Oigo en la radio del
coche que anuncian el Ford Ka por menos de 6.000 euros. Con no sé cuántos
extras y avances técnicos. 6.000 euros son 1 millón de las antiguas pesetas.
Me llamó la atención
porque en 1988 me compré un Volkswagen Polo que, tras la negociación con el
concesionario, se cerró en 1 millón de pesetas. Lo mismo que un Ford Ka de
ahora, sólo que aquel Polo tenía 4 velocidades, gasolina normal, retrovisor
exterior izquierdo (no derecho), reposacabezas delanteros, no traseros,
agarracatetos en la puerta del copiloto y rueda de repuesto. No tenía aire
acondicionado, elevalunas eléctricos, cierre centralizado (ni mando a
distancia), dirección asistida, antinieblas delanteros o traseros, airbags, ABS
(o las siglas que quieran), cinturones de seguridad traseros,… No tenía
guantera cerrada, ni bandeja trasera (una lona hacía las veces). No tenía radio
(pero tenía sitio para poner 1 altavoz en el salpicadero, nada de estéreos). No
tenía cuentarrevoluciones ni luz indicadora de reserva de la gasolina…
Era un coche de 45
caballos. Pero costaba, en 1988, lo mismo que un Ford Ka en 2015 que, en 1988,
habría parecido un coche venido del futuro.
Mi reflexión viene
de que un cálculo nada fiable me dice que de la época en la que yo era mocito a
esta parte el precio medio de las cosas se ha multiplicado por más o menos 4.
Recuerdo lo que me costaba entonces una cerveza, una cocacola y una ración de
patatas en un mesón elegante cerca de mi casa, y ahora me costaría, diría yo,
unas 4 veces más. Y, para mí, el precio de la cocacola es un indicativo muy
fiable.
El pan, por ejemplo.
Por cierto que el pan es, además, un indicador curioso: en la panadería de
debajo de mi casa el precio del pan se disparó cuando llegó el euro. Creo que
valía unas 100 pesetas la barra, y con los euros subió vertiginosamente hasta
que llegó a 1 euro la barra. Y se paró. Han pasado años desde entonces, pero la
barra ahí sigue. Supongo que por la crisis, pero imagino que las mismas excusas
que había para subir el pan a 1 euro (como simplificar el cambio, por ejemplo)
sirven también para que no suba más. Esto del pan, claro, va por panaderías,
porque conozco panaderías que piden 1,20 por la barra y las que piden 0,85. Y
en los supermercados y demás puedes encontrarlas por 0,49. Solo que en esos
casos yo diría que no es el mismo pan, no sé si se me entiende.
El precio de la
gasolina también se ha multiplicado por 4, y diría que los cines más o menos
también. El tabaco mucho más, sí, pero intento recordar y no son muchas las
cosas que me parece que hayan subido excesivamente de precio. Excepto una cosa.
Yo estudié la
carrera becado por ser familia numerosa. Por lo tanto, únicamente pagaba la
inscripción y el seguro médico de estudiantes. Curiosamente, recuerdo la
cantidad que pagaba, 602 pesetas, y la anécdota de que las ingresaba en una
agencia del Banco Zaragozano junto a la plaza de San Francisco, que por algo
estaba al lado de la Universidad.
602 pesetas son 3,6
euros. Pues bien, ahora las tasas de inscripción en la Universidad de Barcelona
son de 141 euros. 40 veces más. Y aquí no ocurre como con el Ford Ka que aporta
unas ventajas de ciencia ficción, que yo sepa. La inscripción es, en síntesis,
una tasa. Un impuesto. Un pago "por mis cojones". Luego, cada cual
que pague lo que sea por las asignaturas en las que se matricule. Pero la tasa
de inscripción es sólo eso. Un precio administrativo puesto por la
Administración, llámese Universidad, Estado, Autonomía o Ayuntamiento, me da
igual. Yo lo que sé es que en los años que han pasado desde mi época de
estudiante si algo ha disparado su precio de forma desorbitada es porque tiene
que ver con la Administración.
Así que si tengo que
pagar más a la Administración y además se lleva una parte cada vez más grande
de lo que cobro (cuando se estableció el IVA, creo que en 1987, el tipo general
era el 12%: el Estado se llevaba el 12% de lo que se cobraba; ahora el 21%),
pues es normal que yo suba mis precios.
Y sin embargo, los
particulares han moderado muchísimo sus alzas, y además ofrecen un producto
cada vez mejor (salvo la leche, los pollos, el huevo,… pero ésa es otra
guerra).
No sé qué pensar.
Aunque lo del Ford Ka me parece muy buena oferta, que conste.
Peter Gabriel - Sledgehammer