Formalmente, y salvo indicación en contra en el Pliego de Condiciones, en caso de contradicción el orden de preferencia de los documentos de un proyecto (y dejando aparte a la D.F., máxima autoridad) es: planos, mediciones y presupuesto, pliego de condiciones y memoria. Es decir, frente a lo que digan los demás documentos, la memoria no sirve para nada. En la práctica, de hecho, se construye prescindiendo casi absolutamente de la memoria.
La pregunta, en este caso, es: si la memoria no tiene trascendencia, ¿por qué preocuparse por ella?
Bien, las leyes obligan a que haya una memoria y a que ésta tenga un cierto contenido. La estructura ha de cumplir determinados requerimientos, y este cumplimiento se ha de probar demostrándolo en la memoria. Fuera de eso, sí, la memoria de un proyecto no tiene vida propia.
No, eso no es verdad. Lo correcto es decir que la memoria no tiene vida propia a corto plazo. Si la memoria es correcta, su vida es a largo plazo, porque dentro de un proyecto, la memoria es lo que su nombre indica. Su memoria. Y esto es así porque cuando el proyecto sea historia, será la memoria lo que realmente nos informe del proyecto. He trabajado con más de un proyecto de hace más de treinta años antes. Y con proyectos antiguos de terceros, también, y con otros no tan antiguos . De hecho, a veces un proyecto de hace cuatro años hecho por uno mismo es, en la práctica, casi tan desconocido como un proyecto de los neardentales. A veces, incluso un proyecto del año pasado. ¿Porqué hicimos algo? ¿Qué condicionante había o que intención teníamos, que ahora no recordamos? Y es normal: cuando acabamos un trabajo, reseteamos el cerebro y pasamos al siguiente.
Pues bien, siempre el documento más útil, de largo, ha sido la memoria – cuando ha existido-, ya que incluía los datos fundamentales: qué y cómo se proyectó, y con qué capacidad de carga.
Así pues, la buena práctica debe ser que la memoria un proyecto se redacte pensando en los que tendrán que consultar el proyecto en el futuro. Por lo tanto, la memoria ha de seguir el siguiente esquema:
1) Identificar la estructura, y si la memoria es una separata, la actuación general.
2) Identificar la normativa que se aplica:
2.1) La de obligado cumplimiento
2.2) Las otras normativas que subsidiariamente se hayan aplicado (y no hay que incluir otras normas que legalmente sean vigentes, si no son de aplicación en este proyecto, como tampoco citamos el Código de Comercio).
3) Una descripción de la estructura. Y, a ser posible, una descripción verdadera. Así sabremos, cuando llegue el momento, si se han hecho modificaciones a posteriori o, si han pasado muchos años y las soluciones tecnológicas que se emplearon ya no son actuales, podremos identificarlas. A los más jóvenes puede que les cueste creerlo, pero los materiales, aceros y hormigones, los perfiles, los prefabricados y todo en general vienen y se van.
4) Muy importante: hay que describir qué cargas se han considerado, qué hipótesis, qué coeficientes y qué combinaciones. Y esto hay que hacerlo pensando que dentro de quince años hay que entender este proyecto concreto, intentando que realmente el lector entienda qué cargas hemos contado. Por ejemplo, no aporta gran cosa listar las densidades de las fábricas según la norma; lo verdaderamente útil es indicar que las fachadas exteriores se han contado a 860 kg/m.
5) Hay que explicar el cálculo que se ha hecho. No es necesario detallarlo (aunque es de agradecer), pero si se ha hecho alguna simplificación o consideración no obvia, debemos indicarlo; especialmente, en elementos no incluidos en las normas o cuyas formas están muy alejadas de las canónicas (verbi gratia, hay algunos encepados que…)
(Por supuesto, hay que incluir también los distintos apartados obligatorios por imperativo legal).
En definitiva:
La memoria ha de decir para qué cargas y cómo se ha calculado
la estructura; no ha de ser una mera enumeración de obviedades, verdades del
barquero y artículos normativos.
Y si cree que es un trabajo que no vale la pena, le daré una razón para que lo haga bien: es muy posible que, si hay una segunda parte en esta historia, le llamen a usted.
Victor Manuel - Quién puso más