lunes, 16 de mayo de 2016

Historias de globos




Manda la tradición que...

Es uno de los argumentos más estúpidos que hay. Hacer algo porque "siempre se ha hecho así" es una manera de decir "no tengo ni idea del porqué ni se me ocurre un argumento mejor". Sobre todo, cuando esa tradición, ese "siempre", abarca un periodo de tiempo que pocas personas calificarían como "siempre". Por supuesto, la cosa cambia cuando hablamos de tradiciones de varios siglos, de milenios, de más allá de la memoria del Hombre, en definitiva. Ahí sí, ahí es una manera de decir "hace muchos siglos, personas que sí eran mucho más listas que tu yo yo decidieron que lo mejor era esto"; pero, en general, la mayoría de nuestras invocaciones a la tradición se remonta a apenas un par de años haciéndolo.

En fin, así somos.

El caso es que en Nebraska es "tradición" que cuando el equipo de la Universidad de Nebraska anota su primer touchdown en casa se sueltan un montón de globos para celebrarlo. Una idiotez como otra cualquiera, creo que también en Oklahoma City, cuando el equipo local de baloncesto mete su primera canasta el público se sienta, no antes. Teniendo en cuenta que la ciudad tiene equipo de baloncesto desde hace menos de diez años, no es una tradición ancestral que ya describiera Cabeza de Vaca... Pero estaba habndoles de Nebraska. Que ya saben que es un estado por el que siento especial interés.

Como saben, el deporte universitario americano no es como el deporte universitario español, qué más quisiéramos. Allí, una estampa típica de asistencia a un partido en Lincoln, Nebraska, sería:


Por lo que se dice, una "tradición" es soltar globos, algo que también hace más gente: las 500 millas de Indianápolis lo hace desde 1947 (según cuenta su web indy-500-traditions-faqs), lo hacen antes de empezar la carrera. Y lo hacen a lo grande, miren:


Bueno, pues el caso es que la Universidad de Nebraska también lo hace:


Y ahora vamos al tema: les han demandado. En Estados Unidos, un particular puede hacerlo, y ha ocurrido. Ante un tribunal federal. ¿Qué ocurre, que este tipo ve mal?

Fíjense bien en las fotos. ¿Qué ven? Bolsas de basura lanzadas al aire. A cientos, miles si vamos sumando. Vale que son bonitas y con forma de globo, pero no dejan de ser bolsas de plástico arrojadas a donde el viento las lleve. Porque, eso sí, tarde o temprano caerán. Y no creo que atinen dentro de cubos de basura. No me negarán que es un punto de vista razonable.

Por no hablar del tema del helio. Que aunque es lo más abundante en el UNiverso tras el hidrógeno, ¡está en las estrellas, no aquí! En la Tierra cuesta obtenerlo. Las mayores reservas del mundo están en Amarillo, Tejas, y se cree que allí ya se está acabando: en este artículo se dice que las reservas son para ocho años, pero está fechado en enero de 2008. En serio, en este artículo se habla incluso de extraerlo ¡en la Luna! Y no se rían, porque algunos científicos opinan que no, que cuando se necesite a lo bestia lo mejor será sacarlo... de Urano y de Neptuno. Esto es porque es un elemento clave para la ingeniería aeroespacial, aparte de otros muchos usos en los que es fundamental e insustituible, quizá otro día hable de ello. El caso es que se acaba, aunque en los años 20 el gobierno de los EE.UU. lo declaró un bien estratégico. En pocas palabras: no desperdiciemos el helio en tonterías.

El tema no es baladí, porque hablamos de Estados Unidos. En otras palabras, esta "tradición" no es sólo de un sitio. Ni es un "nosotros también"; es un continuo "yo más". Cada pueblo es "el pueblo que lanza más globos". Y en verdad la cosa se fue saliendo de madre: en un festival en Cleveland soltaron ¡1,5 millones de globos! Los globos, aparte de cubrir la ciudad, acabaron en su mayoría en el lago Erie. Con tal mala suerte que dos pescadores se ahogaron y los guardacostas que les intentaron socorrer (hay que decir que el lago Erie es más grande que la Comunidad Valenciana, no es un lago a lo pirenaico) no les encontraron. Y le echaron la culpa a los globos, porque tenían el tamaño de la cabeza de un hombre y en el agua no había quien distinguiera nada.

En fin, el caso (de Nebraska) está en el tribunal federal de ese estado. Veremos en qué para todo. Yo, lo del medio ambiente, hasta cierto punto me parece bien; dice la Universidad que son de látex biodegradable y que los atan con cordones de algodón, ¡qué van a decir!. Pero lo del helio, como ingeniero, sólo puedo decirles que pocas bromas. Digamos que es un despilfarro que ni se les ocurriría en Gambia. Y si lo piensan al nivel federal, en las cantidades globales de todo el país, ni les cuento.

Pero ya digo, la gente de Nebraska es genio y figura hasta la sepultura. E insisto en que debemos aprender de ellos y no reirnos tanto.
 


Gigliola Cinquetti - A las puertas del cielo