domingo, 7 de octubre de 2012

Sangre gorda

0.- Advertencia preliminar

Es posible que, al leer el título de la entrada, haya pensado usted que voy a glosar la obra de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero. Es posible que esa sea su idea, sí, aunque lo dudo mucho. Más que nada, porque no sabrá que "Sangre gorda" es el título de una comedia que la pareja escribió hace más o menos cien años. Con suerte, el nombre de los Álvarez Quintero sí le suene, si tiene usted ya unos años y en el colegio fue un alumno aplicado, o directamente si tiene usted muchos años y asistió a representaciones de sus obras.

De hecho, lo que es seguro es que dentro de unos años nadie sabrá de ellos. Llegaron, triunfaron y se acabaron. No fueron suficientemente buenos como para pasar a una posterioridad muy larga y me temo que, como ya comenté una vez, su mero conocimiento será descartado por el cerebro colectivo como un trasto viejo que se tira para tener sitio para otro trasto no tan viejo.

Pero bueno, en este momento estoy yo, que sí leí esa obra hace incontables eones, y me reí con ella. Así que, cuando componía en mi cabeza lo que les voy a contar, el título me vino más claro que ningún otro título de ninguna otra entrada hasta ahora escrita. No sé si sabe qué significa la expresión "sangre gorda", quizá en el sur de España sea habitual, no lo sé: al menos, yo nunca la he oído. Si no lo sabe, no se preocupe: al acabar este artículo seguro que lo imaginará correctamente. Y si al acabar aún no lo sabe... bueno, olvídelo.

1.- Así son las cosas

El pasado septiembre se celebraron en Barcelona las fiestas de la Mercé. Con este motivo, el ayuntamiento colocó en cada farola de mi calle un cartel anunciador de las fiestas.

El cartel oficial era:


A un zaragozano puede que le resulte extraño, acostumbrado a que sus fiestas patronales sean "en honor de la Virgen del Pilar", que así se mencione en el cartel y que además aparezca algún motivo pilarista.

Pero aquí no, somos así. Las fiestas son "de la Mercé", y punto. Se llaman así porque coinciden con el 24 de septiembre, día de la virgen de la Mercé y patrona de esta ciudad, pero no hay actos religiosos o en su honor. Ni siquiera se la menciona en las fiestas.

A lo que iba: la banderola que colgó el ayuntamiento incluía información adicional: "21-24 septiembre". Punto. Nada más. Como ven, una incitación al jolgorio en toda regla. Y esto es así año tras año. Son unas fiestas, para mí, un poco raras. Unos pocos (aquí hay gente para todo) acude a los actos que se celebren, que sin duda los habrá, pero hace años que nadie me cuenta que ha ido a uno. Y, por supuesto, se vive en la ciudad sin enterarte de que estamos en fiestas. ¿Se imaginan esto en Pamplona? ¿No saber que es San Fermín? ¿En Sevilla y no saber que está de feria? ¿En Valencia y que haya fallas? ¿En Zaragoza? Pues aquí sí. Es un día no laborable, eso es todo. Más aún: año tras año, el acto más multitudinario es "la Festa del cel", una exhibición aérea (y no sólo de la patrulla Águila, también de cometas, globos, etc) que se celebra en la playa... el domingo siguiente a las fiestas. Cuando ésta ya han acabado. Y, de hecho, su mayor renombre lo alcanza por los monumentales atascos que se formaban para ir a la playa: los coches no podían aparcar y taponaban las calles. Los autobuses no podían circular. La gente caminando cortaba el tráfico. En el metro la gente no cabía en las estaciones... era inevitable que al día siguiente, de manera impepinable, todos los periódicos comentaran la noticia. Y algo que gusta a tanta gente debe ser bueno, y a partir de ahí... Pero, ya les digo, es un acto fuera de programa, fuera de fechas.

Que ésa es otra: no me dirán que un ayuntamiento como el de Barcelona, que presume de tener las cuentas más saneadas de España, sólo puede permitirse cuatro días de fiesta (un viernes, un sábado, un domingo y el lunes 24 que es no laborable)...

En fin, dejémoslo. En realidad, sólo se lo he contado para que se hagan una idea de cómo son aquí las cosas.

2.- La manifestación

Hace menos de un mes fue "la manifestación". Ya saben cuál. Unos días antes, y sobre todo unos días después, no se hablaba de otra cosa. Era el tema de conversación en todos los corrillos, los periódicos no paraban de tratar el tema: que si cómo sería, que si cuándo, que si qué bien nos irá, que qué mal les irá a los otros sin nosotros,... vamos, lo normal en estos casos. Incluso el presidente del Barça anunció cómo irían las cosas cuando fuésemos independientes (y que deseaba que fuera cuanto antes): por fin seríamos independientes, sí, pero el Barça, el gran Barça, no jugaría la liga de su país sino, al igual que hace el Mónaco, jugaría la liga de otro país - pero en este caso no sería la liga francesa sino la española. Estemos tranquilos, venía a decir.

Y en éstas, que dos semanas después nuestro Amado Líder anunció elecciones anticipadas este mes de noviembre y que, en esa legislatura, se haría un referéndum sobre la independencia, le guste a los de Matrit o no.

3.- Desde entonces

Yo, yo... no sé explicar qué pasó entonces. Silencio. Profundo silencio. Nadie dice nada. Nadie habla del tema. Se supone que en cincuenta días hemos de elegir a unos señores que nos guiarán a la independencia, ¿no? Caray, fue eso lo que anunció nuestro Amado Líder, y dijo que lo hacía porque el pueblo así lo quería. Y, además, hasta ese momento parecía que todo el mundo exigía la independencia. Pero... nadie habla. Nadie dice nada. No hay carteles, no hay pasquines, no hay titulares en prensa, la gente no dice ni un comentario, ni un chascarrillo, ni una muletilla. Nada. No hay elecciones, no hay tema.

Y yo me pregunto ¿qué diablos nos pasa? ¿Acaso en unos días no votaremos sobre este tema? ¿No se apropiarán los políticos a los que votemos de nuestra opinión y dirán que les votamos para eso?

Puedo entender el silencio de Artur Mas. No sabe cómo salir del laberinto en que se ha metido. "Antes" su situación era muy delicada: tenía manifestaciones en contra todos los días - demasiados recortes a demasiada gente-, no tenía dinero para pagar a los que no se manifestaban aún, no tenía apoyos en la cámara para sacar adelante los presupuestos del 2013, tenía varios escándalos serios sobre las comisiones que cobraba su partido, no tenía ningún proyecto ilusionante, el Barça no había ganado la liga,... Lo tenía crudo, vaya. Así que decidió enarbolar la bandera de la independencia... y convocar elecciones cuanto antes. La solución ideal, conseguirá mayoría absoluta y podrá acallar todas las voces críticas como hacía su mentor, nuestro Añorado Líder.

Pero las armas las carga el Diablo. Puede ser divertido, sí, pero hay cosas con las que es mejor no jugar. O, dicho de otra forma: quien con niños se acuesta meado se levanta.  Ahora, se ha dado cuenta de que ha abierto la caja de Pandora y que no puede volver a encerrar los vientos. Así que quietos callados. Poco a poco, conseguiremos que donde dije digo diga Diego, y todo volverá a la normalidad. Pero dejadnos trabajar, diantre, que necesitamos mucha tranquilidad para torear a la parroquia sin que se dé cuenta.

Yo creo que en ésas están. No sé si se les han abierto los ojos, si alguien se los ha abierto (más bien creo que es esto último), o si es una jugada calculada desde el principio. Pero tiene que ser algo así. Porque no entiendo este silencio.

Teniendo en cuenta que dos tercios de los catalanes vivimos en el área de Barcelona, y que yo creo que es aquí donde está la gente a la que hay que convencer (a los demás, o no vale la pena o no es necesario)... ¿cómo es que no se saca el tema? No hay carteles, no hay debates, no hay fotos en technicolor mostrando rubicundos niños de glaucos ojos y níveas dentaduras perfectamente alineadas caminando por entre campos de doradas espigas en un cielo azul con la bandera catalana al fondo y el mensaje: "Artur Mas, nuestro Amado Líder"...

4.- Sangre gorda

Y en éstas estamos. Así somos. Cualquiera diría que lo de noviembre va a ser como renovarse el carnet de identidad, un molesto trámite. Que no nos jugamos nada. Que el tema no es importante, que se despacha en un café, que está todo claro, que simplemente resta esperar que llegue el día en que por fin podamos pronunciarnos y que ya sabemos todos qué pronunciar.

O aquí pasa algo que yo no pesco, o este pueblo es así. Que tenemos la sangre gorda.