Me pregunta mi compinche L. si yo también tengo sangre gorda. Y es cierto: quedan trece días para las elecciones, y seguimos sin novedad. Silencio. Prietas las filas, impasible el ademán. ¿No hay nada de qué hablar?
Recapitulemos. Desde hace dos meses, los políticos en Cataluña sólo tienen una palabra en la boca, independencia. No hablan, no piensan en otra cosa. No actúan, ya puestos. Están esperando que lleguen las elecciones; parece ser que actuarán entonces.
Ahora bien, estamos metidos en campaña electoral. Y antes, eso significaba algo. Ruido. Carteles. Políticos hasta en la sopa. Conversaciones. Promesas. Pero en ésta... ésta es distinta. Varios partidos tienen un programa idéntico e hipercorto: votarnos es votar independencia. Luego hay otros partidos que tienen un programa un poco más desarrollado: votarnos es votar independencia no. Y luego hay un último partido (PSC-PSOE) que tienen un programa que nadie entiende pero que a nadie le importa, algo así como votarnos es votar independencia no pero proclamarnos un estado sí y unirnos con el resto de estados que surgirían en España y así ser todos una federación de estados sí (que me pregunto si saben los asturianos que si gana el PSC en Cataluña, nos lo han prometido, Asturias se convertirá en un estado para federarse con nosotros). Lo cual no deja de ser curioso, porque tuvimos elecciones hace menos de dos años y los partidos que entonces se presentaron con el mismo programa de ahora sacaron unos resultados de risa, y el resto no decía nada de estos asuntos.
Para que me entiendan: acabo de recibir el folleto electoral de ERC. Que, se supone, contiene su programa político. Su propuesta empieza así (traduzco): "El próximo 25 de noviembre tenemos las elecciones más importantes de nuestra historia: si votamos independencia, seremos un nuevo estado de Europa y saldremos de la crisis". Luego de prometernos que "dentro de una Europa democrática y libre tendremos salud y educación pública y de calidad, con trabajo y oportunidades para todos", concluye: "Nuestra propuesta: 1) Hoja de ruta para conseguir la independencia en los próximos dos años; 2) Un nuevo estado del bienestar más democrático; y 3) Un nuevo país con trabajo y oportunidades para todos".
El programa de CiU ocupa más espacio, porque se imprime con letras más grandes. La idea es la misma y también prometen un estado dentro de Europa. Supongo que los dos partidos quieren decir que el nuevo país no se movería físicamente a África; al menos, ninguno habla de la UE, sólo de Europa. Pero también nos dice que el 25 de noviembre tenemos la oportunidad de hacer historia, todo eso. ¿Porqué votar a CiU o a ERC? Bueno, CiU dice que la independencia será en cuatro años, quizás sea eso.
A lo que iba. De verdad, quedan trece días para nuestra cita con la historia y nadie de la gente normal dice nada. ¿Entonces?
Una posibilidad: que todos vayan a votar al PP. Es materialmente imposible que en Cataluña alguien vote al PP y lo diga. Es como las hemorroides, que se sufren en silencio. Por lo tanto, puede ocurrir que la gente vaya a votar al PP: si así fuera, callaría como una tumba. No hablaría de política, menos aún sacar algún tema que se pueda relacionar con las elecciones. Aquí nadie es tan tonto como para arriesgarse a que le etiqueten de pepero; menos aún si tenemos un nuevo estado en ciernes con los antipeperos en el poder (absoluto).
La segunda posibilidad: los de CiU (la mayoría de la población, parece) saben que todo esto es independentismo de salón. Saben que es mucho ruido y pocas nueces. Saben que, una vez que tengan la mayoría, se parará el proceso como un trámite administrativo cualesquiera. Sólo que los demás no lo saben, claro. Pero por eso los de CiU callan: si hubiera conversaciones, tendrían que reconocer que no pasará nada... y entonces los demás lo sabrían.
La tercera posibilidad es la ya mentada sangre gorda que nos caracteriza. Y una cuarta es que todo el mundo sea independentista y esté intentando no asustarnos, para tenernos a tiro cuando llegue el momento.
Lo de la sangre gorda no es tan descabellado. Quizás la gente piense que, si hubiera independencia, la Caixa sería un banco extranjero. De un país que no quiere a los españoles, además. No es descabellado que la gente en España retirara en masa su dinero de La Caixa y se lo llevara a cualquier otro banco o caja del país. Claro, esto Fainé no lo permitiría. Antes le cortaba los güevos a nuestro Amado Líder. Y si aun así no fuera suficiente, pondría a toda su red de directores de oficinas a hablar con los dueños de las perras en cada pueblo (¿no saben que en Cataluña no se mueve un euro sin el permiso del director local de la Caixa?) y les dirán que si el chaval sigue por ahí, todos perderán hasta la camisa. Y entonces ya se encargarán los burgueses de cortarles los güevos a la claque de Mas. Vamos, que estas son unas elecciones normales e intrascendentes como todas las demás porque, gane quien gane, no pasará nada. También iba Felipe González a sacarnos de la OTAN, y ya ven lo que pasó luego (si por su juventud usted no recuerda lo que pasó y sobre todo cómo pasó... tenemos tropas en Afganistán, ¿no?).
Lo curioso es que, realmente, los políticos no hablan de otra cosa. No importa la gestión ya hecha, da igual si fue buena, mala o inexistente. Tampoco se habla de cómo se gestionará el día a día a partir del 26. Obviamente, son asuntos irrelevantes para nuestros políticos. Por ejemplo: ERC dice en su programa que hay 800.000 parados en Cataluña y que si ganan habrá trabajo para todos. Claramente, ERC va a crear 800.000 nuevos puestos de funcionarios: Cataluña merece estructuras de Estado y más aún. Yo les preguntaría ¿no serán pocos?, y luego les preguntaría si mis impuestos tendrán además que pagar a tanto nuevo funcionario. Pero, claro, yo soy un ingeniero normal de a pie que paga las medicinas, la gasolina y el pan al contado. No soy un político ni un independentista.
Aunque creo que más me habría valido.