domingo, 29 de agosto de 2021

El que corta el bacalao

 https://www.youtube.com/watch?v=loNey3n6uuE

 

 

Durante 200 años España fue el gendarme del mundo. Quien partía la pana, quien cortaba el bacalao. Bajo su dominio surgieron los jesuitas y los mejores papas de la Historia, la Contrarreforma, los estados modernos y el dominio europeo del planeta; también las guerras civiles por la religión. Los franceses no cejaron de luchar contra España y consiguieron su decadencia (y con ellos nos trajeron la Ilustración), pero fueron los ingleses los que lograron el dominio mundial. En los 150 años que fueron los reyes del mambo se impuso el parlamentarismo, se produjo la revolución industrial y la explosión de las Ciencias, y el hombre blanco puso el pie allá donde quiso; pero la soberbia inglesa extendió la idea de que los no europeos eran inferiores a los europeos (y también los europeos con respecto a ellos; en general, tanto más cuanto de más lejos de Londres se era), inferiores incluso en la dignidad humana. Y su puesto fue tomado por sus otrora alumnos los Estados Unidos de América.

80 años después, el imperio americano afronta su ocaso. Nos han proporcionado el Estado del Bienestar (que hemos conseguido bajo su paraguas), la conquista del espacio e Internet. Pero también la corrección política que nos ha convertido en unos pánfilos decadentes. Y ahora, tras lo de Kabul y con un presidente octogenario (que hace parecer joven al septuagenario que gobernó antes y que ganó las elecciones a otra septuagenaria, esto parece el comité central del PCUS en los 80), su control universal se va a venir abajo.

El nuevo capo mundial, nadie lo duda, va a ser China. La pregunta que yo me hago es ¿cómo va a ser este dominio chino del mundo?

La verdad es que aún no lo sabemos. China lleva años extendiendo sus tentáculos, introduciéndose en todos los países y en todos los ámbitos, pero aún no ha empezado a cerrar la presa y hacer con nosotros lo que quiera. Hay personas, estoy seguro, que me tildarán de alarmista: Occidente saldrá adelante porque su luz es tal que los chinos caerán rendidos y se occidentalizarán. Me temo, empero, que lo que la Historia enseña no es eso.

Tomemos, por ejemplo, el Imperio Romano. Toda su grandeza y desarrollo no lo salvó de las invasiones bárbaras y la vuelta a la prehistoria que siguió a su desaparición (salvo en Hispania, porque los visigodos, como precursores y primeros invasores, coexistieron muchos años dentro del imperio y se romanizaron lo suficiente). Mil años después, el Imperio Romano de Oriente seguía a años luz del desarrollo en Occidente, pero aunque maravillaron a aragoneses y venecianos estos hicieron con ellos lo que quisieron. Los turcos selyúcidas los redujeron a su mínima expresión, y los turcos otomanos, sin más, los extinguieron.

Un último ejemplo, implicando al Lejano Oriente: los mongoles, de paleta cultura nómada, llegaron hasta el esplendoroso califato abásida de Bagdad... y lo arrasaron sin siquiera pestañear.

Así pues, China. Mercantilismo salvaje al servicio del partido único, una sola opinión válida, un solo destino de los beneficios. Ellos, y dentro de ellos, "ellos". Y nada puede interponerse en ese beneficio ni reducirlo. Mientras Occidente no trunque el flujo "natural" de los beneficios (el flujo "chino"), podrá hacer lo que le plazca; y como somos el epítome de lo acomodaticio, ya nos estará bien así. No seremos nosotros los que nos libremos de los chinos, eso será cosa de los indios, los indonesios, los musulmanes o ya se verá quien.

Mi miedo es que se imponga lo que creo que es la máxima máxima de todo chino, y en especial de sus mandamases, la famosa frase de Deng Xiao Ping que Felipe González adoptó como suya: gato negro o gato blanco, da igual mientras cace ratones. Porque la frase significa que el fin justifica los medios, y no hay nada más espeluznante que el que los poderosos que mandan opinen que el fin justifica los medios.

 

 

Rolling stones - Mixed emotions