El pasado 2 de octubre se celebró el primer debate entre Obama y Romney.
Ya les había dicho que iba a ganar Obama, así que ahora procede ver si cambió algo por el debate.
Si recuerdan los gráficos que adjuntaba, al acabar septiembre Obama tenía 269 votos seguros (se necesitan 270 para ganar) y Romney tenía 181; quedaban en juego 88 (los votos de estados en los que la diferencia entre uno y otro no superaba el 5%) y Romney debía ganarlos todos para empatar.
El mapa al acabar septiembre estaba así:
Tras el debate, ¡sorpresa! Ha aumentado el número de estados en el alero: ya son 156 votos. Romney sigue con sus 181 votos seguros, y Obama se ha quedado con 201.
Ahora está así:
Ha perdido, obviamente, 68 votos, ¿no? Bueno, no tan rápido. Los estados empatados han de terminar siendo de uno u otro, y si damos a cada uno los estados en los que lleva ventaja quedarían con 294 para Obama y 244 para Romney. Sí, Romney ha recortado, pero no lo suficiente. Todavía debe arañar 25 votos más para empatar.
Veamos qué ha pasado. Primero, Obama no ha ganado para su causa a ningún estado. Romney, tampoco. Pero la ventaja de Obama en cinco estados se ha reducido y ahora se les considera indecisos: Michigan, Wisconsin, Ohio, Pennsylvania y New Hampshire. Primera moraleja: Obama, amigo, ya sabes qué estados debes volver a trabajarte.
En segundo lugar, ¿pasan a ser indecisos pro-Romney o siguen siendo pro-Obama? Pues fíjense, siguen siendo estados pro-Obama. Tendrá que luchar un poco más de lo previsto, pero los ganará.
Así quedarían hoy, sin indecisos:
Así estaba en septiembre sin indecisos:
La carrera, está claro, sigue. Hasta el 6 de noviembre todo es toro, como los rabos. Y quedan dos debates más: uno el 16 de octubre y otro el 22. Y además, un montón de días en los que cada uno deberá poner toda la carne en el asador. La pregunta es… ¿dónde? Porque Estados Unidos es un asador muy grande. Y aquí viene mi opinión.
En primer lugar, Obama. De momento está ganando, por lo que debe jugar a la defensiva. Sabe que puede perder 24 votos, no más. Si mantiene sus cinco estados, gana. Puede perder New Hampshire (sólo son 4 votos), los otros cuatro estados han de ser suyos. Si tiene fuerzas, debería intentar también recuperar Carolina del Norte: eso sería definitivo.
En segundo lugar, Romney. Lo tiene difícil. Ha de asegurarse Colorado, Florida y Carolina del Norte y ganar al menos dos de los cuatro estados clave de Obama. Obviamente, Ohio y Pennsylvania. New Hampshire no le sirve para nada.
Lo que va a pasar es que Romney no va a ir a por Michigan (el estado de Detroit) ni Wisconsin (el estado de Milwakee). Son estados industriales, más interesados en la economía de las fábricas que en los valores republicanos y mormones. No, va a ir a por Ohio. Porque de rebote podría conseguir Pennsylvania (el estado de Filadelfia) y asegurar Carolina del Norte.
El estado clave es Ohio. Nunca un republicano ha ganado sin ganar allí, y ahora tampoco se va a intentar. Más: desde 1960 el que gana allí gana y desde 1900 sólo dos veces un demócrata ha ganado sin ganar en Ohio. Los demócratas tampoco van a tentar a la suerte. Además, los mensajes que se den en ese estado servirán también para casi toda Pennsylvania, y gran parte servirán para Virginia (que sigue indecisa, ¡eh!) y Carolina del Norte. Y en la parte industrial de Ohio pueden, por cercanía - física y mental-, trabajarse Michigan.
También podría ser importante Florida, claro que sí, pero está lejos, se pierde tiempo en ir y la campaña será dura. Más aún, en Florida la cuestión clave sería la cuestión hispana (lo que no hay en Ohio), hay que hablar en español, meterse en un jardín diferente,… no, no creo que sea un estado clave. Obama no lo necesita y el otro necesita Ohio más que Florida.
Y, lógicamente, no habrá tortas por Colorado. Más lejos aún, más diferente. Más cerca del estado mormón de Utah, y sólo son 9 votos. No valdrá la pena.
Los dos partidos harán sus cuentas: Ohio y Pennsylvania, el que los gane ganará. Salvo que Obama dé un golpe de mano y se lleve Carolina del Norte.
Como ven, EE.UU. es un tablero divertido. Podría pasar, podría haber un vuelco en las encuestas y ganar el aspirante. Parece que habrá partido hasta el último minuto.
Y esto es lo que ha cambiado por un debate en televisión. Quedan dos.