.
Hace tres años hice un proyecto en Valencia para un comercio que adquiría el local de al lado. Una cosa sencilla, solo que la obra no se hizo. El año pasado me contaron que una arquitecta había preguntado, en el ayuntamiento, qué había con ese asunto, que aún no les habían dado la licencia de obras ni ninguna notificación. Parece ser que la visita surtió efecto y la funcionaria les aseguró que tranquilos, que en seis meses, un año a lo sumo, se lo tramitaba. La pandemia, ya se sabe, que le había generado una pila de trabajo.
Nunca he trabajado en el sector público, no sé en realidad cómo funcionan. Pero ¡caray, ya les vale!
Esto de la pandemia lo he oído antes. Siempre referido a funcionarios públicos, eso sí. Se conoce que el sector privado no sufrió la pandemia, porque no hay esas colas de trabajo. Yo empleé un mes en el proyecto valenciano, pero si tuviera que revisar el proyecto para conceder la licencia de obras no creo que empleara más de ocho horas, desde luego. No sé, pienso que si tardara cuatro me daría vergüenza a mí mismo, menuda birria de profesional sería si no fuera capaz de revisar un asunto tan sencillo en ese tiempo. ¿Acaso la funcionaria tiene 200 proyectos que revisar antes del nuestro, que lleva a su vez más de un año encima de su mesa? Si una oficina privada de revisión y tramitación trabajase así habría cerrado hace años.
Y lo de la pandemia. ¿Qué pasó, que todos nos pusimos como locos a plantear proyectos? Tiene que ser, porque si no no entiendo cómo se les pudo crear tal bola de trabajo. Pero no, porque yo también estuve cuando la pandemia, y no recuerdo que se produjera una avalancha desmedida de encargos. ¿Será que lo que ocurrió fue que bajó el rendimiento de los funcionarios? ¿Dejaron, tal vez, de trabajar su jornada entera? ¿Y eso no se produjo en la privada (respuesta: no, no se produjo)? ¿Qué explicación que no les avergüence pueden dar al hecho aparente de que el sector privado, en ese periodo de pandemia, rindiese mucho más que el sector público y por eso ese tapón en el sector público?
Lo cierto es que hay una enorme diferencia en el rendimiento de un trabajador en lo público y en lo privado. La explicación, se mire como se mire, es que el trabajador privado ha de justificar su sueldo: se lo ha de ganar. El trabajador público no, ya se lo ganó cuando aprobó las oposiciones o lo que fuera que tuviese que hacer para conseguir el puesto.
El otro día un jefe de ingeniería de una empresa me contaba que tenían un gran delineante, mal pagado. El hombre tenía un rendimiento bestial, era el delineante de confianza del jefe, y éste procuró que se le arreglara el sueldo: no quería que se fuera. ¿Y qué pasó? Que llegó un momento en que su sueldo estaba tan arreglado que el delineante ya no quiso progresar más. Ya no se esforzó. Y pasó a ser un delineante más, solo que muy bien pagado.
Lo que quiero decir es que a menudo los trabajadores se acomodan, cuando ya tienen lo que querían y no se esfuerzan para tener más. En ese momento su rendimiento baja en picado.
Y en los ingenieros del sector público, ese acomodamiento suele llegar casi el primer día en la oficina.
Dasha - Austin