Empezar un blog es muy fácil. Se escribe "empezar un blog" en el buscador (google para la mayoría), y ahí está todo lo necesario. Para empezar. Para continuarlo hacen falta otras cositas. La primera y principal, motivación. Dicho esto, yo creo que todo el mundo debería tener un blog, porque hay un motivo.
Todas las personas deberían tener un blog para volcar en él sus recuerdos, mientras los tengan. Porque todos perderemos nuestros recuerdos. Unos serán reemplazados por otros, otros simplemente serán expulsados de la cabeza porque ya no dará más de sí. Pero igual que yo ya no recuerdo cosas de 1986, así todos iremos olvidando. Un blog nos permite transcribirlos, y poder volver a ellos cuando se quiera. Contrariamente a lo que mucha gente piensa, los blogs no necesitan muchas visitas. No necesitan ninguna, de hecho. La de su autor es más que suficiente. Y, como internet es tan grande, si no se publicita es casi seguro que nadie entrará. Quizá entre un lapón despistado buscando esa receta de las patatas asadas con tomate, pero qué más nos da: como si quiere copiar el recetario entero.
No es necesario tampoco que lo que se plasmen sean recuerdos. Pueden ser ideas, pensamientos o iluminaciones como las que pueblan twitter. Pueden ser sensaciones, menciones a programas que nos han gustado, o libros o películas o canciones o funciones de circo. En el blog de uno puede escribirse lo que se quiera.
Por ejemplo: el otro día vi la película La noche de los muertos vivientes, la primera de zombies al uso, creo. No la había visto nunca. Me gustó. Se notaba la diferencia entre el cine de los 60 y el posterior. Muy triste el final: los que se salvan terminan muriendo por accidente. Puede que le parezca una entrada muy pobre, pero no es verdad: es sólo una hoja, y con los años será parte de un árbol al que nos gustará volver.
Tener un blog en internet es una de esas cosas de las que luego nos arrepentiremos de no haberlas hecho antes.