viernes, 11 de febrero de 2022

No es karma, es Némesis

Karma es una palabra de moda. Un concepto de moda. Alude a la existencia de una justicia igualitaria: a quien obra mal, al final le ocurren cosas malas, a quien obra bien al final le ocurren cosas buenas.

Como el karma es un concepto indio, típico del hinduismo y del budismo, es una energía misteriosa que, simplemente, existe.

Nos quejamos mucho del colonialismo cultural de los norteamericanos, de cómo importamos sus ideas culturales (v.g. Halloween o Santa Claus), pero no decimos nada de lo que importamos del otro lado del mundo. Y si la idea de Halloween nos es innecesaria porque ya tenemos nuestro propio día de difuntos, el equivalente al karma ya lo teníamos también en nuestra cultura. En nuestras dos culturas: la grecorromana y la judeocristiana.

En la cultura judeocristiana es la doctrina de la retribución, que es exactamente lo mismo que el karma pero con Dios como fuente en vez de la misteriosa energía. Lo que pasa es que la doctrina de la retribución así entendida quedó anulada en el libro de Job: te pueden pasar cosas malas siendo bueno. La retribución es al final, en la vida futura. Así visto, el karma es un concepto en que los cristianos no creen.

¿Y en la cultura grecorromana? Por supuesto que existe, un concepto tan fácil como el karma no podía faltar en su edificio teocéntrico: había una diosa del karma, y se llamaba Némesis (o Rhamnusia, si se las quieren dar de culturetas). Era la diosa de la justicia retributiva y equilibradora, que actuaba especialmente contra aquellos que llevados por su arrogancia se atrevían a reírse de los mismos dioses. Pero también actuaba como se supone que actúa el karma, recompensando al que sufría obrando bien y castigando al que triunfaba obrando mal.

Claro, la cultura popular es monótona decreciente y el concepto de Némesis como una diosa se ha perdido: hasta el diccionario de la RAE define némesis como el acérrimo enemigo de uno.

Pero la realidad es la que es, y en nuestro caso es que venimos de una cultura grecorromana y no hindú, así que en vez de decir “el karma existe” deberíamos decir “Némesis existe” (o “Némesis actúa”).