y la adaptación de estudiantes de medicina de Harvard ¿Qué hace el bazo?:
Tres detallitos, tres noticias cualesquiera, más o menos coincidentes en el tiempo, y que pasan completamente desapercibidas en el día a día de la política en Cataluña. Porque no destacan sobre todas las demás, es todo los días así con noticias como éstas y muchas más.
1.- El estado policial
Archiva un juez la investigación del espionaje llevado a cabo por los Mozos de Escuadra: opina que no ve delito alguno.
La cosa va sobre que se ha demostrado que la policía autonómica espió a abogados, periodistas, políticos, sindicatos, asociaciones, partidos políticos, etc. Todos ellos con un denominador común: eran antiindependentistas. ¡Incluso espiaban a la Policía, la Guardia Civil y a los agentes del CNI que pudieron! La Policía Nacional consiguió interceptar un convoy de documentos internos de los Mozos cuando los iban a incinerar y ahí estaban todas las pruebas de lo que se sospechaba y más que se sospechaba. Por supuesto, todas las investigaciones se hacían sin conocimiento de fiscal o juez alguno. Como era de esperar, el jefe de la "Brigada de Información", Manel Castellví, no supo dar explicaciones convincentes ante el juez del porqué de esas investigaciones ni de que no eran por ser los espiados antiindependentistas (a menudo se hacía hincapié en los papeles intervenidos del caracter "españolista" o "constitucionalista" del sujeto). De hecho, cayó en suficientes contradicciones como para que pensemos (no, que estemos seguros) que mentía. En fin, las pruebas encontradas son abrumadoras y el juez ha establecido que sí, que hubo espionaje. Pero ha considerado que no había delito.
Veremos en qué para todo esto. De momento el fiscal cuenta con mis simpatías: ha pedido que se reabran las diligencias, pues, como Castellví en ningún momento ha dicho qué delito habían cometido o pudieran cometer los investigados para que los investigaran ni tampoco indicar qué llevó a los Mozos a investigarlos, ni porqué a esas personas y no a otras, admitir que se les espiara por la simple razón "de que se les estaba investigando" (que es lo que hace el juez) no es sino aceptar (y, por parte del juez, legitimar) que vivamos en un estado policial.
Como ven, el tema es serio. Y sin embargo su tratamiento no pasa de un breve en una columna de una página par.
2.- Los políticos mangonean en la policía
Han destituido al jefe de la brigada antidisturbios de los Mozos de Escuadra.
A lo largo del pasado diciembre, los separatistas más violentos (los que aquí denominamos CDR, por comités de defensa de la república) montaron diversas algaradas; algunas, demasiadas, fueron toleradas por la policía autonómica (que es la que tiene la competencia del orden público); algunas otras, sobre todo las que podían afectar a los políticos separatistas, no. Los mozos fueron puestos en el disparadero por su parcial criterio de actuación, y no tuvieron más remedio que hacer lo que debían. En Gerona protegieron una manifestación de Vox (legal y que contaba con todos los permisos) frente a una turba de separatistas que quería reventarla. Y el 21-D, cuando el Doctor Fraude trajo su Consejo de Ministros a Barcelona, las porras también salieron contra los CDR. En este último caso el mal fue aún mayor, pues se recogío en un vídeo que se hizo viral que un mozo de la brigada antidisturbios le espetaba a un agente rural (funcionario, por lo tanto, de la administración catalana) que se alineaba de uniforme (obviamente, algo prohibido) con los CDR la famosa frase de "La república no existe, idiota".
Como los mozos siempre habían sido amigos de los CDR, la conclusión era clara: había elementos españolistas entre los mozos. En concreto, entre la brigada antidisturbios. Y los CDR exigieron cabezas. El presidente suplente, Torra, exigió cabezas. Y el consejero de interior ha destituido al jefe de la brigada antidisturbios. Oficialmente, no hace falta decirlo, no hay ninguna relación entre todo esto y la destitución se ha debido a otros criterios, del todo punto inocentes. ¡Faltaría más!
3.- Cuando el Parlamento es tu cortijo
Nuevo cierre del Parlamento de Cataluña.
Los separatistas, después de las infaustas sesiones del 6 y 7 de septiembre, declararon el Parlamento cerrado. Así no podía haber marcha atrás. La cosa no les salió del todo bien porque luego, cuando la policía española hizo sus jugadas, se encontraron que al estar cerrados no podían usarlo para protestar. Aparte de que mal podían alardear de demócratas con medidas como esas. Cuando (según su épica) más trascendente era el momento que vivía el país, cuando estaban haciendo el salto democrático, su estrategia era silenciar a los representantes del Pueblo.
Pero esta técnica, que ya habían practicado antes, la han ido aplicando cada vez más a menudo. Por ejemplo, en junio del año pasado, una vez elegido Torra como presidente suplente. ¿La razón del cierre en esa ocasión? Que los jueces habían anulado el derecho de voto de Puigdemont y los otros huidos de la justicia y ya no tenían mayoría de votos. El cierre siguiente fue porque ERC y la tropa de Puchi no se ponían de acuerdo: ante la posibilidad de perder votaciones, de nuevo Parlamento cerrado. Así no se pierde nada.
Es verdad que, con tanto periodo cerrado, todos nos hemos dado cuenta de que no lo necesitamos (al Parlamento) para nada; no me extrañaría que esa percepción termine pasándoles factura (a los parlamentarios y su cohorte de ayudantes, que son los que viven del invento). Pero aún así, un poco de decencia...
El más reciente cierre es porque la policía ha "detenido" (un ratito) a algunos alcaldes cupaires de pueblos de Gerona, acusándoles de cortar las vías del AVE en los altercados del mes de diciembre. No han cerrado el Parlamento formalmente porque aún estamos en las vacaciones navideñas y no hay plenos, sino que lo que han cerrado son la comisiones.
Como ejemplo, la comisión de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias: la presidente, de EC, declaró la comisión cerrada "en protesta por las detenciones" antedichas. Claro, los diputados no separatistas protestaron. Y uno del PSC pidió explicaciones. La presidente se las dió: en virtud del artículo 235.2 del reglamento del Parlamento.
¡Ah, pero resulta que ese artículo se aplica en caso de alboroto o desobediencia de un diputado, y además implica sanciones! Así que el diputado preguntó qué alboroto o desobediencia había generado qué diputado, y qué sanciones se le iban a imponer. ¡Tierra, trágame! La presidente entonces reconoció que lo hacía por falta de quórum (los diputados de ERC y del grupo de Puchi se habían ausentado). De nuevo el diputado la interpeló, pues esa razón no tenía relación alguna con el artículo que invocaba la presidente. La respuesta de la presidente fue que no tenía el reglamento a mano.
La presidente, de ERC, declaraba cerrada la comisión, aunque no sabía (y le daba igual) qué artículo la autorizaba a tomar esa decisión. Por ella, como si no tenía autoridad. Frente a su deseo, ¿qué son las leyes y los reglamentos? Detalles menores, está claro.
¡Son tan demócratas! Como los de la República Democrática de Corea del Norte.
Pues bien, todas estas cosas y muchas más ocurren a diario aquí en Cataluña, y pasan sin pena ni gloria en los medios de comunicación no separatistas (en los separatistas, se pueden imaginar). No sé si es por la cantidad de cosas que pasan (con lo que estas cosas ya no son noticia), si porque ya estamos tan curados de espanto que nada de esto nos llama la atención, o porque los muchos años de esfuerzo dedicados por Jordi Pujol y su banda a castrar y domar a los medios de comunicación ha tenido estos efectos.