Terry Gilliam es un Monty Python, lo arrastrará toda su vida.
La vida de Brian es una película de 1979 escrita, protagonizada y dirigida por los Monty Python.
La película es absolutamente descacharrante, una obra maestra entre las comedias y seguro que está arriba del todo en las listas de mejores comedias de todos los tiempos. Es además una obra tremendamente blasfema, que hace burla y mofa de todo lo que se cuenta en los Evangelios. No se me ocurre ninguna película más blasfema y sin duda los autores y a la par actores arderán en el infierno. ¡Cómo me río cuando la veo! Pero es importante que quede claro que la película es una constante burla y parodia de todo aquello en lo que creemos muchos millones de personas y que está en la base de nuestra cultura y de nuestra visión del mundo (incluso en la de aquellos que se declaran agnósticos o ateos).
En su momento, La vida de Brian suscitó las críticas de sectores muy religiosos en los países no católicos; en España, en aquel momento se clasificó como apta para mayores de 18 años, y tira que te va. A los pocos años ya era una película de lo más normalita.
Pero eso era hace 40 años, más incluso. Cabe pensar que hoy somos una sociedad más abierta, no tan reacia a nuevas visiones o a limitar la expresión de los demás, aunque a nosotros nos suponga irreverente. Sin embargo...
Hace tres años, Terry Gilliam, en una rueda de prensa en la que presentaba una película, declaró que estaba harto de ser un hombre blanco y en consecuencia culpable de todos los males del mundo, y que a partir de entonces era una negra lesbiana transexual a la que había que conocer como "Loretta". Loretta, por si no han visto La vida de Brian, es un miembro de la banda (partido / organización terrorista) que era un hombre (Stan) pero que quería ser una mujer y que la llamaran Loretta, y que protagonizó un hilarante diálogo porque clamaba por su derecho a ser madre:
La frase de Gilliam es divertida y mueve a la risa, y seguramente todo el mundo en la rueda de prensa se rio con la broma.
Por cierto, la escena de la película explica más de lo que parece: hay que tener presente que era 1979, y las cosas estúpidas que ahora defienden muchas personas eran, entonces, estúpidas sin más y se podía señalar lo estúpido de la idea (no como ahora). Stan quiere ser mujer y tener hijos; el cabecilla le hace ver que es una estupidez desear eso, pero la mujer apunta que no se centren en tener hijos, que no es algo de lo que pueda culpar a los romanos (de no poder), sino de tener derecho a querer tener hijos. ¿Y eso de qué sirve?, pregunta el jefe. Y el otro secuaz da la solución: es un símbolo de la opresión de los romanos. Es decir, los romanos le negarán el que se la considere mujer (porque es estúpido), y como los romanos son nuestros enemigos nosotros estamos a favor de que se la considere mujer (y dejamos pues de plantearnos si es estúpido).
Este año un teatro de Londres había programado para el año que viene un musical que dirigiría Gilliam. Pero la frase de la negra salió a la luz, y el revuelo causado ha sido tal que el teatro ha decidido cancelar la obra, lo que muchos celebran.
Lo de la negra no es nada comparado con La vida de Brian. Lo que pasa es que pisa callos de gente distinta. Y la miga del asunto es que la gente a la que le ha sentado mal lo de la negra me juego el cuello y no lo pierdo a que estuvieron (o estarían, según su edad) a favor de la irreverencia de La vida de Brian. Estaban (o estarían) a favor de la burla de los ideales católicos y de la misma figura de Jesucristo, seguro que piensan que "si les pica, que se rasquen; y si no quieren ver la película, que no la vean, pero que no nos impidan a nosotros verla en paz". Eso sí, para ellos la broma de la negra lesbiana trasgrede todos los límites admisibles, faltaría más.
Conviene recordar que en la película los Monty Python se burlan de
todo, y en la escena de Loretta se burlaban de la patulea que apuntaba que ahora
nos intenta dominar. Era 1979, y burlarse de ellos era entonces
tolerable.
Ítem más: no basta con obligar a Gilliam a disculparse por hacer una broma de algo que no hay que tomarse en broma (lo de la negra, no lo de la crucifixión de Jesús, que eso sí), no: hay que arruinarle profesionalmente, impedirle que haga nunca nada más.
Me pregunto (y esto se puede tomar como un chascarrillo intercalado en la reflexión, pero si se piensa a fondo se convendrá conmigo en que no y además es importante) si los defensores de las negras lesbianas transexuales se han preguntado qué le ocurriría a una negra lesbiana transexual en una verdadera cultura negra (lo que hay en América o en el Reino Unido no es cultura negra, son negros inmersos en sociedades de cultura blanca, con costumbres blancas, valores blancos y leyes blancas). ¿A qué estamos jugando, entonces?
No voy a decir nada más sobre este tema: reflexione usted. Todo lo más me voy a permitir relacionarle una entrada de hace 10 años, sobre el buenismo (he escrito otras, si le interesan búsquelas) y, como ya he dicho en alguna ocasión, si leyó, como recomendé, Ishmael, sabrá que la mejor jaula es aquella en la que uno no sabe que está dentro.
En verdad estamos empezando a perder los papeles.
- ¿Yo? ¿Por qué? ¡Si no he hecho ni dicho nada!
- Pues precisamente.