lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Es usted necio?

Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!". Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las prudentes contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Nunca me gustó este pasaje del evangelio de San Mateo (25, 1-13): ¡qué malas eran las vírgenes prudentes, mira que no compartir su aceite con sus compañeras! Y, sin embargo, éstas, las malas, se llevaban el premio. Me temo que en esto yo era como la mayoría de los que escriben comentarios en los blogs, que no entendía el texto y lo que se quería decir.

El texto no va de las vírgenes prudentes: es sobre las necias. Y lo que dice, más o menos, es: no cuentes con que los demás te ayuden en los momentos importantes. Eres un necio si confías que, en los momentos difíciles, los demás se sacrificarán y te sacarán del apuro. Y este texto tiene dos mil años de antigüedad, y sigue siendo vigente. Así eran las cosas, así son y así van a ser.

¿Entonces?

En primer lugar, no sea necio. No viva pensando que siempre es verano, que ya le ayudarán los demás. Y cuando llegue ese momento, no se queje, porque ha sido necio. Por ejemplo, tengo un amigo que trabajaba en una empresa que cerró. No tenía estudios ni contactos, pero no se arrugó, se movió, buscó y realizó cursos, y seis meses después ya estaba trabajando de nuevo. Otros, en cambio, deciden agotar la prestación por desempleo, ya buscarán cuando se les acabe... y ya se imagina usted.

Por supuesto, cuando vaya a acometer una empresa, cual sea, piensen si tienen suficiente "aceite".

Pero lo que a mí me gustaría es que, como ciudadanos, cuando nuestros líderes nos presenten sus propuestas, sus reformas, sus planes y sus elucubraciones de ésas que tanto les gusta presentarnos, piensen si, en el fondo, esa propuesta o lo que sea se cimenta en que algunos, los que tengan "aceite", lo cederán a los que no lo tengan (normalmente vía recaudador de impuestos, pero también pueden ser plazas o qué se yo). Y piensen que quien eso cree que ocurrirá, es un necio. La sociedad que lo acepte se vuelve necia. Y, como lo del aceite, no saldrá bien.

El que quiera oir, que oiga, y el que quiera entender, que entienda.