miércoles, 7 de julio de 2021

El Ebro en Tortosa

https://www.youtube.com/watch?v=6HyJgtBdVes 

 

 

Mi intención original era que el blog me sirviera como recuerdo de una época ya pasada, no de la ya pasada sino de la presente en el futuro. Esto es, que mis descendientes, dentro de cuarenta años, leyeran estos artículos y supieran a través de ellos más de mí, de lo que pienso, lo que hago, cómo soy y qué experiencias he tenido, y también, porqué no, cómo era la sociedad en la que me tocó vivir.

El problema es que a veces la situación política genera tanta mala gana que se le van a uno los deseos de escribir. Por ejemplo, en estos días.

Aprobaron los indultos; muy bien, ya está pagado y me olvido del tema. Para distraer a la opinión pública, lo que hizo Sánchez fue, al día siguiente, anunciar el fin de las mascarillas en los espacios al aire libre. Sin opinar sobre la medida, es evidente que estaba desde hace tiempo programada para su momento oportuno, y su momento oportuno era cuando generara máxima distracción, nada que ver con temas sanitarios.

Como aquello no funcionó, la siguiente cortina de humo fue anunciar (bajo la forma de negar) un futuro referéndum en Cataluña. Así ya no se habla de los indultos, sino de lo que se vote en Cataluña. Y como somos unos lerdos y él lo sabe, en realidad no hablamos de que se vote o no sino de si Sánchez tiene credibilidad o no. A él le resbala por completo nuestra opinión, y nosotros nos entretenemos con semejante debate estéril. Estéril, porque todos sabemos que Sánchez es el trapalón mayor del reino y, sin embargo, como ocurre con los indultos, ese hecho es pantalla pasada, agua que no mueve molino.

Por si el lector es de léxico reducido: trapalón significa, en la primera acepción del DRAE, "persona que habla mucho y sin sustancia", y en la segunda, "persona embustera".

Por si nos había quedado a los españoles alguna esperanza de que al menos el Tribunal de Cuentas sí sirviera para poner a los golpistas en su lugar (y no sólo a los pringados que pisaron la cárcel, sino a casi todo el entramado que nos ha hecho pasar los años que nos han hecho pasar), ésta desapareció en el momento en que el gobierno sanchista declaró que ahora tocaba quitar las "piedras que empedraban el camino". El camino de la "concordia", que dicen ellos. Todos, desde ese momento, fuimos conscientes de que lo que diga el Tribunal de Cuentas al final se quedará en nada.

El tema no se queda ahí, pues la Generalitat acaba de aprobar por trámite de urgencia máxima (tanto que aún ni ellos saben los detalles) que ellos, la Generalitat, avalarán (esto es, pagarán) con dinero público el dinero público que los malversadores gastaron ilegalmente cuando eran la Generalitat y que el Tribunal de Cuentas quiere que ellos (los malversadores) devuelvan a la Generalitat, que era la legítima propietaria de ese dinero público y que debía haber empleado en los fines sociales (o al menos legítimos) para los que los contribuyentes lo pagamos. Esto, que en cualquier país serio es inconcebible, era de todo punto esperable porque lo cierto es que ellos (la Generalitat) y los otros ellos (los malversadores) no son sino encarnaciones de la misma entidad (la mafia catalana) y con la colaboración activa o pasiva del gobierno de la nación la mafia dispone de Cataluña como si fuera su cortijo privado.

En cuanto a lo que he dicho del referéndum, ellos (los sanchistas) dirán que no se va a votar un referéndum. Y puede que no, se votará otra cosa; cualquiera, por lo que a los lazis les importa. Se trata de votar, y luego si eso ya iremos trabajando más la cosa. Por la concordia entre nosotros, claro. Y también ya veremos cuándo, que en eso los lazis tampoco tienen prisa: lo que ellos quieren es el tiempo que transcurre antes de la votación, que será el momento de retratarse y eso cuanto más tarde mejor.

Y viendo cómo están transcurriendo las cosas, seguro que en el camino caen también algunas cesiones a la Generalitat. No sé, financiación, competencias, el aeropuerto del Prat, los puertos,... ya se verá. Por la concordia, por supuesto.

La Generalitat va a demoler el monumento de Tortosa. Con la que está cayendo, la cosa no tendría más relevancia, pero es que es un símbolo. No de Tortosa (que sí lo es, pero no viene al caso) sino de la Generalitat. De la mafia catalana. De la diferencia entre lo que dicen y lo que hacen.

El monumento de la discordia

El monumento se construyó en el río Ebro en 1964. Y era un monumento a los caídos en la guerra civil. Con la llegada de la democracia y las sucesivas revisiones de lo que oliera a Franco se retiró toda la simbología franquista; pero el monumento, en esencia, pervivió. Como homenaje a los caídos de ambos bandos. Lo que pasa es que tenía una característica que no se había eliminado aún: se construyó en época de Franco. No hay más que hablar, eso lo hacía reo de muerte. Claro que...

Claro que para entonces estábamos en plena efervescencia del prusés, y las consignas de moda es que "en democracia lo natural es votar", el derecho a decidir y todo eso. Y se montó un referéndum para derribarlo. Ya había habido una votación interna en Tortosa, y los vecinos estaban sin ambages a favor de conservarlo. No querían que se derribara. ¿Qué hacer, entonces? Para ganar, lo que tenía que hacer la mafia era que el referéndum se votara en todas las provincias catalanas. Los de Tortosa, por su parte, no entendían porqué un vecino de La Pobla de Lilllet podía tener voto en ese asunto. Y, recuerden, en esa época la tesis de la mafia es que el futuro de Cataluña lo tenían que decidir los catalanes, no España en su conjunto. Hubo polémica, y Barcelona tuvo que recular: sólo votarían los tortosíes. Y, lo dicho: el monumento tenía que quedarse.

Como era de esperar, la Generalitat ha dicho que les da igual. Que lo quieren derribar porque se construyó en 1964, y lo van a derribar. Aunque los vecinos se opongan.

Como ya he dicho, la mafia de aquí se pasa las formas y las normas por el arco de triunfo. Y si Puigdemont y Junqueras han de pagar algo por sus delitos, no nos quepa ninguna duda que la Generalitat pagará en su lugar con nuestros impuestos. Salvo que, huelga decirlo, el gobierno de Sánchez les perdone la deuda. Por concordia, ya saben.

Entre tanto, el gobierno aprueba la ley trans, con la que cada persona podrá definir su género legal a voluntad; lo incomprensible del caso es que todo el mundo piensa que esa ley es una barbaridad por la memez que plantea, y sin embargo los del gobierno siguen a la suya como si fueran de otro planeta. Y la ley del sí es sí (carne también de chanzas y ridiculeces), y...

En definitiva, los sanchistas no quieren corregir desajustes de la sociedad, responder a necesidades o introducir mejoras, sino transformar la sociedad. Y no me gusta a dónde nos están llevando.

Para más inri, la pista de Wembley no estaba en condiciones y los jabalíes habían comido porquerías. ¿Qué tiene que ver esto con la situación política? Nada, pero incrementa el desánimo.

Y se le van a uno las ganas de testimoniar nada. San Fermín, y ni siquiera tenemos un triste toro que se lleve por delante a algún descerebrado. 




Quilapayún - Vamos, mujer