martes, 29 de mayo de 2012

Números gordos

 (A los que fueron ingenieros antes de los ordenadores)

Existe un librito, titulado "Números Gordos en el proyecto de estructuras", que por supuesto recomiendo: http://www.casadellibro.com/libro-numeros-gordos-en-el-proyecto-de-estructuras/9788493227005/797198

Pero hoy, en concreto, quiero reproducir la introducción del libro. No tengo permiso, pero me da igual: no creo que el autor se moleste. Y que cada uno reflexione sobre lo que esta introducción expresa o lo que le sugiere.

Reza así:

ACLARACIONES
 
El libro de números gordos en el proyecto de estructuras pretende que su lector, usualmente apresurado, tenga a mano un recordatorio de métodos sencillos que le puedan ayudar o tener un orden de magnitud de algunos problemas estructurales.

Tener orden de magnitud significa saber si son ocho u ochenta. Por tanto, este libro garantiza una aproximación al fenómeno, no un resultado exacto del mismo. Una aproximación en la que el tiempo gastado es cincuenta veces menos que el utilizado en hacer un número más exacto, a cambio de admitir una pequeña desviación del resultado, siempre del lado de la seguridad.

Agradecemos la ayuda que nos han prestado los que nos han enseñado a calcular, que saben mucho, porque son ellos los que han inventado el número gordo. Parece paradójico que los que más saben hagan los números más sencillos, pero no lo es, porque esos números, en su simplicidad, encierran la seguridad, la síntesis, incluso la abstracción, cualidades propias de quien mucho sabe.

Contaban que un sabio profesor pidió a un joven ayudante que calculase, mediante un nuevo programa, la altura de ola de un pantano. El profesor había hecho un número gordo y había obtenido unos 20 cm.

El joven, después de dos semanas, dio con un resultado de 1,30 m de ola. El profesor le recomendó que lo revisase, que parecía mucho. Una semana más tarde el ayudante encontró el error, recalculó la ola y obtuvo 1,5 cm. Sin estar satisfecho, el profesor le pidió al alumno que repasase el cálculo. Tras varios intentos más, el ayudante  obtuvo una altura de ola de 23 cm. El profesor comprobó el modelo, repasó el cálculo y concluyó que ésa era la solución correcta.

Es peligroso dejarse llevar sólo por las herramientas potentes y oscuras, cálculos por elementos finitos, expresiones o resolver por métodos iterativos, calculadores con pantallas de ocho líneas, porque la maraña de herramientas oculta el verdadero camino de las fuerzas y el sentido de las deformaciones. Los signos pasan de ser una aplicación del sentido común a tener un sentido místico y críptico. El que conoce el fenómeno coge una servilleta de papel y un portaminas; pinta tres fuerzas, suma o divide dos o tres veces y obtiene un resultado que no sólo es muy bueno, sino que será la referencia cualitativa de cualquier otro resultado obtenido con refinadísirnos métodos. Se obtiene una primera imagen sencilla de la realidad y explican el fenómeno de forma global, sin detalles.

No por ello despreciamos los detalles. Es más, creemos que son muy importantes para obtener una solución afinada del problema y por tanto más económica (que es uno de los objetivos de un buen técnico). Pero sin ese primer control de la situación, los métodos sofisticados serían peligrosos.

Esta introducción debería ponerse en todas las fichas de este libro. No se hace por razones obvias pero llamamos la atención del lector sobre el alcance de los números gordos: con los métodos propuestos en este libro no le discuta a nadie el segundo decimal.


Juan Carlos Arroyo Portero

Si me preguntan mi opinión, les diré que los ingenieros son los que saben hacer números gordos. Los demás son operadores de ordenador.