miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Es usted de derechas o de izquierdas?

Como anécdota, lo de la separación entre derechas e izquierdas en la política viene de la época de la Revolución Francesa: la Convención se reunía en una sala alargada y (en aquella época no había micrófonos) la presidencia y el púlpito de los oradores se situaba en en centro de la sala; de ahí que unos (los jacobinos) quedaran a la izquierda y los otros (los moderados) a la derecha.

A lo que vamos: ¿es usted de derechas o de izquierdas? Seguramente, la respuesta será que depende. En unas cosas sí, en otras no. Usted no es un extremista y la vida la ve con colores y graduaciones. Por ello, permítame que le haga una disquisición acerca de lo que es la izquierda y la derecha.

Imagine una tribu en la selva. Dentro de la tribu hay personas fuertes y poderosas y débiles y desfavorecidos. Familias que han prosperado y familias que han decaído. Bien. Puede usted opinar que en la tribu debe haber un poder central fuerte, que controle a los individuos poderosos y proteja a los débiles. Que gestione las partidas de caza y el reparto de los resultados, de manera que todos tengan porciones justas de carne. Lo contrario, piensa usted, sería la ley del más fuerte y el penar de los miserables. ¡Ay de las viudas y los huérfanos, por ejemplo!

O, por contra, usted puede opinar que no. Que no hay que regular, hay que dejar que cada uno salga adelante por sí mismos. Usted cree que a la tribu le irá mejor así, cree que los propios poderosos se autorregularán y cuidarán de los débiles. Opina, por ejemplo, que los fuertes también querrán que los otros les ayuden en la caza y, aunque luego se lleven la parte del león, también les darán lo que crean que les corresponde. A fin de cuentas, si los pobres no quedan satisfechos de la justicia de los ricos, dejarán de apoyarles en sus cacerías y les irá peor a los ricos, y éstos lo saben. Pero esto es utópico, en realidad usted no quiere un gobierno de la tribu fuerte precisamente por eso: porque usted no es utópico, y piensa que ese gobierno caerá bajo el control de los poderosos y éstos, bajo la careta de ser el gobierno, sacarán de los pobres hasta lo que no tienen.

Si usted es partidario de un gobierno fuerte, usted es de izquierdas. Si es partidario de que el gobierno pinte lo menos posible, es usted de derechas.

Hace años tuve que trabajar con un alemán del este, ingeniero. Cuando acabó el instituto fue a la universidad, encaminado hacia la ingeniería, y poco antes de acabar los profesores de la universidad le encontraron un puesto de trabajo en una fábrica (propiedad del Estado, claro).
Es decir, en el ideal de la izquierda el individuo no cuenta. El Estado sabe y decide por él, lo que será lo mejor para él y además será lo mejor para todos. Lo que has de estudiar y donde trabajar, lo que hay que sembrar y cosechar o fabricar, el sueldo que tendrás y que (naturalmente) será justo. Lo que puedes hacer y lo que no. Porque las normas son buenas, y cuantas más normas haya, más igualdad, más justicia, más desarrollo personal. Cuanto más difícil le sea a un individuo imponerse a otro, mejor para todos. Por ejemplo, usted, señor comerciante, deberá rotular sus anuncios en el idioma que yo le diga, no en el que usted prefiera para su negocio. Abrirá en el horario que yo le diga, hará los turnos que yo le diga y tendrá las características internas (prohibido fumar, supresión de barreras arquitectónicas, aislamiento acústicos entre habitaciones en un hotel...) que yo le diga. No importa que usted no quiera vender a determinadas personas: yo le ordeno que sí lo haga. Es mejor para todos.
Ya saben el chiste de las vacas y la economía:
SOCIALISMO UTÓPICO: Tienes 2 vacas. Le regalas una a tu vecino. SOCIALISMO REAL: Tienes 2 vacas. El estado te quita una y a da a tu vecino.
COMUNISMO: Tienes 2 vacas. El estado te quita las dos y te regala un poco de la leche.
FASCISMO: Tienes 2 vacas. El estado te las quita y te vende un poco de la leche.
NAZISMO: Tienes 2 vacas. El estado te las quita y te fusila.
BUROCRACIA:  Tienes 2 vacas.
El estado te quita las dos, mata una, ordeña a la otra y tira toda la leche…
CAPITALISMO TEÓRICO: Tienes 2 vacas.
Vendes una y con el dinero compras un toro. Tu rebaño se multiplica y la economía crece. Luego vendes el rebaño y te retiras a vivir de tu renta.
CAPITALISMO REAL: Tienes 2 vacas. Como su vecino sólo tiene una y aguantas más que él, vendes la leche más barata hasta que lo arruinas. Te la vende y entonces subes los precios de la leche.
(el chiste sigue, pero ustedes ya me entienden) 
En el ideal de la derecha, el estado no existe. Y si existe, no se mete en nada. Acuña monedas, vigila la seguridad de los caminos y poco más. Allá el tendero que rotule en el idioma que considere, el dueño del teatro que permita fumar, la tienda por la que no se pueda circular en silla de ruedas o el hotel que tenga las habitaciones con paredes de papel; ellos sabrán si les interesa o no. En  el espíritu de la derecha, a algunos les irá bien y a otros mal; a la larga, dependerá de sus capacidades: todos tendrán una oportunidad, aunque no la sepan ver o aprovechar. Y, globalmente, la sociedad se beneficia del hecho de que, en la lucha por la supervivencia, cada individuo da lo mejor de sí mismo.

Para la derecha, el mejor impuesto es el que no se paga. Porque, lo quiera el gobierno para lo que lo quiera, es un dinero que los miembros de la sociedad sabrán gestionar mejor por sí mismo. Por ejemplo, el trabajador que prefiere su propio plan de pensiones, su propia política de seguro médico o su propia "hucha" por si pierde su trabajo.

Otra cosa que tampoco entenderá la derecha es el porqué de tanto impuesto. Porqué, por el simple hecho de comprarle a Fulano una chaqueta o encargarle a Mengano el cálculo de una estructura, ha de pagar además un dinero (IVA) al Estado, aparte del que a su vez Fulano y Mengano paguen como impuesto por haber ganado dinero.

Claro, por educación cultural nadie es al 100% de derechas. Todos queremos que una serie de materias estén reguladas, que se administre justicia, que haya unas leyes de obligado cumplimiento, que haya una seguridad razonable, etc. Pero ¿se puede ser al 100% de izquierdas? En el extremo de la izquierda, no hay propiedad privada. Todo es de la colectividad, y el gobierno, que es justo y bueno y sí sabe, gestiona adecuadamente la propiedad común dando a cada uno lo que le corresponde. Ahora bien, somos humanos, y entonces ocurre lo que podríamos denominar "el ejemplo de la bicicleta", ya saben, que más o menos reza así:

Reunión del Politburó. Toma la palabra el camarada presidente:
"¡Compañeros, hemos de colectivizar las fábricas!"
El resto de camaradas: "Sí, sí, colectivicemos"
El presidente: "¡Y las tierras y los palacios!"
El resto de camaradas: "Sí, sí, colectivicemos"
El presidente: "¡Y las fortunas! ¡Y los coches!"
El presidente: "¡Y las bicicletas!"
Y salta uno: "¡Eh, las bicicletas no, que yo tengo!".

De hecho, sabemos de las dachas de la clase dirigente de la URSS, lo bien que vivía el clan Gadafi y que a la cúpula de Corea del Norte no le va tan mal, por ejemplo. Y es que todos queremos que nos protejan de los demás, pero... que nos respeten nuestras bicicletas.

Por supuesto, no es solo una cuestión económica. El mismo planteamiento "poder para el gobierno - poder para el individuo" se puede llevar también a los terrenos morales: ¿Quién es el responsable de la educación de los hijos, la sociedad o los padres? ¿Cuántos hijos es correcto tener? ¿Con cuánto dinero se puede uno mover sin cometer un delito? ¿Quién hereda? ¿Quién puede ver qué película? ¿Prevalece mi "derecho" o el de mi vecino? O, por poner un ejemplo sobre ingenieros, ¿quién decide qué criterios se siguen para proyectar un edificio, el propio arquitecto o ingeniero o la sociedad vía normas y reglamentos?

Así que la próxima vez que acuda a votar, medite primero si usted es más de derechas o más de izquierdas. Si quiere que la administración que se vote se inmiscuya más o menos. Porque, en el fondo, se trata de eso.

Por cierto: si alguna vez se ha preguntado porqué esa inquina obsesiva y recurrente que tiene "la izquierda" con la Iglesia católica,... creo que ahora está claro, ¿no? La ve como a "su competencia".