Hace ya algún tiempo, alguien sugirió el concepto de Tabarnia. Parecía una humorada, un chascarrillo ingenioso ideado para chinchar a los supremacistas. Desde luego, no se me ocurrió que llegaría un día en que me lo plantearía como una opción seria. Se supone que es un concepto metafísico, un suponer. Una idea para contrastar lo que dicen los supremacistas.
Para reconocer a un supremacistas sólo hay que invertir lo que dice. Lo mismo, pero del otro lado. ¡El supremacista se subirá por las paredes, dirá que eso no puede ser, que por favor! Pues bien, eso es lo que hace Tabarnia: si España es divisible (algo que todo supremacista afirma), Cataluña también. Y, claro, eso sí que no. Pero es lo que se propone.
Tabarnia es Barcelona, Tarragona, sus áreas metropolitanas y sus comarcas costeras. Un mapa típico de Tabarnia sería éste:
Yo habría puesto otras fronteras, más restrictivas. No habría incluido el Bages, el Alt Penedés o la Anoia, y habría quitado las zonas interiores del Baix Camp, el Vallés Oriental y la Selva, por ejemplo. Pero es la idea. Hay una zona, que no es pequeña ni despreciable, que no quiere ser parte del proyecto que se está fraguando para Cataluña.
Sociológicamente, Tabarnia y Cataluña (entendamos Cataluña como la Cataluña actual sin Tabarnia) son muy diferentes. Votan ideas opuestas, hablan idiomas diferentes, ven las cosas de manera diferente y sus estilos de vida son del todo punto opuestos: el ruido del tráfico que no percibiría un tabarnés de Barcelona no dejaría dormir a un catalán de Camprodón.
La cuestión es que ahora, esto de Tabarnia, hace pensar ¿por qué no? Cataluña no tiene arreglo. Desde 1980, el bloque supremacista tiene siempre el mismo porcentaje de votos, voto arriba, voto abajo. Y en este tiempo, el bloque supremacista se ha radicalizado, y como respuesta (como respuesta: siempre a posteriori de cada radicalización supremacista) el voto constitucionalista se ha radicalizado también. Ya apenas hay término medio: quien plantee un esquema "catalanista", un somos diferentes y mejores, pero sólo poco diferentes y poco mejores, y además vamos a convivir genial porque nos van a respetar nuestra poca diferencia y poca superioridad, no va a ningún sitio, aquí y ahora. Ya está todo planteado: es ellos o nosotros. Y ya no hay afecto personal entre los bandos: aquí ya somos todos taurinos o antitaurinos.
En este entorno, la idea de Tabarnia puede cuajar. Y ya no como idea para contraponer al argumentario supremacista, sino como posible futura realidad. El mismo argumento que sirve para descentralizar España sirve para Tabarnia. Desde luego, la administración tabarnesa estaría más cerca del ciudadano tabarnés de lo que está la administración catalana. También miraría más por sus intereses y se preocuparía más por ellos, el tabarnés se sentiría más identificado con sus instituciones de gobierno, participaría más pues trataría de asuntos que sí le concernerían... Formalmente, cualquier objeción sería de poco peso. Dado que los supremacistas quieren separarse de España por razones económicas (Espanya ens roba!), no podrían acusarnos de separarnos por ser la parte rica de Cataluña. El argumento de que nos separamos porque nosotros somos industriosos y el español agrícola y cazador no lo podría decir el de Artesa de Segre frente al barcelonés. Ni siquiera la Historia: alguien encontrará que Tabarnia es el antiguo condado de Barcelona, anterior a la existencia de Cataluña como ente.
Así que parece ser que ya hay entidades y empresarios que les aportan dinero para estudiar las opciones reales de formación de Tabarnia. Qué pasos habría que dar, cómo se articularía, todo eso.
Y yo mismo me lo estoy pensando. ¿Preferiría ser tabarnés o catalán? Creo que, como todo tabarnés, preferiría no tener que plantearme esta pregunta. Pero si es la única manera de no ir al destino que los supremacistas, que son los que tienen y tendrán siempre la manija de Cataluña, me quieren llevar, sí, preferiría ser tabarnés. Y que se queden ellos con su bucólica y pastoril Cataluña soñada,
La verdad es que, cuanto más lo pienso, más me gustaría que la iniciativa tuviera éxito.
Así que parece ser que ya hay entidades y empresarios que les aportan dinero para estudiar las opciones reales de formación de Tabarnia. Qué pasos habría que dar, cómo se articularía, todo eso.
Y yo mismo me lo estoy pensando. ¿Preferiría ser tabarnés o catalán? Creo que, como todo tabarnés, preferiría no tener que plantearme esta pregunta. Pero si es la única manera de no ir al destino que los supremacistas, que son los que tienen y tendrán siempre la manija de Cataluña, me quieren llevar, sí, preferiría ser tabarnés. Y que se queden ellos con su bucólica y pastoril Cataluña soñada,
La verdad es que, cuanto más lo pienso, más me gustaría que la iniciativa tuviera éxito.
Hometown - Oh Holy Night