"No hay mayor necio que el que confunde valor con precio" (mi hermano Daniel, citando a un autor que no recuerdo).
Durante un tiempo tuve un compañero de trabajo cuya filosofía radicaba en que el valor de un técnico eran sus conocimientos; es decir, el técnico tenía valor en tanto en cuanto tuviera unos conocimientos que los demás no tuvieran. Él defendía que si más gente supiera lo que él sabía, su valor quedaría reducido; si todo el mundo sabe arreglar el coche, el mecánico no pinta nada. Y, como corolario de esta manera de pensar, se negaba a compartir sus conocimientos con los demás. Él calculaba, pero ni explicaba cómo calculaba ni por supuesto iba a enseñar a nadie a hacerlo.
¿Tenía razón? ¿Es el valor de un técnico sus conocimientos?
En principio parece que sí. Si no supiera calcular no sería calculista, como más le vale a un bombero apagar los fuegos. Si todo el mundo supiera calcular, nadie necesitaría un calculista y no le contratarían. Si él enseñara a los demás, por ejemplo al ayudante que le pusimos, perdería valor a los ojos de su empleador y su ayudante lo ganaría.
Es entonces un argumento irrebatible. Yo soy de natural didáctico, y tengo la política de que cuanto más sepan hacer mis ayudantes menos trabajo tendré que hacer yo; pues no conseguí convencer a mi colega de que enseñara a los distintos ayudantes que tuvo.
¿Cómo siguió la historia? Muy fácil. Seguramente, como él nunca enseñó nada, nadie le enseñó otras cosas, como por ejemplo ver venir lo que le iba a pasar. Cansados de un flujo unidireccional, dejamos de explicarle cosas, dejamos de compartir con él las experiencias y los descubrimientos, dejamos de participarle de nuestros proyectos, el vacío a su alrededor fue pavoroso. Únase a ésto que ni nosotros ni obviamente sus anteriores compañeros de trabajo le enseñamos a usar el Autocad, y tenemos el desprecio de todos los delineantes: necesitaba a uno hasta para la cosa más tonta, y era incapaz de hacer un trabajo completo solo. Y cuando a un ingeniero no le respetan sus delineantes... Finalmente, quedó marcado como un cáncer en el departamento y cuando la gerencia se dio cuenta de que ni sabía tanto ni sabía cosas que nosotros no supiéramos - que tampoco éramos tontos-, y que él nunca crearía un equipo de trabajo, ... pasó lo que tenía que pasar.
En realidad esto no resuelve la pregunta inicial, sólo revela que es importante tener habilidad para trabajar en equipo. Así pues, ¿debe un técnico compartir sus conocimientos?
Globalmente, la respuesta ha de ser sí. Si nadie hubiera revelado a los demás cómo hacer fuego, qué es la rueda o cómo calafetear el casco de un barco, todos sabemos dónde estaríamos. La Humanidad, la Ciencia, la Técnica, el Progreso en suma, avanza gracias a que cada paso, positivo o negativo, se comunica y se comparte con el resto. Por lo tanto, la Sociedad exige que sus técnicos no sean egoístas y que transmitan lo que saben. Vale, pero ¿y desde el punto de vista del técnico?
Yo, la verdad, creo que sí es importante que el técnico tenga conocimientos exclusivos, pero no es lo más importante. Muchas personas con las que he coincidido laboralmente me tienen conceptuado como un supergenio, y sin embargo mis conocimientos sobre las estructuras son relativamente básicos ¿Entonces? ¡Ah, es que hay otras cosas!
Sí, porque en esto pasa como con Larry Bird o Bill Russell en baloncesto: no corrían más que nadie, no eran grandes saltarines, no eran superatletas ni sus estadísticas deslumbraban, pero.. solían ganar. En el caso de Russell, siempre, y no importa quiénes fueran sus compañeros o los rivales. Su equipo ganaba siempre.
No hay que olvidar que la ingeniería consiste, fundamentalmente, en tener ingenio para resolver los problemas que se plantean. Sí, se trata de eso. Cuando un cliente trae una complicada estructura llena de terribles condicionantes, la clave del éxito es saber enfocar el proyecto y replantearlo en problemas más sencillos, y así sucesivamente hasta que la solución es obvia. Claro que ayuda tener conocimientos, pero hay muchas otras cosas: capacidad de análisis, razonamiento, esquematizar, visión espacial, muchas otras cualidades.
Por ejemplo: imaginemos que hay que determinar si se puede levantar una pesada máquina con un camión grúa. ¿Que haría un doctor en Físicas? Sin duda, tomaría cientos de medidas de la máquina, que modelizaría en un potente ordenador para determinar su peso; otros cientos de medidas del camión grúa, modelizaciones en potentes ordenadores para calcular su capacidad, un concienzudo estudio del terreno y de las maderas que se pondrán debajo de las patas del camión grúa, unas maquetas a escala en el laboratorio, varios artículos en revistas científicas y, uno o dos años después, una nueva tesis doctoral que dictaminará que sí puede hacerse. El buen ingeniero tendrá que responder mientras el cliente le está mirando; con mucho, tendrá tres minutos para hablar con el gruísta de cómo lo haría.
Así que, si me preguntan a mí, la valía del técnico estriba en su capacidad de respuesta. Es mi opinión, claro, que éste es mi blog. Pero, por una vez, me gustaría saber lo que piensan los demás.