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jueves, 6 de enero de 2022

Cuando todos los coches sean eléctricos

Éste tiene que ser el año del coche eléctrico, el del despegue definitivo. El año en que todas las conversaciones han de ir sobre si me compro ya un coche eléctrico, lo contento que estoy con el coche eléctrico que me he comprado o el modelo de coche eléctrico que me quiero comprar y qué tal te va a ti el tuyo. La publicidad tiene que ser arrolladora, omnipresente. Los poderes públicos han de prometer una cornucopia de ventajas para los coches eléctricos, y todos los "influencers" y personas del famoseo han de hacer alarde de los coches eléctricos que se han comprado. A final del año, tener un coche que suelte humos ha de estar mal visto. Ha de ser cosa de quinquis o de cerriles diplodocus en vías de extinción.

Porque si éste no es el año del despegue, ¿cuál será? ¿El siguiente? ¿El año que viene seguro que sí, como la independencia catalana?

Quizás es que no va a haber despegue. Nunca, quiero decir. Quizá la realidad se imponga y no haya publicidad que la tape o político que la ignore. Y es que todo lo que se dice sobre los coches eléctricos, las ventajas e inconvenientes, versan sobre los coches eléctricos. El problema no son los coches eléctricos, sino las cantidades bestiales de coches eléctricos. Si el coche eléctrico no despegase, los problemas de los coches eléctricos serían eso, problemas de los coches eléctricos. Si en cambio todos los coches fueran eléctricos, el problema sería social. Es lo mismo que con los coches de explosión: tienen sus problemas, pero es el que haya cientos de miles lo que genera los problemas de tráfico y de contaminación. En el caso de los coches eléctricos, los problemas de su implantación masiva serían de dos tipos, locales y globales. Tenía escrito un post en el que analizaba ambas cosas, pero quedaba muy farragoso y lleno de números, así que voy a simplificar y aquí sólo trataré el problema global de manera escueta. La conclusión global es que éste no va a ser el año del coche eléctrico porque no creo que se imponga nunca el coche eléctrico, pero es divertido ver las razones que la realidad va a emplear para explicarnos el porqué.

Vamos allá.


Pongamos los Tesla modelo 3 de 2021 como ejemplo de vehículo eléctrico. Tienen baterías de 82 kWh. Con esta energía oficialmente (esto es, según la EPA estadounidense) pueden recorrer casi 500 km. Supongamos que el vehículo medio en España recorre 15.000 km al año. Como es 30 veces su autonomía, necesitará recargar los 82 kWh 30 veces al año. Su consumo anual será entonces de 30x82=2.460 kWh.

Hay, redondeando, 30 millones de coches en España. Así que el consumo anual global será de 30x2.460=73.800 GWh.

¿Es mucho?

Es mucho. Casi el 30% de la electricidad que generamos en este país. ¿De dónde la sacaríamos? ¿Somos capaces de generarla? Ahora mismo las estamos pasando canutas para cubrir nuestras necesidades actuales, así que podemos imaginar lo que nos supondría producir un 30% más para que los coches puedan circular.

Hoy, el coche eléctrico no es un problema. Recargar el coche eléctrico no es un problema social, es un problema del usuario. Así pues, no hay ningún problema social en los coches eléctricos: adelante con la promoción. Pero ¿es viable promoverlo o es un farol? Como queda claro, es un farol. Queda muy bien promoverlo y todo eso, pero si se extendiera masivamente y no hubiera más remedio que decirnos (porque no habría más remedio) que no hay electricidad en el país suficiente para todo y que se va a racionar y que la manera de racionarla es subir el precio y que sólo quien la pague la tenga... seguro que los promotores se tragarían sus palabras.

Por supuesto, hay una manera muy sencilla de conseguir la energía necesaria para los vehículos eléctricos. Se llama gasolina y gasoil. En vez de emplearla en los coches, podríamos construir megacentrales térmicas que quemaran esa gasolina para generar energía eléctrica, que transportaríamos (con las consiguientes pérdidas de potencia) a los puntos de recarga. Seguiríamos teniendo los problemas de una implantación masiva de un parque móvil eléctrico (problemas de los que ya trataré en otro artículo), pero tendríamos coches eléctricos, que es lo que importa, y no serían los vehículos los que quemaran la gasolina: el planeta estaría a salvo. Esta solución no es aceptable, porque mostraría la ridiculez del tinglado.

Así que la respuesta obvia es que no va a haber 30 millones de coches eléctricos haciendo 15.000 km al año. Si el vehículo de explosión ha de desaparecer, lo que estamos diciendo es que no cualquiera podrá tener un vehículo eléctrico (y usarlo). Como no va a haber energía para recargarlos, sólo habrá dos tipos de usuarios: los que le den un uso ocasional, y los ricos. Los ocasionales podrán acceder al circuito de recarga económico (pongamos que requiere que el coche se recargue en 5 días, y que esos puntos de carga están aquí y allá, y según cuantas gente quiera tener un coche para su uso ocasional podrá acceder a una recarga con más o menos facilidad), y los ricos accederán al circuito VIP, cargas rápidas y pagando un precio acorde a la oferta de energía para este huso que habría.

¿Y el resto? El resto no tendremos coche eléctrico. Y como ya hemos dicho que tampoco habrá coche de explosión, es evidente que el resto... no tendremos coche.

No sé si los vehículos eléctricos se optimizarán y conseguirán consumos que anulen la previsión que he dado o si el país descubrirá nuevas formas de conseguir energía a lo bestia, pero mientras esto no ocurra ésta es la realidad. No todos tendremos, tendrán, coche eléctrico. Y la selección se hará por pasta: quien pueda pagar la energía eléctrica que requiere lo tendrá, quien no no. Y el coste se recaudará no en la factura de la luz, sino en los impuestos especiales que se le apliquen al vehículo eléctrico. Digo yo, porque otra cosa sería injustísima. De momento el coche eléctrico son todo exenciones tributarias y facilidades. En el momento en que veamos que eliminan esas exenciones es que se han empezado a dar cuenta, ellos también, del problema. A ver lo que les cuesta.



 




viernes, 31 de diciembre de 2021

2022

https://www.youtube.com/watch?v=Onuy1Wp5dVU 

 

 

2021 queda atrás. Es el momento de afrontar 2022. 

Ahora bien, los años no son como las curvas, que se gestionan una a una, a medida que las atacamos. A los años conviene llegar con los deberes hechos. Con un plan para ese año, y con planes para los años siguientes porque los deberes de esos años futuros se han de ir haciendo.

Covid-19. Un virus que se surgió en 2019, que nuestros gobernantes menospreciaron y les descolocó a principios de 2020. Han pasado dos años largos (¡qué largos se nos han hecho con este asunto!) y siguen sin tener ni idea de qué hacer. Espero que no tengan aspiraciones íntimas de pasar a la Historia como gobernantes capaces.

Al menos el coronavirus nos sacó de los titulares el tema estrella del 2019: Greta. ¿Volverá en el 2022? No lo creo. Porque me temo que nos enfrentamos al panorama que expliqué en esta entrada. Una entrada, por cierto, de diciembre de 2012 y que podemos resumir en que antes de que consigamos cargarnos el planeta del todo éste nos dejará sin suministros para ello. En palabras que entienda Greta: el problema de coger un avión para hacer 200 km no es el daño que hacemos al planeta, sino que es un despilfarro de un combustible que se está acabando. Siempre se habló de que las "guerras del agua" serían nuestro futuro apocalíptico, pero lo real va a ser conseguir la energía que necesitan los países. No parece que nuestros gobernantes, los que no tienen aún ni idea de cómo gestionar el coronavirus, vayan a hacer lo correcto (lo que se debe hacer) en este asunto.

Otro asunto que habría que afrontar: el problema demográfico. No sé si se está parcheando la situación actual, pero de hacerlo sólo se estarían poniendo parches. Y teniendo en cuenta cómo gestionan lo del coronavirus... en fin.

Lo curioso del problema demográfico es que no afecta sólo a la España vaciada. Para empezar, es un problema que afecta o afectará antes de lo que creen a zonas de España que no creen estar vacías, pero en realidad es un problema mundial. Planetario, como se explica en esta entrada, ésta y ésta del blog "La mano visible" de Jesús Fernández-Villaverde. Lo cual me trae a la memoria que este año (y quise escribir una entrada sobre el asunto, pero...) el censo de población de los Estados Unidos arrojó un resultado que no había pasado jamás. Jamás de los jamases. El número de "blancos" en el país ha disminuido. No porcentualmente, claro, sino en valor absoluto. Es decir, por primera vez el número de "blancos" (entiéndase) era menor que la vez anterior. Ni las prolíficas familias ultrarreligiosas de Utah y del Cinturón de la Biblia conseguían compensar la disminución de nacimientos entre los demás blancos. Seguramente porque también esas prolíficas familias lo eran cada vez menos. Recuerden el consejo de Jorge Manrique, y den "lo non venido por pasado".

Energía, demografía,... ¿qué más? Está la Educación, por supuesto. Ya he escrito mucho sobre este particular, así que baste añadirla al saco. Y es que los temas que de verdad importan son los que cuando se convierten en un problema no se resuelven con cuatro decretos de ayudas o pidiendo más dinero. 

Como ven, hoy no tengo el día optimista. Creo que vamos hacia el colapso, y que estaremos peor en diciembre de 2022 por muy bien que nos lo pasemos este año.

Pero no deje usted que nada de esto le preocupe. O preocúpese, claro, pero no deje que las preocupaciones le superen. Simplemente, prepárese para afrontar lo que nos espera en las mejores condiciones. Si cree que debe recorrer Laos antes de que sea prohibitivo, adelante. Si cree que debe pero que ya no puede, asimílelo y siga, no se deprima por ello. Y lea. Lea como si no tuviera tiempo en la vida suficiente para leerlo todo y tuviera que seleccionar qué lee. Vaya al cine, si puede al teatro. Oiga música. Reflexione. Estudie. Busque unos minutos al día para meditar.

Suba a la azotea y cante a pleno pulmón: Granada, tierra soñada por mí...

Así se afronta mejor un año nuevo.

 

 

Agustín Lara - Granada

jueves, 18 de noviembre de 2021

No era una broma

Anuncia su cierre Mahle, fabricante de pistones en Vilanova i la Geltrú. 345 trabajadores a la calle. Aducen la transformación de la industria del automóvil. Es obvio: se están fabricando cientos de miles de coches menos con motor de explosión, y el futuro, el coche electrico... no tendrá pistones.

Está chispeando, y cuando nos demos cuenta estaremos calados hasta los huesos y nos preguntaremos cómo ha sido posible.

martes, 16 de noviembre de 2021

También Almusafes

La semana pasada escribí sobre las declaraciones de Matías Carnero, la importancia que les daba y mi nula esperanza de que fueran escuchadas y atendidas. 

Y hoy leo que la planta de Ford en Almusafes este año fabricará 200.000 vehículos menos que en 2019 y reduce su plantilla en unos mil trabajadores. Lo segundo, consecuencia de lo primero y no al revés, porque Ford quiere fabricar coches, no despedir personal.

El drama de Almusafes es que esos mil que se van a la calle no son todos: también hay que contar con el efecto de la bajada de producción en las compañías auxiliares. Qué caramba, si por redondear un trabajador trabaja 1.600 horas al año, si sólo pararan mil significaría que fabricar un coche requiere 8 horas/hombre, y ocho hombres trabajando una hora (o cuatro trabajando 2 horas) no fabrican un coche. Lo que pasa es que la noticia es la compañía grande y los mil trabajadores, no es noticia que una empresa reduzca su plantilla en 5 ó 10 personas aunque esa reducción se produzca en cien empresas. 

Volvamos a leer el artículo sobre Matías Carnero, y reflexionemos. Cuando los romanos fueron conscientes de que el Imperio estaba desapareciendo ya era demasiado tarde.

sábado, 13 de noviembre de 2021

¿Quién escuchará a Matías Carnero?

https://www.youtube.com/watch?v=6-7zuxo6qCo 

 

 

Matías Carnero ha hecho unas declaraciones en las que afirma que se avecina una "tormenta perfecta" en la planta de SEAT en Marorell y pide a las Administraciones Públicas que estén alerta para que no se produzca otro Nissan. Es decir, una paulatina reducción año a año de la producción hasta justificar el cierre de la planta.

¡Los pelos como escarpias! Y es que estas declaraciones no las hace un gurú en Davos, un catedrático en algún despacho o un político de tres al cuarto. Ni siquiera un empresario "en el ajo". No, son terroríficas porque las hace Matías Carnero, por lo no que no está diciendo y porque quizá no debería ni decirlas.

Matías Carnero es el presidente del comité de empresa de SEAT. Sí, un sindicalista; pero no uno cualquiera. Resulta que en calidad de tal es miembro del comité de supervisión del grupo Volkswagen, y ese comité es el que toma las decisiones que afectan a las plantas de producción. Y resulta que en ese comité el consejero delegado del grupo, Herbert Diess, les confesó que la transición al coche eléctrico provocará en Volkswagen una reducción de 30.000 puestos de trabajo. Que sí, que muchos serán en Alemania. Pero a España también le van a corresponder unos cuantos.

Está claro que Carnero sabe más de lo que cuenta. La planta de Martorell va a terminar produciendo unos 100.000 vehículos menos este año que el pasado, parece ser que por la carestía de microchips. Pero ¿tiene sentido desarrollar una planta fabril basada en motores de explosión cuando ese producto tiene los días contados? El cambio al motor eléctrico supondrá muchas reestructuraciones, fábricas del motor de explosión van a ser sustituidas por fábricas del motor eléctrico, y el cambio de unas fábricas por otras también puede conllevar la reubicación de las líneas de ensamblaje. Por no decir que no sería de extrañar que el ratio de coches por habitante disminuyera, que ya veremos qué pasa con los vehículos eléctricos y con el aumento de la edad media de la población. Tiempos revueltos, vaya. En esos tiempos revueltos, la planta de Martorell, productividad aparte, no creo que esté bien posicionada. Básicamente, porque el trato que les dan las autoridades locales es para largarse. La alcaldesa de Barcelona no puede ser más hostil. Es anticoches en grado máximo (salvo para ella, claro), e intenta que nadie tenga coche porque no le sirva para nada. Las autoridades regionales, qué les voy a contar, manga de impresentables. Además, emplean a SEAT para sus juegos políticos: cuando va el Rey, boicotean el acto, montan manifestaciones por el camino, dan plantones a los responsables de Alemania,... Ahí no vale decir que eso tiene nada que ver una cosa con la otra, que no se cierra una planta porque se insulte a los jefes, pero sí tiene que ver. Sumemos más cosas: por ejemplo, la tremenda resistencia en Cataluña a tener plantas de energía solar o eólica, porque son feas. O a que les monten un cable de suministro a 400 KV desde Francia o Aragón... Los jefes son humanos, y cuando han de reorganizar la producción y dudan entre llevar la producción a una planta en Alemania, en Chequia o en ese sitio donde les ponen tantos problemas (y les cosen a impuestos, que ésa es otra)... ¿ustedes qué creen que harán?

Yo creo que Carnero sí cree que pasará lo mismo que yo creo. Y por eso avisa: no puedo decirlo porque es un secreto, pero estad atentos porque va a ir bajando la producción y en unos años querrán cerrar la planta. Así que id montando ya las alternativas, porque las vamos a necesitar.

Quiero decir, si lo dijera cualquier otro sería una previsión, un vaticinio. Que puede cumplirse, o no. Pero lo dice Matías Carnero, así que no es una previsión: es un soplo. Es un plan que ya existe, y nos lo vamos a comer sin que nos demos cuenta.

Ahora pensemos un poquito más allá de Martorell: Volkswagen no es una empresa en solitario, se enfrenta a los mismos problemas que Ford, General Motors o PSA. Los tiempos revueltos lo son para todos, y los problemas de Martorell pueden ocurrir también en Figueruelas, en Almusafes, en Landaben, Vigo o en Villaverde. Puede que alguna de estas plantas siga adelante sin disminuir la producción, pero la mayoría reducirá. Y ya veremos cuántas cierran. ¿Y si no es sólo Martorell? Y si cierran, es un decir, Martorell, Villaverde y Vigo? ¿Y si al mismo tiempo las demás plantas reducen su producción al 50%? ¿Qué haría el gobierno central? ¿Intentar salvar el tejido industrial en todas las zonas? ¿O quizá dejará caer alguna? Si así fuera, ¿cuál dejaría? ¿Tal vez aquella situada en una comunidad que nunca gobernará y cuyos mandamases son realmente odiosos?

El efecto económico en Aragón si cerrara Opel sería devastador. No quiero ni imaginarlo. Y supongo que en las demás zonas sería similar. Es posible que los gobiernos regionales tengan planes de contingencia, pero dudo de que políticos sean capaces de enfrentarse a la idea de panoramas tan desastrosos como los que vendrían, así que seguro que son sólo unas cuantas ideas buenistas. Qué caramba, tenemos el ejemplo de las zonas mineras: en Andorra, tras tantas promesas y tantos años de preaviso, la única actividad industrial en la zona es la propia demolición de la central; el resto, a vivir de las palabras prometidas y que les aproveche. Pues si no son capaces de revitalizar las cuencas mineras, ¿cómo van a ser capaces de rehacerse de la pérdida de una planta de ensamblaje de vehículos? Es como pedirle a quien no sabe curar un corte con un cuchillo que haga un trasplante de cerebro con doble bypass.

Y eso, las autoridades regionales, las que están cerca de la planta y perciben su importancia. Las que seguro que se preocuparían. El gobierno central... Es la diferencia entre que te enteres que el vecino del 5º se ha quedado sin trabajo y ser el vecino del 5º. ¿De verdad alguien cree que un gobierno de Sánchez (lo digo porque es el que está ahora) se va a preocupar por lo que dentro de unos años pase en Vigo, Martorell o Figueruelas? Y si se preocupara (que ya les digo que no) ¿creen que serían capaces de llevar a cabo acciones eficaces? En la España de las autonomías, la industria es siempre un tema regional. Y en consecuencia, las regiones están solas. El único que las ayudaría es el Rey, pero a éste me temo que el gobierno no le va a dejar meter baza en nada, lo quieren convertir en una figura decorativa (lo digo por lo que veo que hacen).

¿Estamos a tiempo para adaptarnos a las modificaciones que vienen? No lo sé. Sí, creo que sí estamos a tiempo. Pero habría que echar a Sánchez y poner un gobierno centrado en la industria y la innovación, que no le importe que sus actos rindan cuando ellos ya no estén, que genere plantas de energía con centrales nucleares si es preciso, cambiar los ciclos educativos para tener más técnicos formados en las nuevas tecnologías, que genere los entornos propicios para que se establezcan las nuevas empresas que necesitamos, algunas que cierren y otras que lo consigan... Demasiadas cosas, demasiadas para no ser pesimista.

De hecho, fíjense en la repercusión que han tenido las palabras de Carnero y piense en ello.

Lo dicho: los pelos como escarpias.



Silvio Rodríguez - Canción del Elegido

miércoles, 13 de octubre de 2021

Abulia

 https://www.youtube.com/watch?v=ejorQVy3m8E

 

 

Un día, una partida de visigodos cruzó el Danubio, llegó hasta la aldea vecina, se llevó todo lo que pudo y se volvió al otro lado del río. Otras partidas antes que ellos habían cruzado el río e ido a los poblados cercanos, pero o bien las guarniciones habían impedido el saqueo o bien las habían perseguido y expulsado; muchas, de hecho, no habían vuelto. Pero ese día nadie les persiguió. Ese día comenzó a caer el Imperio Romano.

Sidenor ha anunciado que parará su producción 20 días de aquí a fin de año: la electricidad está demasiado cara, aducen.

Dos cosas me ponen los pelos como escarpias: que Sidenor pare, y que a nadie le importe. Si la abulia fuera por un tema menor, pongamos la conversión del FCB en SAD por su mala gestión económica, eso no me importaría. Si Sidenor parase pero hubiera un clamor popular tal que el gobierno hiciera lo que hiciera falta para que no parase, tampoco me importaría. Las dos cosas a la vez, sí. Porque los godos han cruzado y han campado a sus anchas.

Una siderúrgica tiene 3 costes: los propios de personal e instalaciones, el coste del material y el coste de la energía para transformarlo. Estamos hablando de industrias que tienen personal trabajando el día de navidad sin hacer nada, sólo vigilando que el horno no se apague, tan costoso sería volver a encenderlo y ponerlo a la temperatura correcta. Si el coste de la energía subiera lo suficiente para ser un producto demasiado caro para permitírselo, ellos serían los primeros en caer. Bien, están cayendo. Los primeros pueblos de la frontera ya están siendo saqueados.

Por la razón que sea, Sidenor ha sido el primero en caer. Si es un acto puntual es anecdótico, pero no creo que sea puntual. Otras harán lo mismo: siderúrgicas, cementeras, empresas del plástico, fábricas de vidrio, industrias de la cerámica, químicas, papeleras,... una detrás de otra, si no se corrige el rumbo la pesadilla estaría aquí. No tenemos energía suficiente para seguir activos.

El coste de la electricidad tiene dos orígenes: el coste de generarla y administrarla, y los impuestos, tasas y suplementos. Sin querer hacer sangre (ni preguntarme si al coste actual de la electricidad no serían rentables nuestras minas de carbón), tenemos la capacidad de generar energía que tenemos y lo que necesitamos de más hay que comprarlo al precio que nos marquen. Así que el gobierno puede hacer mucho, pero es un asunto en el que se siembra hoy y ha de recoger otro al cabo de muchos años, y eso si todos los del tiempo cuidan la siembra. Así que ya se imaginan. Aparte está el tema de los impuestos y tasas: se hinchan hasta lo indecible porque ¿quién va a no pagar, quién va a renunciar a la electricidad?

Pues Sidenor, sin ir más lejos. Y lo triste es que detrás vamos a ir todos los demás, si no se arregla.

Miren, la electricidad estaba racionada en 1939. Y en los primeros años 40, porque no teníamos centrales suficientes. Tras la primera reconstrucción básica, la prioridad siguiente fue conseguir la energía, porque era necesaria para el acero, el cemento y todo lo demás, y sin acero ni cemento olvídense de todo lo demás. Así que lo que había se destinaba a las industrias clave. Ahora no estamos en esa coyuntura, y las razones de la carestía no son las mismas. Pero el precio está tan desorbitado que el efecto puede ser el mismo; si antaño forzadas, mañana las empresas pueden decidir voluntariamente que no se conectan. Y si eso pasa, agárrense que vienen curvas.

 

He empezado el artículo hablando de los godos y los romanos. Lo de Sidenor puede ser una anécdota, si se resuelve bien, o puede ser un aviso: consumimos más energía de la que podemos obtener y eso convierte a la energía en un artículo escaso. Llevamos años anunciando que ese panorama es posible; el tema es lo bastante serio para que uno quiera que el gobierno y la sociedad se lo planteen como una realidad próxima si no se hacen cambios. Y éste no es un tema que se resuelve en el momento, exige planificación y estrategia nacional a largo plazo. Y cambios, muchos cambios.

Nadie de nosotros quiere vivir sin electricidad, así que ver a Sidenor renunciar a ella debería ponernos los pelos como escarpias. Porque cuando las barbas de tu vecino ves pelar es mejor que pongas las tuyas a remojar.

 

P.S.: acabo de enterarme de que también han parado su producción Fertiberia y Asturiana de Zinc. Y Ferroatlántica. No vamos bien. Y aunque se arregle, ya veremos qué inversor extranjero va a querer invertir en España.

 

Midnight oil - Beds are burning

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Hay un rumor por ahí

https://www.youtube.com/watch?v=Xv8FBjo1Y8I 

 

 

Ayer, un ingeniero. Me cuenta que está buscando un ayudante, y que nada. El hombre aún estaba pasmado de su última entrevista: "Y tenía 41 años, la tía". ¿Qué era lo que le asombraba? Él espera, ya está acostumbrado, que los jóvenes que empiezan no tengan ni idea de esto. Pero era una ingeniera de 41 años con un currículum. 

Quizá no estoy solo en mi lamento de que las nuevas generaciones vienen cada vez peor preparadas.

Esta mañana, subido a una cubierta, charlo con el técnico de prevención al que acabo de conocer. "Es que no hay nadie", me dice. Mira a la lejanía, y añade: "no se trata ya de aptitud, es que no tienen actitud". Me cuenta que le llegan muchos trabajadores por ETT, y que es descorazonador.

Decididamente, no estoy solo. Hay un rumor que corre por las industrias, las ingenierías y los talleres, y el rumor dice que no hay profesionales. Por usar las palabras que me han dicho: ni con aptitudes ni con actitudes.

Pero ¡tranquilos!: estoy yo, está el otro ingeniero, está el técnico de prevención. Estamos aún nosotros, y nosotros defendemos el fuerte. Pero vamos faltando. Y en unos años seremos muchos los que falten. No sé si habrá entonces un escenario apocalíptico, con una carencia clamorosa de profesionales en la industria española y teniendo todas las empresas que importar técnicos o renunciar a tener los conocimientos industriales que tenemos y que no tienen países como, pongamos Kenia, o estoy exagerando y el sistema se repondrá de manera natural. Porque esto es como el calentamiento global: cuesta creer que nuestro sistema educativo e industrial pueda colapsar.

Aunque una cosa sí puedo decir: esto no es un sambenito que se diga siempre desde la noche de los tiempos. Hace 20 años, tal vez 15, no digamos ya cuando yo era joven, este rumor no corría. Puede que hace 15 años tuviéramos desengaños con los chavales y empezáramos a pensarlo, pero nada más. No corría el rumor.



Tracy Chapman - Talkin abou a revolution

domingo, 29 de agosto de 2021

El que corta el bacalao

 https://www.youtube.com/watch?v=loNey3n6uuE

 

 

Durante 200 años España fue el gendarme del mundo. Quien partía la pana, quien cortaba el bacalao. Bajo su dominio surgieron los jesuitas y los mejores papas de la Historia, la Contrarreforma, los estados modernos y el dominio europeo del planeta; también las guerras civiles por la religión. Los franceses no cejaron de luchar contra España y consiguieron su decadencia (y con ellos nos trajeron la Ilustración), pero fueron los ingleses los que lograron el dominio mundial. En los 150 años que fueron los reyes del mambo se impuso el parlamentarismo, se produjo la revolución industrial y la explosión de las Ciencias, y el hombre blanco puso el pie allá donde quiso; pero la soberbia inglesa extendió la idea de que los no europeos eran inferiores a los europeos (y también los europeos con respecto a ellos; en general, tanto más cuanto de más lejos de Londres se era), inferiores incluso en la dignidad humana. Y su puesto fue tomado por sus otrora alumnos los Estados Unidos de América.

80 años después, el imperio americano afronta su ocaso. Nos han proporcionado el Estado del Bienestar (que hemos conseguido bajo su paraguas), la conquista del espacio e Internet. Pero también la corrección política que nos ha convertido en unos pánfilos decadentes. Y ahora, tras lo de Kabul y con un presidente octogenario (que hace parecer joven al septuagenario que gobernó antes y que ganó las elecciones a otra septuagenaria, esto parece el comité central del PCUS en los 80), su control universal se va a venir abajo.

El nuevo capo mundial, nadie lo duda, va a ser China. La pregunta que yo me hago es ¿cómo va a ser este dominio chino del mundo?

La verdad es que aún no lo sabemos. China lleva años extendiendo sus tentáculos, introduciéndose en todos los países y en todos los ámbitos, pero aún no ha empezado a cerrar la presa y hacer con nosotros lo que quiera. Hay personas, estoy seguro, que me tildarán de alarmista: Occidente saldrá adelante porque su luz es tal que los chinos caerán rendidos y se occidentalizarán. Me temo, empero, que lo que la Historia enseña no es eso.

Tomemos, por ejemplo, el Imperio Romano. Toda su grandeza y desarrollo no lo salvó de las invasiones bárbaras y la vuelta a la prehistoria que siguió a su desaparición (salvo en Hispania, porque los visigodos, como precursores y primeros invasores, coexistieron muchos años dentro del imperio y se romanizaron lo suficiente). Mil años después, el Imperio Romano de Oriente seguía a años luz del desarrollo en Occidente, pero aunque maravillaron a aragoneses y venecianos estos hicieron con ellos lo que quisieron. Los turcos selyúcidas los redujeron a su mínima expresión, y los turcos otomanos, sin más, los extinguieron.

Un último ejemplo, implicando al Lejano Oriente: los mongoles, de paleta cultura nómada, llegaron hasta el esplendoroso califato abásida de Bagdad... y lo arrasaron sin siquiera pestañear.

Así pues, China. Mercantilismo salvaje al servicio del partido único, una sola opinión válida, un solo destino de los beneficios. Ellos, y dentro de ellos, "ellos". Y nada puede interponerse en ese beneficio ni reducirlo. Mientras Occidente no trunque el flujo "natural" de los beneficios (el flujo "chino"), podrá hacer lo que le plazca; y como somos el epítome de lo acomodaticio, ya nos estará bien así. No seremos nosotros los que nos libremos de los chinos, eso será cosa de los indios, los indonesios, los musulmanes o ya se verá quien.

Mi miedo es que se imponga lo que creo que es la máxima máxima de todo chino, y en especial de sus mandamases, la famosa frase de Deng Xiao Ping que Felipe González adoptó como suya: gato negro o gato blanco, da igual mientras cace ratones. Porque la frase significa que el fin justifica los medios, y no hay nada más espeluznante que el que los poderosos que mandan opinen que el fin justifica los medios.

 

 

Rolling stones - Mixed emotions

viernes, 27 de agosto de 2021

Propósitos para el curso que empieza

 Muy fácil: este año, 2 y muy claros. 

El primero de ellos: el Código Estructural. El pasado 10 de agosto se publicó en el BOE el nuevo Código Estructural, que anula las instrucciones anteriores sobre las estructuras de hormigón y de las de acero, y además desarrolla la parte de estructuras mixtas de hormigón y acero laminado. Además, creo, aprovecha para asemejarse a los eurocódigos. En total, 1789 páginas de nueva norma. A los 3 meses de su publicación entrará en vigor el edicto, salvo que el encargo sea anterior a ese día (10 de noviembre de 2021) y la obra se empiece antes del 10 de noviembre de 2022. Por lo tanto, en este curso he de estudiarme esas páginas, saber qué cambia y porqué. O bien...

O bien hago como todo el mundo y compro una actualización de los programas informáticos, y ya sabrán ellos qué hacer. Sin duda, éste es el camino que elegirá la inmensa mayoría de los calculistas de este país; y como me huelo que siguiendo la tendencia de los últimos veinte años el nuevo enfoque de la norma será incomprensible para los humanos, creo que acabaré haciendo yo también lo mismo.

¡1789 páginas! La burocracia es un cáncer que se reproduce por sí misma sin control hasta acabar apoderándose de todo y anquilosando allá donde llega.

El primer objetivo es pues muy fácil. El segundo...

Mi segundo propósito es bimmizarme. Sí, ya sé, con todo lo que he despotricado (y despotricaré) acerca del BIM. Pero Galileo. Y también, la verdad, cuando uno tiene su currículo ya hecho y apenas me queda en el convento, las ganas que se tienen de luchar acaban evaporándose. Voy a intentar hacer las cosas en BIM, y que sea lo que Dios quiera. A quien quiera que me pida un croquis le responderé una semana más tarde con un modelo ifc. Quien me pida un plano, modelo ifc. Quien me pida una explicación, 600 páginas de listados numéricos. Con un poco de suerte, los que me pidan los croquis, planos y explicaciones serán pipiolos que no sabrán que lo que doy no es lo que pedían. Ésa será mi venganza, y poder hacerlo será, creo, lo que más me impulsarán a bimmizarme. Sé que es cuestión de fuerza de voluntad, porque mi impulso será siempre resolver las cosas de una manera fácil y rápida, pero confío en que me aliente el que prueben ellos su propia medicina.

Sí, se presenta un curso divertido.

jueves, 5 de agosto de 2021

¿Es el BIM un verdadero cambio de paradigma?

https://www.youtube.com/watch?v=BBMcgREgyXU 

 

 

Respuesta: sí, lo es. El BIM es la herramienta clave para que las máquinas tomen el control. Es la quintaesencia de la renuncia del control por parte de los calculistas, y tras ellos vendrán todos los demás.

A aquellos que, por no ser calculistas, no tengan la perspectiva suficiente: los ordenadores se crearon para ayudar a los calculistas. En el principio, los ordenadores sólo calculaban. Cálculos aritméticos, primero, geométricos después, algebraicos más tarde. Invirtieron matrices, aunque usted no sepa qué es eso o qué trascendencia tiene. Pero así fueron las cosas, empezaron como una herramienta de cálculo. Herramienta a la que se le fue sacando provecho, eso sí: atrévase ahora a vivir sin ordenadores.

Con los años, los ordenadores, los chips, los cerebros electrónicos, han pasado a ejecutar muchas de las tareas que antes hacían personas. Pero nunca tuvieron el verdadero control: detrás siempre había personas. Siempre hubo ingenieros. 

Calcular la estructura de un edificio es un cálculo complejo. Es tan complejo que, de hecho, muchas tipologías estructurales, muchas maneras de construir un edificio, han estado ligadas a las posibilidades de calcularlas. Dicho de otra manera: usted no sabe de ningún puente curvo que no se haya calculado con ordenadores. De tablero curvo en planta, quiero decir. Sin embargo, a medida que los ordenadores han sido más potentes y se han desarrollado programas de cálculo más complejos y capaces, se han ido diseñando puentes cada vez más espectaculares. Más difíciles de calcular, también. Ahora nadie proyecta un puente de tablero recto si puede evitarlo, qué van a decir sus colegas de él como lo haga. Y con los edificios pasa algo parecido. Bien, para ambas cosas disponer de ordenadores ha sido una gran ayuda. Primero, hacían las operaciones matemáticas más farragosas. Luego iteraron y dimensionaron. Luego se mejoró la manera de introducir los datos, de crear los modelos, y se introdujeron las normativas en los ordenadores para asegurarse de que los resultados eran conformes. Las normativas cambiaron y se diseñaron pensando en que fueran ordenadores los que comprobaran la conformidad de lo que se proyectara. Se volvieron ininteligibles para los humanos, aptas sólo para los cerebros electrónicos. Hasta los planos sacaban, los ordenadores. Pero en todo el proceso había un ingeniero a los mandos.

Llegó un punto en que la informática permitió a los ingenieros crear modelos de lo que se quería, pulsar un botón y obtener los resultados. El ingeniero había proyectado sin tener ni idea de las normativas y las exigencias, sin saber si lo que había proyectado era complicado o sencillo, grande o pequeño, estético o antiestético, práctico o aparente. Y todo ello sin dejar de escuchar su sinfonía favorita de Brahms.

Creo que fue a principios de los 80, cuando aparecieron las máquinas herramientas de control numérico: es decir, tornos, fresadoras, máquinas manejadas por ordenador. Empezaba la era del CAM, la mecanización ayudada por el ordenador. Y al mismo tiempo, el CAD: el diseño ayudado por ordenador. En cuestión de segundos apareció el CAE: la ingeniería ayudada por ordenador. El técnico, con su ordenador, diseñaba la pieza y su mecanizado. En 1988 me presentaron un programa que diseñaba placas de circuitos integrados. En minutos. Poco a poco los ordenadores fueron usurpando (la palabra es un poco agresiva, pero descriptiva) las tareas de las ingenierías, y al final llegó el futuro: dado que todo podía hacerse por ordenador, hágase por ordenador a la vez. El BIM.

El BIM es crear un modelo de ordenador en el que todos aportan lo que tienen que aportar. Una reproducción informática completa de lo que se proyecta, sea un edificio, un avión o un coche de F-1.

El BIM es un cambio de paradigma en dos sentidos.

El primero de ellos, ya he escrito muchas reflexiones al respecto, es que supone la desaparición del plano como lenguaje del técnico. Ya no se hacen planos, carecen de sentido. Sólo los últimos escalones de la cadena, los obreros de la construcción, los necesitan. Ellos y los del pleistoceno que estamos camino de la extinción o aún no nos hemos adaptado. Nadie más. Y, como he declarado a menudo, al no emplear planos se pierde la capacidad de entenderlos y se evoluciona a sobrevivir sin ellos, a no necesitarlos. El BIM es la muerte del plano, y cuando esté de verdad desarrollado e implantado ya no habrá más planos.

(disculpen un momento; la mera idea de lo que escrito es para mí tan impactante que necesito unos minutos para asimilarlo).

El segundo cambio aún no ha llegado, pero llegará. No creo que ocurra en menos de diez años, pero sin duda será un hecho consumado dentro de 20. Y no será que no se ve venir, hasta un austrolopiteco como yo lo sabe y lo anuncia desde hace años.

Los programas de ordenador han ido usurpando la tarea de los ingenieros. Con su "deja, que ya lo hago yo" han terminado haciéndolo todo. Hasta el punto de que los ingenieros hemos incluso dejado de saber qué había que hacer: el ordenador iba a saberlo por nosotros. A pesar de todo, la usurpación nunca había sido completa: entre otras razones, porque había cosas que los ordenadores no podían resolver. No estaban aún desarrollados lo suficiente, también tardaron muchos años en conseguir ganar a Kasparov. Pero ya lo están. 

Veamos un ejemplo: un arquitecto diseña un edificio y le pasa su modelo BIM al ingeniero calculista para que "calcule" la estructura. El calculista pasa el modelo BIM por su programa de cálculo, el programa añade al modelo BIM la estructura y el calculista devuelve al arquitecto el modelo BIM, ahora ya con la estructura incorporada. Después del calculista le llegará el modelo al ingeniero de aire acondicionado para que repita el proceso en lo que a él atañe, al de incendios, al fontanero, al electricista, al arquitecto de fachadas, a los especialistas en suelos, paredes y otros acabados, a los carpinteros de ventanas y puertas, a todos los demás.

El primer eslabón, el más débil, el primero en caer, es el calculista. Es el más maduro, el que más ha sido usurpado por el ordenador. El que menos sabe lo que hace. El más prescindible. El que menos razones tiene para seguir existiendo: el arquitecto, con su programa de modelar BIM, en un momento dado apretará el botón de "dimensionar estructura" y se le dimensionará la estructura. El arquitecto podrá cambiar lo que quiera, y con el botón de "chequear estructura" sabrá si sus cambios son aceptables o no. No necesitará al calculista para nada.

A la desaparición del calculista seguirán todas las demás, con procesos análogos. Incluso sensaciones tan subjetivas como el confort de los usuarios serán reguladas por los ordenadores. ¿Acaso no existen ya los edificios inteligentes, que se autorregulan para el confort de los humanos que los ocupan? El BIM diseñará las instalaciones para conseguir el confort que se le establezca, no les quepa duda. Y adiós a los ingenieros que las diseñaban.

No sé si los calculistas aguantaremos 10 años. 20 seguro que no, no cabe duda. Y los demás no vendrán mucho después de nosotros.

Aunque no creo que desaparezcamos; ése es el segundo cambio de paradigma que supone el BIM: redefine la función de los ingenieros.

¿Qué haremos los ingenieros? A ver, ha de quedar claro que los ingenieros nunca desapareceremos, salvo que la humanidad vuelva a las cavernas. El ingeniero es el ingenio humano, y siempre habrá alguien que quiera discurrir. Ahora bien, el camino que marca el BIM es que el ingeniero se dedicará a inventar, a mejorar, a controlar que las cosas sean correctas, y a resolver los imprevistos. Más o menos, lo que ya hacen los ingenieros en las fábricas.

¿Y los ingenieros especialistas?  De nuevo, los calculistas somos el futuro en el presente. Trabajaremos de asesores cuando nos requieran, apareceremos cuando surjan problemas, cuando haya accidentes o imprevistos, y sobre todo buscaremos los márgenes, las cosas que los ordenadores aún no saben hacer. ¿Qué caramba!, ¿acaso no hay en las tripulaciones de los grandes vuelos un "ingeniero de vuelo"? Uups, ya no: los ordenadores terminaron sustituyéndoles.

No sé lo que nos deparará el futuro, pero estoy seguro de que dentro de muchos años, cuando echemos la vista atrás, veremos la implantación del BIM como un hito señero en el camino que habremos recorrido.




Así somos - Lágrimas negras



viernes, 21 de mayo de 2021

El camelo 2050

https://www.youtube.com/watch?v=aXzVF3XeS8M 

 

 

Es posible que sea delito lo que opino de Sánchez, por lo que no lo escribiré. Pero ahora está en boca de todos, tras el varapalo de las elecciones madrileñas. Y es que quiso recuperar la imagen, presentando su "Agenda 2050"; o "España 2050", no lo sé porque no le he prestado atención. Sólo al hecho de que proclame que su política se basa en lo que ha de ser España en 2050.

Este tío es tonto del culo. Treinta años. En los tiempos que corren, 30 años es una enormidad. Hace 30 años no teníamos internet ni ordenadores en las casas particulares, los teléfonos móviles no se sacaban de las cabinas de los camiones o de los turismos de los ricachones. La Unión Europea era un Mercado Común de 12 países. Gorbachov mandaba en la URSS. El coche eléctrico era ciencia ficción. Los bancos prestaban el dinero al 20% y las hipotecas podían estar al 13%. Se leía en libros de papel y se escuchaba la música en vinilos y CD. EL VHS era el rey del salón y sacar 24 fotografías costaba una pasta. Escribíamos cartas y los profesores escribían con tiza. En los coches el aire acondicionado, la dirección asistida o los airbags eran extras muy caros... En fin, teníamos pesetas y frontera con Francia. 

Pero no hace falta hablar de estos tiempos postcontemporáneos. Hace 900 años, en Aragón reinaba Alfonso I; reinó 29 años. En esos años conquistó Ejea y las Cinco Villas, Zaragoza, Tudela, Tarazona, Calatayud, Daroca,... Todo el Aragón que hay bajo los Pirineos, vaya. Incluso le sobró tiempo para irse a invadir Andalucía. En esos 30 años Aragón cambió como la noche y el día. Hace 800 años reinó en Castilla Fernando III. En sus 30 años de reinado sacó a Castilla de la meseta y conquistó Andalucía salvo el reino de Granada y algunas pequeñas taifas, que las remató su hijo Alfonso. No hay comparación entre la Andalucía de 1220 y la de 1250.

Y el cambio no es sólo en España. Hace 700 años, 1320, el gobernante que dijera cómo iba a ser la Europa de 1350 años después se habría cubierto de gloria, pero de la que huele. La peste negra, ¿recuerdan? Y el que lo hubiera en 1420, hace 600 años... En 1429 apareció Juana de Arco, y la Francia que estaba a punto de desaparecer tras 100 años de paliza tras paliza de los ingleses dio la vuelta a la tortilla y en unos años les habían expulsado a su isla. En 1440 se inventó la imprenta. En 1453 cayó Bizancio, el saber emigró a Italia y comenzó la Edad Moderna. Hace 500 años, pongamos 1517, Lutero era un monje agustino y católico, los aztecas hacían sacrificios humanos y nadie había oído hablar de los incas, España no tenía ningún asunto en Europa... y el Sol giraba alrededor de la Tierra.

1920-1950. ¿Hay que seguir? Nadie sabe cómo será la sociedad dentro de 30 años.

Lo más chistoso del asunto es que hablamos del tipo que a su socio político principal lo nombró vicepresidente de su gobierno y, para que tuviera una cartera, ministro de "Agenda 2030". El socio es famoso entre otras cosas porque se pasó toda su etapa de vicepresidente viendo series de televisión en el sofá de su casa. Si no son capaces de formular propuestas para el 2030 ¿van a serlo para dentro de 30 años?

A mí se me caería la cara de vergüenza. Porque está claro que cree que los tontos del haba somos nosotros y que no nos damos cuenta de lo que pretende.

 

 

Taylor Swift - Love story 

sábado, 27 de febrero de 2021

Volviendo a los monasterios

 https://www.youtube.com/watch?v=mDZG-BM3AoI

 


Hace relativamente poco le criticaba a un joven ingeniero que el plano de sección que me mostraba carecía del sombreado que indica lo que se secciona. Cuál no sería mi asombro cuando el joven no entendía de qué le hablaba. Y es que, por lo que me contó, no sabía que era ese sombreado: nunca había estudiado Dibujo Técnico. Quizá fue entonces cuando comprendí lo que pasaba.

Desde hace muchos años vengo observando un descenso en el nivel de la enseñanza de los ingenieros. Pero siempre pensaba "bueno, ya les enseñará la vida". No me importaba que no aprendieran en la universidad, daba igual que un ingeniero no entendiera la fatiga de los metales; ya lo aprendería luego.

Poco a poco me fui dando cuenta de otro detalle: el arte del croquis se está perdiendo. El otro día me pasaron un plano de una escalera. Era incomprensible, así que el lunes, por pura diversión, le pediré a la arquitecta que me envíe el corte vertical de la escalera; y se lo pondré fácil, no le pediré un plano formal, sólo un croquis a mano alzada. Estoy seguro de que tardará unos días, pero me enviará un plano formal: no sabrá hacer croquis a mano. Me atrevo a decir que no conozco a ningún ingeniero menor de 50 años que haga croquis a mano alzada.

Es curioso: la vida no está enseñando a los ingenieros a hacer croquis a mano alzada. Y, sin embargo, el no saber croquizar no está deteniendo a los nuevos ingenieros. ¿Qué está pasando? Es simple: es un saber que ya no es necesario. Es como el joven ingeniero que no sabe representar un corte en sección. No sabe y no aprenderá, porque no lo va a necesitar. Con el diseño por ordenador, el BIM y todo eso, ese conocimiento es inútil. Teniendo en cuenta que el propio ordenador se comunica con las máquinas que fabrican, las representaciones y los criterios de dibujo destinados a facilitar que un operador humano entienda lo que se hace carece de sentido. Sé que suena pedante, pero es verdad: la cantidad de saberes de los que carecen los nuevos ingenieros nos haría enrojecer a los antiguos. Y si bien hasta ahora yo pensaba "es joven, ya aprenderá", hoy en día soy de otra opinión. Veo que todos los jóvenes son así, y veo que no aprenden. Y veo que con ordenadores que hacen el trabajo por ellos esos saberes no les son necesarios.

Entonces pienso que es un poco como la pérdida del saber que se produjo en la decadencia y tras la caída del imperio romano, que el saber de entonces quedó recluido en los monasterios, y ni siquiera todo, sólo una parte. Y que durante mil años apenas se produjeron avances y no salieron en esa sociedad genios que la hicieran avanzar.

Quiero decir, es algo que ya ha pasado antes. La pérdida colectiva de saberes. Nos cuesta creer, porque España fue el lugar donde menos se perdió el conocimiento tras la caída del imperio de Occidente (supongo que los visigodos fueron los menos bárbaros de todos, o también porque antes de las invasiones habían sido el pueblo que más había estado en contacto con los romanos y siempre se esforzaron en mantener la relación), pero por ejemplo en Inglaterra volvieron a la edad de piedra, ni si quiera a la del bronce. Hasta el punto de que perdieron el conocimiento de cómo hacer ladrillos y tejas.

Pues bien, pienso que ahora nos está pasando algo parecido. Por lo menos en España. España está perdiendo, como sociedad, saberes. Y es que el saber no va sólo por épocas, también por países: no es el mismo conocimiento tecnológico el que tiene Alemania que el que tiene Etiopía, por ejemplo. Pues España va perdiendo el suyo. Llegará un momento en el que el conocimiento nos vendrá de fuera. Y no nos vendrá todo: muchas cosas no sabremos hacerlas. No seremos capaces.

La trampa de esto es que es un proceso gradual. Lento. De manera que todos conocemos casos de ingenieros jóvenes que inventan, que desarrollan, que descuellan. Claro que sí. Pero cada vez serán menos. Cada vez estos se irán antes a Estados Unidos, a Alemania, a Japón. Llegará un momento en que seguiremos teniendo ingenieros españoles inventando, sí, pero estarán allí. Y, como los romanos, no lo veremos venir. Es lo que yo denomino una jaula Daniel Quinn, una en la que no te das cuenta que te estás metiendo hasta que ya no puedes salir.



Mariachi Chávez - El cascabel

jueves, 21 de mayo de 2020

Imponiendo el progreso por ley




Leo que se va a aprobar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y que recoge que, en la práctica, a partir de 2040 ya no se venderán coches de combustión interna. Y que a partir de 2050 ya no podrán ni circular.

Y la prohibición incluye a los híbridos. O todo eléctricos, o nada.

¿Por dónde empiezo?

Por la economía: ¿quién se va a comprar un coche sabiendo que tiene una fecha de caducidad ridícula para un bien que es el segundo en importancia para una familia tras su propio hogar? ¿Quién se va a comprar un coche en 2038, por ejemplo?

¿Qué vamos a hacer con la industria automovilística?

¿Cómo vamos a conseguir que las multinacionales del sector inviertan en las plantas que tienen en nuestro país?

¿Qué va a pasar con la enorme cantidad de impuestos que proporciona la venta de gasolina y gasoil?

¡Cómo se nota que los problemas económicos que se generen no los tendrán que afrontar nuestros gobernantes de ahora!

Desde el punto de vista técnico: ¿usted cree que nuestra Técnica ha avanzado lo bastante para tomar esa decisión? ¿Se es consciente de lo que se tardó en tener un país diseñado para el vehículo con motor de explosión y lo que puede costar cambiarlo para vehículos eléctricos? No, no se es consciente. Porque todo el que responda que preparar España para los coches costó 20 años, 50 años, 60 años,... está claro que no tiene idea. Porque ¡aún no hemos terminado! No tenemos las ciudades preparadas para los vehículos que tenemos. No hemos encontrado solución alguna, lo único que se nos ocurre como remedio efectivo es prohibirles la circulación. Eso no es adaptarse al coche, es negarlo.

Pero mi mayor objeción es filosófica: ¿se puede imponer el progreso a golpe de decreto? Quiero decir, si el coche eléctrico ha de ganarle la partida al coche de combustión interna, dejémosle que la gane limpiamente. Y si no se la va a ganar, no lo proclamemos ganador. ¿Usted se imagina que en 1978 el gobierno hubiera proclamado que por ley a partir de 1986 todos los grabadores de vídeo en España serían del sistema 2000? ¿O que el año 2000 se dijera que a partir de 2010 quedaba prohibida la venta de discos, casetes y cd y de aparatos que los reprodujeran y que a partir de 2018 la música sólo se podría oir en formato mp3?

Si el motor de combustión ha de morir, que sea el Progreso el que lo mate, no la ley cuando todavía se encuentra en pleno vigor. A fin de cuentas, creo que no es ilegal circular en coche de caballos. Sí en ciertos caminos, pero en muchos no. Y lo mismo le ha pasado al servicio de telégrafos, que se cerró cuando ya estaba en la práctica muerto.

En fin, un coche de gasoil tiene una autonomía de al menos 800 km y se recarga en 5 minutos. Y cuando circula tiene una capacidad de aceleración que le permite salir de muchas situaciones comprometidas. Un vehículo eléctrico tiene una autonomía de 200 km. Su velocidad, en carretera, es muy justita, y eso llaneando. No tiene capacidad de aceleración instantánea. Y tarda en recargarse unas 2 horas. El vehículo de combustión tiene problemas, sí, y el ruido es uno de ellos. Pero el vehículo eléctrico no resuelve esos problemas, y añade además los suyos. Como el ruido: si no lo oye venir, no se apartará. Y hay multitud de caminos y carreteritas donde los coches conviven con peatones y ciclistas.

Insisto, no defiendo al coche de combustión interna ni ataco al eléctrico. Lo que digo es que la supremacía del nuevo sobre el viejo debe ganarse a través del Progreso, no por ley. Y menos por una ley dictada 30 años antes.



Snow Patrol - Chasing cars (en concierto)


martes, 5 de febrero de 2019

De taxis y flores (y II)





Hace unos años cerró el servicio de telégrafos en España. Desapareció porque nadie enviaba ya telegramas. Ante esa realidad, la medida era obvia. ¡Qué le vamos a hacer!

Hace unos días (o dentro de unos días) se retiraron las cabinas de teléfonos. En un mundo en el que cada persona mayor de 11 años tiene al menos un teléfono móvil, las cabinas se usan tanto como los quinqués: de nuevo, está claro.

Es lo que tiene el Progreso: cambia las cosas.

Hoy los taxistas protestan contra las VTC. El sector del taxi está hiperregulado por la Administración, y las VTC no. Así que esta historia va de que las VTC son competencia desleal. No según la ley, pero compite sin seguir las mismas reglas. A veces el Progreso tampoc sigue las reglas de lo establecido. Los correos electrónicos no pagan sellos postales.

Las flores. Unos tipos de Barcelona han montado una empresa por internet para vender flores. Ahora uno, desde su móvil, les encarga a ellos las flores y listos. Se supone que son más baratos; ellos dicen que sí, que lo consiguen porque ahorran pasos en la cadena de distribución de las flores, al tratar directamente con los agricultores y primeros pasos de esa cadena. Si triunfan, y si no son ellos otros lo harán, las floristerías y los mercados de flores están condenados a la extinción.

La florista de mi barrio se llama Concha. Yo no suelo comprar flores a menudo, pero cuando lo hago la conversación con Concha es importante. Es un placer comprarle flores a Concha. En definitiva, pago el extra que supone la calidad del servicio de Concha. Es lo mismo que cuando compraba los libros a la librera del barrio, lo que son los comercios de proximidad. Encarecerán el producto, no lo niego, pero...

Pondré otro ejemplo de viejo: lo más seguro es que casi ninguno de ustedes haya comprado billetes de avión en una agencia de viajes. Fueron una de las primeras víctimas de internet, me atrevo a decir que el primer sector de la venta electrónica: a fin de cuentas, la herramienta electrónica ya existía pues lo que hacía el empleado de la agencia era comprar él el billete electrónicamente. Con internet, el ahorro de la comisión de la agencia fue incentivo suficiente para el triunfo.

Pues bien, nadie que no haya comprado en una agencia puede valorar su trabajo. La tranquilidad, la confianza. El valor de sus consejos. Algo innecesario para los viajeros frecuentes, pero valiosísimo para todos los demás. Así que siendo la compra de billetes parte del proceso de volar Internet ha abaratado el vuelo pero al coste de reducir su calidad.

El caso de Uber y Cabify no es del todo así porque la base de las VTC es la contraria: pueden mejorar el servicio que da el taxi costando menos, y lo hacen. El coste, claro está, es que no cumplen las normas de los taxis. Cumplen las que aportan, no las ineficientes, las que obstaculizan. Hasta qué punto esas normas ineficaces fueron promovidas por el sector del taxi para impedir su cometencia y cuánta fue fruto del insaciable deseo de la burocracia por controlar todo, no lo sé, pero es así.

¿Quién triunfará? La clave es que Uber y Cabify ya existen. Hay gente que los ha probado y esas personas querrán repetir, por lo que no van a desaparecer, y si existen cada vez más gente probará las VTC, querrá repetir y las demandará. Los taxis, me temo, se van a reconvertir en VTC. ¿Por qué no? Harían lo mismo, pero sin cumplir las reglas que han de cumplir si son taxis y no VTC.

Entonces, ¿qué o quién se opone al cambio?

Primero, quién. Ésa es fácil: la Administración, que quiere siempre controlarlo todo, controla a los taxis y se le escapan las VTC. Lo que va a intentar es hiperrregular las VTC hasta que éstas sean taxis. Una pelea dura, la Burocracia versus la Libertad y el Progreso. Pronóstico: el Progreso, renunciando a la Libertad.

En segundo lugar, el qué. Y el qué también es fácil: el importe pagado por el traspaso de las licencias de taxis. Se ha llegado a pagar más que por un piso, y el taxista primo ha quedado rehipotecado de por vida. Su única salida es, al jubilarse, traspasar la licencia por ese importe, recuperar el dinero y que le sirva de pensión de jubilación. Para eso, la licencia tiene que mantene el precio actual de traspaso, y si no será su ruina. Y para que se mantenga, no ha de cambiar nada.

Yo lo siento, pero este qué no es rival. Es un colectivo pequeño que deberá reconvertirse cual minero de carbón o repartidor de hielo.

Y, a todo esto, ¿qué será de nosotros? ¿Nos mejora nuestra vida, esta faceta del Progreso, o la empobrece?

¡Bah, qué importa! Somos duros, pase lo que pase nos adaptaremos y sobreviviremos. Somos los reyes de la Creación.

Como las cucharachas.





Jean Paul Martini - Plaisir d'amour

sábado, 3 de junio de 2017

Tekla: formando tontos




Estos meses he participado en algunos proyectos que se han desarrollado con el sistema BIM. El sistema BIM lo define la wikipedia como:
El modelado de información de construcción (BIM, Building Information Modeling), también llamado modelado de información para la edificación,1 es el proceso de generación y gestión de datos de un edificio durante su ciclo de vida2 utilizando software dinámico de modelado de edificios en tres dimensiones y en tiempo real, para disminuir la pérdida de tiempo y recursos en el diseño y la construcción.3 Este proceso produce el modelo de información del edificio (también abreviado BIM), que abarca la geometría del edificio, las relaciones espaciales, la información geográfica, así como las cantidades y las propiedades de sus componentes.
Desde tiempos remotos, el diseño de los edificios ha partido de ideas de los técnicos, que éstos explican a sus delineantes, y que los delineantes plasman en planos que ellos dibujan. Los planos son rayas, líneas, arcos, rellenos,... dibujos en una hoja de papel o equivalente y que una persona con pericia puede a su vez interpretar, entender la idea del técnico, y construir esa idea. El sistema se puede informatizar, claro: los planos ahora se dibujan por ordenador, usándolo como un tablero electrónico; los cálculos, las mediciones, las descripciones... todo es susceptible de informatizarse. Pero el esquema básico se mantiene.

LLega un momento en que los programas de ordenador mejoran tanto que permiten cambiar este esquema. El cambio principal lo tenemos en que el ordenador ya no es un tablero electrónico que dibuja líneas y arcos, sino que recibe directamente las intenciones del técnico: vigas y columnas, tuberias, muebles, paredes, embaldosados, pinturas,... Ya no se dibuja algo que representa una puerta: directamente, se le marca al ordenador que ahí va una puerta. El ordenador ofrece muchos modelos de puerta, y se elige uno. Y el ordenador se encarga de todo lo demás: aparecerá en su sitio en todos los planos en los que deba, se tendrá en cuenta en las mediciones y el presupuesto, se despiezará su carpintería, se tendrá en cuenta su comportamiento al fuego... Ya nos podemos olvidar de la puerta. Más aún, si alguien quiere moverla o eliminarla, el ordenador se encarga. Todos tranquilos: es el BIM.

En el caso de las estructuras, el proyecto tradicional incluía un paso que los demás oficios tenía una importancia pequeña, y que en la estructura es la parte del león: el cálculo. Bien, del cálculo por ordenador y su evolución ya he hablado muchas veces en este blog, así que no me extenderé. De momento, los programas de cálculo evolucionan unos (CYPE, TriCalc,...) hacia generar ellos mismos los planos de estructuras, en un camino que no tiene futuro, y otros hacia transmitir la información a un programa "de dibujo" que sea propio del BIM. Es decir, conectarse con el programa que modela el edificio o proyecto. Es el camino correcto, porque llegará el día en que ambos programas se fusionen y al modelizar el edificio ya evalúe las cargas que ha de soportar y genere la estructura soporte. Sí, no es culpa mía si los calculistas tenemos tanto futuro como los aparcacoches de los bingos.

El caso es que, como decía al principio, he estado colaborando con dos proyectos BIM. Y es el futuro, pero en ambos casos mis sensaciones han sido negativas. ¿Por qué?

En primer lugar, mi colaboración en el diseño ha sido mínima. En el primero de ellos, un día me vinieron con la idea general, y aporté un predimensionado suficiente para que siguieran desarrollando esa idea. Tiempo invertido: unos minutos de presentación, charla insustancial y exposición del proyecto, unos minutos para que me expliquen qué querían de mí a esas alturas, y unos tres minutos en describirles de palabra un sistema estructural y unas dimensiones  aproximadas. Con eso se apañaron y modelizaron su edificio. Supongo que el proyecto evolucionaría, participarían más personas, no lo sé: no me tuvieron al corriente. 

Unos meses después, me vinieron con que la cosa tiraba para adelante y querían que me reafirmara en mi predimensionamiento y les explicara cómo resolver algunos detalles. Aquí sí que tuve tiempo y pude hacer cálculos, pero no hice mucho más. Luego me pidieron que les enviara algunos detalles de estructura para ellos ver cómo querría yo hacerlos, pero ya se encargarían ellos de dibujarlos.

Y fin. No sé si volverán cuando estén en la fase de obra, y no sé si quiero que lo hagan. El proyecto, no lo he dicho, era de un laboratorio de I+D. Pero no se me puede tener en cuenta como parte del equipo de proyecto, pienso yo. Y no lo pondré en mi currículum.

El segundo proyecto era mucho más complejo, y es comprensible que se gestionara peor desde el punto de vista del BIM. Como era más complejo, tuve que emplear programas de cálculo mucho más potentes, de ésos en los que modelizas el edificio completo, le das a un botón y a los dos minutos el ordenador escupe dónde hay que reforzar y dónde se está sobrado. Luego, el programa transmitía el modelo al programa Tekla, que es ya un programa BIM. Y un operador del Tekla se encargaba ya de todo lo demás, fin de mi participación.

A mí no me gusta el programa Tekla. Sin embargo, a los tontos les encanta. Porque genera perspectivas del conjunto de la estructura. Esas perspectivas no valen para medir ni para construir, por lo que en el método clásico de los proyectos no se hacían, pero dan una idea de lo que se quiere hacer. Los listos, viendo las plantas y los alzados no necesitamos la perspectiva, pero ya digo que los tontos sí. Así que a los tontos les encanta el Tekla, y no se puede discutir con tontos.

Tampoco me gustan los planos que genera Tekla, pero entiendo que es una cuestión de gustos, y que el programa tiene todavía mucho margen de mejora: también los copistas medievales pueden decir que prefieren sus iluminados a una página escrita con una máquina de escribir. He de asumir, una vez más, que soy un ingeniero del pleistoceno.

Pero lo que más me impresionó del programa Tekla es lo que permite: permite que un tonto "dibuje" la estructura metálica.

Dentro de las artes clásicas de la delineación, la delineación de la estructura ha sido un arte completa en sí misma, en especial la estructura metálica: para dibujar estructura metálica el delineante tenía que ser ducho en estructura metálica, no valiendo de nada la experiencia en otro tipo de planos. Y una de las mayores dificultades del dibujo de la estructura metálica es la concepción espacial. Si el delineante no tiene la pericia necesaria, el técnico - o el programa de ordenador- debía croquizar lo que el delineante debía dibujar, en este caso casi "calcar", pero si tenía oficio, bastaba con que el técnico explicara la solución: el proyectista la entendía, se la imaginaba en la cabeza y podía dibujar las plantas, alzados, secciones y despieces necesarios.

Esta misma habilidad de imaginación espacial servía para detectar los problemas y proponer soluciones, chequear lo dibujado, etc.

Pero esta habilidad conceptual no sólo se obtiene por nacimiento: se ha de desarrollar con la práctica; si no, se atrofia.

Pues bien, con el Tekla no se necesita. Con Tekla no hay que imaginar nada; uno modeliza un elemento, y el elemento aparece íntegro en la pantalla, incluyendo su interacción con los demás. El operario puede acercarse, girar la vista,... no tiene que imaginar. No tiene que esforzarse. No tiene que tener ninguna habilidad para imaginar objetos en el espacio. Es genial, ¿verdad?

Es genial. Ahora cualquiera puede dibujar estructura metálica.

¿Saben que pasará?

Que serán los tontos los que dibujen la estructura metálica. Los listos, que siempre escasean más que los tontos, se dedicarán a cosas para las que aún no valgan los tontos.

¿A que es genial?



Christina Perri - A thousand years

sábado, 21 de enero de 2017

Amazing Grace y 10 canciones que sobrevivirán y no son de los Beatles




Cuando John Newton compuso la famosa canción Amazing Grace, seguro que no se imaginaba lo popular que iba a ser tantos años después. Y es que a) usted conoce la canción, o como mínimo al oirla se le hace muy conocida, y b) la compuso ¡en 1773

Puede, por cierto, que al oir la versión que le propongo eche de menos las gaitas. Eso es porque la banda militar del regimiento de caballería de dragones Royal Scots grabó una versión sólo con gaitas que se ha hecho tremendamente popular: en las series y películas americanas, cuando matan y entierran a un policía de Boston o de Nueva York, siempre suena esta versión de gaitas. 

El caso es que el otro día estaba oyendo una canción moderna (de 1980, para mí lo es), y pensaba que era una canción fabulosa. Pero esta mañana, mientras hacía mis abluciones, quise oir unas arias de Haendel, y me dio por pensar si dentro de cien, doscientos o trescientos años seguiremos oyendo las canciones que ahora tenemos por fabulosas. No me cabe duda de que los Beatles, por descontado, seguirán sonando; pero ¿y los demás? Bueno, yo creo que un puñado de canciones sí lo conseguirán. No Sergio Dalma o Lady Gaga, claro, pero hay algunas que ya llevan un trecho, más de cincuenta años incluso, y siguen sonando tan frescas y tan imprescindibles como el primer día.

Así, como es mi línea habitual, les voy a proponer en las próximas entradas mis diez canciones que no son de los Beatles favoritas para que sigan cantándose dentro de doscientos años. Puede que algunas de ellas ya las haya incluido en artículos anteriores, pero me da igual. Son todas excelentes. ¡Y las que se quedaron fuera!  Ya sé que cuesta creer que Another brick in the wall no vaya a sobrevivir, pero yo no estoy diciendo que sólo lo consigan las 10 que he elegido, y tenía que seleccionar a sólo 10, si no vaya birria de lista. Por descontado, no saldrán por orden de calidad o de probabilidad de éxito, sino por el alfabético.

En fin. La gracia está en que usted, aquí y ahora, se haga su propia lista de las 10 canciones que no son de los Beatles y que seguirán oyendo las generaciones futuras. ¡A ver cuántas coinciden con las mías!



John Newton - Amazing grace

martes, 13 de septiembre de 2016

Operación salvar la Fabla



Parece ser que en algunas zonas remotas de las montañas que separan Polonia, Eslovaquia y Ucrania existen poblaciones que sólo se rascan la oreja izquierda con la mano derecha pasando el brazo por detrás de la cabeza. Y para rascarse la oreja derecha emplean la mano izquierda, también pasando el brazo por detrás de la cabeza. Algunos autores opinan que tal inveterada costumbre podría provenir de cuando los godos poblaron esas llanuras hacia el siglo I a.C., aunque estudios más modernos podrían demostrar que es más antigua, proviniendo incluso de los primeros indoeuropeos que pisaron Europa. Por desgracia, este hábito se está perdiendo a medida que los más ancianos van muriendo, y las autoridades eslovacas han decidido reinstaurarla (sólo en los poblados que caen en su territorio, claro está), por lo que se han dado instrucciones y los maestros, padres y adultos en general caminan con una vara en la mano para golpear a los niños que no se rascan la oreja a la antigua. Se ha establecido, además, que los niños a los que se enseña la ancestral costumbre serán sólo los de 9 años o menos; a los mayores se les da por perdidos.

 
 
Si no lo digo reviento.

He leído hoy en las noticias que el gobierno de Aragón ha decidido que los 13 niños de Panticosa, los 6 de Hecho y los del valle de Benasque de la educación infantil (de 3 a 6 años) tendrán las clases en aragonés (en el aragonés de cada valle, en realidad). El objetivo es que la Fabla no desaparezca. Porque la Fabla está a punto de desaparecer. Y claro, no puede ser. Hay que reimplantarla, que vuelva.

¿Saben? La gente muere. Es triste, pero ocurre. Y una vez muerta, no vuelven a la vida. Ya está, pasó, sigamos adelante.

Los idiomas también mueren. Es ley natural. El idioma de sonidos guturales de los primeros pitecos, los bisabuelos de nuestros gobernantes, también desapareció. ¿Y qué? Desaparecen cuando las últimas personas que lo hablaban mueren. Como el resto de personas vivas tiene a su vez un idioma, pues no pasa nada, no hay mayor drama. Y si el drama es que se pierde el idioma con el que se escribió la epopeya de Busuruzutlza y no se puede traducir a ningún idioma moderno, seamos francos: aunque se pudiera traducir, ¡nadie iba a leerla, y usted menos que nadie! Así que, en realidad, no hay pérdida que lamentar.

Cuando yo era chico, el aragonés estaba arrinconado en los valles pirenaicos. Pero era localizable, a veces se sorprendían conversaciones en Fabla, y en el Prepirineo, si no se hablaba, sí se comprendía. Y tuve un ingeniero de Jaca en la fábrica, más joven que yo, que no hablaba Fabla pero su madre sí. Pero ésas son vivencias del siglo pasado. Ahora, cuando leo un artículo en el Heraldo u oigo un pregón de fiestas en aragonés me suena más al animal que sólo pervive en los zoológicos.

Por lo que a mí respecta, y así lo he manifestado en muchas ocasiones, la existencia de idiomas múltiples es un problema. La primera diferencia que encuentra un español con un portugués es que cada uno habla un idioma distinto y no se entienden bien. Si los dos hablaran el mismo idioma, se darían cuenta de que apenas son diferentes. Lo mejor sería que sólo hubiera un idioma en el mundo, así todos nos entenderíamos con todos; y, en consecuencia, cuantos menos idiomas haya, mejor.

Por otro lado, tengo cierta experiencia viviendo en esta piel de toro, y auguro que esta iniciativa sólo traerá problemas. Munición para los que quieren arruinar nuestra convivencia. ¡Exaltemos las diferencias entre nosotros! ¡Busquemos que los otros no nos entiendan ni entiendan nuestras tradiciones! De verdad se lo digo, si España no hubiera sido tan tolerante (o tan estúpida) en cuestiones idiomáticas y hubiera sido como, sin ir más lejos, Francia, otro gallo nos estaría cantando ahora mismo.

Y si quieren ustedes la prueba última de que esta medida es una estupidez, fíjense lo que pasa entre nosotros, donde el catalán es la lengua obligatoria de la enseñanza: los políticos llevan a sus hijos a colegios que no cumplen esa norma y no enseñan en catalán. Que eso de las lenguas locales está muy bien, dicen, pero no lo quieren para sus hijos.
 
 
 
Creedence Clearwater Revival - Born on the Bayou