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En España tenemos un paro por encima del 20%. Un paro juvenil en torno al 40%. El sector bancario está despidiendo o prejubilando estos días a miles de trabajadores, y no para sustituirlos por jóvenes: no, son puestos de trabajo que desaparecen. Sin más, no necesitan tantos trabajadores. En Cataluña se van Nissan, Bosch y bastantes más. En la España interior no hay trabajo que atraiga habitantes o retenga a los que quedan. Si no fuera por los empleos públicos, muchas zonas de España serían un desastre.
Digamos que hay problemas suficientes para que nuestra ministra de Trabajo esté ocupada. Pero supongo que por eso mismo: tiene tantos problemas que no sabe resolver ni uno de ellos, así que se busca otra cosa. Y como es comunista pero no es alcaldesa y no puede cambiar los nombres a las calles, ha propuesto que se cambie la palabra "patria" por "matria". Ya saben, la madre matria. Y es que patria es una palabra femenina,pero se conoce que a ella le parece poco femenina.
Uno, la verdad, se cansa de estas tonterías. Feminizar el idioma.
El español es un idioma femenino. Precisamente porque el masculino es inclusivo, engloba ambos géneros. Precisamente por eso. El español y todas las lenguas que provienen del mismo tronco.
Aceptemos que las lenguas indocaucásicas se originaron en un espacio entre el Indo y el Cáucaso o sus alrededores. Es evidente que las lenguas fueron una evolución a partir de las más primitivas comunicaciones, que por fuerza debieron ser sonidos guturales. Y por fuerza, las primeras lenguas, las que venían de la evolución de esos sonidos guturales, debieron ser también bastante primitivas. Entre esos primitivismos, uno de ellos debió ser la ausencia de género. "Yo", "tú", no tienen género. "¿Quién tiene hambre?", tampoco. Ni "somos dos, somos tres, viene gente". En una época en la que no existía el género en las palabras, las palabras abarcaban a ambos sexos.
Llegaría un momento, poco a poco tal vez, en que se empezó a distinguir. Y se distinguió al sexo femenino. Una persona, un hombre, no tiene género. Puede ser un varón o una mujer. Pero aparecieron palabras específicas para designar a las mujeres. Y el idioma evolucionó para dejar claro cuándo se trata de mujeres. Si todos tenemos hambre, sigue sin haber género. Todos los habitantes, los varones y las mujeres, tienen hambre. Si el problema es sólo de las mujeres, entonces sí: todas tienen hambre. Como "nos los comemos a todos" o "nos los comemos a todas".
Por eso, en nuestro idioma el masculino no es un género específico. Es lo contrario, la ausencia de un género especifico.
Matria. Con la de problemas que tiene que atender. Y los suyos la jalean. Menos los de El País, que aún no han dicho ni mú sobre la noticia, se conoce que ellos sí se dan cuenta de la ridiculez.
Los Panchos - Alma, corazón y vida