Se hacen miles de fotografías en las playas. La palma se la llevan, además de los atardeceres, las de bebés en torno a los 12 ó 15 meses. Las demás, por lo general, suelen ser vulgares, no nos llaman la atención. Y suelen ser una impúdica exhibición de miserias humanas o de abandono; sólo los fotógrafos profesionales consiguen que admiremos la instantánea.
Si yo fuera fotógrafo profesional, de esos que hacen exposiciones o publican libros de fotografías, haría una serie sobre socorristas sexys. Iría por las playas, y cuando la composición fuera la adecuada... ¡zas!