martes, 30 de agosto de 2022

Se acerca el terremoto de los terremotos

Ya terminó, el pasado 29 de julio, el periodo de alegaciones públicas de la futura norma sismorresistente NCSR-22. Como debe hacerse, me la he descargado, impreso y leído. Son varios cientos de páginas, así que reconozco que no me la he impreso toda y menos aún no me la he leído toda. Lo suficiente, empero, para quedarme con la copla.

Se va a promulgar en algún momento de este año. Y entrará en vigor el día después, quedando exentos las obras y proyectos encargados con anterioridad y que se empiecen (las obras) en un plazo inferior a dos años.

Los pelos como escarpias. El verdadero terremoto va a ser la propia norma.

Ya sabía, porque lo tengo desde el 2012, que cambiaban las zonas sísmicas. A peor, si me preguntan: Barcelona pasa a tener una intensidad sísmica alta, cuando la última vez que un edificio sufrió en Barcelona daños por terremoto fue... no recuerdo cuando, pero seguro que la construcción de tal edificio hoy sería impensable. Hace siglos que los edificios que se construyen en Barcelona son suficientes para resistir los sismos de Barcelona y no veo la justificación para construirlos aún más sólidos, pero...

Lo de siempre: los que legislan y regulan se llenan la boca de sostenibilidad, pero llegado el momento de la verdad a ellos les importa un pito.

Y si miran el apéndice F del anejo 5, que versa sobre cómo calcular las zapatas, se les caerán los palos del sombrajo.  Ya ni una zapata podremos calcular por nosotros mismos.