martes, 26 de febrero de 2019

Los libros de texto





Una comentarista en un blog que sigo se quejaba, como botón de muestra de las cosas que nos pasan aquí, de que en un trabajo sobre la geografía de Cataluña en el curso de 4º de primaria de su hijo pequeño se incluía la frase (traduzco) ‘Cataluña es una nación con una lengua y cultura propia’.

En efecto. Cosas como éstas ocurren a cada rato. A los niños, desde pequeños, se les repite una y otra vez la frasecita de marras. Conceptos que han de estudiar, leer con atención e intentar retener en su memoria para responderlo si les preguntan. Y no es sólo en 4º de primaria, es en todos los cursos de la enseñanza preuniversitaria. Un dogma que no se discute, sólo se interioriza y se acepta como verdad suprema.

Por supuesto, el padre o madre que quisiera protestar ante el maestro por lo erróneo del concepto o lo tendencioso de su formulación sabe, seguro, que su hijo va a estar catalogado como el hijo de un protestón, cuando no un españolazo; en cualquier caso, alguien con el que es mejor no tener relación alguna. Eso, huelga decirlo, no es nada beneficioso para el niño, por lo que el padre y la madre van a decidir que la vida es muy dura, que hay que morir al palo y que toca aguantarse.

Eso, cuando el progenitor lo detecta. ¿Se leen los padres el material escolar de sus hijos? Lo dudo mucho. Así que ni nos podemos imaginar todo lo que circula sin que nos enteremos.

Lo peor de esto es que hay poco que hacer. La defensa que harían si se les acusara (algo que, insisto, no va a suceder jamás mientras ellos y los de su cuerda manden, no en vano el profesorado es el sector laboral en el que más implantación tiene el separatismo, alcanzando porcentajes muy alejados de la media de la sociedad y que claramente nos indica que algo pasa), es que no dicen ninguna mentira. Y es que en literalidad puede ser correcto. El empleo de la palabra nación… puede usarse la acepción 17ª del diccionario aunque cualquier persona la interprete con la acepción 1ª (números puestos como ejemplo). De esta manera el autor (y el maestro) consigue que el alumno, que no está prevenido, la interprete con la acepción 1ª y al tiempo puede defenderse de una hipotética acusación diciendo que él quería que se interpretara como la 17ª. Y lo mismo con lo de propia: el luxemburgués es una lengua propia de Europa, como el noruego. Es el otro quien interpreta que “el luxemburgués es la lengua propia de Europa”. La cosas clama al cielo porque se podría haber escrito “con 600 lenguas y 800 culturas propias” y así quedaría más ajustado a la realidad, y conscientemente no se ha hecho. El ánimo de manipular existe, de eso no hay duda.

Pero lo importante es que si se les llevases ante el juez, pueden alegar esta defensa.

Y esto, la verdad sea dicha, es que no sólo pasa en las escuelas. Los medios de comunicación, cualquier escrito no íntimo, las conversaciones normales entre conocidos,... este tipo de dogmas se repiten tantas veces como si nada que al final la mayoría de las personas termina interiorizándolos y aceptándolos como realidades indiscutibles.

Por otro lado, frente a la literalidad de la letra está “el espíritu de la ley”, es decir: no nos vengas con excusas que todos sabemos lo que querías decir. Y el espíritu de la ley es lo que debe predominar siempre. Sólo los fulleros y los fanáticos hacen prevalecer a la literalidad.

Por eso duele saber lo que está pasando con los libros de texto y lamentamos que no haya una Alta Inspección o un Ministro del ramo que diga que no nos vengan con monsergas, que escriban en los libros de texto lo que quieren que el lector entienda sin error de interpretación posible. 

Quizá el 28 de abril algún partido lleve cambiar esto en su programa electoral, esperemos que sí. Tendría mi voto.





Fleur East - Sax

miércoles, 20 de febrero de 2019

La hora de la verdad






Estos días estamos de juicio. El juicio a la parte apresada de la cúpula de los separatistas catalanes. Dejando de lado los mensajes mendaces, manipuladores y torticeros que emiten los separatistas no apresados (TV3 y medios de comunicación separatistas, sobre todo, pero también políticos y opinadores por libre en las redes sociales), hay tres aspectos que me han llamado la atención en estos primeros días.

1.- El empleo del catalán

Es un tema del todo menor, pero arguyen algunos acusados y su claque que han de tener derecho a expresarse en catalán durante el juicio. Aducen que en español no se defenderían igual de bien.

Me sorprende. No que no sepan español, que podría ser (si se juzgara a Marta Rovira y a algunas consejeras, sería hecho cierto), sino que sean personas que han alcanzado altos cargos dentro de la Administración del Estado - un vicepresidente de comunidad autonómica, una presidente de parlamento autonómico, etc.- sin saber expresarse con suficiente soltura en español. Si no entienden las preguntas (de nuevo, sorpresa siendo cargos tal altos) se les pueden dar las aclaraciones pertinentes, pero su alegación es que no sabrían expresarse ellos.

Bien, pues que lo reconozcan. Que reconozcan que se puede tener un elevado cargo público en España, con derecho a chófer, sueldo más alto que el del presidente del gobierno y resto de canonjías, sin saber expresarse en español. Y entonces se buscará una solución. Luego, que vayan por ahí diciendo que el catalán está oprimido, el español impuesto y blablablá.

Todo lo demás son ganas de tocar lo que no suena. Y eso, a mí no.

2.- Las estrategias de defensa

Son variadas. Unos están empleando una defensa verdadera: yo no hice lo que usted dice que hice, pruebe usted que yo lo hice y que lo que hice es el delito que usted dice que es. De momento, Forn. Esta línea de defensa se combina y basa, además, en que "era todo mentira, señoría". La declaración de independencia era de mentira, no era de verdad. Por eso no cometieron ningún delito. Tal cual y sin pestañear.

Otros están empleando la defensa "esto es una farsa". Junqueras, y creo que Romeva. Se basa en no contestar a la acusación y aducir que todo es una farsa, un juicio político, que son presos políticos y resto de monsergas. Que votar no puede ser un delito y que en cambio impedir a porrazos que la gente vote sí que lo es. Falacia tras falacia, éstos son los que tienen a su claque en el séptimo cielo: joder qué tíos, les están dando sopas con ondas a esos estúpidos fiscales y jueces. Reconozco que nos están tocando las narices un rato con esas proclamas, sobre todo porque el juez jefe no está permitiendo a los fiscales responder a esos discursos políticos, pero… aún hay partido, y salvo que esto sea una farsa y un juicio político con el PSOE al mando, estos tíos se van a chupar más cárcel que Rudolf Hess.

Y los capitostes convergentes, Rull y Turull, están… haciéndose el tonto. Yo no sabía nada. Pero nada de nada. ¿Papeletas? Sí, había, yo las usé para votar, pero no sé de dónde salieron. ¿Urnas? Sí, había, yo hice la presentación en público. Pero no sé cómo se consiguieron ni dónde se guardaron. Sí, yo firme el decreto de convocatoria del referéndum, pero no organicé nada ni sé como se organizó ni quién lo hizo… Suena a chiste, pero estoy trascribiendo respuestas que de verdad han dado. Y que no, que no se gastó un duro público. Que todo fue espontáneo, voluntad popular, que era algo que organizó la gente motu propio sin ninguna dirección.

Y otro argumento que emplean: hicieron una ley (catalana) que legalizaba el referéndum, y antes de que el gobierno central la impugnara por inconstitucional ellos convocaron el referéndum. Por lo que estaban dentro de la legalidad en ese momento.

¡Te cojo las llaves del coche! Y antes de que te dé tiempo a decir que no, salgo por la puerta y me lo llevo. Son como niños.

Ya veremos qué tal les sale la jugada.

3.- El verdadero argumento

La verdadera defensa que esgrimen todos es que no importan las leyes: tenían un mandato del pueblo, estaba en su programa electoral (falso: sus programas nunca hablaron de un referéndum) y lo que hicieron fue cumplirlo. Quedaba así legitimado ese programa electoral al ganar las elecciones (¡el 47% de los votos válidos!). Dicen que, puesto que ningún tribunal les impugnó ni les prohibió el programa electoral, lo que éste proponía era, automáticamente, legal.

Y lo peor es que la masa de su claque se lo cree de verdad.

La masa separatista de verdad cree que el 47% de los votos es un mandato popular y que representa a la mayoría de Cataluña. Esto se puede entender por la sencilla razón de que ellos de verdad creen que quien no piensa como ellos no es catalán, es un español.

Pero lo alucinante es que crean que era legal por estar en el programa.

Si un partido, pongamos Vox, ganara las elecciones y en su programa electoral estuviera la supresión de la autonomía catalana y, ya puestos, la conculcación de los derechos políticos de los censados en las provincias catalanas o, por seguir en un terreno hipotético, la prevalencia del varón frente a la mujer en cualquier disputa o competencia, ¿podrían aplicarlo? El argumento que están empleando los separatistas es que sí porque al ganar las elecciones están por encima de la Constitución.


Ítem más: se les llena la boca a todo el conjunto separatista que "lo que es inadmisible es el Estado usando los tribunales contra la voluntad democrática". En otras palabras: los políticos estamos por encima de la Ley y no sujetos a ella. Esto, en España, ni en la Edad Media.
Llegados a este punto, lo único que puedo decir es que sobran las palabras.
Ainda dúo - Recuerdos de Ypacaraí

martes, 5 de febrero de 2019

De taxis y flores (y II)





Hace unos años cerró el servicio de telégrafos en España. Desapareció porque nadie enviaba ya telegramas. Ante esa realidad, la medida era obvia. ¡Qué le vamos a hacer!

Hace unos días (o dentro de unos días) se retiraron las cabinas de teléfonos. En un mundo en el que cada persona mayor de 11 años tiene al menos un teléfono móvil, las cabinas se usan tanto como los quinqués: de nuevo, está claro.

Es lo que tiene el Progreso: cambia las cosas.

Hoy los taxistas protestan contra las VTC. El sector del taxi está hiperregulado por la Administración, y las VTC no. Así que esta historia va de que las VTC son competencia desleal. No según la ley, pero compite sin seguir las mismas reglas. A veces el Progreso tampoc sigue las reglas de lo establecido. Los correos electrónicos no pagan sellos postales.

Las flores. Unos tipos de Barcelona han montado una empresa por internet para vender flores. Ahora uno, desde su móvil, les encarga a ellos las flores y listos. Se supone que son más baratos; ellos dicen que sí, que lo consiguen porque ahorran pasos en la cadena de distribución de las flores, al tratar directamente con los agricultores y primeros pasos de esa cadena. Si triunfan, y si no son ellos otros lo harán, las floristerías y los mercados de flores están condenados a la extinción.

La florista de mi barrio se llama Concha. Yo no suelo comprar flores a menudo, pero cuando lo hago la conversación con Concha es importante. Es un placer comprarle flores a Concha. En definitiva, pago el extra que supone la calidad del servicio de Concha. Es lo mismo que cuando compraba los libros a la librera del barrio, lo que son los comercios de proximidad. Encarecerán el producto, no lo niego, pero...

Pondré otro ejemplo de viejo: lo más seguro es que casi ninguno de ustedes haya comprado billetes de avión en una agencia de viajes. Fueron una de las primeras víctimas de internet, me atrevo a decir que el primer sector de la venta electrónica: a fin de cuentas, la herramienta electrónica ya existía pues lo que hacía el empleado de la agencia era comprar él el billete electrónicamente. Con internet, el ahorro de la comisión de la agencia fue incentivo suficiente para el triunfo.

Pues bien, nadie que no haya comprado en una agencia puede valorar su trabajo. La tranquilidad, la confianza. El valor de sus consejos. Algo innecesario para los viajeros frecuentes, pero valiosísimo para todos los demás. Así que siendo la compra de billetes parte del proceso de volar Internet ha abaratado el vuelo pero al coste de reducir su calidad.

El caso de Uber y Cabify no es del todo así porque la base de las VTC es la contraria: pueden mejorar el servicio que da el taxi costando menos, y lo hacen. El coste, claro está, es que no cumplen las normas de los taxis. Cumplen las que aportan, no las ineficientes, las que obstaculizan. Hasta qué punto esas normas ineficaces fueron promovidas por el sector del taxi para impedir su cometencia y cuánta fue fruto del insaciable deseo de la burocracia por controlar todo, no lo sé, pero es así.

¿Quién triunfará? La clave es que Uber y Cabify ya existen. Hay gente que los ha probado y esas personas querrán repetir, por lo que no van a desaparecer, y si existen cada vez más gente probará las VTC, querrá repetir y las demandará. Los taxis, me temo, se van a reconvertir en VTC. ¿Por qué no? Harían lo mismo, pero sin cumplir las reglas que han de cumplir si son taxis y no VTC.

Entonces, ¿qué o quién se opone al cambio?

Primero, quién. Ésa es fácil: la Administración, que quiere siempre controlarlo todo, controla a los taxis y se le escapan las VTC. Lo que va a intentar es hiperrregular las VTC hasta que éstas sean taxis. Una pelea dura, la Burocracia versus la Libertad y el Progreso. Pronóstico: el Progreso, renunciando a la Libertad.

En segundo lugar, el qué. Y el qué también es fácil: el importe pagado por el traspaso de las licencias de taxis. Se ha llegado a pagar más que por un piso, y el taxista primo ha quedado rehipotecado de por vida. Su única salida es, al jubilarse, traspasar la licencia por ese importe, recuperar el dinero y que le sirva de pensión de jubilación. Para eso, la licencia tiene que mantene el precio actual de traspaso, y si no será su ruina. Y para que se mantenga, no ha de cambiar nada.

Yo lo siento, pero este qué no es rival. Es un colectivo pequeño que deberá reconvertirse cual minero de carbón o repartidor de hielo.

Y, a todo esto, ¿qué será de nosotros? ¿Nos mejora nuestra vida, esta faceta del Progreso, o la empobrece?

¡Bah, qué importa! Somos duros, pase lo que pase nos adaptaremos y sobreviviremos. Somos los reyes de la Creación.

Como las cucharachas.





Jean Paul Martini - Plaisir d'amour

sábado, 2 de febrero de 2019

De taxis y flores (I)





N-ésimo encontronazo entre los taxistas los VTC (Uber y Cabify, sobre todo). Lo curioso, lo divertido, es que en éste se han retratado todos.

El taxi: huelga salvaje, intentando molestar lo más posible (y bien orgullosos que están de lo mucho que molestan). En Barcelona, taponando las 24 horas del día la Gran Vía entre Pº de Gracia y la Plaza de España. Los días que hagan falta hasta que les hagan caso (actualización: ya han ganado).

Las VTC: ocupando respetuosamente Upper Diagonal, 2 carriles en cada sentido, dejando 2 carriles de circulación en cada sentido, manteniendo las paradas de autobúa, los cruces,... La sensación de que era gente que se estaba defendiendo de los vándalos de la Gran Vía la aumentaba el que hubiera ataques a los coches e incluso agresiones personales de los taxistas contra los de la Diagonal.

El Gobierno del PSOE: las competencias en materia de transporte son estatales, con lo que debía ser el poderoso Ábalos (y Sánchez en 2ª instancia) el que resolviera el asunto. Y su respuesta fue rapidísima: transfirió las competencias a las autonomías y así dejó de ser problema suyo. Linda manera de resolver una crisis. De verdad que la gestión socialista de este asunto y cómo se han quitado de encima el problema me parece lo más alucinante de esta historia.

El Gobierno de Cataluña: al encontrarse con las competencias bajo su mando, el gobierno del suplente Torra - que, recordemos, no ha hecho nada aún que les dé el nombre de gobierno, es un escándalo- hizo dos cosas: la primera, pedir la devolución a Madrid de las competencias. Y la segunda, ceder ante los taxistas obligando a que quien contrate un Uber tenga un preaviso de al menos 15 minutos. Pero aún hay más: en un rasgo de carácter y de aprovechar la oportunidad de gobernar... transpasaron a los ayuntamientos la fijación de ese tiempo de preaviso.

El tiempo de preaviso es la clave: es suficiente para hundir el servicio. Los taxistas exigían que ese preaviso fuera de 24 h; si los taxis se tuvieran que pedir con 24 horas de antelación desaparecerían los taxis. El gobierno del suplente estableció 15 minutos, pero el golpe era tan mortal como el pedido por los taxistas, con lo queéstos quedaban contentos pero ante la opinión pública y Uber y Cabify parecerían tipos duros, buenos negociadores que se enfrentan a los taxistas y defienden los intereses de las VTC que, no lo olvidemos, constan como los buenos de esta historia.

El Ayuntamiento de Barcelona: cuando el gobierno catalán transfiere la competencia a los ayuntamientos, lo que quiere es que lo resuelva Colau. Aún no sé qué decidirá la alcaldesa (otra política del nivel de todos los que han aparecido hasta en esta relación), pero creo que ella quería que el preaviso fuera de 1 hora. De nuevo, imagínese usted que los taxis se han de pedir 1 hora antes de cogerlos.

Madrid: la misma protesta que en Barcelona se tuvo (y se tiene aún) en Madrid. Pero quí el gobierno autonómico es de verdad, y ellos no negocian con terroristas. Así que las VTC siguen, y lo de los taxis es un problema de orden público que se va a resolver. Los taxistas de allí piden que se haga como en Cataluña, pero me da a mí que van a perder.

Las VTC, muy dignas, han anunciado que adiós. Que se van de Cataluña. Que los 15 minutos son inaceptables así que, remedando la actitud del jefe de los Mozos de Puchi cuando el atentado del 17 de agosto, "pues vale, pues muy bien, pues adiós". Y 3.000 despidos, es lo que pasa. Y, a todo esto, al hacer caso los gobernantes catalanes a los taxistas y "matar" a las VTC, las VTC han respondido "matando" a los polítivos. Me temo que éstos no han calibrado que los taxistas, aunque rudos y violentos, es el bando que va a perder y las VTC el bando que va a ganar. Como cuando intentaro obligar a que las películas de los cines fueran un 50% en catalán, pagando incluso la administración catalana - con mi dinero- la traducción. A la hora de la verdad, la inmensa mayoría de los que van al cine en las provincias catalanas elige las películas en español, así que las distribuidoras dijeron que nanay. Que renunciarían a distribuir en Cataluña y punto. Y el gobierno catalán se arrugó y se echó atrás. Pues con las VTC va a pasar lo mismo. ¿Usted haría negocios en una ciudad que no tuviera internet? Pues hoy, una ciudad sin Uber ni Cabify es una ciudad del siglo pasado. Una región sin Uber ni Cabify es una región subdesarrollada, eso pensará el visitante del siglo XXI. Así que ya veremmos lo que tardan las fuerzas económicas de aquí en echarse al cuello de los politicos que han expulsado a las VTC.


En la 2ª parte analizaremos lo que en realidad está pasando. 




Calchakis - Galopa Murieta